La caña: un cante dulce

Eduardo Ternero - 22 de febrero de 2020

Qué difícil es poder conocer con fiabilidad de donde procede el nombre de algunos  cantes: La caña, por ejemplo,  un  palo flamenco tan antiguo que puede deberle su nombre,  fiándonos de  escritores como Richard Ford o Estébanez Calderón,  a la palabra árabe “gaunnia” que significa canto.

"El Gordo Viejo"

Otros creen que puede ser de una estrofa que servía de estribillo a un cante originario medieval  y que aludía a  “una caña”, refiriéndose al vaso de vino que se servía en los mostradores de las tabernas y tabancos y que  siempre, en Andalucía se le llamó caña. ¿Podría ser que fuesen un tipo de soleares que cantaran los cortadores de caña de azúcar de la provincia de Málaga?¡Por especular..! 

Certeza es que la caña fue un cante muy popular en los primeros años del siglo XIX, creemos que nació a la sombra  y en las mismas fechas   que la soleá,  mezclando melodías de uno u otra; pero, se hace difícil precisarlo. En esos tiempos,  la caña se  combinaba con el bolero, y formaba parte de cancionero o canto andaluz. Sabemos  que  del tronco de la caña nacen las tiranas y los polos y de alguna manera también la serrana; claro que la serrana también se emparenta en muchos momentos a la seguiriya. Hay que entender que al desubicar un cante y llevarlo a otros lugares, o al guardarse en la memoria,   pueden quedar  resquicios, aportar ritmos y compases de otro cante, entroncar con otro sonido o modulación e incluso la impronta de un cantaor haberlo llevado por otros derroteros.  

Muchos estudiosos admiten  que el ritmo y compás de la caña puede provenir de las soleares, aunque otros como   Molina y Mairena defiendan y añadan que la caña puede tener similitudes con otros cantes como la alboreá, serrana, soleares y sobre todo con el  polo. 

La caña y la solea suenan al oído de forma semejante, pero la caña se inicia con un largo y valiente quejío seguido de una paseíllo de ayes que se repiten de forma acompasada a los acordes de la sonanta.  El hecho es que la caña, como muchos otros palos del cante,  se ha ido transformando a través del tiempo, ha dejado de ser tan tedioso como lo era en sus orígenes, al revés que la soleá que se hizo más pausado.

"El Tenazas"

Dicen que José “El Granaino”, oriundo de los Puertos (Cádiz), posiblemente  fuese uno de los primeros que hizo la caña tal como la conocemos, después  encontramos a Antonio Machado (Demófilo) diciendo que sería el Tío Luis “El de la Juliana” uno de los grandes cantaores de cañas.  Apunta igualmente Machado la cantidad de letras que aporta Silverio Franconetti  para los cantes de cañas, aunque otros escritores comenten que solo se conocían las variantes del Fillo, la del “Granaino” o Curro Pabla y sobre todo la versión que hacía Curro Durse o Ribalta, un trianero que cantaba la caña y la soleá apolá. 

A inicios del XIX, en tiempos del “Fillo” y “El Granaino”  era costumbre empalmar y aglutinar  la caña con el polo, hasta que Enrique Ortega “El Gordo Viejo”, bisabuelo de Manolo Caracol, sustituyó el polo por la terminación con una soleá corta (macho de la caña).  Esto hizo que de forma definitiva se separasen ambos cantes y será por fin Antonio Chacón, como ocurriera con otros tantos palos,  quien le diera su cuadratura musical cuasi perfecta, como la conocemos hoy. 

 Después vendrían grabaciones antiguas de El Tenazas y la Rubia de Málaga; recordemos que sería Diego Bermúdez “El Tenazas” quien se llevó el primer premio del concurso de Granada de 1922 cantando una soleá apolá que seguramente  tenía posos de la caña;  no en vano,  el Tenazas,  nacido en 1854,  pudo escuchar los cantes del Fillo, del Planeta o del “Granaino” y sobre todo los cantes de Silverio;  por tanto fue uno de los que  aportó los sonidos de la antigua caña. Después iría resurgiendo el estilo de Chacón  a través de  sus seguidores e imitadores como “El Niño de Cabra”.

Rafael Romero "El Gallina"

Hemos podido escuchar  grabaciones e intentos de medias cañas, la “poli-caña”, en la que  se quieren mezclar polo y caña ya que ambos palos se rigen por la medida y el compás de la soleá y tienen un sonido parecido, es decir: se cantan sobre estrofas de la soleá grande  (cuartetas octosílabas y el remate como una terceta), pero no han tenido repercusión destacable. 

  Sería a partir del  segundo tercio del XX,  entre los años 50 y 60 del pasado siglo, Pedro del Valle (“Perico el del Lunar”) aquel gran guitarrista jerezano,  grabó con Rafael Romero “El Gallina” una antología en la que se incluyó la antigua caña; fue una nueva vuelta a la pureza en la que se pudo recuperar sonios perdidos que,  junto a  la memoria de  Pepe el de la Matrona, Porrinas de Badajoz,  Antonio Mairena,  Fosforito, Naranjito o Enrique Morente, sus principales intérpretes  la llevaron por todos  los escenarios.. También Pepe Marchena la incluiría en su Antología.

En la actualidad no es un palo que guste cantar a los grandes intérpretes, por lo anodino tal vez y por que el público gusta de otros cantes más ligeros y sobre todo con más variantes melismáticos.