Rincón Flamenco - "Reflexiones sobre el flamenco" por Eduardo Ternero Rodríguez
Eduardo Ternero - domingo, 6 de julio de 2025
El diario “Pueblo” en su edición de 15 de noviembre de 1961 publicada a toda página un acontecimiento en el que Pepe Marchena y Azis Balouch eran protagonistas. Lo titulaba de esta manera: “El flamenco estrena nuevos escenarios”, PEPE MARCHENA dará cuatro recitales en la capital de Pakistán.
Así lo relataba el periodista Gonzalo Carvajal: Saldrá de Madrid para Karachi e ilustrará las conferencias de Aziz Balouch. El Niño de Marchena es un “cantaor” con fama mundial, con los más profundos conocimientos del cante y del baile de Andalucía. José Tejada el próximo 4 de diciembre emprenderá su octogésimo viaje fuera de los Pirineos. Porque, Pepe Marchena, se nos va una vez más, a convertirse en embajador de seguiriyas, tarantas…, por meridianos situados a miles de kilómetros de las tierras de la piel de toro.
Marhena con Aziz, foto de prensa
Este viaje del Niño de Marchena tiene una singularidad: por primera vez se escuchará el cante grande y el cante chico en la capital de Pakistán. Pepe fue contratado para cuatro recitales en Karachi, así lo confirmaba: “Viajo por causa de un alto fin cultural. Mi discípulo Aziz Balouch (que es un diplomático a las órdenes del Gobierno pakistaní) va a dar unas conferencias. Yo se las ilustraré con mi cante y con el baile clásico español, que correrá a cargo de un conjunto encabezado por la bailarina Amelia Ayala”. El periodista le pregunta por la ilusión de este viaje. Pepe Marchena ha levantado sus dos brazos. Igual que hace bastantes años se los vi levantar en el casino de su tierra natal para explicarnos los cantes de los pastores andaluces del siglo XVIII. Esta expresión de brazos alzados debe ser consustancial con el máximo interés que Marchena da a sus afirmaciones. “Una ilusión grandísima. Voy a estrenar tierras para nuestro cante más español. Y también voy a pagarle el premio que prometí a mi hijo José Manuel (Piqui entre los del gremio flamenco) si aprobaba los exámenes. Mi hijo me acompañará en este viaje, pero antes me gustaría que José Manuel, que no es profesional, también cumpliera con su ilusión de debutar ante las cámaras de Televisión Española. Como su madre vive en Sevilla, se llevaría un alegrón por ver a su hijo actuar para tan numeroso público”.
Pepe, habla de su relación con Aziz: “Le conocí en Gibraltar, en 1929. Me impresionó su sensibilidad para entender todo lo que se relaciona con el flamenco. Es un excelente discípulo, que está muy preparado por sus enormes deseos de conocer todos los secretos de nuestro cante”. Otra pregunta del periodista ¿Cree real la conexión del flamenco español con la música típica del Pakistán?: “Es evidente. La malagueña pakistaní es igualita a la malagueña gaditana, más conocida como la malagueña de Enrique el Mellizo. Por otro lado, la guitarra de aquí es muy parecida al instrumento de cuerda con que allí acompaña su música folklórica”.
Pepe simula tocar la guitarra a Aziz (prensa)
Pepe Marchena habla de su otro gran proyecto: la fundación en Madrid de una cátedra de cante, toque y baile flamenco, patrocinada por una institución cultural de prestigio: “En Jerez sé que ya existe una. Pero me agradaría que la capital también contase con otra. Si se funda, esa cátedra de flamenco, me comprometo a dar una clase diaria sobre los estilos olvidados de todos los cantes”. Pero ese es un proyecto todavía lejano de Pepe Marchena.
En la misma página, otro artículo, esta vez del periodista Antonio González, nos aclara ideas acerca del pakistaní Aziz Balouch, músico, filósofo y cantaor de flamenco, al que alguien ha definido como el descendiente directo de aquel gran trovador del Califato de Córdoba que se llamaba Ziryab. Aziz habría dedicado gran parte de su vida a investigar los orígenes del cante flamenco, cuya raíz, según sus publicaciones, se encuentra en el folklore místico de su legendaria tierra. Ha hecho españolismo por el mundo y también ha representado a su país en España como agregado cultural de la Embajada del Pakistán. Su historia nos afecta muy directamente a los españoles porque ha considerado que nuestro país era la meta de su destino humano. Aziz siente España como su segunda patria y fue condecorado por Rabindranath Tagore por sus dotes excepcionales de filósofo y músico. En sus estudios demuestra una especial atracción por dos místicos españoles: Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz. La mística española le acercaría de Pakistán a nuestro lejano país.
Azis sintió la llamada definitiva de España. Sus amigos,, siendo muy joven y conociendo su afición por la música clásica pakistaní le reservaban una gran sorpresa: le regalaron un disco de flamenco español, interpretado por Pepe Marchena, y que era idéntico al cante clásico pakistaní. Aziz se sincera al periodista: “Al oírlo quedé como en éxtasis. Yo pensé entonces que era español y que toda mi vida había transcurrido en España y que siempre habla cantado aquel cante. En aquellos dos minutos que duró la grabación hice, ‘in mente’, las maletas y marché a todo correr al encuentro con ‘mi’ tierra”. Sigue diciendo Aziz: “Era demasiado: primero, la coincidencia espiritual entre mi forma de concebir la vida con la de los dos grandes místicos españoles, y después, el descubrimiento que suponía para mí encontrar que la música más espiritual de mi patria era idéntica al flamenco español. España era como un imán poderoso que me atraía, que era dueña de mi voluntad y mi destino”.
Libro de Aziz "Cante Jondo"
Aziz suspendió sus estudios universitarios e hizo las maletas para un largo viaje. Desembarcó en el Campo de Gibraltar y sintió, según confesión suya, como si de “nuevo estuviera en su casa”. Inmediatamente, buscó a Pepe Marchena: “Era necesario comprobar que el hombre capaz de cantar el folklore místico de mi tierra existía en la realidad y no había sido un espejismo del destino”. Continúa: “… al poco de llegar tuve ocasión de conocerle, en La Línea de la Concepción, donde, Pepe, actuaba en un teatro, acompañado del gran guitarrista Ramón Montoya. Sus fandanguillos, colombianas, guajiras, seguidillas, alegrías, etcétera, me llegaron al alma. El día aquel lo recuerdo como uno de los más felices de mi existencia. Estaba emocionado, hasta el punto que las lágrimas me vertían incesantemente. Todo, absolutamente todo lo que el maestro cantaba lo conocía yo desde pequeño. No era necesario hacer un gran esfuerzo para retener aquello en mi memoria, pues estaba bien enraizado en mi corazón”. Al día siguiente del encuentro, Pepe Marchena y Montoya fueron invitados a Gibraltar, a la casa donde se hospedaba Aziz.
Siempre recordaré la sonrisa que se le escapó a Marchena cuando nos presentaron y le dijeron que yo era capaz de cantar. Pero, más grande fue la sorpresa cuando canté, con el ánimo puesto en mi tierra, “seguiriyas pakistanas” y una milonga, “La rosa”, que él había cantado el día anterior en el teatro. Es cierto, Pepe quedó atónito, no podía explicarse aquel fenómeno. A tal punto llegó su entusiasmo y admiración que le propuso que cantara con él la noche siguiente en el teatro y Aziz aceptó encantado. Tras aquella primera actuación ante el público, rubricada con grandes aplausos, Marchena, le pidió que siguiera a su lado: “Yo me negué, pues mi camino no era el de sentar cátedra como “cantaor” y exhibirme en teatros, sino el de conocer España y buscar su raíz histórica hasta emparentarla, si esto era posible, con mi tierra”.
. Comenta Aziz Balouch en su libro sobre el “Cante Jondo” que fue Ziryab quien introdujo el folklore milenario de Sindh (provincia del Pakistán) en la corte cordobesa de Abderramán II. Ocurrió que, el califa de Bagdad, Harumelr Raschid, para congratularse con Abderramán II, envió a Córdoba, como mejor presente, al gran poeta-trovador de su reino: Ziryab. Tanta sería su fama y tan bellas sus canciones que pronto se difundieron por la geografía de al-Andalus y quedaron sembradas para los siglos en el ánimo de los españoles. En la corte cordobesa, su arte causó sensación. El gran rapsoda puede ser considerado como el creador del “cante jondo” y de la guitarra, que también introdujo en el Califato de Córdoba. Parece ser, según explica Aziz en su libro, que la etimología de la palabra guitarra proviene de las voces sánscritas “guit”, que significa canción y “tar” cuerda. A Aziz, igualmente, se le ha considerado como el descendiente de Ziryad; pues, él ha vuelto a traer a España el legendario cante de los poetas de Oriente y ha descubierto el camino histórico que conduce al nacimiento del “cante jondo”.
Aziz Balouch, escritor, cantaor...
Aziz Balouch vino a España como en peregrinaje a la Meca, motivado por sus sentimientos íntimos. Y desde entonces se considera como un español más. Ha conseguido sus objetivos: conocer la raíz histórica del cante flamenco y progresar en el conocimiento de la mística española. Practica la filosofía “Sufi”, cuyos postulados son de amor a la Humanidad. Así lo define él: “Un aire que lleva la siembra del amor y de la comprensión por el mundo”. Aziz es fundador de la Sufí Societty International, cuya sede central reside en Londres y que encuadra a muchos hombres de buena voluntad. Y precisamente por su dedicación al bien, por su profundo amor a la poesía y el respeto a la mística, no aprueba que el cante ‘jondo’ español sea copla de colmaos y tabernas, y que muchos de sus intérpretes profanen su raíz poética, el significado de oración que tuvo en su origen: “El cante jondo que yo aprendí en mi país era la expresión de los hombres hacia el ideal, nunca manifestación de pasiones bajas o de relatos intrascendentes. El puro “cante jondo” hay que buscarlo en la soledad de un paisaje de Sierra Morena, entre las calles solitarias de un pueblo andaluz, pincelado de blanco y cubierto por un cielo azul intenso, o en la llanura inmensa de las marismas, o ante una imagen —como la saeta—, o con los ojos puestos en el alma para que sea ella quien lea en el pentagrama. ¡Nunca como aderezo de una juerga de borrachos o como atractivo de un local infesto!”
Continuaría Aziz exclamando: “Yo abogo por la pureza del “cante jondo” y porque no se permita que se profane la cuna poética de su nacimiento. Es la única salvación del flamenco español, que sin esta pureza, se perderá definitivamente”. Como verán en estas últimas palabras, Aziz Balouch justifica, una vez más, el gran cariño que siente por España, su segunda patria, como él proclama constantemente.