La Niña de La Puebla

Eduardo Ternero - domingo6 de marzo de 2022

Dolores Jiménez Alcántara, nació en La Puebla de Cazalla, en Julio de 1908, y como buena morisca,  sería conocida por todos como la “Niña de la Puebla”. La Puebla de Cazalla es tierra de buenos flamencos, allí nacieron Joselero de Morón,  Miguel Vargas,  Menese,  Diego Clavel, la Yiya… Dolores era hija de  Curro Jiménez  “Casamía”, un barbero aficionado al cante que en un principio se negó a que su hija fuese artista pero que más tarde sería quien le hiciera las letras. Su madre fue una  moronense muy aficionada al cante. 

Tuvo la desgracia, Dolores, de quedarse ciega a los pocos días de nacer, unos dicen que por una grave infección y otros por culpa de un colirio en mal estado. Fue trasladada a Sevilla pero fue imposible que recuperara la vista.

La Niña de la Puebla (juventud)

A los ocho años comenzó a recibir enseñanza especial y musical. Siendo una niña y acompañada de su guitarra, actuó en un festival en Morón de la Frontera. Después ganaría dos concursos de cante, uno de ellos  en Marchena y otro en Osuna.

La Niña de la Puebla comentaría más de una vez ante los micrófonos:"Como artista, yo me aficioné a cantar por Marchena",  yo estudiaba música y  había cantado siempre entre mis amistades. Pero cuando salió Marchena con esa voz tan bonita, esa melodía y esas colombianas…me volvió loca”. “Un día me comprometieron,  canté unos fandangos, le guste tanto a la gente que  se me despertó la afición".

Cuando apenas contaba 20 años, Pepe Marchena la descubrió y se la llevó de gira, debutando en el Olimpia de Sevilla en 1931. Un año más tarde debutaría en el teatro Fuencarral de la capital de España junto al Carbonerillo, Curruco de Algeciras y otros artistas. Ese mismo año  actuaría en el Cine  Variedades y en el Olimpia  de Madrid.  

La fama le llegaría también a partir de ese año (1932) cuando grabó su primer disco con la casa Regal e incluyó los Campanilleros pero con un ritmo más aliviado del que cantara Manuel Torre, sin embargo gustaría tanto al público que sería su santo y seña de por vida y por lo que es más conocida en la historia del cante. Pero “La Niña de la Puebla” fue una gran cantaora de otros muchos palos como las colombianas o los fandangos, malagueñas, peteneras…, incluso muchos coinciden en decir que fue una gran cantaora por  seguiriya y  por soleá. 

Con su marido

En 1933 conoció y presentó en público a su joven amigo Juanito Valderrama. También actuaría en su primera película “Madre Alegría” además estrenaría obras de teatro cantadas como “Sol y sombra”, Quintero y Guillén “Cuando la noche es eterna” de Diego Isern y Lloset, haciendo giras por toda la geografía española.

A partir de aquí montaría su propia compañía y en ese tiempo conoció  al cantaor Lucas Soto Martín  de quien se enamoró y con quien acabaría casándose. De su matrimonio nacerían 5 hijos, dos de los cuales siguieron los pasos artísticos de sus padres. Su marido, Lucas Soto – oriundo de Linares –,  fue un gran admirador de Pepe Marchena, tanto que adoptaría el nombre artístico de Luquitas de Marchena, por la devoción que tenía hacia el “maestro” y porque Pepe sería su padrino artístico. 

Dolores y Lucas desde entonces no se separaron y continuaron  ofreciendo recitales  por los mejores teatros del país, acompañados por los mejores artistas del momento incluso por sus hija Adelfa Soto que aún era una niña y por su hijo Pepe, que seguirían la estela de sus padres.  

Al acabar la Guerra Civil, participaría en muchísimos espectáculos flamencos, todos dentro de la llamada Ópera Flamenca. Hizo giras con el Cojo de Huelva y actuaría  en el Circo Price de Madrid. Iría en los carteles con  Pepe Marchena,  en sus espectáculos “Pasan las coplas” y “Festival nacional de arte andaluz”.  Con Vallejo y José Cepero actuaría en “Sentir de la copla”. En los espectáculos   “Toros y Cante” y “Fantasía flamenca” cantaría junto a Juan Valderrama. Con  la Niña de Antequera y  Pepe Pinto en la llamada “Noche de coplas”. Con el Sevillano en “Herencia del arte”. Con Rafael Farina en “Guitarra y canela” y “Romance y flamenco” además de innumerables actuaciones por los mejores  escenarios hasta 1971. Hay que recordar aquí que Luquitas, su marido,  había muerto en 1965. 

Poco antes de su muerte 

A partir de 1978 haría una gira por muchas  localidades de las provincias de Madrid y Ciudad Real y daría recitales por muchos centros culturales y peñas flamencas de Cataluña y Andalucía. En 1987, tras actuar en la Cumbre Flamenca que se celebró en Madrid, se retiró de los escenarios, ya era casi octogenaria, pero el cante era lo suyo y  reaparecería en los escenarios en 1995, con casi 87 años.

Dolores, a pesar de su ceguera, siempre estuvo entregada a sus dos grandes  pasiones: el flamenco y la literatura. Respecto al flamenco, todos los críticos y flamencólogos coinciden en alabar su dulzura en la voz, su melodía suave... y su forma de estar en los escenarios,  siempre con unas gafas negras, con expresión grave. Solía salir  del brazo  de su guitarrista, de su marido, o alguno de sus hijos; se apoyaba en  una silla  y se mantenía en pie durante toda su actuación. Estamos hablando de una mujer que lo siguió haciendo cuando ya tenía casi 90 años y parecía, por su voz y su gallardía, que quien cantaba era una mujer joven. Otra de sus pasiones fue la literatura; por todos los lugares que visitaba y actuaba adquiría libros en Braille y se leyó los más clásicos de la literatura universal: García Márquez,  Cortazar,  Víctor Hugo…  

Durante su larga vida artística  le harían muchísimos  homenajes, pues no cabe duda que ha sido una de las  cantaoras más completas y más longevas que ha dado el flamenco. En muchos pueblos de España tiene calles dedicadas a ella, como en Santa Coloma de Gramanet (Barcelona), una plaza en el barrio de los Mineros de Linares, un  monumento en su pueblo…  En 1986, le fue tributado un homenaje en Málaga, en el que actuaron El Tiriri, Curro de Utrera, Fosforito, Antonio Canillas,  Barquerito de Fuengirola, José Menese, sus hijos Pepe y Adelfa Soto,  Manolo Carmona… 

En 1999, en plena actuación, la sorprende la muerte por embolia cerebral.  El 14 de junio de 1999, la Peña Flamenca de Huelva le dedicó un homenaje. Ella quiso subir al escenario y cuando cantaba de forma desgarrada por soleá, se le quebró la voz y cayó fulminada. Fue trasladada al Hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva,  después al  Virgen del Rocío de Sevilla y, por último, al Carlos Haya de Málaga, donde falleció. Dolores estaba a punto de cumplir los 91 años y faltaban pocos  días para recibir en Santiago de Compostela la Medalla de Oro de las Bellas Artes. “Su muerte fue la de una cantaora tan digna que estuvo en los escenarios mientras el cuerpo aguantó, como ella deseaba”,  comentaría Calixto Sánchez.

Periódicos, críticos, flamencólogos, aficionados… lloraron la muerte de Dolores Jiménez Alcántara “Niña de la Puebla”: el guitarrista Curro de Antequera  destacaría  su  enciclopedismo.  Manolo Sanlúcar, que le acompañaría  en muchos momentos de su extensa carrera, destacaría su talante y los estilos que cantaba. Rocío Jurado, subrayó  su dulzura y su musicalidad. “Con ella  se acaba una de las épocas más lindas del flamenco”, señaló José de la Tomasa. José Menese: “fue una cantante fuera de serie”… 

Niña de la Puebla - Los Campanilleros

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