Cantes de Granada (II)

Eduardo Ternero - domingo, 28 de mayo de 2023

Continuando con los cantes propios de la provincia de Granada, mención especial le vamos a hacer a otro palo característico de la ciudad de la Alhambra, La Roa. No sabemos si su nombre se debe al vocablo castellano rodada o rueda y que el habla andaluza, con el tiempo habrá sincopado en Roa o Roá, o su denominación pudiera provenir de alguna expresión morisca, judía, cristiana… Posiblemente, nosotros nos inclinamos a que sea un vocablo del antiguo romaní ibérico porque es un palo que nace en el seno del pueblo gitano granandino que, en un principio, solía contener temática religiosa, que se cantaba a coro entre los integrantes de ambos sexos. Una forma de expresión musical poco conocida por el público en general, pero que creemos muy ancestral pues solo recurre al sonido de palmas con las manos y algún pandero; con danzas formando una rueda de mujeres y hombres, por separado, parecido a los bailes y folclores de las islas griegas. 

Danza de la mosca

La Roa, que se desarrollaba en el Sacromonte, guarda mucha relación con el más característico de los cantos-bailes granadinos y sobre todo del Sacromonte, La Zambra. La zambra granadina es un palo inspirado en las bodas musulmanas de Granada que se sumó a los cantos del pueblo gitano y se ubicó las cuevas del Sacromonte, donde se refugiaron tanto los gitanos, por su pobreza y acoso,  junto a moriscos y judíos por su persecución y exterminio. De esta amalgama, de esta confluencia puede que saliese la palabra Zambra, que dicen proviene o bien del vocablo árabe ‘zamra’ (flauta) o de ‘zamara’ (músicos).

Su música suele aglutinar a otros tres cantes más antiguos: la mosca, la alboreá y la cachucha, los cuales corresponden a tres momentos de la boda gitana y parece más un rito religioso que se sirve del flamenco para su ceremonial. Lo que no cabe duda es que la Zambra forma parte de la cultura flamenca por derecho, pues según las pesquisas surgiría mucho antes que la mayoría de los cantes consolidados del XIX (tal vez desde finales de  los siglos XV  hasta el XVIII). Lo que sí puede ser posible que ese aflamencamiento que hoy tiene no fuese afianzado hasta la llegada y la aportación que ejercieran los gitanos que provenían de la zona de Cádiz-Sevilla. 

Sea como fuere, lo que sí es cierto es que hay escritos, que van junto a aquellas leyes de persecución del pueblo gitano, de expulsión de moriscos y judíos que ya prohibían todo lo relacionado con las zambras, no solo las vestimentas sino que el baile y los cantos  de estas zambras era un delito. Afirmar que era por una cuestión de erotismo, sensualidad, folclorismo exacerbado..., como aducen algunos historiadores me parece banal, creo que podría ser más acertado por la cuestión religiosa; pues, el cristianismo, tras la “Reconquista” se convirtió en una cruzada en muchos lugares de Andalucía y sobre todo en el reino Granada que venía de una cultura y una religión musulmana de casi 8 siglos. 

Cueva del Sacromonte actual

Entiéndase en el momento histórico del que hablamos, España intenta unificar no solo todo sus territorios sino imponer la religión cristiano-católica y erigirse en adalid de la Cristiandad mundial con los Reyes Católicos y con los Austrias. Fueron muchas las represalias que llevarían a cabo las huestes inquisitorias que por aquellas fechas tenían en sus manos el poder de ejecutar a quienes contravinieran las premisas que habían partido hacía muchas décadas del Cardenal Cisneros. Pero, al ser expulsados de sus casas moriscos, judíos y sus esclavos negros, se instalaron  junto a los gitanos nómadas en el valle de Valparaiso, frente a la Alhambra y junto al río Darro y allí horadaron sus cuevas, en el Sacromonte, lo que les hizo poder dejar de deambular por los campos y refugiarse  para evitar caer en manos de los alguaciles y de la Inquisición.

A pesar de todo aquello, a pesar de su prohibición y los castigos recibidos, las Zambras, sus cantos y sus ritos se siguieron realizando en la clandestinidad y siguieron guardados hasta hace muy poco. No sabemos si el miedo ancestral o ya un empecinamiento, cargado de razones, del pueblo gitano, nos impedía conocer esos cantos que acompañaron y acompañan en la ceremonia de una boda gitana. 

Las zambras del Sacromonte, como hemos anticipado, son la representación de las bodas gitanas y constan de tres partes diferenciadas en sus bailes  y sus cantes grupales. La ceremonia nupcial se inicia, aunque pueda variar en algunos lugares, de la siguiente forma: Después de cantar tangos granaínos de alborozo,  llega la primera parte, la alboreá, que se desarrolla al amanecer o alborada y quiere representar la pureza de la novia. Suele ser una danza con ritmo de soleá por bulerías. En segundo lugar se pasa a la cachuchá o perdón de la novia, que es cuando el novio pide la mano y pide perdón por raptar a la novia. La bailan coros de parejas, en los cuales una de estas parejas representa a los novios. En tercer lugar  vendrían el baile de las mujeres mayores,  los fandangos de Graná y el baile de la mosca que es bailada por unas cuantas parejas de mujeres que forman una gran rueda y gritan continuamente “mosca, mosca, mosca”.

 Parte del cerro del Sacromonte

Aunque esto permaneció oculto durante su desarrollo, muchos de los escritores foráneos que se acercaban en busca del “exotismo andaluz”, los románticos del XVIII y XIX,  pudieron acceder a algunos ritos y fueron exteriorizando estas formas de cantes y bailes. Los primeros que llegaron a Granada pintaban, escribían, guardaban en sus mochilas aquellas imágenes de los gitanos del Sacromonte, sus vivencias en las cuevas, sus costumbres más arraigadas y escondidas.  Ese eco se expandió por Europa, lo que provocó una llegada masiva de extranjeros ávidos de conocer aquella magia, aquel embrujo que se cocía en las cuevas granadinas.  Aquello traería una injerencia impertinente de intrusos por conocer aquellos ritmos, en la falsa creencia de un romanticismo cargado de fantasía, de un bandolerismo heroico…, cuando la realidad era el hambre y la miseria quien movía aquellos hilos y motivaba aquella forma de vivir.

Caracol y Lola Flores, en Zambra

Empero, de ese falso tipismo exótico, se pasaría al tópico; y, el pueblo gitano-andaluz del Sacromonte, como el de otros muchos lugares – que puede ser pobre pero no tonto –, supo sacar partido de su fatalidad, haciendo de sus cuevas un lugar de culto al flamenco, un lugar donde hacer espectáculos para turistas deseosos de conocer sus raíces, sus costumbres y sus músicas. Así convirtieron  al bendito cerro granadino en símbolo y parte del paradigma no solo de la cultura andaluza sino en la representación  del tipismo español. 

La Zambra gitana ha ejercido mucha influencia en los ritos flamencos, incluso las primeras migraciones de andaluces granadinos desde finales del XIX  hacia Cataluña dejaron su huella y su impronta en los bailes y los cantes del Somorrostro, el Tibidabo, a las faldas del Montjuic o del Carmelo; a las zonas de Santa Coloma de Gramanet, Hospitalet, Cornellá… (Sepan que, entre 1960 y 1975, más de 165000 granadinos se fueron a Cataluña). Familias enteras marcharon a zonas catalanas. Recuerden la imagen de aquella niña gitana de procedencia granadina llamada Carmen Amaya, bailando descalza, con una blusa anudada bajo el pecho y una fuerza fuera de lo normal.

Por aquellos años, desde mediados hasta finales del XX, fueron pueblos enteros de Andalucía, Extremadura…, los que emigraron, motivado por la llegada de la maquinaria a los campos y, ante la falta de inversión en nuestra tierra de industrias, a pesar de la cantidad ingente  de recursos naturales de los que disponemos.

Pero, a pesar de su desgraciado destino (a nadie le gusta dejar su tierra por necesidad), aquello no se convertiría en una emigración en toda regla, en la que se respetaran los derechos de los jornaleros andaluces, de los proletarios españoles, para poder moverse por el territorio. Pondremos como ejemplo un caso que nos  acerca: “En 1952, Felipe Acedo Colunga, por entonces gobernador civil de Cataluña y padre del que fuera presidente de la Cooperativa San Isidro Labrador en Marchena, lanza una circular para que, ante la avalancha de andaluces a aquella región, se les detenga y devuelva a sus pueblos de origen, previo paso por las instalaciones del Centro de Indigentes del Ayuntamiento de Barcelona”.   CONTINUARÁ.

Estrella Morente : Zambra

Baile de la Mosca - Sacromonte