No existe un número concreto de horas que una persona debe dormir. Los recién nacidos necesitan dormir las 3/4 partes del día, mientras que los ancianos pueden tener suficiente con 6 horas de sueño diarias.
El sueño fisiológico es un proceso complejo que consta de cinco etapas o fases:
Fase 1: Es la fase de sueño ligero durante la que aún percibimos la mayoría de los estímulos que suceden a nuestro alrededor (sobre todo los auditivos y los táctiles). El sueño en fase 1 es poco o nada reparador.
Fase 2: En esta fase se produce un bloqueo de la información sensorial. Este bloqueo conlleva una desconexión del entorno, lo que facilita el acto de dormir. En esta fase el sueño es parcialmente reparador, pero no es suficiente para descansar completamente.
Fase 3: El bloqueo sensorial se intensifica para permitir una mayor profundidad de sueño. Si la persona despierta en esa fase, se encontrará confusa y desorientada. Esta etapa del sueño es esencial para que la persona descanse subjetiva y objetivamente.
Fase 4: Es la mayor profundidad del sueño y un período esencial para la restauración física y, sobre todo, psíquica del organismo. En esta fase puede manifestarse alteraciones tan conocidas como el sonambulismo o los terrores nocturnos.
Fase 5 o REM (Rapid Eye Movements): Es la fase en que tenemos los sueños típicos. Se caracteriza por movimientos oculares rápidos relacionados con los sueños.
Como regla general puede afirmarse que una persona duerme lo suficiente cuando al despertarse siente que ha dormido lo suficiente y durante el día se siente despejado y bien.