Aurelio Sellés, la esencia de Cádiz

Eduardo Ternero - domingo, 15 de enero de 2023

Se llamaba Aurelio Sellés Nondedeu y fue un excelente cantaor gaditano,  más conocido en la historia del cante flamenco con el nombre artístico de Aurelio Sellés, aunque también se le conociera como Aurelio de Cádiz e incluso como El Tuerto Aurelio.  Nació en la calle Santa María del barrio homónimo de Santa María (Cádiz), en noviembre 1.887; era hijo de José Selles, patrón de cabotaje, un hombre muy querido y estimado en la bahía de Cádiz, y de Josefa Nondedeu, ambos originarios de Altea (Alicante) de ahí sus apellidos valencianos. El matrimonio, muy prolífico,  tendría   22 hijos, siendo nuestro cantaor, Aurelio, el menor de ellos. 

Aurelio Sellés

Aurelio, de pequeño, realizó sus primeros estudios en el Colegio de Mirandilla, se apuntó al  trabajó muy pronto como aprendiz de herrero y de marinero en la Junta de Obras del Puerto; pues, al quedarse sin padre a los 11 años, tuvo  que buscarse la vida como podía. Pronto surgió en el joven Aurelio un gran  interés por los toros, lo que  le hizo andar de capeas y correrías  por la provincia gaditana hasta que se consideró preparado. Habían pasado varios años y con el rodar del tiempo llegaría a ser  novillero; por entonces era conocido como Aurelio Selles “El Rabailla” y con ese nombre se presentó en la plaza de Cádiz, era el año 1908. Poco después, con dos amigos suyos, se embarcaría para América, de polizón, para hacer carrera dentro del toreo,  llamándose entonces con el remoquete de Aurelio Sellés “El Gaditano”.

En 1913 volvería a su Cádiz, con los bolsillos vacíos y  sin haber conseguido el triunfo en lo toros. Pero, estando en su ciudad,  fue invitado a una capea en una venta y allí se le pidió que cantara. Se puso en ello, acompañado por el guitarrista Capinetti,  y así empezaría su etapa cantaora. Desde aquel momento, él se da cuenta que el flamenco es lo suyo, que se defiende muy bien y que el cante le puede dar más dinero que el toro. Al final sería su faceta de cantaor la que triunfará,  siguiendo los pasos de su hermano, el cantaor Chele Fateta.

José Capinetti, Guitarrista

Cierto es que Aurelio, a lo largo de su vida había  recibido influencias musicales de Enrique el Mellizo, a quien conocería y escucharía hasta que tuviera 19 años, ya que en 1906 moriría el ilustre cantaor gaditano. Aurelio, durante muchos años mantendría una buena relación con la familia del Mellizo, con sus hijos Antonio y El Morcilla y sobre todo con su hija Carlotilla con quien se dice tuvo una relación sentimental. Así pues,  a Aurelio el cante le venía de cerca por familia y amistades pero, sobre todo, por su afición; además, recibiría influencias de  Manuel Torre y Chacón con quienes compartiría más tarde escenarios.

Aurelio tiene ya 33 años, estamos en 1920 y se marcha a Madrid para abrirse camino en los Gabrieles, donde sería aplaudido por los públicos y donde cogería fama. Dos años más tarde, en 1922, Aurelio se casaría con Francisca Marcos Blazco (o Blazquez) , con quien tendría una hija, Josefa, que falleció en 2014, pero también criaría a un sobrino suyo, Francisco Arroyo Nondedeu. Durante todo la década de los 20 la familia Sellés sigue comiendo del cante, pero a pesar de su fama, del fervor que recibe de los públicos y lo solicitado que estaba por los empresarios de colmaos y cafés cantantes,  Aurelio no gusta de escenarios, le gusta grabar y  acudir a las fiestas particulares, con amigos y cabales, que le pagan  muy bien, pues se ha ganado con sus cantes y su saber estar a las clases más poderosas que le contratan para sus actuaciones privadas Aurelio fue un cantaor de la más pura aristocracia flamenca, siendo muy solicitado en las fiestas privadas de ricos y potentados por su carisma,  su personalidad... La verdad es que muchos  con títulos nobiliarios, políticos, capitanes de barco y de industrias, famosos la mayoría de ellos, solicitaban su presencia en las fiestas. Su fama era tal que durante mucho tiempo fue  muy querido en Madrid por los entendidos de cante y sobre todo en colmaos y en tablaos como en los Gabrieles y Villa Rosa.

Pastora Imperio

Sin embargo, rara excepción,  durante los  años 1925 y 1926 marcha con la Compañía de Pastora Imperio  por toda España.  El propio Aurelio contaría a Juan Luis Manfredi: “Me fui con Pastora Imperio porque me puso en un compromiso y no pude negarme. No me gustó nunca esa profesionalidad que está tan de moda, impuesta por las circunstancias. Yo cobraba, es cierto, pero siempre me permití el lujo de cantarle a quien quise”. Tras la gira española,  saltaría  a Gran Bretaña, luego  Francia, Holanda y Bélgica, incluso por Estados Unidos, Cuba... Por estas fechas Ignacio Sánchez Mejías el insigne torero cantado por Lorca, le ofrece trabajar en el espectáculo “Las calles de Cádiz” con la Argentinita; pero, Aurelio lo rechaza y finalmente lo interpretaría Ignacio Espeleta. 

En el año 1929, con el acompañamiento de Ramón Montoya a la guitarra, realizó sus primeras grabaciones para la compañía Polydor, pero su guitarrista preferido, el que le acompañaba a los saraos y fiestas privadas fue siempre el jerezano Rafael Fernández “El Lápiz”. Aurelio era pues el sucesor de la más pura escuela gaditana de los cantes de Cádiz, perfecto conocedor de los estilos de Enrique el Mellizo. El mismo diría siempre que su gran maestro fue Enrique y él a esos cantes le había dado su personalidad y su versión. 

Manuel Ríos Ruiz, “Aurelio pasa a la historia del flamenco como un  maestro del cante puro, especialmente en los estilos genuinos de su tierra. Ha sido una especie de institución, en una época que precisaba de cantaores como él, de conservadores de unos aires flamencos inconfundibles y antiguos”. Lo cierto es que Aurelio fue un maestro en todos los palos del flamenco, destacando en los cantes por  soleá, alegrías y según Federico G. Lorca en las  malagueñas; el poeta le dedicó un ejemplar de su Romancero Gitano en el que le decía: “A Aurelio de Cádiz, a quien he tenido que pedir, ¡por favor!, que dejara de cantar. Estilo flamenco como el de las malagueñas de Aurelio, no lo he oído a nadie.”

Rafael Fernández “El Lápiz”

 Porque Aurelio Sellés, tenía una de las voces más cantaoras que se recuerdan. Una voz musical, muy rica en los tonos bajos, para la intimidad. Le gustaba cantar para pequeños grupos, de seis o siete personas como mucho. El flamencólogo Anselmo González Climent diría: “Es el cantaor más equilibrado del siglo.” Fernando Quiñones coincide y apunta: “Es un intérprete sosegado, sabio, de gran dominio técnico y equilibrada consciencia, que en ningún caso pierde la cabeza cantando y cuyo atenimiento a las más tradicionales virtudes de la escuela gaditana y de sus capitales creadores es ordenado, canónico, ejemplar.”

En 1953 fue contratado para intervenir en las fiestas de la coronación de la reina de Inglaterra y ese mismo año intervendría en los actos celebrados durante el viaje inaugural del transatlántico Covadonga a América.

A lo largo de su dilatada vida tuvo muchos reconocimientos: En 1955 recibió un homenaje en Cádiz. En febrero de 1956 es homenajeado en el Gran Teatro Falla, en un evento organizado por José María Pemán. En el año 1.964 se le pone en Cádiz una calle con su nombre. En  1.965 la Cátedra de Flamencología y Estudios Folklóricos Andaluces le otorga el Premio Nacional del Cante. Al final de sus días se quedó ciego y no podía bajar las escaleras de su casa. Solo recibía visitas de aficionados  y periodistas que seguían rebuscando crónicas de aquel enorme artista cuya palabra y sabiduría tanto irradiaba. Fallecería el 19 de septiembre de 1974 en el Barrio de Santa María de Cádiz, a los 86 años de edad.

Aurelio Sellés (Malagueña del Mellizo)

AURELIO SELLÉS CON RAMÓN MONTOYA - 20 CANTES - POLYDOR 1929