Flamenco en la provincia de Huelva: Su fandango (II)

Eduardo Ternero - sábado, 22 de enero de 2022

Ya comentamos que sería con la llegada de la Ópera Flamenca (1920-1955 aproximadamente), cuando el fandango en general y por tanto también el Fandango de Huelva en particular adquieren mayor preponderancia. Los gustos iban por esos caminos – ni mejores ni peores –, el flamenco se alejaba un poco de la pureza, de lo jondo…, esa senda la marcaría el  gusto del público que  llenaba los escenarios. 

Ya hemos hablado de la aportación que hicieron los grandes artistas del momento al fandango de Huelva, léase: Pepe Marchena, Manuel Centeno,  José Cepero, Vallejo, el Cojo de Huelva… pero no podemos olvidar la aportación de grandes fandangueros onubenses, los nacidos en esa tierra que los ha habido y muy buenos a lo largo de casi siglo y medio y que fueron los que de verdad influenciaron a los demás: Desde Rengel, Rebollo, los Nora, Paco Isidro, Pérez de Guzmán, el Comía, la Conejilla... ha pasado casi un siglo hasta llegar a los grandes intérpretes de hoy como Arcángel, Argentina, Plácido González, Rocío Márquez o Pilar Bogado. Todo ello pasando por un sinfín de cantaores, guitarristas, estudiosos…, todos fueron aportando algo con su manera de cantar ad libitum, su forma de tratar el fandango de Huelva hasta conseguir alcanzar, que sea considerado como parte fundamental del flamenco hoy día. 

Centeno

Desde que se inició la Ópera Flamenca, la marea de aficionados a los cantes de Huelva fue creciendo. Cuentan que allá por los años 40 del siglo XX mucha gente joven, aspirantes a ser cantaores, aficionados, marchaban en bicicleta de Sevilla a los pueblos de Huelva, para oír cantar a sus artistas,  a pesar de que grandes cantaores  como el propio Chacón detestaban el fandango de Huelva, al que llamaban despectivamente fandanguillo y al que, por aquellas fechas, nadie incluía dentro del repertorio flamenco. Pero eso fue flor de un día; él y muchos más consagrados flamencos de la época tuvieron que rendirse ante la evidencia,  ante el gusto del público y la necesidad de seguir en la brecha si querías conseguir  la manduca diaria. 

A partir de 1931, muchos artistas componen y cantan coplas alusivas a las reivindicaciones de los obreros, de la clase trabajadora… toman partido por la Republica, se suben al carro y cantan fandangos relativos a ella. En 1933, el marchenero Juan el Cuacua grabaría unos fandangos titulados “…una silvestre amapola”;  sin embargo durante la Guerra Civil, solo algunos serán los elegidos para el parnaso del cante, solo algunos como Marchena, Vallejo, la Niña de los Peines... grabarían. Empero, también muchos de  estos dioses flamencos sufrieron los avatares de la guerra y fueron obligados a cantar cada noche en la radio para el  bando nacional que se había “apoderado” del territorio andaluz: Rengel, Rebollo, Pepe la Nora, Paco Isidro, Vallejo, Pinto, Pastora,  Canalejas y una retahíla de artistas… que, cuasi de manera obligada y  durante aquel fatídico “tiempo de la jambre y las cartillas de racionamientos” (los años 40 y 50 del XX) aliviaban en las emisoras la pena y la hambruna del pueblo: “pan y circo” que dirían los antiguos romanos.  

En 1942 Pepe Marchena, que estuvo recogido en la provincia de Jaén (Arquillos  y La Carolina),  vuelve con su compañía a Huelva cantando “sus creaciones nuevas”: “Cantes de la Tierra de Godín”, “Cantes de poetas mahometanos”, “De las riberas de Almonte”…, cantes imaginados por él y con su sorna característica. También Canalejas cantaría y grabaría fandangos cuya originalidad en los cantes de Huelva se la apropió el pueblo de  Santa Bárbara.

Sería a partir de los 50 cuando la Ópera flamenca sufre el bajón y por ende también el fandango de Huelva. Por esas fechas los Coros y Danzas de la Sección Femenina (que fundara la Falange) intentarían  recuperar los fandangos, a bailarlos, aunque muchos estudiosos opinan que tergiversaron las músicas y tal vez acabaron con muchos estilos autóctonos y exclusivos de muchos pueblos onubenses, al no tener un rigor en sus recopilación y no contar con personal suficientemente cualificado como para analizar y conservar la musicalidad requerida. 

Canalejas

En 1958 y sobre todo a principios de los 60,  aparece en el panorama musical un cantaor alosnero  que cambiaría el rumbo del fandango de Huelva: Paco Toronjo. Paco vino a suplir el hueco dejado por los grandes que hemos citado. Rengel, Rebollos, Paco Isidro, los hermanos Nora… Los Toronjo, (Pepe y Paco),  se iniciaron por los bares y en los festivales de cantes por fandangos, sevillanas rociera, bíblicas… hasta llegar a  ser los artistas más aclamados de Huelva durante la década de los 50/60, grabando cantidad de discos, siendo los preferidos  por los aficionados, al igual que los Hermanos Reyes o Romeros de la Puebla que se iniciaban  en esas fechas.

 En esta década, a finales de los 60,  el apogeo de la Romería del Rocío y un repunte de la economía hacen que la gente tenga más ganas de diversión. En estos años   sobresalen las Marcheneras,  fandangos bailables  (“una rosa encendida,  que creció en un matorral…”) En 1962 una cadena alemana grabaría un documental sobre Alosno, para que veamos la importancia que de nuevo empezó a tomar el fandango de Huelva. A partir de 1963 aparece el casete y  muchos artistas empiezan a grabar fandangos de Huelva: Rocío Jurado, Marisol, Mairena…hasta 15 discos se grabaron ese año. Por supuesto que Pepe Marchena seguía grabando cantes de Huelva a los que denominaba a su antojo, aunque decía que los  había estudiado o escuchado a los mayores; pero conociendo como se las gastaba “El maestro”,  sabemos que  muchos cantes, muchas denominaciones  fueron una ocurrencia suya. 

A partir de 1970 empieza el boom de las peñas Flamencas y por ende de los fandangos de Huelva y las sevillanas. Uno de los que más luchó por el flamenco onubense sería José María Roldán, aquel cura que tanto defendería los cantes de Huelva y que,  en Aracena, durante la exaltación Flamenca fue acompañado por Chico Melchor. Este sacerdote también escribiría  dos libros: “Los Largos Caminos del Flamenco”  y  “La larga familia del flamenco”. Y, cómo no,  por esas fechas (1971), 5 años antes de su muerte,  Pepe Marchena editaría su último  disco de cantes de Huelva a la par que otro genio,  Camarón, empezaba con los cantes de Huelva  grabando un disco con Paco de Lucía y Tomatito en el que incluía: “Adiós, calle del mal pago” y otros muchos cantes onubenses. 

Los Toronjos

El Cabrero

En estas fechas existían 28 peñas flamencas en Huelva, todas exclusivamente para hombres mayores de 21 años. En 1983 nace la primera Peña Femenina. También Onofre López en 1987, en el Congreso Flamenco de Benalmádena, exaltaría el fandango de Huelva y la consideración de incluirlo como cante flamenco. Por fin, después de tanto, se logró el convencimiento y la aprobación de los grandes flamencólogos que nunca lo habían tratado como tal;  esto sería un antes y un después de los cantes de Huelva. 

En épocas recientes, muchos artistas se apuntarán a cantar por Huelva como Manuel Pareja Obregón, El Raya, José Manuel el “Mani”, María de la Colina… casi todos incluirán en sus discos, en sus grabaciones, algunos fandangos de Huelva. Algunos grabarían discos completos haciendo un recorrido por toda la provincia, diferenciando los distintos tipos o variedad de fandangos que componen el repertorio onubense: El Cabrero, Antonio el Raya, Diego Clavel y otros tantos.

Hoy, los cantes de Huelva, las sevillanas y las rumbas son los que amenizan, por lo general, las fiestas de casi todos los pueblos de Andalucía y se escuchan lejos de sus fronteras.

EL CUACUA CON MANOLO DE BADAJOZ 1933 3 CANTES - FANDANGOS A PARTIR DEL MINUTO 3:24

Paco Toronjo - Once Fandangos de Huelva