Cantes de Granada (I)

Eduardo Ternero - domingo, 21 de mayo de 2023

Si el flamenco hoy es un arte conocido, universal, debemos recordar que no lo fue así en sus orígenes. No olvidemos aquel big-bang, cuando la gitanería gaditana y trianera, por mor de la última Pragmática de Carlos III, se creyó aliviada y “libre” de persecuciones y se atrevió a airear y orear sus cantes que permanecían escondidos (no callados) en la memoria y en la garganta del pueblo gitano-andaluz. No olvidemos su cuna a mediados del XVIII, en ese triángulo mágico que fue Cádiz y los Puertos, Triana y Ronda,  o al menos esas son las primeras noticias escritas que tenemos. Después se fue expandiendo por toda la geografía andaluza y en cada provincia tomaría cuerpo propio: cantes autóctonos de Córdoba, verdiales-cantes de los marengos-malagueñas… de la provincia malacitana; los cantes de labor de Jaén, los sones mineros de Almería, los cantes del mar, de  la sierra y el llano de Huelva… y como no, también la provincia de Granada desarrollaría sus cantes propios.

Hoy vamos a hablar de los cantes de Granada o de Graná. Son cantes que nacieron al albur de otros palos que se fueron aglutinando y que llevaron intérpretes itinerantes de otras provincias, de retales del folclor granadino, de la impronta y personalidad de cantaores de la tierra y foráneos. Pero además, la gitanería de Granada, el Sacromonte, el Albaicín, fueron los verdaderos santuarios del flamenco. En sus cuevas, a la sombra de los cármenes, se amasaron muchas formas de expresar los sentimientos a través del cante y del baile. La música nazarí del reino de Granada, se iría conformando durante siglos con la aportación de los sonidos y la poesía que destilaban las antiguas moaxajas, zéjeles y nubas moriscas, procedentes del Califato de Córdoba, ligados a los cantos y salmos judíos, más el influjo de los aires que provenían de Andalucía la Baja (los sones de Cádiz y Sevilla). A esa simbiosis se añadiría la influencia del folclor de verdiales de la Axarquía malagueña y los estilos procedentes de jácaras-fandangos-cachuchas-moscas…

Juan Cortés el “Caganchín” 

En definitiva, la riqueza cultural que aglutinó Granada a lo largo de los siglos, esa herencia musical que recogió, tanto de los pueblos orientales, la herencia hebrea, la aportación gitana y la castellano-cristiana hicieron que, en aquel reducto nazarí que fue el reino de Granada, naciera un flamenco diferenciado, lleno de melismas y de raíces ancestrales. Aquel lugar de oscuridad y refugio que  fueron las cuevas, en la memoria atávica de sus moradores, nacieron y se conservaron parte de los sones de la riqueza cultural y musical que ha llegado hasta nosotros a través del pueblo gitano. Un pueblo  perseguido, indigente, proscrito para una sociedad que le despechaba, pero que fue capaz no solo de conservarlo, sino que además lo enriqueció y engrandeció con sus aportaciones.

En esa tahona llena de mezcolanzas, fueron a nacer  La granaína y media granaína, dos formas de cante que se suelen hacer juntos. Generalmente, a la granaína y la media, al igual que a la malagueña, se les suele denominar como cantes de levante. Particularmente creemos, así lo dijimos en ocasiones anteriores, que, como Cantes de Levante, deberían nombrarse a los cantes del Oriente español murciano (La Unión, Cartagena…), y a estos de los que hablaremos, deberíamos denominarlos cantes de Granada, al igual que deberíamos llamarlos con nombres propios a los cantes de Málaga, Almería…

Frasquito Yerbabuena 

La granaína se apoya en una estrofa de 5 versos que al repetir uno de los dos primeros se convierten en 6, cada uno de 8 sílabas. La granaína, al igual que la malagueña, son cantes que provienen de aflamencar el fandango que existía en la zona de Granada, que a la postre y por mor de dos grandes intérpretes (Antonio Chacón y Frasquito Yerbabuena) tendieron a convertirse en dos palos distintos; uno la granaína que, según afirman los biógrafos de Chacón,  él la conformaría tras pasar en 1890 una temporada larga en Granada, estudiando sus cantes y respetando el folclor y la tonalidad del fandango antiguo granadino.  El otro, el fandango de Granada antiguo, lo convertiría Frasquito Gálvez Gómez en lo que se llamaría Fandango de Frasquito Yerbabuena un fandango  que lleva su nombre y que es tan característico; y, aunque Frasquito no lo grabara, los grandes intérpretes del flamenco que le sucedieron (Antonio Mairena, Pastora Pavón, Enrique Morente, El Cojo de Málaga y muchísimos más), si lo dejaron para la posteridad. El fandango de Frasquito es una modalidad de fandango abandolao que exige grandes facultades debido a su alta tesitura y sus cambios melódicos. Este fandango, al igual que muchos de los cantes abandolaos (jabegote, jabera, fandango de Lucena, el de Cabra…) son los cantes en los que muchos de los cantaores se suelen apoyar, para rematar el cante por malagueñas.

 El Cojo de Málaga

 Siguiendo con la granaina y la media, debemos decir aquí que hay musicólogos que opinan que Chacón, en un principio no distinguía, o no tenía reparos en combinar algunos  de los cantes, y muchas de las veces mezclaba los sones de la malagueña con la granaína. Sin embargo, él mismo, los separaría en sus grabaciones; esto, nos conduce a una certeza que, fuera como fuera, Chacón sí los conocía, sí los estudió y, aunque no pueda decirse con total rotundidad, se le atribuye su creación. Concretamos que fue él quien les dio su forma definitiva, a partir de los antiguos fandangos que inundaban el folclor andaluz. Porque, es cierto y se puede demostrar, que Chacón se apoyó en los cantes de algunos grandes intérpretes como Juan Breva o el propio Frasquito Yerbabuena para crear la malagueña-granaína y también en grandes aficionados granadinos y malagueños como el Tejerinjero, Paquillo el del Gas,  el Gaganchín, el Calabacino… 

El ritmo de la granaína es libre, muy rico en melismas, que requiere, para hacerlo bien, de un intérprete de voz ágil y grandes recursos y facultades, La granaína es un cante preciosista, que a partir de las grabaciones de Chacón fueron cogiendo auge y fue muy del gusto de los públicos durante todo el periodo de la Ópera Flamenca. Manuel Cepero, Juanito Mojama, Manuel Vallejo o Jacinto Almadén fueron grandes intérpretes de granaínas.

La Argentinita

La media granaína tiene, prácticamente, el mismo sonido y la misma medida que la granaína, inventada por Chacón. La media surgió por el alargamiento o remate del cante por granaína, dándoles una gran sonoridad y potencialidad en su finalización, que él bautizó como “media”. Más tarde, otros cantaores, sobre todo aquellos que tenían grandes facultades, como el caso de Manuel Vallejo,  alargaron los tercios y le dieron un énfasis distinto y de gran belleza que seguirían el resto de intérpretes. Ocurre algo parecido cuando hoy, la mayoría de  los cantaores suelen acabar sus cantes por malagueñas entonando algunos de los cantes abandolaos (jabegotes, jaberas, fandangos de Lucena, zánganos, rondeñas, el fandango de Frasquito…)

Discernir sobre cuál de las dos, la granaína o la media es mejor o peor, no tiene sentido. Una, la granaína, es más ‘jonda’, tal vez más flamenca, menos folclorista y menos preciosista que la medía, aunque la medía cargada de filigranas y de un remate muy alargado, para hacerla bien, requiere mucho más esfuerzo. Muchos cantaores, consagrados y otros, menos conocidos, suelen recurrir a cantar ambas para demostrar sus conocimientos y su poderío, engarzando la granaína  y la media, echando mano a sus facultades y sus melismáticos sonidos; es el caso de Calixto Sánchez o José Mercé y otros ya ausentes como Raefael Romero “El Gallina”, Naranjito de Triana, Enrique Morente… Incluso los que se inician en el flamenco acuden a ella como forma de demostrar su valía como intérpretes, recurriendo a sus potencialidades; pues, suele ser un palo donde el cantaor o la cantaora pueden lucir sus habilidades sonoras, alargando los tercios, peleándose con los bajos… es decir es un cante “ad libitum”, que se deja llevar por la impronta del intérprete.

Siguiendo el titular, no debemos olvidarnos de los otros cantes propios de Granada.  Así, podríamos hablar de la lorqueña, un palo granadino, tal vez basado en los cantes de serenata que daban los enamorados y que Federico García Lorca pondría letra y aflamencaría, con aires de la bulería y de las cuales algunas se han hecho muy populares como: Anda jaleo… o En el café de Chinitas…, que haría famosas y grabaría Encarnación López Júlvez “La Argentinita”. También tendremos que hacer referencias a otros cantes característicos de la provincia granadina como los Tangos de Graná, la Zambra, la RoaCONTINUARÁ.

Granaína y Media Granaína. Kiki de Castilblanco - Guitarra: Carlos Moya

Enrique Morente - Plaza de los Herradores (Cantes de Frasquito Hierbabuena)