TEMA: Enfermedades
Los seres humanos siguen sufriendo infecciones, tanto nuevas como antiguas, que los científicos denominan <<infecciones emergentes>>. Una infección emergente es aquella que o bien nunca había aparecido antes o bien, siendo conocida, ha aumentado su virulencia o ha sobrepasado sus antiguos límites geográficos.
Hay muchas enfermedades que se ajustan a esta descripción, como la gripe aviar, el síndrome agudo respiratorio severo, el virus del Nilo occidental, la fiebre hemorrágica del virus Ébola, el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), la variante humana de la enfermedad de Creutzfelt-Jakob (enfermedad de las vacas locas) y la infección multirresistente por Staphylococcus aureus.
El virus Ébola, que produce una terrible fiebre hemorrágica, es uno de los más virulentos que se conocen, con una tasa de mortalidad superior al 50%. Se transmite a tal velocidad entre los habitantes de un poblado o las personas que están en un hospital que pronto se queda sin huéspedes, por lo que las epidemias terminan antes de alcanzar otros núcleos de población.
La flexibilidad genética de los microorganismos
Todos los organismo vivos se adaptan a su medio ambiente. Las bacterias y los virus tienen una alta tasa de mutaciones que les proporciona una capacidad de cambio asombrosa, lo que da lugar a nuevas infecciones de manera continua. Cada año suelen mutar los virus que producen la gripe, por lo que las personas que la sufrieron o que se vacunaron el año anterior no tienen anticuerpos contra los virus del año en curso. Por eso hay que desarrollar cada año una nueva vacuna contra la gripe.
Cuando en los años 40 del siglo XX se generalizó la disponibilidad de la penicilina, su uso más habitual era contra el estafilococo. Al cabo de pocos años, la mitad de las cepas de estafilococo presentes en los hospitales se habían vuelto resistentes a la penicilina. En la década de los 60 aparecieron otras cepas de la bacteria, que eran resistentes también a otros antibióticos. Las bacterias de la especie Staphyloccocus aureus son muy virulentas y extendidas, han desarrollado resistencia a muchos antibióticos. Esta resistencia múltiple del estafilococo áureo es en estos momentos una gran amenaza para los hospitales, ya que produce infecciones mortales y muy difíciles de tratar.
La influencia humana
El aumento de la población que se produjo durante la Revolución Industrial trajo consigo el desarrollo urbanístico y el poblamiento de zonas vírgenes y deshabitadas hasta ese momento. Esto produjo a su vez el paso de algunos microorganismos de los animales a los seres humanos, y también de unas personas a otras.
El enorme tráfico de personas por todo el mundo facilita el surgimiento y la expansión de nuevas infecciones. Los viajeros infectados que aún no han desarrollado los síntomas pueden llegar a cualquier lugar del mundo en unas 24 horas como máximo, llevando consigo la infección. Por ejemplo, el primer caso de síndrome agudo respiratorio severo (SARS) se produjo en China en el año 2002. Al cabo de cinco meses se habían dado casos en otros 30 países. La increíble velocidad de propagación de la enfermedad se debió sin duda a los viajes por vía aérea de las personas infectadas. En junio de 2003 se habían detectado más de 8.000 casos y alrededor de 800 muertes debidas a la enfermedad. Esta mezcla de factores seguirá produciendo con toda seguridad la aparición de nuevas infecciones y el resurgimiento de otras durante las próximas décadas, y quizá durante los próximos siglos.
La influencia de los animales
La gripe aviar (cepa H5N1) tiene potencial para producir una pandemia de gripe de alcance mundial, similar a la que se dio en llamar <<gripe española>> de 1918, y que ocasionó la muerte de unos 40 millones de personas. El virus procede de las aves acuáticas silvestres. Una vez que llega a las aves de corral, y quizás a los cerdos, ya se encuentra en disposición de afectar a las personas. El único factor que hasta el momento ha frenado el desarrollo de una pandemia es que el virus aún no tiene la capacidad de pasar de unas personas a otras. Los casos de gripe aviar que se han producido en los últimos años son un ejemplo del peligro potencial de las infecciones emergentes. Desde que los virus empezaron a afectar a los seres humanos en la década de 1990, se han estudiado de manera intensiva. La investigación científica reciente ha cambiado los conceptos acerca de las pandemias de gripe, así como los sistemas de cría de las aves de corral y la investigación sobre vacunas. Se cree que otros animales, como los roedores (que al parecer transmiten fiebres hemorrágicas) y los primates (transmisores de la fiebre amarilla y, quizá, del VIH), pueden ser fuente de infecciones emergentes.
El virus VIH es un retrovirus causante del SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), enfermedad que produce fallos en el sistema inmunitario, lo que facilita infecciones oportunistas que ponen en serio peligro la vida de los enfermos.
Cría de animales domésticos y nuevas infecciones.
La aparición repentina en el Reino Unido a finales del siglo pasado de la variante humana del mal de las vacas locas se originó en las ovejas, y pasó a las vacas debido a la utilización de restos de ovejas en la fabricación de piensos. Finalmente, de las vacas pasó a las personas debido al consumo de carne de vaca. La enfermedad produce una destrucción mortal de necesidad del tejido cerebral.