Cantes de victoria: La alboreá

Eduardo Ternero - 27 de junio de 2020

La Alboreá, los cantes de alboreás ( cantes que se que se cantan al alba, al amanecer), son cantes derivados de las coplas castellanas denominadas alboradas o alboreadas aunque también hay zonas donde se llaman alborá, albolá o alboleá. Son cantes cuasi exclusivos  del pueblo gitano, de gozo y alegría, de tropel y bulla de los parientes y el sequito de una boda y sus allegados. 

Boda gitana 

Es un cante y un baile típico de las ceremonias, lleno de misterio y superstición, que se dedican a los novios, a los padrinos, a  las familias, etc. y que, hasta ahora,  ha mantenido en un fuerte hermetismo el pueblo gitano; que no gusta cantarlo en público, solo  en el entorno en el que se realiza y con son congéneres.

En realidad no sabemos de dónde viene ese tipo de cante que más bien parece una canción popular. El escritor y diputado extremeño, Vicente Barrantes,  en su novela histórica  sobre el comunero Juan de Padilla (1855)  la nombra: “…oyendo cantar a los gitanos la alboreá…, cuando la luz empieza a llamear en los picos de las montañas…” No sabemos cómo sería aquella alborea;  ya decía Juan Talega, “… eso que se canta hoy no es una alboreá, es otra cosa”. Y tal vez llevara razón, quizás no sea el aire que se le diera, en principio, a ese tipo de canción. Escuchando cantes de alboreá interpretados por “Agujetas el Viejo”, la “Piriñaca”, Pepe Marchena, el “Gallina” o Manuel “Agujetas”, vemos que  tienen poco en común, cada una lleva un aire melódico  distinto,  un tipo de estrofa. Las hay que aluden a lo estricto de la boda, pero otras se refieren a  temas que nada tienen que ver con esa ceremonia, a la cual se está dedicada. 

Joselero de Morón 

Muchos gitanos consultados nos dicen que estos cantes surgen y se cantan al amanecer, cuando ya se ha realizado la ceremonia de la comprobación de la virginidad  de la novia; es la alegría que impera en ambas familias ante la presentación del pañuelo que muestra la gitana más  vieja  y que ejerce como mandataria de esa ceremonia. Sin embargo este rito no es puramente gitano,  sino que es una costumbre anquilosada, que venía de tiempos atrás en España, seguramente de la Edad Media, que  siguió con los Austrias y se  derogó en 1700, ya establecidos los Borbones. Hay letras que solemos escuchar en casi todas las bodas y que han grabado  muchos cantaores, como  Joselero de Morón .

"En un prado verde  tendí mi pañuelo

 nacieron tres rosas  como tres luceros.

Levanta y no duermas más,

 que por la mañana tendrá lugar.

 ¿Dónde está el  padre de la novia?

 que ya su hija salió con victoria."

Estos versos son utilizados por los gitanos en multitud de bodas y fiestas. Las   alboreás, son coplas formadas por estrofas de cuatro versos heptasílabos y un estribillo de tres. El pueblo gitano la ‘aflamencó’ y la considera como algo propio que no debería ser cantado fuera del contexto de la ceremonia, pues supondría exteriorizar intimidades propias de su idiosincrasia y perdería parte de su ritual. 

Antonio Gades 

Cierto es,  que muchos intérpretes se atrevieron desde mediados del siglo pasado a exteriorizarlas, a cantar en público algunos de estos cantes o cantos aflamencados, acompañados solo con las palmas, rociando pétalos de flores, en medio de un jolgorio…  y luego se añadieron los sones de la guitarra. También, paralelo en el tiempo,  se alborearon muchos cantes  de Granada, integrando los antiguos cantos de la ‘cachucha’ y la ‘mosca’;  además de incluir los bailes de los tres grandes momentos en los  que se desarrollan la boda gitana y dando lugar a su inclusión en  las zambras granadinas.

Todo ello,  fue aireado por los cantaores de la época y más tarde, ya metidos en la segunda mitad de XX,  exhibido ante el turismo, exteriorizando  escenas propias de la boda gitana, llevándolo  al cine, propagando fuera de su entorno alboreás que poco a poco  fueron divulgando los intérpretes, como Rafael Romero el “Gallina” que fue uno de los primeros en grabarlas. 

  Al escuchar los cantos o cantes por alboreás es retrotraernos a los tiempos de cánticos romanceados de los siglos XV y XVI, podemos observar que bajo el aflamencamiento subyacen tonos del cancionero castellano, de canciones populares…  Por tanto son cantes originarios que el flamenco ha sabido recoger y que ha ido adaptando,  del folclor popular,  a la melodía flamenca.

La alboreá se acompañaba con palmas y algún  pandero en su origen;  ahora, cuando se lleva al escenario,  se le acompaña con la guitarra, las palmas  y muchas veces con el cajón; porque la alboreá busca más el baile y el ritmo en  los participantes  que el propio cante. Un baile que suele ser muy sencillo, sin florituras, solo con pasos cortos y a ritmo parecido al tango/rumba. La alboreá, al igual que otros cantes, tiene muchas variantes, no solo por los intérpretes sino por los estilos o ritmos que utiliza. A veces, esta diferencia dependerá  de  la zona geográfica donde se cante;  así,  oiremos que en la parte de Cádiz y los Puertos se suelen cantar por soleá romanceada), en Lebrija y Utrera lo hacen por bulerías romanceadas y en la parte de Badajoz  al aire de jaleos extremeños.

De los artistas que la extrapolaron con más éxito fuera de su ambiente, en los escenarios, fue Antonio Gades, que las incluyó en su espectáculo “Bodas de Sangre”, ya hace unas décadas (1974).