Legado flamenco de Marchena

Eduardo Ternero - domingo, 11 de febrero de 2024

Primeras luces del flamenco, libro de la Peña Flamenca de Marchena

Recordarán que les dimos a conocer la Primera Etapa del Flamenco, aquella que recogimos en el libro “Primeras luces del Flamenco”. Con ella iniciamos lo que se considera el parto de este, nuestro arte, nuestro patrimonio, a finales del XVIII. Era, por entonces, un proto-flamenco impulsado por el oreo y la divulgación que hiciera de nuestra música el pueblo gitano, tras la Pragmática de Carlos III. En ella conocimos los primeros protagonistas del flamenco de los que tenemos noticias: Tío Luis el de la Juliana, el Planeta, el Cautivo, el Fillo…, hasta, esa edad de Oro flamenca con Chacón, Manuel Torre, Tía Gilica, Julián Arcas, Paco Lucena,  de aquella etapa naciente.

Después, a lo largo de dos años más, indagamos en la Segunda Etapa Flamenca, aquella  que abordamos con Pastora Pavón “Niña de los Peines” y finalizamos cuando creímos que acabaron los cafés-cantantes y se iniciaba el periodo de la Ópera Flamenca.  Como recordarán, en esta segunda parte, contamos la vida y los avatares de más de un centenar de artistas del flamenco (cantaores, bailaores, guitarristas) incluidos los nacidos o relacionados con Marchena. También, hablamos de sagas, de palos de estilos y descubrimos las historias que rodearon a cada uno de ellos. 

Sin embargo, como habrán podido comprobar, se hace muy difícil compaginar las etapas que ha tenido el flamenco con la vida de muchos artistas, por muchas razones: una de ellas es que hay artistas que nacieron a finales del XIX y tuvieron la dicha de vivir hasta pasada la mitad del XX, lo que les hizo pertenecer a varias etapas en las que hemos dividido el flamenco. Así, por ejemplo, el guitarrista Javier Molina, Cobitos, Pepe el de la Matrona, la propia “Niña de los Peines” y muchos más, son personajes que estuvieron conviviendo en su juventud con lo mejor de la etapa de Oro (Chacón, Torre, los Pena, Frijones y un largo etcétera de artistas. Empero, estos, fueron herederos, a su vez, de Silverio o del Nitri, del Fillo o Curro Dulce…), de los cuales recogieron sus cantes y sus estilos, de los que nos legarían su impronta. Gracias a ellos, podemos conocer algo de lo que fue el inicio  del flamenco del XIX.

En cambio, otros, que tuvieron la desgracia de morir jóvenes – por las circunstancias que fueran (guerra, enfermedades… o simplemente porque abandonaron el espectáculo y desaparecieron de la vida pública) – Estos, sí, suelen estar encasillados en una determinada  época o facción dentro de las distintas etapas que ha tenido el flamenco. Así por ejemplo, El Carbonerillo, Corruco de Algeciras…, podemos decir que, prácticamente, pertenecieron solo a la Ópera Flamenca. Pero, además, no tenemos referencias directas de otros, que  vivirían durante el XIX, que murieron muy jóvenes; que no dejaron testimonio sonoro alguno o no fueron suficientemente notables. De  esos, por desgracia, se han perdido sus estilos, su impronta para siempre.

Melchor de Marchena

Otra dificultad para encasillar a los artistas flamencos es que, muchos de estos, se fueron acoplando a las distintas etapas flamencas; y, si bien empezaron a cantar aquellos cantes “ortodoxos” que arrastraban de los grandes de la primera etapa, luego, por las circunstancias que fueran, se apuntaron a la etapa de la Ópera Flamenca, al fandanguismo, a los cantes livianos, a los cantes de ida y vuelta… e incluso, algunos, volvieron de nuevo – cuando se impuso la ortodoxia que promulgaba el flamenco de la etapa mairenista –, como ocurriría con Manolo Caracol y muchos más.

En tiempos más recientes, ocurrió algo parecido, algunos se iniciaron en el flamenco más ortodoxo y después se apuntaron al modernismo impulsado por las corrientes musicales como le ocurriera a Enrique Morente, Camarón, Chiquetete…; todo por los gustos del público, por iniciativa de productores y promotores que siguen los impulsos de la moda y conducen a los artistas a derivar hacia donde esté, en definitiva, el éxito y la cuestión económica.

Ahora hablamos del flamenco de Marchena. Si nuestro pueblo es conocido en el mundo del flamenco, se debe a una pléyade de artistas que han llevado su arte y su nombre por todos los lugares de la geografía. Fueron personajes que han dejado su impronta al interpretar lo flamenco de una manera muy especial, desde finales del XIX,  todo el siglo XX y lo vivido del XXI. Fueron y son cantaores, guitarrista, bailaores que se esforzaron; que, poco a poco fueron escalando peldaños y que  han dejado un legado para el resto de la humanidad. Hombres y mujeres que han dejado muchas páginas escritas, audiciones, filmaciones…, para las generaciones posteriores, que se recordarán a lo largo de la historia y, de lo cual, tenemos que sentirnos orgullosos sus paisanos.

Cuando recordamos a Juan el Cuacua, el hijo de la Gilica, y toda la familia de los Juanilleros; a Raúl Martín, ese gran bailaor que emigró a EE. UU.;  a la excelente cantaora Niña de Marchena, que acabó sus días en Sudamérica; al Titi de Marchena, Miguel de Marchena, el Chico Melchor… todos grandes guitarristas… Como no acordarnos de Juan “el Caeno”, de sus saetas y sus cantes en la Fiesta de la Guitarra, acompañado por Manolo Cobano, su amigo y sempiterno guitarrista. ¡Qué bien sonaría la bajañí de Pepe el de la Flamenca, seguramente como la de su hijo Tate Cortés…!; porque, estamos hablando de grandes artistas, que se iniciaron en nuestro pueblo; aunque, algunos prefirieron  emigrar a otros lugares, forjando su carrera artística fuera de nuestras fronteras, incluso allende las Américas. Fueron marcheneros que se ganaron la fama gracias a su esfuerzo y a su arte  y que llevaron el nombre de Marchena por todos los escenarios.

Pepe Palanca

Por nuestra parte, todos merecen el respeto y consideración de estar en la memoria de los aficionados al flamenco; al igual que otros muchos, cantaores, vecinos, que conviven hoy día con nosotros, como J. José de los Puros, Isaac Cruz, Pepe el Herrero, Gitanillo de Marchena, José Gago, Curro Cueto, Rafael Cano. Unos que se han esforzado en el toque de la sonanta como Melchor Chico y su sobrino Melchor de Juan Reyes y otros han demostrado su valía en el baile como Migue Talaverón o Juanjo Díaz. Y, cómo no,  grandes saeteros como fueron José “El Lili”, Aguilaro, Macancho, “los Pirrito”…, que se nos pierden en el tiempo; otros que siguen con nosotros como, Carmen Rodríguez, Perea “El Panadero”, Miguel El “Nazareno”, Margarita González, Antonio Cortés, Luis Fuentes, Roberto Narváez, más un número considerable de alumnos de su escuela…, amén de los jóvenes que vienen empujando como José Manuel “Nazareno”, Carmen Arraz y un largo etcétera; pues, ya sabemos que en Marchena la saeta prima por encima de cualquier cante.

Pepe Marchena

De todos, deberíamos sentirnos orgullosos; el flamenco es un patrimonio del pueblo y como tal, los ciudadanos andaluces, marcheneros, deberíamos cuidarlo.  Del mismo modo, debería estar en el punto de mira, en el cuidado y reconocimiento de las autoridades que, en cualquier momento histórico, rijan nuestro municipio.

Pero nos queda aún que comentar esa mano de artistas que hicieron que Marchena se escuchara en todos los rincones del flamenco y del arte mundial. Hablamos de la Tía Gilica, Melchor de Marchena,  Enrique de Melchor, Pepe Palanca y Pepe Marchena.

De todos, intentamos acercarles sus vidas de modo recurrente, más o menos plausible a lo largo de las etapas anteriores. Sin lugar a dudas, hemos indagado, investigado a estos personajes, para conseguir saber más acerca de sus vivencias y darlas a conocer a los aficionados y paisanos que estuviesen interesados. Aun así, nos ha quedado en el tintero uno de los grandes guitarristas que ha dado la historia del flamenco, Enrique de Melchor, que consideramos pertenece a una etapa más reciente y que habría que estudiar más adelante. Pero, eso será, cuando lo ubiquemos históricamente con la generación que le tocó vivir: Camarón, Paco de Lucía, Rocío Jurado, Manolo Sanlúcar, Enrique Morente…

Y, para completar el mundo flamenco marchenero, tendremos – en esta tercera etapa – que dedicarle el tiempo que se merece a nuestro mejor representante y el cantaor  flamenco más famoso de casi todo el XX. Don José Tejada Martín “PEPE MARCHENA”