Frasco “El Colorao”, padre de la seguiriya
Eduardo Ternero - 26 de abril de 2020
Ustedes, queridos lectores, pensaran que en esto del flamenco siempre estamos especulando sobre los cantaores y cantaoras más antiguos, sobre su nacimiento, sus correrías, su edad, donde vivió…, incluso muchas veces nos hemos planteado si existirían algunos de ellos porque solo nos quedan referencias a su nombre o su apodo y poco más. Entiendan que de una gran mayoría, sobre todo de aquellos que nacieron en el primer tercio del XIX, no existe documentación alguna; todo son investigaciones personales, en parroquias, padrones municipales, a través de sus herederos o la prensa antigua…
Manuel “Cagancho”
Hoy traemos un hombre, un cantaor, un maestro del flamenco del que se tienen muchas lagunas acerca de aspectos de su vida pero, de leer a Demófilo y otros muchos, les traemos lo que hemos podido recopilar de él para que ustedes se acerquen al personaje. Se trata de Frasco “El Colorao”, Francisco Ortega, dicen que se llamaba. Lo de “Colorao” puede ser por el color de su pelo o por algún apodo familiar como sigue existiendo en muchos lugares. Tras investigaciones de Manolo Bohórquez se asegura que nació en Marchena hacía el año 1799, nieto de un conocido guitarrero. Se cree, tuvo una taberna en nuestro pueblo en la calle “La Mona” (Almona) hoy Mariana de Pineda, que era vecino y muy amigo de José Franconetti (hermano de Silverio), el cual se había casado con una marchenera en 1841 y que, por ello, Frasco visitaría con frecuencia Marchena. Otros apuntan que desde pequeño se crió en Puerto Real (Cádiz), que allí se casó y tuvo dos hijos. Se asegura que llegó a Triana durante la década de los cuarenta del XIX y se instalaría en la calle Verbena. Casualmente fue vecino de Diego “El Lebrijano”, del “Fillo Viejo”, de los “Caganchos” y del cantaor y escritor Fernando “El de Triana” y que murió a una edad muy longeva, hacia 1888.
Sabemos, por los cronistas y eruditos del flamenco, sobre todo por gente de Morón que, Silverio, durante el tiempo que vivió en la ciudad de la cal, aprendió mucho del “Fillo” cuando este visitaba a sus primos y conoció al niño Silverio y su interés por aprender los cantes jondos gitanos.
Pepe “El de la Matrona”
Empero, Silverio, también tuvo otros influentes maestros; fue precisamente Frasco “El Colorao”, por la amistad con su hermano José Franconetti y porque Frasco fue un maestro para muchos trianeros y de los alrededores que se acercaban a aprender de su saber y bien hacer, sobre todo en los grandes cantes como la Seguiriya. Qué duda puede caber acerca de Frasco que tuvo la dicha de tener como discípulos a aquellos que llegaron a ser buenos y famosos cantaores como Tomás “El Nitri”, Antonio “Cagancho” y su hijo Manuel, a amigos artistas como Diego “El Lebrijano”, Curro “Durse” o Manuel Molina. Se afirma que “El Colorao” conoció y cantó también con el entonces famoso Juan Breva, según información de la prensa del XIX.
Con toda seguridad afirmamos que Frasco “El Colorao” recorrió infinidad de puntos de Andalucía, llevando su forma de cantar y siendo escuchado y admirado por muchos, no en vano le perseguía la fama de ser maestro de grandes cantaores. Muchos son los estudiosos del Flamenco apuntan que el principal precursor de los cantes que hoy se cantan en Triana fue Frasco “El Colorado”, cantes que fue aprendiendo, versionando y recogiendo de los diferentes estilos primitivos gaditanos y jerezanos; pues se sabe que pasó temporadas en Jerez de la Frontera, Cádiz y otras otras ciudades gaditanas, seguramente compartiendo con los sabios gitanos del cante sus conocimientos y por qué no, aprendiendo de sus formas. Esto, seguramente, influiría más tarde para ser un bastión de conocimiento e influjo y sobre todo para unificar el territorio mágico de Triana-Jerez-Cádiz.
Coinciden la mayoría de flamencólogos en decir que Frasco fue un cantaor de seguiriyas sobresaliente, de matices y ornamentaciones riquísimas, de una inusual originalidad y del que han bebido las generaciones posteriores.
Juan “El Camas”
Demófilo lo sitúa en Triana en el año 1881, cuando Frasco es ya una persona octogenaria y creador de seguiriyas que hiciera famosas Silverio Franconetti. Así lo afirmaría Pepe “El de la Matrona” cuando grabó una seguiriya atribuible al “Colorao”.
Solía decir Fernando el de Triana, “… en el cante casi nadie enseña a nadie, en este arte todos aprenden de todos, pues el cante se aprende escuchando” pero, en el caso de Frasco “El Colorao”, se sabe que eran muchos los que peregrinaban a Triana para escucharlo, para aprender sus formas de decir el cante, aunque ya fuese una persona de demasiada edad. Porque, hasta la aparición de los discos de cera, a finales del XIX, y dada la penuria económica de los flamencos, la única forma de aprender los palos flamencos, los estilos, los matices y las formas, era ir a la fuente.
En definitiva, para llegar a ser un cantaor de flamenco, a pesar de tener buenas facultades, no había más remedio que desplazarse al lugar donde viviera aquel prodigio que decía la seguiriya, la soleá, la caña… y estar compartiendo vivencias, escucharlo y rememorar sus cantes hasta conseguir asimilarlo. Otra cosa sería recrearlos y aplicar la impronta propia de cada uno. El mismísimo José Monge “Camarón” decía que le gustaba venir a Sevilla para escuchar a Juan “El Camas”, algo extraordinario vería en él aquel dios de la Isla.