La Petenera

Eduardo Ternero - sábado,  2 de abril de 2022

Hoy traemos un palo flamenco muy controvertido, un estilo que a lo largo de la historia ha enfrentado muchas opiniones y,  por diversas razones,  ha estado siempre en el ojo del huracán flamenco. Hoy, tras dos siglos de especulaciones e investigaciones,  conoceremos algo más sobre la Petenera. Su origen, según algunos, nos lleva al siglo XII  coincidiendo con los  romances. Hipólito Rossy, ursaonense y gran investigador  de la música flamenca, afirmaba que el ritmo y compás de este tipo de cante se corresponde con lo que cantaran juglares y trovadores de origen semita (siglo XV y XVI) antes de su expulsión, ya que muchos eran judíos. Lo sabemos porque los judíos sefarditas residentes en los Balcanes desde su expulsión de España  cantan entre sus repertorios una especie de petenera. Por tanto,  si los judíos de los Balcanes conocen el cante de la petenera era porque también lo conocían sus antepasados expulsados de España. 

Hipólito Rossy 

Otros afirman que su procedencia es hispanoamericana, que puede que el origen de su nombre sea de Petén, una comarca de Guatemala. Últimos estudios concluyen que su origen puede ser mejicano, pues en 1803 ya conformaba un estilo de folklor azteca y  realmente, algunos sones de Veracruz llamados peteneras,  tienen un parecido armónico con ella.

Juanelo, en la primera mitad del XIX,  junto a Silverio fueron los informantes del escritor y flamencólogo Antonio Machado (Demófilo) padre de los poetas  Machado. Sería Juanelo quien dijera que la petenera era un cante atribuible a una cantaora de Paterna de la Rivera (Cádiz) y que, con el tiempo, el nombre de Paternera se ha ido modificando en el habla andaluza por razones eufónicas (suena mejor).  Normal que el pueblo de Paterna de la Rivera reivindique su paternidad y le haya hecho un monumento a  la supuesta cantaora en el pueblo. También otra localidad, Paterna  del Rio (Almería), ha reivindicado el origen de la petenera en su pueblo pues se hacen unos cantes-oración muy parecidos al Cristo de las Penas. 

Nosotros vamos a hacer nuestra propia reflexión: Creemos que ese tipo de cante pudo ser de origen  sefardí que se cantara en tonada romanceada desde los siglos XII al XIV, que se extendería por toda España y que los judíos, al ser expulsados (en el XVI), muchos de ellos se refugiaron en los Balcanes y en el norte de África. Los que pudieron mezclarse con moriscos y gitanos quedaron aquí y siguieron con sus cantos a escondidas. En siglos posteriores este cante como otros se llevó a zonas de Mesoamérica (Méjico, Guatemala, Honduras…). Lógicamente allí siguieron cantándola: (en un Youtube,  un grupo de música sefardí canta una petenera “A la una yo nací….” y uno de los comentarios de un seguidor mejicano afirma que esa misma música se la cantaba su madre cuando era pequeño). 

El Negro del Puerto 

No es de  extrañar que volviera de América con otros aires y que fuesen cantaores andaluces los que la recrearan. Lo de Paterna de la Rivera puede ser  que allí hubiese una cantaora, que se movió entre amores y amoríos, que  cantara una canción romanceada parecida a la petenera a finales del XVIII, y que Juan de los Reyes, que era oriundo de Paterna y  padre del Negro del Puerto la recogió y  se la enseñaría a su hijo. La Paternera tuvo un desenlace fatal y las letras son alusivas a desgracia; tal vez sea por ello por lo que el pueblo gitano argumentaba que hacer ese cante tenía mal fario, incluso se negaban a cantarlo y  se persignaban al nombrarlo. No lo entendemos pues otros palos hablan de desgracias y penalidades (seguiriya, tonás, soleáres, mineras…) y no son considerados como mal fario También pudiera ser porque en 1881 hubo una gran hambruna en España, por aquel año se cantaran peteneras alusivas como la que dice: “Del año de las petenera, nos tenemos que acordar, que anduvo Pura y limpia,  en el canasto del Pan”. Tal vez por ello dijeran que eran malditas. Sin embargo,  muchos intérpretes la hicieron y la grabaron; la Niña de los Peines no solo se atrevió a cantarla  sino que hizo una versión muy original y la llevaba siempre en su repertorio. 

En Sevilla sabemos que se cantaban peteneras a inicios del XIX ya lo dice en su libro,   “Fiesta en Sevilla”, Estébanez Calderón: “…son como las seguidilla pero con aire más vivo”. Bueno, ya tenemos la petenera de vuelta de las Américas y recriada en España.  Aquí se haría más pausada y sería el cantaor José Rodríguez Concepción  “Medina el Viejo”, quien empezó a darle el tono flamenco. Dicen que la petenera era su santo y seña en los cafés cantantes de la época, sobre todo en el café Imparcial de la capital de España. En el último tercio del XIX  Chacón, Tomás Pavón y otros artistas jóvenes tuvieron la dicha de poder compartir tablas con “Medina el Viejo” y por tanto fueron cantaores que continuaron ejecutando la petenera de manera fiel a como la hiciera Medina. Su hijo, el Niño Medina (José Mª Rodríguez de la Rosa),  haría de la petenera su bandera y baluarte para darse a conocer y hacerse famoso; además grabaría las primeras peteneras junto a Ramón Montoya. También, por esas fechas hubo una gran afición al baile de seguidillas sevillanas y peteneras con pasos de seguiriya, mantón y castañuelas destacando Soledad Miralles, Rosa Durán, Paulino Ruiz… 

Naranjito de Triana 

Ya a inicios del XX continuarían ejecutándola El Mochuelo, la Trianita, la Niña de la Alfalfa, El Canario de Colmenar… hasta el mismísimo  Manuel Torre que,  aunque nos parezca mentira – dada sus rarezas y su extravagancia –,   las grabaría  acompañado de la guitarra de Juan Jándula Habichuela. Pero, como hemos comentado, sería la Niña de los Peines la que más y mejor divulgara la petenera, pues, además de cantarla en todos los escenarios,  la grabaría con todas las casas de discos y con todos sus tocaores  como Niño Ricardo, Melchor de Marchena, Ramón Montoya, Manolo de Badajoz…,  haciendo un total de veinte interpretaciones grabadas  y siempre siendo fiel a la línea artística que había impuesto Medina el Viejo. Cierto es que después, las generaciones posteriores de cantaores que han cantado por peteneras, han aprendido la lección de escuchar a Pastora. 

Durante la etapa de la Ópera Flamenca, la petenera, se apartó de los repertorios de los cantaores, es un cante difícil, de entonación pausada, melancólica, que exige muchas cualidades de poder y musicalidad en el intérprete y que no es fácil de cuadrar. Naranjito de Triana solía decir: “hay que tener mucho poderío, registro en la voz y muchas variaciones tonales para cantar bien la petenera. Hay muy poquita gente que sepan cantarla, lo mismo da que sea la larga que la corta”. Aún así, algunos como Rafael el Gallina, Pepe el de la Matrona, Juanito Varea, Jacinto Almadén…, fueron grandes cantaores de peteneras. Ya en épocas más cercanas, la petenera cogería otros aires y muchos artistas se atrevieron con ella como el Perro de Paterna, Menese, Fosforito, Carmen Linares, Enrique Morente y sobre todo Naranjito de Triana. 

Las letras de la petenera, muchas de las cuales aún tienen vigencia, suele ser una estrofa de cuatro versos octosílabos, que el cantaor los convierte en 6 o 7  por repetición de los versos. Sus letras suelen ser, como hemos apuntado letras de sentimiento y melancolía, que se van cantando de forma pausada dándole un ritmo acompasado casi monacal… Existen varias versiones, una que es la antigua y otra más moderna. La moderna se divide a la vez en corta que es bailable acompañada de palmas y la larga o grande. También ha habido cantaores que han impuesto su impronta, como el Mochuelo el Negro del Puerto, o que hicieron unas creaciones personales como  Chacón, Pepe Marchena, Enrique Morente...

En Paterna de la Rivera, se realiza desde 1972 un concurso de cante por Peteneras; el primero lo ganaría Manuel Orta.