Otros apuntes sobre la saeta

Eduardo Ternero - domingo10 de abril de 2022

A estas alturas no vamos a descubrir que el flamenco y por ende la saeta flamenca tiene un origen difícilmente meridiano aunque caigamos en un oxímoron. Hoy vamos a tratar de saber algo más sobre este estilo de cante que a la vez forma parte de nuestro acervo cultural y religioso. Musicólogos y flamencólogos reafirman que nació de los cantos litúrgicos de los misioneros  Franciscanos, durante los siglos XVI y XVII, influidos por los cantos primitivos cristianos.  En Andalucía estos frailes habrían bebido de los primitivos  almuédanos  musulmanes que lanzaban sus oraciones desde las mezquitas en combinación con los cantos judíos  que también se hacían en nuestra tierra, las llamadas salmodias sefardíes.

 Las oraciones cantadas por los frailes eran estrofas cortas de 3 o 4 versos que en principio se lanzaban al paso de  ensogados, encadenados, cargados de cilicios e incluso lacerados que acompañaban a los Viacrucis en penitencia por los pecados cometidos por el hombre. En esos cantos intermitentes, arrojados como dardos, nacieron las llamadas “saetas de frailes”, que exhortaban al pueblo a la devoción y a la penitencia por el  pecado y de ahí nacerían  los llamados “romanceros de la pasión”, que dieron lugar a la saeta llana, vieja o popular. 

Franciscanos en oración 

“Voces del dolor nacidas de la multitud de los pecados que se cometen…” así definía Fray  Antonio de Escaray (perteneciente a los Padres del convento de Nuestro Padre San Francisco) lo que eran las saetas, hablamos de 1691. Se estaba refiriendo  a los cantos que lanzaban los Hermanos del Pecado Mortal y de la Aurora. Era la primera vez que se comentaba en un libro impreso en Sevilla aquel tipo de canto lanzado como una especie de sentencia fugaz en un Viacrucis y entre sogas y coronas de espinas, paso a paso, por muchos lugares de nuestra tierra  iban creciendo  lo  que  se denominaría para siempre  saeta. 

Hasta finales del XVII serían cantadas por los Hermanos de la Ronda del Pecado Mortal que salían por las calles implorando e inclinando a los fieles a la piedad y al arrepentimiento. En esta tesitura se llegaría a inicios del XVIII. Al igual que le ocurriera al flamenco y, de forma paralela, tras la Pragmática de Carlos III, el pueblo y sobre todo el gitano sintió aquella especie de falsa liberación y dio rienda suelta a sus expresiones escondidas y aprendidas a lo largo de tres siglos…Así, entre 1800 y 1840, la saeta pasa a ser un canto popular –  aún no es flamenca –, pero ya la influencia del cante flamenco, sobre todo en Jerez, empieza a notarse en los barrios de Santiago y San Miguel. 

A partir del 1840 empezarían a cantarlas algunos flamencos, como una manera de expresar su religiosidad. Este tipo de saeta conmovía, era de entonación grave, monótona, parecida todavía a las cuartas y las quintas que se cantan en Marchena. Son unas primigenias saetas pobres de estilo y ejecución se fueron desarrollando en las distintas localidades de nuestra tierra,  cada una con unas formas distintas, como la vieja de Córdoba, la cuartelera de Puente Genil, la samaritana de Castro del Río y muchas otras, que no se consideran saetas como las conocemos, ni pueden ser llamadas saetas flamencas, aunque siguen cantándose en los lugares donde nacieron posiblemente desde el XVI-XVII. 

La Serrana

La Saeta flamenca, seguramente, también sufriría el proceso del tiempo, la impronta de cada intérprete y los rasgos de cada lugar. La saeta flamenca nació desde el momento en el que el cantaor de flamenco, sintió la necesidad de cantar a sus imágenes,  por el fervor que sentía lanzaría las primeras tonás al aire, que sería conocida como saeta vieja. 

Así se iría fraguando desde la mitad del XIX, pero no pensemos que se hizo solo para satisfacer las necesidades artísticas de los cantaores; con total seguridad en ella estaba implícita la raíz espiritual, la exaltación religiosa del alma gitana. Así continuaría a lo largo de todo el XIX, hasta que quedó definida como la conocemos aproximadamente a inicios del XX. Posiblemente la cuna de la saeta sería a la par que muchos de los cantes. No olvidemos que El Mellizo siendo un analfabeto se sentaba a diario en los bancos de la iglesia para escuchar los cantos gregorianos, después, con su sentido musical, con aquel oído privilegiado que tendría, aportó nuevos sones al flamenco, sobre todo a la malagueña, las alegrías, la seguiriya y la saeta. 

Sigamos con Jerez como ejemplo de origen de la saeta flamenca. Sabemos que un gran intérprete de saetas fue Paco la Luz, que su hija La Serrana fue la primera que grabó saetas en un disco. Con seguridad, la saeta que nos llegó de Paco La Luz sería la que aprendiera su hija de él. Algunos flamencólogos han defendido que el primero que cantó saetas flamenca fue Manuel Centeno,  sin embargo, Pepe el de la Matrona,  llegó a decir que las primeras saetas llegaron a Sevilla procedente de Jerez,  de la mano de Chacón, Torre y otros;  de ellos aprendería a cantarlas  Centeno y otros cantaores sevillanos de la época como Pastora, Vallejo… que  fueron los que más las difundieron    y sobre todo el Gloria, que tal vez fuera el que mejor las interpretó y quien le dio el sentido y alargamiento de los tercios, en la segunda quincena del XX, creando una escuela de seguidores  como por ejemplo la Niña de la Alfalfa. 

El Niño Gloria 

La saeta continuo sus pasos, con esa formación artística, con ese sonar flamenco, por martinetes, seguiriyas. Estaremos todos de acuerdo que no fue una aparición milagrosa de la saeta sino que fue fraguándose poco a poco, modificándose, cambiando su antigua musicalidad hasta ir conformándose en saeta flamenca, casi parecida a como la conocemos hoy y como lo había hecho el cante de forma paralela. No olvidemos que La saeta tiene un estilo propio, aunque tenga sus raíces en salmos o cantos de poesías cortas y se inserten giros por seguiriyas, martinetes, carceleras… 

Antonio Mairena apuntaba que tenía noticias de que las primeras saetas por seguiriyas –así se le llamaron –,  que se cantaron en Sevilla,  fueron llevadas desde Jerez. Después se fueron engrandeciendo, conforme se fueron cantando en la Catedral sevillana y en los años treinta ya estaban definidas y se cantaban igual que hoy, con una gran solemnidad. Mairena continuaba diciendo que él, durante su juventud,  era un enamorado de la Semana Santa, que recorría Sevilla detrás de los pasos, sobre todo escuchando cantar a los grandes saeteros como el Gloria, Manuel Torre por la calle Sierpes, los cuales dejaron en él una huella inolvidable y le metería para el resto de su vida en el mundo de la saeta. 

Mairena fue quien contó: “…eso de mecer a los pasos en Sevilla nacería cuando los costaleros de la Macarena se negaron a continuar andando para poder escuchar la saeta que cantaba el Niño Gloria, y para no avanzar empezaron a mecer el paso de palio”. Creemos que Mairena tuvo un pequeño error, ya que no fue al paso de la Macarena, sino al de Nuestro Padre Jesús  de la Sentencia y la saeta que cantó el  Gloria fue:  Y va llorando desesperado/ mirarle al señor la cara/ hasta el rostro lleva ensangrentao / y la cabeza coroná/ del martirio que le han dao/

De cómo llegó a Marchena la saeta flamenca sabemos poco. Seguramente se seguían cantando las procedentes de los siglos anteriores,  aquellas cuartas, quintas… No conocemos quienes serían los pioneros. Creemos que   fueron  cantaores sevillanos o jerezanos que se acercarían a nuestra Semana Santa, contratados por los hacendados y señoritos  marcheneros, allá por los años 30-40  o nuestros cantaores flamencos que se desplazaran a Sevilla o Jerez para ver las cofradías y escuchar las nuevas formas de expresar los sentimientos hacia las imágenes en forma  de saeta flamenca que tanto entusiasmaba y enardecía  a  feligreses y público en general. En aquel proceso de transformación, tanto en Marchena, como en otros pueblos, que habían sido pioneros y transmisores de las saetas antiguas, se seguirían cantando tanto unas como otras, hasta que las cuartas, las quintas… cayeron en el olvido y tuvieron que ser rescatadas por la Escuela de Saetas Señor de la Humildad de Marchena.

Saeta. Nazarena de Marchena. 1996

PEPE MARCHENA - SAETAS AL SEÑOR DE MARCHENA

Manuel Torre - Saeta - Por No Saber