Insomnio: si lo padecemos de vez en cuando no debemos preocuparnos
El insomnio es la incapacidad para conciliar el sueño o la dificultad para mantenerse dormido, que se presenta 2-3 noches por semana y un máximo de tres semanas en el caso del insomnio agudo, o más de tres noches por semana durante más de tres semanas en el caso del insomnio crónico. Las personas que sufren insomnio se despiertan demasiado temprano, o simplemente se despiertan con la impresión de no haber tenido un sueño reparador. La consideración de que se padece insomnio es distinta para cada paciente y varía según las culturas, por eso no es posible definir el sueño normal de manera aceptable para distintas personas y poblaciones. Lo que cada uno considera normal en cuanto a cantidad y calidad de sueño es muy variable.
Se trata de un síntoma, no de una enfermedad. Este problema preocupa a mucha gente, y más del 50% de los europeos ha experimentado insomnio agudo en alguna ocasión, mientras que el 10% sufre insomnio crónico grave.
No existe un número concreto de horas que una persona debe dormir. Los recién nacidos necesitan dormir las 3/4 partes del día, mientras que los ancianos pueden tener suficiente con 6 horas de sueño diarias.
El sueño fisiológico es un proceso complejo que consta de cinco etapas o fases:
Fase 1: Es la fase de sueño ligero durante la que aún percibimos la mayoría de los estímulos que suceden a nuestro alrededor (sobre todo los auditivos y los táctiles). El sueño en fase 1 es poco o nada reparador.
Fase 2: En esta fase se produce un bloqueo de la información sensorial. Este bloqueo conlleva una desconexión del entorno, lo que facilita el acto de dormir. En esta fase el sueño es parcialmente reparador, pero no es suficiente para descansar completamente.
Fase 3: El bloqueo sensorial se intensifica para permitir una mayor profundidad de sueño. Si la persona despierta en esa fase, se encontrará confusa y desorientada. Esta etapa del sueño es esencial para que la persona descanse subjetiva y objetivamente.
Fase 4: Es la mayor profundidad del sueño y un período esencial para la restauración física y, sobre todo, psíquica del organismo. En esta fase puede manifestarse alteraciones tan conocidas como el sonambulismo o los terrores nocturnos.
Fase 5 o REM (Rapid Eye Movements): Es la fase en que tenemos los sueños típicos. Se caracteriza por movimientos oculares rápidos relacionados con los sueños.
Como regla general puede afirmarse que una persona duerme lo suficiente cuando al despertarse siente que ha dormido lo suficiente y durante el día se siente despejado y bien. Contrariamente, se considera que una persona padece insomnio cuando, al levantarse por la mañana, siente que no ha dormido lo suficiente porque presenta dificultades de concentración y sensación de cansancio.
Además de diferenciar el insomnio crónico, que es un problema importante, del agudo, que suele ser banal, podemos hablar de tres tipos de insomnio dependiendo de que el problema sea iniciar el sueño o mantenerlo:
Insomnio de conciliación: las dificultades se presentan para iniciar el sueño. Es el más conocido y frecuente.
Insomnio de mantenimiento: la persona se duerme fácilmente, pero en el transcurso de la noche se presentan despertares frecuentes, lo cual rompe la estructura del sueño y ocasiona sensación de cansancio durante el día siguiente.
Insomnio terminal o de primer sueño: la persona no tiene dificultades para comenzar a dormir, pero se levantará más adelante, en la noche, y no podrá volver a dormir.
Entre las causas más frecuentes de insomnio destacan las situaciones de ansiedad, cambiar constantes de horario de sueño, intercambiando el día por la noche por motivos de trabajo o viajes en avión (jet lag), fiestas, alimentación demasiado abundante rica en grasas animales y realizada poco antes de ir a la cama o las bebidas con cafeína ingeridas menos de seis horas antes del sueño y ciertas enfermedades físicas, como enfermedades del tiroides, anemia o procesos dolorosos como los debidos a enfermedades reumáticas.