TEMA: Avances médicos
Investigaciones recientes en otros sistemas corporales han conducido al descubrimiento de que existen muchos otros tipos de células madre adultas. Dichas células ayudan a la regeneración continua y necesaria de los tejidos y órganos. Se han identificado en órganos como el páncreas, los pulmones, el corazón, el hígado, los músculos, el cerebro, la piel, las gónadas (glándula sexual masculina: testículo o femenina: ovario) y los endotelios (tejido que recubre el interior de todos los vasos sanguíneos incluido el corazón). Los investigadores han descubierto células madre mamarias, que podrían utilizarse para desarrollar nuevos fármacos o terapias contra el cáncer de mama. Hay dos tipos de células madre en particular que recientemente han recibido mucha atención, que son las del mesénquima y las neurales. El mesénquina es el tejido primitivo mesodermico del que se derivan gran parte de los tejidos orgánicos. Las células madre mesenquimales se encuentran en muchos tejidos del cuerpo, pero en principio se aislaron de la médula ósea y del tejido adiposo, y se enriquecieron y expandieron mediante cultivo in vitro. Estas células son capaces de convertirse en células adiposas, musculares, cartilaginosas y óseas, y también en células de la medula ósea, cuya función es facilitar el desarrollo de las células sanguíneas e inmunitarias.
Además de su capacidad de diferenciación, las células madre mesenquimales también tienen una gran capacidad antiinflamatoria e inmunosupresora. Esto les permite evitar el rechazo del sistema inmune del paciente e inhibir las respuestas inflamatorias. Por eso se utilizan en investigaciones acerca de enfermedades autoinmunes. Además de detener el avance de algunas enfermedades, pueden facilitar la regeneración de tejidos dañados. Se ha comprobado por experimentación que células madre humanas del corazón tienen la capacidad de reparar células de rata dañadas por un ataque cardíaco. El uso de células madre puede ayudar a curar enfermedades cardíacas crónicas.
Las células madre neurales son capaces de convertirse en células del sistema nervioso, tanto en el desarrollo embrionario como en regeneraciones de personas adultas. Presentan la misma capacidad de autorrenovación que otras células madre, y se encuentran tanto en el feto como en el cerebro y en la médula espinal de adultos. La investigación se centra en su uso para reparar daños en la espina dorsal, así como en enfermedades neurodegenerativas, como el mal de Parkinson y enfermedades genéticas neurodegenerativas, como el mal de Huntington.