Rincón Flamenco - "Reflexiones sobre el flamenco" por Eduardo Ternero Rodríguez
Eduardo Ternero - domingo, 1 de junio de 2025
Nos adentramos en 1958. El comunismo que impera en Oriente y el sistema capitalista de Occidente mantienen una Guerra Fría de poderes, que se traduce en pequeños campos de batalla en otros territorios ajenos a ellos. Estados Unidos y la URSS, sostienen su lucha por la carrera armamentística y espacial: la nave soviética Sputnik 2, que llevaba en su interior a la perrita Laika, se desintegraría al contactar con la atmósfera; los EE.UU. siguen probando bombas cada vez con mayor poder destructivo en medio del Océano Pacífico. Pero hay otras cosas relevantes que ocurren al unísono, por ejemplo en Roma, comienza el cónclave para elegir al nuevo Papa tras la muerte de Pío XII, del cual saldrá Juan XXIII. La Revolución Cubana encabezada por Fidel Castro lleva dos años luchando contra la dictadura de Fulgencio Batista, mediante una guerra de guerrillas. Desde su creación (1947) la Agencia Central de Inteligencia (CIA), dispone de libertad y poderes para llevar a cabo operaciones encubiertas en el extranjero que beneficien los intereses estadounidenses como lo siguen haciendo (2025) en los cinco continentes, promoviendo luchas internas por el poder como si fuesen partidas de ajedrez, dando salida al ‘stock’ de sus fábricas de armas.
El Papa Pío XII
Mientras tanto, en la triste España de finales de los 50, son muchos los emigrados a Alemania, Francia, Suiza, Bélgica…, que vuelven temporalmente admirados por las comodidades y avances de los países europeos. En su tierra observan como nuestro país sigue anclado en la miseria y con la misma forma de vivir que teníamos antes de la industrialización, es decir cuasi en la Edad Media. Algunos, gran parte del dinero que iban ganando por Europa, lo enviaban a sus familias, lo que supondría una entrada muy importante de divisas para nuestro país y lo emplearon en construirse una vivienda en España. Otros, aportaban electrodomésticos, coches… Algunos trajeron los primeros aparatos de televisión, novedad para los niños de entonces quienes, previo pago de dos perras gordas ( aún se les llamaba así a los 10 céntimos de peseta), podíamos, en el salón de aquellos, ver algunos programas vespertinos, disfrutar de un ‘polo de nevera’ o comprar una onza de chocolate. En el cine se estrenan ese año películas como “¿Dónde vas Alfonso XII?”, con Vicente Parra, Paquita Rico…, “Las Chicas de la Cruz Roja” con Concha Velasco y Toni Leblanc… y “El Ruiseñor de las cumbres” con Joselito.
En Andalucía continúan las enormes superficies latifundistas en manos de terratenientes. El caciquismo, los poderosos propietarios no viven en el pueblo ni están en contacto con las necesidades y los problemas de sus habitantes. En muchos pueblos andaluces como Fuentes de Andalucía, se produce este desequilibrio; la mayor parte del término pertenecía y sigue en manos de uno o pocos potentados, como el Duque del Infantado (Castillo de la Monclova) con varios miles de hectáreas. La miseria no abandonaba los pueblos andaluces. El campesinado seguía pidiendo la tan ansiaba y cacareada Reforma Agraria que nunca llegaría y, aunque pareciera mentira, todavía se tenía el temor de hablar, de decir una palabra en contra del desamparo que se sufría, quejarse o poner en cuestión la labor de la Dictadura; pero, sobre todo, lo que imperaba era la incultura, la escasa sanidad, la falta de viviendas…, la ausencia de libertades.
Castillo de la Monclova, Fuentes de Andalucía
En Marchena, una gran mayoría de viviendas no disponía agua corriente, muchos vecinos compartían una gran casa, el patio, el pozo... Las aguas residuales solían verter a las calles, sobre todo en los arrabales y algunas aledañas al Centro y las necesidades se solían hacer en el corral. Sin embargo, en el barrio de Madre de Dios o de “La Guita” se estaba produciendo un movimiento cooperativo, en el que muchos de los obreros, sobre todo cualificados (albañiles, trabajadores de Renfe, comerciantes, empleados de talleres, funcionarios, empleados de alguna industria…) se fueron construyendo sus propias casas. Son viviendas unifamiliares, pequeñas, pero independientes, que disponen de lo necesario para poder vivir algo mejor. También se seguían adoquinando las calles más cercanas al centro; se cede terreno por parte del Ayuntamiento para la construcción de escuelas y viviendas para maestros. En cambio, el mundo rural seguía anclado en el tiempo, aún se levantaba la tierra con el arado romano y yuntas de animales, segando el cereal a mano… El furtivismo y el rebusco seguiría siendo un medio de vida para muchas familias que no tenían nada, pues, la industria era casi inexistente y el campo ofrecía pocos salarios y de forma temporal, que no daba siquiera para cubrir las necesidades básicas.
Pepe Marchena venía de grabar con Benito de Mérida una especie de Antología, que él llamaría, personal o casera que dejaría como herencia, para la posteridad, para su hijo y las generaciones venideras, En ella explicaba cada uno de los cantes que hacía y, como siempre, los bautizaba con los nombres que él creía conveniente; unos, decía, eran creaciones suyas, otros que los había rescatado de lo que cantaba el pueblo; que eran cantes que guardaban los más viejos del lugar, a los que él mismo les hacía los arreglos musicales… Durante esa grabación, que saldría a la luz en los años 90 (en la discografía Pasarela), Pepe, aseveraba que lo dejaba como si fuesen las “tablas de la ley” para la historia del flamenco y sobre todo para que su hijo Piqui tuviese un legado de su padre.
Portada del disco de "Los Paquiros"
Mientras esto está sucediendo, Pepe no ha dejado de actuar y de llevar su Compañía por media España (Madrid y todo el centro peninsular, por el Levante y por casi el conjunto de provincias de Andalucía). Aún, a principios de 1958 sigue reponiendo “Así canta Andalucía” con aquellos compañeros que ya se habían hecho casi fijos con él: Pepe Pinto, la Niña de la Puebla, Luquitas de Marchena, Rafael Farina, Calderas de Salamanca, la Niña de Antequera, Manolo el Malagueño, los Gaditanos, Rerre de los Palacios…, las guitarras de Benito de Mérida, Moya, Peana… y un grupo de baile que siempre acompañaba. En marzo presentaría en el Teatro Duque de Rivas de Córdoba un espectáculo nuevo “Mensaje Andaluz”, donde actuaría, en primicia, un jovencito cantaor al que llamaban Chiquilín, el cual, tiempo más tarde, formaría parte del grupo “Los Paquiros” (en su segunda formación). El grupo de “Los Paquiros” en principio estuvo conformado por Andrés González y Francisco Liñán con la guitarra de Manuel Molina (padre del homónimo compañero y marido de Lole y abuelo de Alba Molina). “Los Paquiros” se hicieron famosos con una ranchera que metieron por bulerías “El preso número 9”, durante los años 60.
La Compañía que había montado Circuitos Saavedra, liderada por Pepe Marchena, estaba todos los días anunciada en la prensa. El diario “Pueblo” de Madrid sacaba en las páginas de su agenda cultural, con fecha 30 de mayo de 1958: “… el “I Festival Nacional de Arte Andaluz” presentará su espectáculo durante los días 7 y 11 de junio en el teatro Calderón, donde actuarán, además de Pepe, La Niña de la Puebla, Manolo el Malagueño, Juanito Varea, Rafaela de Córdoba, Manuel Centeno, El Sevillano y Carmen Mora entre otros”. La prensa no reparaba en elogios ante la actuación que tuviera Pepe Marchena, aquellos días, el periodista Muñoz Lorente comentaba: “La baja Andalucía, se ha trasladado anoche al Teatro Calderón, con un cortejo de alegrías, fandangos, malagueñas… al mando del capitán del cante que no es otro que Pepe Marchena, catedrático del buen estilo que sabe enlazar cantes y cantes, en un alarde facultades que no han mermado; al contrario, está Marchena en uno de sus mejores momentos. Su manera inigualable de decir el cante es tan personal que solo él mantiene lo bueno del cante. Así los verdiales, la caña…, tienen en Marchena un intérprete único, que enardeció al público que no paró de aplaudir y al que Marchena no se cansó de cantar y repetir para complacer a todos”.
Piqui, Rafael el Gallo y Marchena
Circuitos Saavedra continuaría con aquella campaña de revalorización de cantaores consagrados y en pocos años encontró un filón de oro en esta Compañía; pues, a la par que mantenía el elenco de grandes artistas, también supo sacar jóvenes figuras como Chiquilín, Joselito II, y un chaval de 15 años que llegaría a ser un genio de la guitarra, Manolo Sanlúcar. A todos estos, añadiría, durante aquel verano, un cantaor que estaba en la cumbre del éxito, Porrinas de Badajoz.
Finaliza el mes de julio y el 26 actuarían en la ciudad califal, con un éxito rotundo. El diario Córdoba resaltaba y exaltaba la figura de Pepe con estas palabras que entresacamos: “… un cantaor con un historial que nadie tiene, un personaje que se ha codeado con presidentes de repúblicas, reyes, ministros, toreros, pintores, artistas… y con la gente más modesta, que es su verdadero público. Lo elogian igualmente diciendo que en su Compañía siempre han ido los mejores cantaores; Marchena jamás se ha escondido, porque él no teme competencias con nadie, en lo suyo es el mejor y no se escuda en nada, se mantiene el primero, porque sabe, porque tiene facultades, porque ensaya a diario y porque cuida su profesión”.
El 22 de diciembre de 1958 la Compañía actuaba durante 11 días en la Plaza de Toros Monumental de Barcelona, donde de nuevo la vuelve a llenar con 22.000 espectadores. Durante todas las Navidades actuarían en el Teatro Calderón de Madrid (del 25 de diciembre al 4 de enero). Se anunciaba en el cartel “Festival Nacional del Folclore Andaluz”: al mando del maestro de maestros Pepe Marchena, con la Niña de Antequera, Juanito Varea, Fernanda Romero, El Sevillano, Joselito II, el marchenero Luis Rueda, el Peluso… y la colaboración especial de Pepe Pinto.
Pero a Pepe, además del cariz que está cogiendo el flamenco, aquella vuelta a lo más clásico, en el que puede que se vea relegado, le tiene preocupado el futuro de su hijo, Piqui. Al hijo, a José Manuel Tejada Domínguez “Piqui”, no se le ve mucho interés por el mundo de la farándula. Sin embargo, Pepe Marchena, insiste en llevarlo a cuantos eventos de amigos, reuniones, firma de contratos... se le presentan en estos últimos dos años. El muchacho ya tiene trece años, está aún estudiando el bachiller y aunque creemos que Pepe no estaba al tanto de sus estudios, sí tenía mucho interés en darlo a conocer en los círculos del ‘famoseo’.