Los olores quedan en nuestra memoria

TEMA: Funcionamiento de nuestro cuerpo

La nariz tiene células sensitivas embebidas en las paredes de las fosas nasales. La células sensoriales especializadas de las fosas nasales nos aportan el sentido del olfato. Estas células poseen numerosas extensiones en forma de conos, y cada uno de ellos está cubierto por una serie de filamentos. Los cilios son los pelillos que tapizan las cavidades nasales. Los cilios actúan como filtros y eliminan los granos de polen, las bacterias, el polvo y otras partículas del aire, atrapándolas en la mucosidad. Así se expulsan del cuerpo. Toda la cavidad nasal, incluyendo las células sensitivas, se mantiene constantemente húmeda gracias a las secreciones de las membranas mucosas que la recubren. La humedad es vital para el sentido del olfato, dado que los receptores químicos sólo detectan los olores de las sustancias disueltas en agua.

Los receptores olfativos transmiten señales a los bulbos olfativos (que interpretan información y la dirigen a estructuras superiores del cerebro), estos bulbos se encuentran en el encéfalo que es el centro de control del sistema nervioso central. Una vez que el cerebro ha procesado un olor, éste queda almacenado en la memoria, de modo que si ese olor se vuelve a sentir más adelante, el cerebro lo registra rápidamente como una sensación familiar.

Los seres humanos pueden distinguir más de 10.000 olores distintos.