Pilares del Fandango de Huelva

Eduardo Ternero - sábado 23 de octubre de 2021

La provincia de Huelva cuenta con una ingente cantidad y variedad de fandangos, motivado por su paisaje serrano, por su iniciativa cantaora mariana y por su arraigado folclor, todo ello heredado de sus ancestros, en una mezcolanza de un vetusto  fandango,  de antiguos cantes castellanos, aires de verdiales y un sabor y un ritmo muy especial a la hora de expresar los cantes marianos, los amoríos, las costumbres… y  que el pueblo onubense ha mantenido hasta nuestros días. Si son diferenciadores los cantes del mar, la vega y la sierra, igualmente ha sido el fervor mariano y la impronta de sus intérpretes-creadores los que nos han traído hasta nuestros días esa riqueza cultural que son los fandangos de Huelva.

Pero Huelva, no solo es mariana, marinera y serrana, Huelva es mucho más, es otra tierra por la que han llegado influjos de folklor portugués, extremeños, de Indias… Huelva no solo canta con fe sevillanas y fandangos  a su Virgen del Rocío, a su río Quema, sus arenas, sus marismas, sus dehesas…Huelva ha tenido grandes cantaores de flamenco que ha dominado todos los palos a lo largo de sus siglos de historia. 

Antonio Rengel Ramos, “Rengel” nació en Huelva, en 1904. Desde muy niño apuntaba como fandanguero y coplero, Debutó con 8 años, cantando por las tabernas y en los intermedios de los cines mudos.  Sería  Don Antonio Chacón quien  le descubriera en una actuación que tuvo en la plaza de toros onubense y quedó maravillado del cante de  aquel chavalín que no levantaba un palmo. Los cantes de su tierra los aprendería de la boca de su madre Rosa Ramos, de quien heredaría el arte de cantar. Después, seguiría bebiendo la mayoría de los cantes  de los sones que le  inspiraban El Portugués y la maestría  de Tomás Pavón sobre todo en la soleá. 

Rengel destacaría en los cantes de su tierra, donde sería un verdadero creador, aunque también lo fue por serranas y en la interpretación de la soleá. Rengel desde muy joven recorrió toda la geografía española, acompañado por otros tres grandes de la tierra onubense: Niño Isidro, Pepe La Nora y Rebollo. 

Antonio fue un hombre sencillo, de buen corazón, con una destacada legión de seguidores y amigos a los que mostró lealtad a lo largo de toda su vida. Rengel grabó muy poco, solo entre 1928 y 1930,  a las generaciones posteriores nos ha llegado su legado a través de la ingente cantidad de seguidores e imitadores, demostrando con ello  su valía y su repercusión en los cantes de su tierra a la par que en sus cantes por bulería, seguiriya y serrana, siguiendo la estela de Silverio, la Parrala y el Portugués y acompañado por Pepe de Badajoz y Niño Ricardo.

En sus cantes, Rengel, compagina un medido compás con los tercios  bien ligados. Dotado de una poderosa voz y sobrado de facultades, hace un cante cargado de melismas y sabor a marismas y esteros… 

Después de la Guerra Civil española, marcharía a vivir en Sevilla, pues ya era bastante conocido en los círculos flamencos dado su gran repertorio no solo de fandangos sino por sus cualidades y su conocimiento de muchos palos y sobre todo por la amistad que le unía con Pepe Pinto y la casa de los Pavones.

A partir de su entrada en Sevilla empezaría a codearse y compartir cartel con los mejores intérpretes de la postguerra que ensalzaron la Ópera Flamenca como fueron   Vallejo, el Gloria o el mismísimo Niño de Marchena.  Esta sería la mejor etapa de su vida como artista, adquiriendo un gran prestigio y de gran reconocimiento por parte de los aficionados y los grandes artistas coetáneos. Podemos decir que en estas fechas comprar iría fiestas, espectáculos y escenarios con La Niña de la Puebla, Canalejas, El Carbonerillo, Pepe Palanca, Manolo de Badajoz,  Melchor de Marchena y un largo etcétera de artistas de mayor prestigio de la época. 

Debemos hacernos eco de su relación con sus entrañables amigos Pepe Pinto y Pastora Pavón, La Niña Los Peines. Sin olvidar el influjo que ejerció sobre él Tomás Pavón, con quien se reuniría con frecuencia en el Bar Pinto en La Campana. No es de extrañar que en aquel templo del cante sevillano, – lugar  de encuentro de los famosos de este arte de toda Andalucía – acudía asiduamente un muchacho que ya apuntaba llegar a la cumbre del flamenco y que se consagraría poco más tarde como el mejor valedor de la herencia flamenca-jonda-gitana de todos los tiempos como fue  Antonio Mairena. Antonio escucharía más de una vez cantar a Rengel por fandangos, le oiría el mejor repertorio de los cantes de su tierra y llegaría, años más tarde a escribir sobre él: “El Fandango de Huelva es como un saco de papelillos multicolores, en el que destacan y brillan encima de todos ellos los estilos de Antonio Rengel, por sus maneras y formas de interpretarlos y sus diversas variantes”.

Rengel es un fervoroso que acude,  con toda su familia,   anualmente a la Romería del Rocío, donde, durante varios días, convive con paisanos, artistas y aficionados que de todos los lugares le visitan y acuden a escuchar sus cantes. , artistas como el cantaor El Muela, o el guitarrista Niño Ricardo... Por allí pasaron incluso unos chavales que apuntaban ya a ser los mejores intérpretes de las sevillanas de los  años sesenta y que se llamarían Los Hermanos Reyes. 

Antonio Rengel, en sus últimos años, dejaría el cante flamenco como profesional y se dedica a la hostelería, regentando el Hostal Lisboa en la céntrica calle San Eloy. Allí   se reunía y hospedaba lo más selecto de la cultura de los años de la postguerra. En sus tertulias de escritores, músicos, artistas, toreros... se comentaba y escuchaba flamenco. Te podías encontrar en una mesa sentados a Pepe Marchena con algún gran empresario de espectáculos, A Manuel Ortega “Caracol el del Bulto” y padre de Manolo Caracol tomando una copa y dialogando con el matador de toros Pepe Luis Vázquez… 

Cuentan que Antonio Rengel, dejaba caer de vez en cuando algún fandango de su tierra para deleite de los asistentes en aquel patio de la calle San Eloy. 

Antonio Rengel, uno de los mejores intérpretes del fandango de Huelva, un creador de los cantes de su tierra, murió muy joven, en 1961, dejando una estela de seguidores que hoy nos deleitan con el estilo de sus cantes.

Imágenes: Bailes de Huelva, Antonio Rengel, Manolo de Badajoz, Hermanos Reyes

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