El Loco mateo

Eduardo Ternero - 21 de mayo de 2020

Hoy hablamos de Mateo de las Heras Carrasco Vargas, el “Loco Mateo”. En escritos de la época aparece como Mateo Lasera e incluso La Cera. Tampoco es muy certera la fecha de su nacimiento, posiblemente en 1839. Mateo fue un cantaor jerezano, del barrio de Santiago y, según las crónicas, uno de los mejores seguiriyeros y más profundos de la historia del flamenco. En principio se le llamó Mateo el “Jerezano”, tal vez fuese pariente de la esposa de Francisco Valencia, “Paco la Luz”, aunque existen muchas lagunas de su vida.

el “Loco Mateo” 

Lo de llamarle el “Loco Mateo” seguramente fuese por sus extrañezas, por sus rarezas – casi neuróticas – con las que se movía, propias de los cantaores de la época; aunque otros biógrafos apuntan que pudo ser motivado por un desengaño amoroso que, al parecer, le había dejado ‘tocado’ hasta tal punto que solía hacer muchos cantes dedicado a su tragedia personal. Los últimos estudios concluyen en que puede que sea debido a que sus paisanos le llamaban ‘loco’ porque siempre cantaba en su repertorio la letra del martinete: “A mi me llaman el loco por que siempre voy ‘callao’…”.

Como pueden observar, en la única fotografía que se conserva de este enorme cantaor, está con su hermana la “Loca Mateo”, el guitarrista Paco Lucena y la bailaora Josefita la “Pitraca”. Era un cantaor que casi siempre actuaba en compañía de su hermana; tanto era así que, por los ‘madriles’, muchos creían que era su esposa o compañera. Las cosas debieron irles bien, pues por el atuendo que llevan en la foto,   observamos al cantaor y sus acompañantes vestidos de manera muy elegante para los tiempos que corrían y las dificultades que pasaban muchos de los artistas del momento. Sabemos que el “Loco Mateo” fue un gran cantaor de soleares y creador de seguiriyas, de gran riqueza musical, comparable en talla a los grandes, Silverio y Curro Durce, con los que seguramente tendría rivalidades artísticas y que nos han llegado hasta hoy gracias a los grandes maestros que siguieron sus cantes.

En aquellas fechas era muy corriente que el cante y el toreo fuesen de la mano, numerosas sagas flamencas han tenido toreros y gente del toro entre sus miembros; muchos toreros tenían pareja o estaban sentimentalmente ligados a mujeres del flamenco: cantaoras, bailaoras… y el “Loco Mateo” no iba a ser menos.

 Loco Mateo y su grupo 

Se cuenta en la prensa de 1878 que un cantaor, Mateo de las Heras, participaba en una novillada en la que actuaría como matador aquella tarde. Al  parecer se le daba mejor el cante que saltar a la arena del coso y desenvolverse con el morlaco; pues en el mismo periódico de aquellas fechas se daba la noticia que el cantaor rodó por los suelos varias veces y, además, tuvo que salir a matar la vaquilla otro de los toreros, “el Hortelano”, puesto que Mateo era incapaz de despacharla. Se cree que su vida fue muy corta, al menos eso se apunta en muchos de los libros de flamenco y de sus biógrafos; pero nos encontramos con muchas incógnitas. 

Fernando el de Triana, nos apunta en su libro “Arte y Artistas Flamencos” que fue uno de los grandes cantaores de Jerez. A él debemos la única fotografía que se conserva. Gracias a él conocemos la vida de tantos cantaores del XIX. Del “Loco Mateo” diría, entre otras muchas cosas, que su vida se desarrolló por los cafés cantantes de la Andalucía Occidental.

 Juan de la Plata afirmaba en su biografía: “…este famoso artista ha sido el mejor cantaor de soleares de todas las épocas, aunque era un hombre extremadamente sensible y muy nervioso”. Pensamos que, como ya hemos comentado, se estaría refiriendo a una persona con un carácter muy  introvertido y poco dado a las relaciones o que tuviese miedo escénico.

“Carito de Jerez”

El “Loco Mateo” no lo tuvo nada fácil, pues en aquellas fechas, mediados el XIX, los cafés cantantes estaban en su apogeo, los cantes estaban en formación y definiéndose;  había muchos cantaores que surgían por todo la geografía andaluza, sobre todo en en los caminos que llevan a Cádiz, Jerez, Triana, Ronda, Málaga… Así que tendría  que lidiar con excelentes artistas como fueron “El Viejo de la Isla”, Enrique “El Mellizo”, “Curro Durse”, Paco “La Luz”, El “Nitri”, “Juanelo”, los “Caganchos”… y hasta con el mismísimo Silverio. Pero sin lugar a dudas, por lo que nos dejan sus biógrafos, el “Loco Mateo” se supo colocar en un lugar privilegiado. 

Cantó sobre todo por todos los cafés de Sevilla, donde residió un tiempo y donde su musicalidad jerezana rivalizaría con los estilos trianeros del “Fillo”. Lástima que la muerte le llegase tan pronto, pues podría haber hecho mucho más dentro del mundo del cante. Así y todo, dejaría su bien hacer en el mundo del flamenco, e incluso tuvo muchos seguidores y discípulos que siguieron su estela como el “Chato de Jerez”, Manuel Caro el “Carito” y muchos más. Dicen que el “Loco Mateo” ponía tanta emoción en sus actuaciones que lloraba ejecutando los cantes. En cuanto a la fecha de su muerte no se ha podido certificar; aunque su biográfo, José María Castaño cree que se pudo producir en 1887, cuando el cantaor contaba 48 años.