Una saga en las cuevas de Alcalá

Eduardo Ternero - 6 de marzo de 2020

“Los Paulas” descienden de la familia cantaora de los Gordos, algunos de ellos asentados en las cuevas de Alcalá de los Panaderos, hoy de Guadaira. Allí fueron llegando también algunos gitanos de Triana  como José “El Pelao”, Currita “La Regalá”, “La Azalea” o “La Guaracha”, que dejaron su impronta y sus estilos en este pueblo de pan y agua.

Joaquín “El de la Paula”

Recogemos la historia de 150 años de una saga de artistas gitanos que se inició con los padres de  Joaquín “El de La Paula”: José Fernández Torres “El Gordo” y Paula Franco Aguilera, inquilinos de una cueva alcalareña que, seguramente,  inculcarían  en  sus  8  hijos  el  amor  por el flamenco: Carmen y Vicenta tirarían por la soleá bailable, mientras que Agustín y Joaquín la reposaron y la estructuraron para ser escuchada. Otros fueron: José (padre de Manolito “De María”), Manuel “El Lillo” y otros  dos que murieron muy pequeños .

Joaquín Fernández Franco,  Joaquín “El de la Paula”, nació en febrero de 1875,  desde pequeño pelaba los borricos de las panaderías y cantaba por cuatro cuartos en la Venta Platilla o en Casa Cachito. Era sobrino de Tío Frasco y de “La Roezna”. Fue enviado  a la guerra de Cuba y de allí volvió aquejado de fiebre amarilla. Se casó con Caridad Vargas  “La Cholona”, con quien tuvo dos hijos Enrique e Hiniesta, enviudó pronto y  se juntó con Rosario Jiménez García (de Mairena) que llevaba una hija.

Sería el  heredero y portador de los mejores matices flamencos de sus antepasados alcalareños;  además,  al estar viviendo,  mucho tiempo,  en su cueva Tomás “El Nitri”, del que recogería formas de cantes por seguiriyas, bulerías, saetas y tonás; pero sobre todo, Joaquín, creó una nueva forma de hacer la soleá, un estilo indiscutible para el mundo del flamenco.

Joaquín era contratado para fiestas y juergas,  pero “El de la Paula” era raro, no quería fama. Fue letrista no solo para él sino para otros artistas del momento. Este ilustre, alcalareño, creador de uno de los cantes por soleá más profundos, era además un filósofo, un gitano que no dejó grabaciones pues fallecería con los billetes comprados para ir a Barcelona a grabar su primer disco.

Manolito “De María”

Manuel Torre que compartió con el alcalareño época,  diría: "Cuando cantaba Joaquín por soleá en una fiesta, que no cantara más nadie".  Y sería así, muy pocos cantaores son los que han sabido interpretar su cante por soleá, solo sus sobrinos Juan Talega o Manolito “De María” y sobre todo, un gitano de Marchena llamado Manolo "El Chindo" del que cuentan que Joaquín,  al escucharlo,  lloraba como un niño. Cuando Joaquín  murió, como le pasara a  muchos de los grandes artistas flamencos, sus hijos,  tuvieron que recurrir a un amigo gachó, con “jurdós”  y al Ayuntamiento para que sufragaran los gastos del sepelio.

Manuel Fernández Cruz, conocido artísticamente como Manolito “De María” continuaría la saga. Cantaor nacido en Alcalá de Guadaira en  julio del año 1904 y fallecido en Sevilla,  en octubre de 1966. Su padre,  José Fernández, era hermano de Joaquín “El de la Paula” por lo tanto era sobrino de este y de una autentica dinastía de cantaores: la familia del “Gordo de Alcalá” y  los “Cruz de Mairena”.  Era también primo hermano de Antonio Mairena.  Seguiría viviendo en una cueva,  junto  al  Castillo de Alcalá de Guadaira,  cuna de grandes artistas, cuya población era mayoritariamente gitana. Manolito  “De María” igual que su tío tenía una  simpatía natural y fue muy querido y respetado por  todos los que se rozaron  con él. Fue jornalero de profesión, que igualmente compartiría con el cante; lo llevaba en la sangre.

Era de una de las estirpes flamencas  más puras raíces gitanas que han existido.  Manolito “De María” tenía   una voz profunda,  clara y de mucha inspiración flamenca. Destacó en los cantes por seguiriyas, fandangos, saetas,  martinetes y  bulerías por solea,  pero sobre todo sería  un continuador de la solea de Alcalá de su tío Joaquín “El de la Paula”,  dándole un toque personal. Grabaría muy poco, solía cantar para las  reuniones de amigos y en las fiestas.

Juan Talega

Juan Agustín Fernández Vargas, “Juan Talega”, nació en Dos Hermanas en febrero 1891. Hijo de Agustín Talega, por tanto sobrino también de Joaquín “El de la Paula” y primo de Manolito “De María”. Juan,  era tratante de ganado  que, a pesar de ser influyente  y referencia en el cante flamenco, solo cantaba en fiestas privadas, reuniones de aficionados. A él  le debemos la transmisión oral  de  los cantes  del “Nitri”, de los “Caganchos”, del “Loco Mateo”, el “Pelao” y un largo etcétera. Sin embargo  no se dedicaría de manera profesional al cante hasta los 67 años, forzado por Antonio Mairena que reconocía sus valores y sus conocimientos. 

Juan Talega,  durante la etapa de la Ópera Flamenca, no entronaba con los gustos de la época y no entraba en los circuitos comerciales. Ya en su vejez, Mairena le hizo grabar y lo paseó por muchos festivales para que los aficionados volvieran a la pureza del cante. A pesar de  no haber estudiado fue un erudito del flamenco más puro, que no quiso alejarse de los cánones. Aprendió con los antiguos y dejo su arte para los nuevos. Con 68 años ganó los premios en  cantes por seguiriyas, soleares y tonás en el Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba. 

A partir de su muerte en 1971 se celebran festivales en su nombre en la localidad.