Juan “Habichuela”, la pureza de acompañar

Eduardo Ternero - domingo, 19 de marzo de 2023

En España, la instrumentación musical ha sido muy peculiar y fundamental, pues, fuimos recogiendo instrumentos de todos los pueblos que arribaban a la península. A partir del XVI, la vihuela daría paso a la guitarra y en el XIX empezaría a tomar auge gracias al guitarrero almeriense Antonio Torres, uno de los lutieres más importantes del mundo y a los guitarristas Julián Arcas, José Patiño, Antonio Pérez, Paco el Barbero, Paco Lucena…, sería cuando el flamenco se apoyaría definitivamente en la bajañí.  Coincidiendo con los primeros años del XX, una serie de guitarristas como Miguel Borrull,  Ramón Montoya, Javier Molina, Juan Gandulla…, impondrían las bases para la conformación musical –tanto en el acompañamiento como en los conciertos – de la nueva guitarra, sobre todo la flamenca. Después vendría una generación de virtuosos  como Perico el del Lunar, Melchor de Marchena, Diego del Gastor, Niño Ricardo, Sabicas, Manuel Morao… y décadas más tarde otra dinastía de genios como Paco de Lucía, Manolo Sanlúcar, Enrique de Melchor, Moraito… hasta hoy que existe un virtuosismo inusitado por el toque y una juventud ávida de llevar a lo más alto la musicalidad y el misterio que ofrece la guitarra flamenca.

Juan Gandulla “Habichuela” 

Hoy vamos a hablar de un guitarrista que tuvo mucha culpa de que la guitarra flamenca suene hoy como suena. Se llamaba Juan Gandulla Padilla, pero todos le conocieron como Juan Gandulla “Habichuela”. Nació en Cádiz en 1871, era hijo natural de José Antonio Gandulla fruto de su relación con una joven gaditana llamada Rosalía y como tal lo bautizó. Lo inscribiría en el Registro Civil con el nombre de Juan Antonio y se haría cargo de la manutención y educación del pequeño Juan.

El remoquete de “Habichuela” lo heredó de su padre, que era panadero y se dedicaba a la vez a la venta de legumbres, sobre todo de habichuelas. También se le conocía a la familia con el sobrenombre de los “Panaeros” de Cádiz. A Juan le llegaría el flamenco muy de muy pequeño. Cuando contaba 8 años ya se encontraba dando clases de guitarra, ya que su padre era un gran aficionado, que se codeaba con los grandes del cante y de la guitarra como el maestro Patiño, que por entonces era considerado el más grande de la guitarra de la época y que sería su preceptor en el mundo de la seis cuerdas; por tanto, Juan, estaba predestinado para el flamenco.

Sus primeras actuaciones fueron por ventas y bares de la provincia de Cádiz, acompañando a cantaores mediocres, iniciados en el cante y recorriendo a pie muchos pueblos gaditanos. Con unos 20 años conocería a Francisco Lema “Fosforito el Viejo”, del que se hizo muy amigo. Con él y otros artistas como “El Morcilla”, “El Quique” y el maestro Patiño actuaría en 1898 en el Circo Teatro Gaditano. Con Fosforito el Viejo  marcharía a Sevilla donde, en 1902, actuaría en el Salón Concierto Filarmónico y en Oriente de Actualidad, en compañía de otros grandes artistas, supliendo Juan, en este caso, a su amigo el guitarrista jerezano Javier Molina.

 Gabriela Ortega Feria 

Después, “Fosforito” y “Habichuela” se marchan a Madrid, a buscar fortuna. Juan, era ya un hombre curtido, educado y con esa manera delicada de ser y de saber estar que todo el mundo apreciaría a lo largo de su vida. Por ello se relacionaría y le buscarían grupos de flamencos que actuaban por Madrid, como las Morenos, las Gaditanas, las Coquineras, los Ortegas Ferias y la familia de artistas que formaban los hijos de Juan Manuel Rodríguez “El Ciego”… con muchos de los cuales actuaría a lo largo de finales del XIX y las dos primeras décadas del XX. Conocemos que, a principios del XX, actuaría en el Teatro Campoamor, con Salud y Joaquín  Rodríguez “Los hijos del Ciego”, el Mochuelo y otros artistas.

A principios del año 1903 hace una gira por Europa con los cinco Hijos del Ciego: Salud, Dolores, Mercedes, Baldomero y Joaquín Rodríguez, además de otros artistas flamencos. En 1904, la prensa sevillana se hace eco de una actuación junto a Manuel Torre y Fosforito en el bautizo de la hija del matador de toros Antonio Fuentes. Entre los años 1905 y 1924, casi siempre acompañaría a la reina del cante, Pastora Pavón, recorriendo toda la Península, el norte de Marruecos y el sur de Francia; de ello tenemos algunas reseñas como en 1908, en el Teatro Eslava, con La Niña de Los Peines. En 1916 actuaría en Almería y así lo comentaba en sus páginas El Defensor de Almería, que comenzaba a animar el ambiente dos días antes del concierto: “… debut de la eminente cantante española La Niña de los Peines, la notable cancionetista y bailarina Emilia Torres, y el notabilísimo profesor de guitarra, único en España, Habichuela”. En El Puerto de Santa María se sabe que actuó con Pastora y Manuel Torre en más de ocho ocasiones entre los años 1916 y 1920. La lista es interminable, pues sólo en la provincia de Cádiz, en los años expuestos, tendría más de cincuenta actuaciones.

Salud Rodríguez “La hija del Ciego” 

Lo último que hizo con La Niña de los Peines y Antonio Chacón se remonta al año 1924; Pastora y Chacón, los más famosos de su época, le buscaban para que les acompañase; seguramente. “Habichuela”, les daría un toque que otros no le daban. Con Manuel Torre le ocurría algo parecido, ya que siempre tocaba por debajo del tono del “Majareta”, dejándole improvisar y expresarse con aquella forma tan sublime y arcaica que ejercía en su cante. 

Quienes le conocieron comentarían: “… era un hombre inteligente y cultivado por la universidad de la vida, de cuidados ademanes y de una educación exquisita”. Ramón Montoya, en reiteradas ocasiones, comentaría que no tuvo ocasión, por la edad, de llegar a escuchar el toque del maestro Patiño, pero sí a su gran alumno y seguramente su heredero en el toque de la sonanta, Juan Gandulla ‘Habichuela’, del cual diría: “… era muy bueno en todos los aspectos”.

El malagueño Eusebio Rioja, eminente flamencólogo, cuyas investigaciones sobre la guitarra es de los mejores que se hayan realizado, diría: “Si Miguel Borrull y Javier Molina mostraban una evidente preocupación por el virtuosismo de sus toques, interesándose por la asimilación de recursos académicos con destacadas veleidades para conciertos, “Habichuela” se aferra a la tradición gaditana, heredada de Patiño, ajustando la sobriedad y su magnífico dominio del instrumento al acompañamiento, siempre subordinado al servicio de un mayor esplendor en el cante y el baile, dándole la medida exacta y la precisión que exigía”

Eusebio Rioja, flamencólogo

Cuando indagamos en su vida, cuando conocemos su historia, nos preguntamos cómo sería el toque que realizara Juan Gandulla “Habichuela”, ya que todos los flamencos  de su tiempo querían el acompañamiento de su guitarra; por algo sería. Ejemplo de ello es que Pastora, “La Niña de los Peines”, estaría tan enamorada de su guitarra que lo acaparó durante gran parte de su vida, incluso hasta meses antes de su muerte. Pero Juan Gandulla “Habichuela” no solo acompañaría a aquellos grandes: Pastora, Torre, Chacón y los que ya hemos nombrado, también compartiría escenario con otros grandes artistas como La Serrana, El Niño de Cabra, El Cojo de Málaga, Pena Padre, Niño Medina, Juanito Mojama, Escacena o Joaquín Aranda Hidalgo “El Tabaco”; al igual que para el baile del Estampío, Ramirito, La Malena, la Geroma o Pastora Imperio, entre otros muchos. 

Sin embargo, Juan dejaría pocos alumnos. La verdad es que tras una vida tan ajetreada, solicitado en todo momento por los cantaores y los grupos, para sus actuaciones, no tendría tiempo para dedicarse a la enseñanza de la bajañí. Aunque, en muchos de los guitarristas que le siguieron, vemos detalles heredados de Juan, como fue Currito el de la Geroma, pues, Juan “Habichuela”, tenía una forma de tocar muy peculiar, tal vez de su aprendizaje gaditano en los que utiliza mucho el pulgar, rasgueando acordes, con giros muy rápidos en los bordones y el recurso de los arpegios, propio de la escuela gaditana.

Juan Gandulla Padilla, “Habichuela”, murió en Madrid en 1925. El guitarrista está enterrado con su esposa, Doña Gracia Ruzan Ramírez, en una sepultura del Cementerio de la Almudena de Madrid. La tumba no tiene lápida y está muy deteriorada por falta de mantenimiento. Debemos recordar que no dejaron descendencia.

Antonio Chacón con Juan Gandulla "Habichuela" - Siguiriyas - Si yo supiera la lengua - 1909