Infección por el Virus del Papiloma Humano (VPH) (2º parte)

TEMA: Enfermedades

Diagnóstico del VPH

Hasta el momento actual, la exploración ginecológica y la realización de citologías periódicas (prueba de Papanicolaou) en las mujeres sexualmente activas son las estrategias que han permitido el diagnóstico temprano y el control de las lesiones precancerosas, con disminución importante de la frecuencia de cáncer de cuello uterino.

La prueba de Papanicolaou (también conocida como la prueba Pap o examen de citología) es una manera de examinar células recolectadas del cuello uterino y la vagina. Esta prueba puede mostrar la presencia de infección, inflamación, células anormales o cáncer.

La recomendación de realizar, cada 3-5 años, citologías en todas las mujeres sexualmente activas ha demostrado, por tanto, su eficacia, y debe mantenerse de acuerdo a los criterios científicos y a los antecedentes de cambios de pareja y resultados de las citologías previas de cada mujer.

La utilización de las vacunas frente a los tipos de virus del papiloma más patógenos, recientemente comercializadas en el mundo, no elimina la necesidad de realización de las citologías, si bien permitirá ir adecuando la frecuencia de su realización en mujeres vacunadas con intervalos de control más largo.

Tratamiento

No existe tratamiento para la infección. En las mujeres en las que mediante el cribado por citologías se detectan lesiones precancerosas de cuello uterino, se tratan mediante técnicas quirúrgicas, con resección más o menos amplia dependiendo del grado de la lesión. Puede requerir la histerectomía (extirpación del útero) y tratamientos antitumorales cuando se maligniza (se detecta un cáncer).

El cáncer del resto de localizaciones se trata dependiendo de su ubicación y del grado de afectación del cáncer (cirugía, radioterapia o quimioterapia).

En el momento actual, se dispone en el mundo de dos vacunas que previenen la infección por los virus del papiloma, asociados con mayor frecuencia a la producción de cáncer de cuello uterino, vagina, vulva, ano y pene, lo que permitirá prevenir más del 70% de estos cánceres.

La vacuna es eficaz para prevenir la infección y, por tanto, su aplicación debe realizarse antes del primer contacto sexual, antes de que se tengan relaciones sexuales. Una vez infectada la persona, la vacuna no tiene ninguna eficacia. Por ello, la edad de vacunación sistemática idónea es en la preadolescencia (entre los 9 y 14 años).

Está en proceso de estudio y discusión la decisión de a qué grupos de edad y si solamente en mujeres, o también en varones, recomendar la vacunación sistemática. No obstante, hay un gran consenso en la prioridad de incorporar la vacuna frente al papilomavirus en el calendario de vacunaciones infantiles, en niñas a una edad entre los 9 y los 14 años.

Recientemente se publicó el calendario vacunal unificado que recomienda la vacunación sistemática de las adolescentes de 11 a 14 años. La vacunación de las niñas adolescente ha sido apoyada por las sociedades científicas.

En todo caso, el uso sistemático de preservativos puede reducir el riesgo de contraer la infección por VPH, aunque la efectividad de ese método anticonceptivo para prevenir esta infección es menor que para prevenir el contagio del virus del sida.

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