Rincón Flamenco - "Reflexiones sobre el flamenco" por Eduardo Ternero Rodríguez
Eduardo Ternero - domingo, 13 de abril de 2025
Ya tenemos al cantaor marchenero con el guion de su nueva y la que sería su última película. Entendemos que alguno, de sus muchos amigos, bien su secretario y representante o alguien de la productora, se habría encargado de leer a Pepe el panfleto de la película que se titularía “La Reina Mora”. Ahora se encuentra, de nuevo, en un momento dulce de su carrera, es el foco de todas las miradas del público que sigue el ‘famoseo’, a los artistas del momento, los más mediáticos… y Pepe lo es. Se lo ha ganado; el “maestro” continúa atendiendo a la prensa, dándole exclusivas – como siempre acostumbró, fueran inventadas o no – ; pero, mostrándose con el mayor respeto, con la mayor delicadeza. No hemos encontrado ninguna reseña periodística donde el genio de Marchena, hubiese tenido un mal gesto hacia algún diario, revista o medio de comunicación, a pesar de que a veces: “motu proprio” o por boca de otros, las crónicas le hubiesen criticado en demasía en sus páginas.
Luis de Marchena, cantaor
En esos tiempos, no todo era color de rosa, el mundo estaba en un momento de crisis: gobiernos derrocados, revoluciones partidistas…, en muchos lugares del Planeta se lidiaban guerras fratricidas, como en África, en el este asiático… Marruecos acababa de firmar un “Manifiesto de Independencia”, pero, no conseguirá su objetivo hasta 1955; al siguiente año se independizará de Francia y no conseguirá recuperar todos sus territorios, desvinculándose de España, hasta 1958. También los estadounidenses y los soviéticos, las dos grandes potencias, hacen un amago de confraternización y celebran una especie de pacto en el que se establecen unas normas para prohibir el uso de armas atómicas. Sin embargo, cada cual por su cuenta, seguirá haciendo pruebas en lugares vírgenes, destruyendo naturaleza, aumentando, cada vez más, el potencial de sus bombas. Estados Unidos seguiría en el atolón Bikini con sus experimentos y el 28 de febrero de 1954 explosiona la de mayor capacidad, a la que llamaron “Camarón”, ¡qué coincidencia!, nuestro Camarón ya empezaba a dar sus primeros pasos y en breve sería un ‘bombazo’ para el flamenco, un halo de frescor para los amantes de este bello arte. En cambio, aquella ‘americanada’ daría lugar a una contaminación radiológica sin precedentes, que se extendió por todas las islas de alrededor, matando y afectando en graves problemas de salud a millares de personas… Todos estos ensayos continuarían, en teoría, hasta 1963, a pesar de los tratados, de las prohibiciones y del daño causado. El ser humano continuaba con su herencia cainista, poniendo en jaque la vida en la Tierra.
Mientras unos se empeñaban en amargarnos la existencia, ese mes, febrero de 1954, el día 3 se recordaría para siempre, en Sevilla y en sus pueblos, con una gran alegría por lo extraño del suceso, por la novedad y la euforia que desató en la población de entonces: ¡nevaba en nuestra tierra!, algo que ni los más viejos habían conocido por estos lares. Pero, aquel día, el 4 de febrero, en la mayor parte de la provincia sevillana, amanecería con más de una cuarta de nieve. En muchos sitios algo más. Aquello era algo que no se conocía, pero se dieron las circunstancias meteorológicas (-4º) y una bolsa húmeda que hizo vestir de blanco el verde de los campos y los tejados y calles de los pueblos. En Marchena sería recordado el hecho durante muchos años por quienes pisaban por primera vez la nieve, por quienes jugaron e hicieron los muñecos tradicionales… Ya han pasado más de 70 años y no se ha vuelto a repetir.
La nevada de Marchena
A Pepe, aquella nevada, aquel hito raro en su Campiña de nacimiento, le sorprendería en Madrid. El ‘maestro’ de Marchena estaba preparando otro espectáculo y además tenía en mente otros proyectos. Respecto a su nueva película, ansiaba rodar con las entonces mujeres más famosas que había en la España de 1954; se lo habían apuntado, estaban en el punto de mira Lola Flores que, sin embargo, no pudo ser; la “faraona” acababa de estrenar “Ay pena, penita, pena”, tenía dos películas en cartelera “Morena Clara” y “La danza de los deseos” y, además, estaba rodando “La hermana Alegría”. Se pensó, también, en Gracia de Triana; pero, esta, tenía en aquellos momentos su residencia en Buenos Aires y estaría ausente por Sudamérica 7 u 8 años cosechando grandes éxitos. No podemos olvidar otras perfectas candidatas como Concha Piquer que seguía en la cumbre o las jóvenes artistas sevillanas Carmen Sevilla, Paquita Rico, Juanita Reina…, que estaban igualmente en el candelero de los famosos, con exitosos espectáculos, rodando películas, portadas de revistas como estrellas de la copla y del cine.
Aquella primavera empezaría a rodar “La Reina Mora”, una especie de comedia musical con argumento sacado de una zarzuela de los hermanos Álvarez Quintero. Mas, conociendo a Pepe, su deseo de omnipresencia, sus ansias de estar siempre a la cabeza de todo, no se limitaría con aquella actividad pasajera. Por ello, en cuanto se le presentó la ocasión, combinaría aquellos meses de grabación de la película con un programa radiofónico llamado “Cabalgata fin de semana” que dirigía y presentaba Bobby Deglané, aquel mítico periodista-locutor de radio, nacido en Chile, de madre trianera y que ejerciera tanta variedad de empleos: desde oficial de carabineros, pintor de brocha gorda, lavaplatos y un largo etc.
Bobby Deglané, periodista
Deglané vino a España a retransmitir boxeo y lucha libre, sería corresponsal en la Guerra Civil, piloto de aviación, funcionario…, hasta que se instaló en la Cadena Ser y con su programa “Cabalgata” conseguiría 6 millones de oyentes. Bobby, sería siempre un gran admirador de Pepe Marchena, escribiría sobre él, le entrevistaría en numerosas ocasiones. Deglané, junto a otro periodista Manuel Zuasti fueron quienes organizaron la “Operación Clavel” para recaudar dinero, alimentos, enseres…, con el fin de aliviar a los afectados sevillanos, tras la gran riada del Tamarguillo, aquel 25 de noviembre de 1961; con tan mala suerte que, la avioneta que filmaba la llegada de la caravana de ayuda, tropezó con unos cables de alta tensión y causó otra gran tragedia en la ciudad de Sevilla, murieron 20 personas y hubo más de 100 heridos de diversa gravedad.
Bobby Deglané llamaría a Pepe para que fuera protagonista de su programa radiofónico, “Cabalgata Fin de Semana”, para hablar de flamenco y demostrar cómo eran cada uno de los estilos o palos del cante. Aquello daría al marchenero aún más popularidad; los aficionados esperaban su ración de flamenco; cantidad de emigrados a Barcelona, Madrid, Valencia…, estaban ávidos de seguir escuchando los sonidos de su tierra, además de la atención que prestaba toda España a sus comentarios. Esto ya lo había hecho Pepe en otra ocasión y, seguramente, Bobby Deglané, habría sido testigo directo. Ustedes lo recordarán, fue en su gira por América, durante su estancia en Argentina y para radio Belgrano bonaerense. Hacía ya casi 10 años de aquello; fue en 1945 cuando, el cantaor marchenero, diera varias sesiones de cante, explicando cada uno de los estilos que componen el árbol del flamenco.
Incansable, Pepe, aquel verano, montaría de nuevo su Compañía, esta vez con un espectáculo que anunciaba con el rimbombante cartel de “Mensajeros del Cante”, con el que tendría mucho éxito. Llevaba de principal figura a Canalejas de Puerto Real, más Pepe Azuaga, la guitarra de Benito de Badajoz y las féminas Rafaela de Córdoba y la Niña de Castro, entre otras. También iba el cantaor Luis de Marchena (Luis Rueda Maqueda), nacido en Marchena en 1920, que desarrolló su carrera en diversas Compañías. Sin embargo, en muchas de sus giras, sobre todo cuando iba con La Niña de la Puebla, no podía anunciarse como Luis de Marchena, pues el marido de esta, era también Luquitas de Marchena, aunque hubiese nacido en Linares (cosas de Pepe). Luis provenía de una familia de saeteros marcheneros, herederos de aquel mítico Antonio Sánchez “El Tuerto Pollo”, uno de los grandes cantaores de saetas del XIX y del que se tienen muy buenas referencias, que nos han llegado a través de las actas de hermandades. La madre de Luis de Marchena era sobrina del “Tuerto Pollo” y todos sus hijos fueron grandes saeteros y buenos cantaores, destacando Luis y sus hermanos Matías “El marchenero” y Manolo Rueda que se fue a vivir a Paradas. Todos solían venir por Marchena a cantarle a Jesús durante los días de Semana Santa. Luis de Marchena acabaría su carrera por colmaos y ventas de Madrid, donde murió en 1998.
Juan Manuel Moraza "Marchenita"
También estaba orgulloso de llevar el nombre de su pueblo el novillero Juan Manuel Moraza “Marchenita”, nacido en Marchena, en 1936, fallecido ese año, cuando solo contaba 18 años de edad. Los fatales hechos ocurrieron en la Plaza de Toros de Valderrobles (Teruel), el día 3 de septiembre de 1954, el año que analizamos. Era una novillada sin picadores, alternando con el también novillero Jesús Omedas y novillos de la ganadería Ramos Matías.El suceso fatal ocurriría al estoquear a su segundo toro; el joven marchenero resultaría herido gravemente en el vientre por el astado. Los médicos (los hermanos Navarro Tafalla) no lograron taponar la herida, a pesar de las 8 transfusiones de sangre que le hicieron, incluso con la de una bella joven a la que el novillero había brindado aquel toro. La herida se complicaría de tal manera que Salvochea, el “Marchenita”, estuvo luchando con la muerte durante 18 días, hasta el 21 de septiembre que falleció. La prensa baturra se hizo eco de aquella triste noticia y en su titular decía “Primer y último romance taurino de “Marchenita”.
Con esta triste noticia se levantaban los marcheneros aquel 22 de septiembre de 1954, aquel novedoso “año de la nieve”. También fue el año de la “Cabalgata Fin de Semana” que tanto renombre volvería a dar a Pepe Marchena. Además, ya había terminado de rodar su última película y seguía transitando por Madrid, Sevilla…, haciendo lo que más le gustaba, llevar su Compañía, su cante por toda España. En Marchena tiene a Isabel y a Piqui que ya tiene 11 años y asiste a clases en el Colegio de los Padres Mercedarios del convento de San Agustín. Pepe desea terminar de adecentar su finca, “Piki”, la que presumiblemente, sería su descanso, su retiro en aquel paraje marchenero de Cañaveralejo.