TEMA: Nutrición
El conocido <<llanto>> al pelar o picar la cebolla es debido a la evaporación de su aceite esencial que tiene un efecto excitante de las mucosas de las glándulas lacrimales.Este efecto excitante o estimulante, es semejante al que se produce en las glándulas de las vías gastrointestinales, cuando es ingerida, con lo cual se consigue que aumente la producción de jugo gástrico y, con ello, su capacidad de desinfección y proteólisis (disociación de las proteínas); incrementa así mismo la formación de jugos intestinales, exterminando bacterias patógenas del intestino causantes de putrefacciones, inflamaciones y focos purulentos; estimula el desarrollo de colibacterias normales.
El poder de desinfección de la cebolla es conocido desde tiempos inmemoriales. En la Edad Media ya se utilizaba la cebolla como protección contra la peste y el cólera.
La cebolla, sin embargo, no sólo incita a una mayor actividad de las mucosas gastrointestinales, sino también del hígado, vesícula y páncreas, efectos que equivalen a los ejercidos sobre las mencionadas mucosas y que también fomentan el mejor funcionamiento digestivo.
Para una normal función intestinal, es indispensable que con los alimentos se aporten sustancias estimulantes de la mucosa intestinal, cuya misión es provocar la secreción de jugos gástricos.
Se forma así, en la mucosa del duodeno, debidamente incitada, una hormona denominada secretina, que, a través de la sangre, estimula la secreción por el páncreas de enzimas digestivas.
La influencia decisiva, de un funcionamiento normal del páncreas sobre el proceso digestivo, se comprende por el hecho de que sólo dicha glándula es capaz de elaborar simultáneamente enzimas que produzcan la necesaria lisis (disociación) de glúcidos, lípidos y proteínas, para que puedan ser absorbidos por el intestino y ser así finalmente aprovechados por el organismo.
Precisamente, los componentes estimulantes de la cebolla, pueden fomentar en gran medida la producción de secretina, garantizando de esta forma el buen funcionamiento del páncreas. La cebolla no sólo hace posible la mayor formación de enzimas y hormonas (secretinas) sino que además contiene esas mismas sustancias. Precisamente figura entre las hortalizas con mayor contenido de enzimas. Por otra parte, se ha encontrado en ella la presencia de una hormona vegetal (glucoquinina), que actúa en el metabolismo del azúcar como la insulina del páncreas y, por tanto, puede reducir el exceso de azúcar en la sangre.
Como la cebolla contiene también las vitaminas B y C en abundancia, constituye, especialmente durante el invierno, el mejor método contra la avitaminosis.