Cepero, el poeta del cante

Eduardo Ternero - domingo, 22 de enero de 2023

El cantaor José López Cepero, más conocido con el nombre artístico de José Cepero, nació en el  barrio de Santiago de Jerez de la Frontera (Cádiz) en el año de 1.886.  Se especulaba en Jerez que José Cepero era hijo del bodeguero más conocido de la ciudad,  ya que este empresario mantenía una relación extramatrimonial con María López-Cepero Arzola a la que se conocía como María “La Brisa”, fruto de la cual nacería un niño al que pondrían de nombre José y llevaría los apellidos de su madre. Su abuelo materno era tonelero de una bodega y su bisabuela llevaba los apellidos de los Reyes, por lo tanto, nuestro cantaor tenía sangre gitana.

De pequeño empezó a trabajar en un cortijo ubicado muy cerca de Lebrija, de nombre La Zangarriana, en el que trabajaron muchos de los gitanos del barrio de Santiago. Allí coincidiría con el padre de Manuel Soto Monge “Sordera de Jerez” y un largo etcétera que luego llegaron a ser artistas. Joselito empezó a bailar en las fiestas de su barrio y luego se inclinó por el cante al escuchar a Chacón y Fosforito el Viejo.  Con ocho años, dicen que se dieron las circunstancias para que cantara al lado de ellos. Siendo muy joven abandona las tareas del campo y se da a conocer  por los cafés cantantes de Sevilla, empezando su primera etapa artística.

Cepero durante la Guerra Civil 

En 1912, Cepero, fue llamado por La Niña de los Peines, figura indiscutible en esos años, proponiéndole formar parte del elenco artístico que pretendía homenajear a María “La Moreno”. Junto a ellos, participaron Niño de Medina y Niño de Escacena. Durante los años siguientes (entre 1917 y 1921), su popularidad fue creciendo y llegó a convertirse en uno de los mejores cantaores de la Alameda de Hércules.

Se casó con Rosario Nájera García, al parecer nacida en Sevilla con quien tuvo una hija en 1920. De Rosario se separaría en 1921. Su segunda pareja fue Soledad Leal de Valle con quien tuvo dos hijos. Se sabe que también tuvo una relación con Mariquita Ortega, familiar de Caracol, con quien supuestamente (porque no se tiene nada confirmado) tuvo otro hijo que sería  el tocaor José María Linares,  que se afincó en Texas (EEUU). Un hijo de este, es decir, un nieto de Cepero, es también guitarrista, está en Miami y suele tocar en un bar-tablao; su nombre es Luis Linares, “El Tiburón”.  Siempre se ha dicho que el guitarrista y compositor Paco Cepero era sobrino nieto de José Cepero, pero no se ha podido demostrar fehacientemente, aunque el guitarrista jerezano siga defendiendo su parentesco.

José Cepero¸ a principios de los veinte (1923) se trasladaría a Madrid, donde es contratado para actuar en los cafés y teatros de la capital. Es tal su fama y su saber hacer que en 1928 se le otorga la Copa de Oro Chacón, llegando a ser uno de los intérpretes más solicitados hasta el comienzo de la Guerra Civil. Es una etapa para Cepero de máxima creación de grabaciones y de actuaciones en directo con los inicios de la radio. Su fama le llegaría por varias vías: era compositor de sus propias letras y además hacía muchas para sus compañeros, estaba afiliado a la UGT, entonces un sindicato fuerte donde él era uno de los señalados, y tenía una voz templada que gustaba mucho en Madrid.

Cepero ganador de la copa Chacón

Sus atribuciones, desde que entrara en el colmao Villa Rosa, fueron ampliándose; siendo el encargado de organizar las fiestas, el contrato de cantaores, de bailaoras,  prostitutas caras…, junto a Perico el del Lunar. Eran ellos los que manejaban el cotarro y tenían el control del negocio. Por esto, Cepero, junto a sus actuaciones y las fiestas privadas a las que era requerido, recibía gran cantidad de estímulos monetarios; tanto que, muchas de las veces, él continuaba sus juergas privadas pagando de su bolsillo a los cantaores que le gustaba escuchar.

José Cepero siempre se jactaría y fardaría de ser muy amigo de juergas del rey Alfonso XIII y de Miguel Primo de Rivera. Es posible que fuese verdad, ya que acudía en muchas ocasiones, junto a otros cantaores al Palacio Real y cuentan que, cuando fue requerido para ir al frente, durante la contienda española, acudió a ellos para librarse. 

Manuel Soto Monje “Sordera de Jerez”

Hasta la Guerra Civil, fue uno de los cantaores más cotizados, pues dominaba todos los cantes y era el único que junto a Fosforito el Viejo podían hacer algo de sombra a D. Antonio Chacón. Durante esta etapa gloriosa de Cepero, se fue codeando con los más grandes de la época, Marchena, Angelillo, Chacón, Aurelio, El Gloria… actuando en los mejores escenarios de la capital y saliendo a cantar al Rif y a muchos otros lugares de la geografía española. Una vez muerto Chacón, Cepero, se encumbraría como el cantaor flamenco más aclamado de Madrid, aplaudido y querido en todos los escenarios que pisaba, por su gran personalidad, sus letras y su manera de expresar el cante con aquella voz tan dulce, tan clara y llena de tantos matices. 

Es cierto que hacía sus propias letras, pero, entendamos que Cepero no tenía estudios, que nunca llegaría a ser un poeta culto, de esos llamados eruditos, ni era conocedor de métricas y estilos que se ajustan a la literatura; pero tenía un gran valor por su forma y su habilidad para la poesía. Era un poeta del pueblo, un juglar flamenco que sacaba letras de sus experiencias vitales, de su trajín diario. El escribía y cantaba lo que sentía, lo que veía en la gente, de sus relaciones, de sus penas y alegrías y lo transmitía de la forma que sabía decirlo, con su cante. Por eso muchos de sus compañeros, que reconocían su valía, no dudaron en cantar y grabar composiciones hechas por Cepero.

 Luis Linares, “El tiburón” nieto de Cepero en Miami

Pero, al ser un cantaor afiliado a la UGT en la rama de Artistas Flamencos, al haber escrito y cantado letras alusivas al Golpe Militar de 1936, sobre Quipo de Llano y otros dirigentes, cuando terminó la guerra, es decir, durante los años 40 su situación cambió al igual que la de todos aquellos flamencos que militaron en izquierdas, estaban afiliados a sindicatos o fueron simpatizantes; fueron apartados de los escenarios. 

Cepero, que le tocó vivir desde la etapa de los cafés cantantes hasta el llamado Neoclasicismo del flamenco, no se amilanó ante las adversidades y no se ancló en moda alguna, apuntándose igualmente al carro de la Ópera Flamenca, formando parte de obras flamenco-teatrales y, al igual que algunos de su época, como el Mochuelo o Aurelio y más tarde Marchena, Mairena…, fue muy prolífico en sus grabaciones. Desde 1924 hasta inicios de los años 40 no dejó de grabar; siendo uno de los 10 cantaores que más placas de pizarra han grabado de la historia. Sus creaciones propias de martinetes trianeros, fandangos o granaínas, no dejan indiferente a nadie; aunque también nos deja un ramillete de soleares, seguiriyas, bulerías, tarantas… En total, Cepero, llegó a grabar casi 140 cantes, siendo su discografía una de las más interesantes de la historia del flamenco. 

No cabe duda que Cepero tiene un destacado lugar en la historia flamenca, pues, compartió escenario con los mejores de su época y fue cabeza de cartel con figuras como Chacón, La Niña de los Peines, Vallejo, Marchena, Mairena, El Gloria, Centeno, El Cojo de Málaga, El Carbonerillo, Angelillo, Palanca, Caracol, Porrinas de Badajoz, El Pinto, Tomás Pavón, Valderrama… y algunos más que se nos escapan; todos grandes divos del flamenco. 

En definitiva, José López Cepero, “José Cepero”, fue un cantaor de enorme categoría, cuyas grabaciones le han dado aún más proyección. Su carrera y su fama duraron más de medio siglo, desde inicios del XX hasta bien entrados los años 50, fecha en la que decide abandonar los escenarios. Su muerte se produjo en Madrid, en marzo de 1960.

José cepero - Fandangos - Guitarra: Ramón Montolla

José Cepero - Ni Los Rayos De La Luna - Granaina

José Cepero - Bulerías por Soleá