Rincón Flamenco - "Reflexiones sobre el flamenco" por Eduardo Ternero Rodríguez
Eduardo Ternero - domingo, 21 de septiembre de 2025
.Naciones Unidas declaró 1967 Año Internacional del Turismo. Aquí en España ya empezábamos a ver los primeros bikinis. Las turistas venidas del norte de Europa revolucionaban nuestras playas con esa prenda minúscula que dejaba demasiado a la vista. Estados Unidos seguía luchando en Vietnam contra el avance del comunismo. Las imágenes y crónicas que llegaban desde allí provocaron que los primeros manifestantes salieran a la calle para pedir el cese de la guerra. No crean que los ataques de Israel a Palestina es algo nuevo. Desde la creación del estado de Israel en mayo del 1948 no ha cesado de tener beligerancias con los países que le circundan intentando arrebatarles sus territorios. En 1967 saltaría a los medios de comunicación las hostilidades que condujeron a la Guerra de los Seis Días, (desde el 5 hasta el 10 de junio) en el que el estado de Israel se enfrentaría a sus vecinos: Jordania, Siria, Egipto e Irak. Una guerra relámpago que acabó con un resultado sorprendente, en menos de una semana, Israel, con la ayuda de los EE.UU., consiguió multiplicar sus territorios por tres.
Moshé Dayán, en la Guerra de los 6 días
Volvamos a nuestro protagonista, a Pepe Marchena. El 20 de marzo se anunciaba en la Hoja Oficial del Lunes, un grandioso espectáculo, que se representaría en el Price, compuesto de tres grandes programas que se iniciarán a partir del Domingo de Resurrección día 26 (recuerden que en Semana Santa y en épocas anteriores, durante gran parte de la Cuaresma, los espectáculos folclóricos, picantes, humorísticos, de vedettes y variedades no estaban autorizados). En este caso estaban programados para quedarse en la capital de España, al menos durante tres semanas. El primero se anunciaba como un colosal desfile de artistas, entre las que destacaban como gran figura al “Rey Gitano” Rafael Farina, acompañado de Flor de Córdoba, Carmen Jara, Presentación Palacios, Merche y Troya, Bambino al que apodaban el gitano yeyé y los Beduinos de Cádiz, una comparsa de Paco Alba que el año anterior había ganado el primer premio del concurso gaditano.
En el segundo programa, además de otros artistas ya famosos, se anunciaba la reincorporación de Antonio Molina, de la extraordinaria y bella Gracia Montes oriunda de Lora del Río y la reaparición de Parras, humorista e imitador de mil personajes.
Para el tercer programa y coincidiendo con las fiestas de mayo dedicadas a San Isidro, patrón de Madrid iba como primera figura Pepe Marchena, completándose con Enrique Montoya y todos los que habían formado la troupe del ‘maestro’ como parte de la Compañía Marchena-Saavedra durante los tres últimos años: La Niña de la Puebla, Manolo el Malagueño, Adelfa Soto… y además se agregaban como novedad La Paquera y la Niña de Antequera. En definitiva, se ofrecía a los madrileños, a bombo y platillo, el poder disfrutar durante casi un mes, en el coliseo del Price instalado en la Plaza del Rey madrileña, un espectáculo único.
El periodista Carlos Rivera en su página “Las fronteras del Cante Jondo” que editaba el semanario El Español, llevaba el título “El Duende”, haciendo alusión a la nostalgia andaluza y a palabras de Lorca acerca del duende en el flamenco y recordaba aquellas palabras que sentenciara Manuel Torre: “Todo lo que tiene soníos negros tiene duende”. A decir de Torre, el duende es el cante hecho carbón, quemado… y así lo afirmaba Fernando el de Triana: “Cuando Manuel echaba carbón a sus duendes era inimitable”.
Miguel Vargas Jiménez "Bambino"
Para nosotros, el duende es una catarsis, un arrebato genial, una explosión cósmica que nos conduce al delirio, que aparece cuando hay una simbiosis entre el cantaor y quien escucha, que recorre todo el cuerpo como una especie de éxtasis que te enajena.
Continuaba el periodista refiriéndose a Pepe: “Marchena no llega a duende, se queda en duendecillo, nos produce solo un cosquilleo. Marchena conoce y domina el arte flamenco, pero es más cantante que cantaor, es creador con sus mixtificaciones y su gorgorismo operístico. Marchena modifica, adultera el cante en su afán de personalizarlo, se ha alejado del flamenco y ha alejado al público. Marchena es un flamenco que conocía lo jondo, pero no tiene jondura, es un flamenco con “ángel” pero sin “duende”.
Creemos que esto habría que reflexionarlo, habría que detenerse para analizarlo con más prudencia. Creemos que el periodista, el señor Rivera, hacía un análisis demasiado superficial; consideramos que no conocía y, por tanto, estaba fuera del contexto en el que se crio aquel niño de Marchena; que no conocía bien la trayectoria de Pepe a lo largo de su carrera, sus primeros pasos, sus grabaciones primitivas y el porqué su adaptación a la Ópera Flamenca… Marchena hizo lo que hubiera hecho cualquier artista que anhelaba ser una gran figura y que, para no perder comba, se empecinaría en demostrar su valía por encima de todo y de todos. Lo que ocurre es que no todos, cuando vieron que los gustos del público de entre guerra cambiaron, fueron capaces de adaptarse, unos porque no tenían las cualidades necesarias, otros porque no quisieron subirse al carro y prefirieron quedar en el olvido y otros porque serían los propios aficionados quienes los condenaran al ostracismo..
Pero, decir que Marchena no tiene duende, difiere mucho de lo que pensaban y sentían quienes le escuchaban. Marchena, solo hablando, embobaba al público; Pepe podía llegar a entusiasmar y arrastrar a las masas, sin recurrir a la pena, a la tristeza, a la melancolía, para conducir al espectador al éxtasis. Es más probable llegar a lo profundo del alma de las personas cuando rememoras sus hondos pesares, sus desgracias, cuando le remueves las entrañas mediante la aflicción, como la muerte de un ser querido, el sufrir de los condenados a galeras o a la mina. Es mucho más factible ahondar en los sentimientos cuando se recuerda el padecimiento de hambre, la enfermedad, la miseria… Porque evocar al llanto, a la pena puede ser un proceso más universal para conectar con el dolor humano.
María Felisa Martínez "Marifé de Triana"
Creemos que lo difícil es conseguir ilusionar, llegar al arrebato mediante la dulcificación de la vida, con el amor, la belleza de la naturaleza... Según la psiquiatría, es mucho más difícil producir júbilo, que hacer llorar, y Marchena, ante la penuria de los años 30 al 60, supo contagiar a las masas de alegría festiva y dulce, forjando una manera distinta de entender el flamenco. Que no nos extrañe, eso solo lo pueden hacer los genios. Camarón nos lo demostraría posteriormente con un ejemplo que fue clave de su gran éxito con aquel “Yo soy gitano”. Igualmente, hemos visto como en ciertos momentos de la historia, la bulería, siendo como es un cante festivo, ha sido el palo que más ha crecido en los últimos tiempos.
Paradigma de lo que estamos diciendo es la crónica que hacía el diario Pueblo con fecha de 13 de mayo anunciando la programación en la que actuarían, entre otros, Pepe Marchena y su troupe. De Pepe dirá que a pesar de la edad, sigue conservando la primacía del cante y no se reserva adjetivos aludiendo a la grandeza del ‘maestro de maestros’ como el citado periódico lo denomina.
Después de tres noches de actuar en el Price, recogemos las palabras que el periodista Alfredo Marquerie le dedica: “… Pepe Marchena una vez más hizo honor a su calificativo de ‘maestro de maestros”. Lo mismo en el cante grande que en el chico o en el antillano, Marchena, con ese estilo inimitable y ese don único para enlazar tercios dispares que nadie sabe ejecutar como él, arrebató al público con la voz fresca y fragante por la que no pasan los años. ¡Cómo se depuran y afilan los sentimientos en su garganta, la caña y el polo, la soleá con macho, la taranta o la colombiana y la guajira! ¡Es mucho Pepe este Pepe!”
Igual, con los mismos halagos calificativos hacia Pepe se deja caer el cronista de la Hoja del Lunes, con fecha 22 de mayo, José Tellez Moreno: “Pepe Marchena sigue siendo la calentura viva de sus mejores ‘alborotos’. El público reconoció el embrujo del ‘maestro’, que aunque ya es madurito conserva su garganta y que la conserve muchos años, porque Marchena es, todavía, sabio y genio del cante”.
Cartel de la I Fiesta de la Guitarra de Marchena
Los mismos piropos y crónicas loables hacia Pepe llenarían páginas en casi todos los diarios de Despeñaperros para arriba: Diario Palentino, Diario de La Rioja… y leemos que a fecha de 10 de junio sería la última actuación del grupo de Pepe en el Price. Entiéndase que la actuación de Marchena y su compañía se había programado para una semana a partir del 15 de Mayo y estamos viendo como el espectáculo y sus actuaciones seguiría llenando el recinto del Price hasta el 12 de junio, casi un mes más. A día siguiente debutaban en el Teatro Poliorama de Barcelona, con la misma troupe que llevaba Pepe y el mismo espectáculo, “Así canta Andalucía”.
Continua el verano del 67 en el pueblo de Marchena y el día 5 de agosto, en el bellísimo marco de la plaza 18 de Julio (hoy Plaza del Ayuntamiento), artísticamente exornado, tiene lugar la “I Fiesta de la Guitarra”. El amplio recinto está materialmente atestado, con mucho público forastero. Comienza el acto con la intervención del mantenedor Don Luis Camacho Carrasco, abogado de la localidad que desgrana una bellísima y breve charla sobre la guitarra, siguiendo a continuación actuando los artistas Melchor de Marchena y su hijo Enrique, Juan Carmona (Habichuela), Diego del Gastor, el Sevillano y Manuel Cobano como guitarristas. Los cantaores Fosforito, Menese, Manuel Mairena, Chocolate, Luis de Marchena, Pepe Palanca, Juan “El Caeno”, Lucas y Palacio. Los bailes estuvieron a cargo de Matilde Coral y Rafael el Negro, Fernandillo el Gitano, el gran cuadro flamenco “Feria de abril” y las colaboraciones especiales de Manoli de los Santos “Miss Sevilla”.
Pepe Marchena, nuestro protagonista, sigue siendo el flamenco que más sale en la prensa diaria. Un ejemplo: le preguntan a un acertante de las quinielas mallorquín, su favorito en cuanto al cante y diría: “Siempre, Pepe Marchena”. Pero también había detractores; en un artículo del diario Pueblo (16/12/1967), leemos: “… con la llegada de las folclóricas (Lola Flores, Paquita Rico, Juanita Reina, Marifé de Triana, Carmen Sevilla, Marujita Díaz…) se han cargado al flamenco”, y sigue culpando al ‘maestro’, que va a cumplir 65 años: “…. por ser iniciador de ese tipo de folclor, de haber dado “una puñalada trapera” al flamenco, de haber olvidado lo jondo, el cante grande y haber encarecido las butacas con un flamenco adulterado”.
Terminamos el año conociendo las últimas actuaciones de Pepe y su troupe en la Plaza de Toros de Albacete el 30 de diciembre.