Marcheneros  flamencos lejos de nuestras fronteras

Eduardo Ternero - sábado 13 de noviembre de 2021

El libro del sevillano Manuel Chaves Nogales “EL Maestro Juan Martínez que estaba alli” está basado en la historia real de una pareja de bailaores que tienen un largo peregrinaje por la convulsa Europa de  del siglo XX. Estos flamencos  sufrirán los avatares de la Revolución Rusa, la Primera Guerra Mundial...  La historia deja bien claro que muchos cantaores, guitarristas,  bailaores…,  tuvieron que buscarse la vida  en tierras alejadas de su patria de origen. Fueron artistas que exportaron el flamenco, sufriendo  calamidades,  acontecimientos y contrariedades como hambre, persecuciones…  y a la par  estar difundiendo nuestro arte por los escenarios de todo el mundo. 

Igualmente, las  circunstancias vitales, harían  que algunos paisanos nuestros,  artistas del flamenco, tuvieran que vivir gran parte de sus vidas fuera de nuestras fronteras. Fueron mujeres y hombres  que llevaron a gala el nombre de Marchena por el mundo, que no olvidaron sus raíces y que,  por razones diversas como la Guerra Civil,  el amor, el trabajo, la política o simplemente por  el bienestar,  encontraron mejor vida fuera de nuestra tierra. 

Vamos a tratar de sacar a la luz la vida de estos marcheneros, algunos de los cuales, tenemos pocas referencias.; empecemos por: Josefa Ramos Martín, conocida como “Niña de Marchena” nacida en nuestro pueblo en 1915. Era una cantaora de flamenco paya y saetera reconocida, no en vano ganaría el premio de saetas en la Semana Santa de Sevilla en el año 1935. Así pues,  con veinte años, ya era conocida en el mundo de la farándula. Ese mismo año, realizaría una gran gira por toda la geografía española, alternando con la inigualable Pastora Pavón, “La Niña de los Peines”. 

Muchos de los aficionados y críticos del flamenco supieron reconocer  tanto en la prensa como en los espectáculos su calidad artística. El crítico y cantaor Fernando el de Triana escribiría sobre ella: “Esta enorme cantaora marchenera, tiene una preciosa voz, clara y potente y, a pesar de su juventud se maneja muy bien con los cantes antiguos, haciendo entre otras la javera, la rondeña y donde quiera que ha cantado ha levantado en el público grandes ovaciones”. Creemos que por amor, durante o después de la Guerra Civil, como tantos otros artista, escritores, políticos… se exilió a Sudamérica y recabó en Venezuela. Por aquellas tierras estuvo  cantando en varios locales durante años, y moriría  en 1980. 

Otro marchenero, “Raúl Martín”, es el nombre artístico de José Raúl Martín, bailaor y bailarín  español,  nacido en Marchena en 1926. Comenzó su  carrera como bailarín en el teatro San Fernando de Sevilla en 1939 para, seguidamente, trasladarse a Madrid, donde debuta,  con la compañía de Manolo Caracol y Lola Flores, en el teatro Maravillas, en 1943. En 1948 bailó para Franco en el Palacio del Pardo, que le regaló un reloj de oro y que   empeñaría  en comprar un pasaje con destino a Buenos Aires. En la capital argentina trabaja en “El Globo” durante dos años,  un mítico local bonaerense  frecuentado por artistas y famosos de la época: allí conoció a escritores y poetas exiliados como Ramón Sender, Rafael Alberti…y, aunque Raúl reconocería su afiliación  falangista, este no fue motivo para romper las relaciones con los escritores de izquierda que tuvieron que abandonar España. 

Durante los años cincuenta perteneció a diversas compañías y elencos artísticos, realizando giras por América.  En 1951, cuando la fama y el  barco hacen que llegue la gran bailaora del momento  Carmen Amaya a Argentina, el artista marchenero, presente allí, se enrolaría en su Compañía, con la que recorrerá  toda Sudamérica  hasta que llega a Colombia, donde decide establecerse. Allí monta una escuela de flamenco. Tiene mucha popularidad y  una televisión colombiana  le propone representar “El Sombrero de Tres Picos”,  una obra musical de Manuel de Falla. Raúl, no cesó en su empeño de realizar una buena puesta en escena y su principal preocupación fue buscar compañera de baile. En aquel tiempo, el Ballet Nacional de Moscú estaba haciendo una gira  en Bogotá; él  se acercó a uno de sus ensayos y allí conocerá  a Nora Álvarez, una bailarina argentina de padres  españoles, que le impresionó y a la que convenció para hacer el papel de la molinera. 

Durante mucho tiempo estarían representándolo y ya no se separaron, pues además de pareja artística se unieron en matrimonio. En 1957, estando en Puerto Rico, se incorporaron al ballet de Roberto Iglesias, recorriendo con él el continente americano durante 1958 y 1959.

 Más tarde deciden poner rumbo a Miami, donde bailan en “El Toreador”, en 1960. Al mes del debut, un empresario de Nueva York, les ofreció un contrato de dos años  por todo el país. Después, Raúl, se trasladó a Los Ángeles, donde trabaja tres meses en el local Casa Madrid como bailarín y, más tarde, de cocinero. Ya tenía un hijo y les nace su segundo hijo, Alejandro. Ese mismo año compra un viejo estudio de cine en Sunset Boulevard que convierte en su primer restaurante con tablao flamenco: “El Cid”, porque coincidió que se había estrenado la película de Charlton Heston que se rodó en España. Sus clientes eran estrellas de Hollywood como Gregory Peck, Lana Turner, Peter Ustinov y un largo etcétera. El negocio iba bien, solía ir a Mimi’s Pizza, regentada por un viejecito italiano que resultó ser un miembro de la banda de Al Capone (según le comentó un agente del FBI),  pero Raúl  le compró el negocio y le puso el nombre de “Don Pepe”. 

Monta una fábrica de muebles, que vende al poco tiempo; abre un concesionario de coches al que llama Sevilla y en el que graba el nombre Marchena en todas las matrículas. En 1985 vende “El Cid” para vivir de las rentas. Llegó a tener cinco mansiones en Hollywood. Tuvo otra hija,  Adriana y  adoptaría  a una pequeña coreana. 

Se retiró poco tiempo después, viviendo en Nueva York y después  en San Francisco, dedicándose a la hostelería y otros negocios relacionados con productos españoles. Raúl Martín, el marchenero de Hollywood, recibió el 28 de febrero la medalla de oro de Andalucía que otorga el Ayuntamiento de Marchena y el título de Marchenero del Año 2014. Cuatro años después  murió  en Hollywood   a los 92 años de edad. Raúl siempre dijo que llevaba muy a gala el haber nacido en  Marchena,  donde se sentía muy bien cada vez que venía. 

Imágenes: (Chaves Nogales, La Niña de Marchena, Raúl en sus inicios y poco antes de su muerte). 

LA NIÑA DE MARCHENA CON MANUEL MORENO 1943 15 CANTES