Manolo Cobano, la afición convertida en arte. I

Eduardo Ternero - domingo,  10 de julio de 2022

Hoy hablaremos de un marchenero al que gustaba tanto el flamenco, disfrutaba tanto tocando la guitarra, que su afición y su empeño le llevaría a convertirse en un gran guitarrista. Se llamaba Manuel Cobano Márquez, nació en Marchena, el 1 de enero de  1926, hijo de Antonio Cobano Arcedo y Mercedes Márquez Talaverón, ambos marcheneros, al igual que su abuelo paterno. Su abuela paterna era de la Puebla de Cazalla. Los padres de Manuel tuvieron siete hijos: Manuela, Josefa, Antonia, Desamparados, Rosario, Manuel  (el penúltimo de los hermanos) y José. En la familia de Manuel Cobano no hubo antecedentes de familiares que se dedicaran al flamenco, ni ninguno de sus hermanos se dedicó a ello. 

Manolo Cobano

La familia Cobano Márquez vivía en Marchena, en el callejón del Duende; pareciera que Manolo venía predestinado a buscar ese “duende” del flamenco. Pero, la cuestión vital no  estaba para el arte, había mucha necesidad y Manuel, siendo aún muy joven, casi un niño,  trabajó de repartidor de pan. Su afición por la guitarra seguramente le vendría como a muchos niños de entonces que frecuentaban las barberías para  escuchar y aprender el cante y sobre todo a tocar la guitarra. Hay que entender que bares y barberías eran los pocos lugares en los que los hombres, que volvían de realizar las tareas del campo – después de largas temporadas –, podían tener un poco de asueto, arreglarse el pelo, la barba… y encontrarse con los amigos para disfrutar de un poco de charla y mucho de flamenco. Eso ocurría en nuestra tierra hasta el último tercio del XX; hasta que la gente obrera pudo acceder a una radio o televisión.

Manolo Cobano no tuvo una vida fácil. Después de dejar el reparto de pan se hizo recovero, un antiguo oficio que se ejercía por las zonas rurales, llevando y trayendo mercancías de cortijo en cortijo, generalmente cambiándolas por huevos. Subido en una caballería con los serones llenos de utensilios de cocina, ropa y otros enseres que se solían cambiar por  huevos, que recogía en cada cortijada que visitaba, para luego venderlos en la ciudad. Manolo, durante  el tiempo que se dedico a la recova, llevaría siempre, atada a la montura,  su guitarra y por los caminos del término iba lanzando sus toques al aire.

Cobano, Cáceres, el Niño del Arahal y esposas

Con Ricardo Fernández, buen aficionado

En su afán por aprender los misterios de la bajañí,  recurrió a que le enseñara Chico Melchor – hijo del Lico y hermano de Melchor –, un gitano de la Plaza Arriba,  un tocaor excelente,  consolidado guitarrista que acompañó a grandes artistas a lo largo de su vida como por ejemplo a Sebastián Bacán a Tomás Torre y otros muchos. Después aprendería  muchas falsetas de la mano  de Melchor de Marchena que acudía a su bar cada vez que aparecía por el pueblo,  y del que aprendería la forma más gitana de tocar. De vez en cuando, cuando el trabajo se lo permitía, se  desplazaba a Sevilla para dar clases con Antonio de Osuna, un gran guitarrista de los años 60/70, que a la postre sería maestro de otros   grandes del flamenco como  el marchenero y gran guitarrista José Luis Postigo, también de Manolo Franco, ganador del Giraldillo al mejor toque, en la II Bienal de Arte Flamenco e iniciaría igualmente al genio de Triana y uno  de los mejores guitarrista de la actualidad  Rafael Riqueni.  Era tanta la afición que tenía Manolo por aprender, por ser un buen guitarrista,  que muchas veces se levantaba de madrugada a tocar la guitarra y,  para no molestar a los vecinos o a su familia, colocaba un pañuelo entre las cuerdas y la caja de la guitarra para que no sonara.

El joven Cobano con unos amigos

Manolo Cobano se casaría con Rosario González Gómez, el  12 de Noviembre de 1950 y pusieron su domicilio en Marchena, en  la calle Espíritu Santo, número 50.  De su matrimonio nacieron tres hijos Chari, Antonio y Conchi, todos crecieron escuchando flamenco en casa  y conociendo los cantes, incluso cantando y amenizando reuniones de amigos y familiares. Chari, su hija, es una buena aficionada y ejecuta muy bien las colombianas, fandangos, cantes de levante y saetas. Antonio, su hijo,  seguiría los pasos de su padre, conociendo los secretos de la guitarra y formando parte de grupos   de sevillanas y rumbas  como los Geranios o acompañando a cantaores marcheneros y foráneos. 

El día 1 de abril de 1966 Manolo abrió un bar en la calle San Sebastián en el lugar que ocupa hoy el Hotel GM. Igualmente compraría una casa en la calle Carreño, donde abriría una tienda de ultramarinos que regentaba Rosario, su esposa.

Cartel de la Fiesta de la Guitarra

Pero Manolo Cobano,  además de gran entusiasta, entendido y estando acorde con los tiempos que corrían, se embelesaba con la forma de tocar de Enrique de Melchor y Paco de Lucía.  Era uno de los más fieles seguidores de Enrique, admiraba su limpieza en el toque y su forma de acompañar, dejando ese espacio al cantaor,  ocupando sus silencios, sin ser protagonista…  De Paco de Lucía, siempre pensó que era un genio. Muchos recordaran que tras salir el disco “Entre dos aguas” allá por el 73, desde el interior del  Bar Cobano, salía aquella música del célebre algecireño que inundaba la calle San Sebastián. 

Allí, en su bar, se reunían muchos amigos y asiduos a la tertulia del Bar Cobano, fieles asistentes para  tomar charlar, tomar unas copas y escuchar cante. Y estos mismos, Rodríguez Cáceres, Manolo Montero, Agustín el “Chache”, José Baranco el “Taxista”,  Antonio Ortiz y un grupo de ‘ayuas’, no solo hablaban y comentaban lo que daba el día sino que muchas de las veces era la guitarra de Manolo y algunos cantaores como Juan el Caeno,  Mario Burguillos, “El Bricio” y un largo etcétera de buenos aficionados, formaban una juerga flamenca que se extendía hasta las tantas de la madrugada. “En verano,  con el calor, cuando Manolo cerraba los sábados, cogíamos unas bebidas, y nos íbamos unos cuantos amigos y cantaores aficionados a San Ginés. El casero, De Vides, se bajaba y allí, en el pilar, con la fresquita, pasábamos una madrugada de flamenco inolvidable”, (nos cuenta su yerno, José López).

 Acompañando a Manuel Tovar

Con Paco Palacios El “Pali”

Esta tertulia tuvo a bien celebrar el aniversario de la apertura del bar Cobano el 1 de Abril del 1967, cuando ya Manolo sabía que tocaría aquel mismo año en la Primera Fiesta de la Guitarra de Marchena acompañando a su amigo y compadre Juan Pliego, el “Caeno”. Aquellos contertulios, para dejar constancia de ello, imprimieron un díptico con los nombres de algunos componentes de la tertulia – que entre bromas como esta –, pasaban las veladas al amparo de unos “roilleros” de blanco. Los amigos y clientes, los buenos aficionados que acudían a su bar siempre recuerdan su afán de aprendizaje,  lo que le gustaba tocar la guitarra. Antonio Pliego uno de ellos y uno de  los fundadores de la Jumosa III en Sevilla  y también un gran conocedor del toque de la sonanta  le recuerda siempre aprovechando cualquier momento para practicar,  para investigar sobre nuevas falsetas o escuchando a los grandes de la guitarra y del mundo flamenco.

Por el bar de Cobano pasaba mucha gente, no solo del mundo del flamenco como los Melchores que se acercaban cada vez que venían por Marchena y porque eran amigos de Manolo sino también personajes curiosos como Manuel Corona que era asiduo y porque vivía en la casa que compartía el bar de Cobano; otro que frecuentaba el bar  era el Conde de Marchena que, cada vez que se desplazaba de Sevilla a su pueblo, se acercaba a “Casa Cobano” y amenizaba las veladas recitando bellas poesías dedicadas a su pueblo, a sus vírgenes a su Plaza Arriba a su Arco de la Rosa… Continuará.

NOTA: Gracias a la información y la documentación recibida por José López Pérez (su yerno) miembro de nuestra Peña, sin la cual hubiese sido imposible realizar este trabajo sobre Manuel Cobano.

Zacarías de Fuentes (cante) Manolo Cobano ( Guitarra)