Los Gitanos de la Plaza Arriba

Eduardo Ternero - 14  de noviembre de 2020

Quien  ha conservado la esencia,  a quien debe el flamenco su mayor protagonismo es, sin duda alguna, al pueblo gitano. Existen familias, sagas completas que se han  volcado en él, ha sido su bandera.  Sea con el cante, en la guitarra o con el baile;  con sus raíces y costumbres, con sus letras y su musicalidad, su misticismo y su duende… desde su llegada a España lo han atesorado hasta nuestros días. 

Plaza Ducal 

Marchena, al igual que otros lugares del triángulo mágico del flamenco, ha amamantado hijos e hijas ilustres para nuestro arte, y sabemos que, desde finales del XVIII, principios del XIX muchas de estas familias ya ocupaban la zona de la Plaza Ducal.  La otrora antigua plaza de armas del Palacio de los Duques de Arcos se denomina igualmente Plaza de Arriba. Aunque es difícil establecer el árbol genealógico de estas familias gitanas.  Intentaremos poner alguna luz sobre el linaje de las más antiguas y que más han contribuido a elevar la universalidad del flamenco desde nuestro pueblo. La dificultad estriba en la falta de  registros escritos, por lo itinerante de estas familias  y por la temporalidad…Aún así, conocemos los apellidos que se han mantenido en estos cuasi tres siglos: Los Jiménez, Torres, Reyes, Heredia, Corona o Campos…fueron y son  apellidos que se conservan aún entre nuestros conciudadanos. 

Nos retrotraemos a los siglos XVI y XVII, cuando el Duque de Arcos, lanza una proclama para ampararles y que aporten su musicalidad a las fiestas mayores. A finales del XVIII,  el Duque vive aún en el Palacio. En esas fechas,  muchos gitanos vienen a nuestro pueblo  para hacer tratos, vender animales para las labores del campo, para transporte…; son tratantes de ganado, herreros, esquiladores, herradores, hojalateros, canasteros…, oficios indispensables en el ajetreo de la agricultura y ganadería. En Marchena, las tropas del Duque – que ocupaban las viviendas de la Plaza Ducal – fueron desalojadas por las tropas francesas y finalmente abandonadas. Muchas  serían ocupadas por familias gitanas y otras se convirtieron en prostíbulos. 

“Juanillero” y su abuelo 

En la foto,  Juan Reyes Jiménez (Juanillero) con su abuelo, descendiente directo del entroncamiento de varias familias gitanas de Marchena, que han paseado su arte por medio mundo. Juan pertenece a los ‘Juanilleros’, apodos de su abuelo y del hermano de la Gilica. La Gilica aglutinaría a dos grandes familias de artistas al casarse con Juan Jiménez tío del gran guitarrista Melchor Jiménez  (Melchor del Marchena). Hablamos de los años 80 del siglo XIX y,  en la Plaza Ducal, viven muchas familias gitanas: “Éramos una gran familia,  nos ayudábamos en las cosas cotidianas, a la hora de alimentarse y,  cuando alguno hacia un buen trato,  invitaba a sus “primos” a celebrarlo y allí se cantaba y retroalimentaban los cantes. Nos comenta Juanillero. “Hay que recordar a la “Rubela” (abuela de Juan el  “Caeno”), que tocaba los palillos y bailaba  como los ángeles” Nos dice. “Pero la miseria era grande,  y el  gitano no era bien visto por la sociedad marchenera, aunque  si lo fuera económicamente, pues era el que movía los animales, hacía los tratos, los  corretajes, se  dedicaba  a la recogida de aceitunas, a  herrar  y esquilar las bestias… De él dependía  parte de la  ganadería  del país”. El gitano surtía de bestias a los pueblos  y cuando hacían sus tratos, sus compra-ventas lo celebraban, y se ponían a cantar, entonces se podía escuchar a grandes artistas que nunca fueron famosos como La Tibarra,  una gitana de mucho arte, entre otros”, nos comenta Juan Reyes “Juanillero”. Estamos hablando de  finales del XIX y aquella pobreza se arrastraría hasta el último tercio del siglo XX”. 

Sigue  Juan: “…en los años cuarenta (los años de la “jambre”) se cocinaba una vez por semana, cuando se podía hacer un puchero, una berza o unos garbanzos. Los gitanos se ayudaban entre todos. Si alguno había enfermo todos les cuidaban… Pero,  no todo era tristeza; con dos pesetas de aguardiente se formaba una juerga y allí, en cualquier rincón y sobre todo en la casa del Lico (padre de Melchor),  que tenía una guitarra, se quedaban cantando y bailando durante la madrugada”. 

Feria de ganado en Marchena 

En aquellas fechas, acudían a la Plaza de Arriba muchos de los  que trabajaban en el Ayuntamiento Viejo; señoritos con ganas de ‘juerga’;   los ‘mayetes’ que,  habiendo recogido la cosecha o habían hecho un buen trato, visitaban las ‘casas de mujeres’, aquellas que fumaban”…, nos dice “Juanillero”. También algunos ‘payos’, amigos nuestros,  se enganchaban a la fiestas gitanas y eran bienvenidos”. 

Es posible que, desde finales del XIX  hasta la Guerra Civil, el nivel económico de los gitanos subiera algo  por el movimiento de caballerías. Dicen las crónicas que, por entonces, venían famosos  como Manuel Torre, “La Niña de los Peines”,  Antonio Mairena…, estudiosos del flamenco y grandes cantaores – amigos y familiares –,  a pasar unos días,  ver a los parientes y a escuchar los cantes originales de la Plaza Arriba. 

Sin duda alguna, el origen y el semillero de muchos de los artistas que han salido de Marchena: La Gilica, el Cuacua, el guitarrista Miguel de Marchena, Melchor, Enrique, o Juan el Caeno entre otros,  ha sido esa Plaza de Arriba,  donde ha vivido la mayor parte de sus vidas la gitanería de Marchena hasta los años 70 que se ubicaron en otras zonas.