Rincón Flamenco - "Reflexiones sobre el flamenco" por Eduardo Ternero Rodríguez
Eduardo Ternero - domingo, 16 de marzo de 2025
El mes de enero parecía predecir que, 1952 podría ser un buen año, no solo para nuestro cantaor, que ya es Hijo Predilecto de Marchena, que tiene una calle rotulada con su nombre en su pueblo y cada vez identifica más su felicidad con sus paisanos. Su preocupación ahora es la salud de su madre, pues tiene ya 74 años y no se encuentra bien (entiéndase que la media de vida en aquellos años, para la mujer, era de 71 años). Isabelita, la compañera de Pepe y su hijo Piqui, viven con él, incluso muchas veces permanecen en Marchena cuando Pepe se va de gira. Su domicilio sigue en la primera planta de una casa alquilada en la Plaza del Padre Alvarado, 14, como estaba rotulada o Plaza del Piojo como la gente la solía llamar. En la planta baja viviría “Monasterio”, un taxista de Marchena muy conocido.
J. Ruiz Jiménez, ministro de Educación y Cultura
También, para España, parecían ir cambiando las cosas. Aquella empecinada autarquía, el cerrar las puertas a la modernidad y aislarse del mundo nos había conducido a estar más cerca de África que de Europa; había necesidad de alcanzar otros niveles para al futuro del país. La tan cacareada y ansiada venida de los americanos podría mejorar nuestra economía y cambiar nuestra historia. Por ello, en abril del 52 comenzaron las negociaciones entre España y los EE. UU., cuyo fin era alcanzar un acuerdo en el sistema de defensa y en lo económico. Sin embargo, y a pesar de que nos ofrecían un Plan Marshall (raquítico y rebajado), nos interesaba. La ayuda externa, en aquellos momentos, era fundamental para España y la ocasión que se nos brindaba abría una magnífica oportunidad para salir de aquella grave situación económica en la que nos encontrábamos. La única objeción era que, Franco y sus consejeros, así como algunos de sus ministros, no estaban dispuestos a introducir ningún cambio político que modificara el Régimen dictatorial establecido, ni mermara su poder, aun a costa de cerrar una vía que hubiera permitido alcanzar, desde ese momento, mayores niveles de bienestar para la población española. Por tanto, habría que esperar a que las conversaciones llegasen a un acuerdo satisfactorio para todos.
Por su parte, Estados Unidos, tenía muy claro sus objetivos: primordial para ellos era instalar aquí unas bases militares – que aún tenemos en nuestro territorio –, además nos concedería un “Plan Marshall” que no sería igual que el concedido al resto de Europa, a nosotros nos saldría mucho más caro.
Mientras tanto, la vida de Pepe en su pueblo es ahora mucho más sosegada. Eusebio Suárez, uno de sus mejores amigos, es su confidente asiduo y está pendiente del teléfono (tan escaso en aquellos tiempos), un teléfono que tiene instalado en su Confitería de la calle Menéndez Pelayo, con el que mantiene contacto cada vez que llama Pepe desde algún lugar de España. Era Eusebio quien se encargaba de avisar a Pepe Morilla el taxista para que trasladase al cantaor o llamaba a los demás amigos para hacer una fiesta en su finca y en la que se darían cita los de siempre: Joaquín Burgos, Pepe Bayón, Bricio, Manuel Salvago, José Vázquez, El ‘mayete’ Rueda, el Niño del Lazareto y un largo etcétera; por entonces, Manolo Montes, era quien se encargaba de gestionar la escasa economía que poseía Pepe; además, le ofrece su casa que tiene en calle San Francisco, en cuya puerta falsa de la calle de Las Torres, Pepe Marchena, pudo ver pasar las cofradías marcheneras de Semana Santa de aquel año y cuentan que cantó alguna saeta antigua.
Pepe Morilla, taxista
Muchas noches, cuando el ‘maestro’ se deja caer por Marchena, las dedica a visitar los casinos de juego de la comarca; unas veces se acerca al de su pueblo y otras recorre los de Puebla de Cazalla, Morón de la Frontera, El Arahal, Fuentes de Andalucía… Era frecuente que, ya entrada la noche y avisado, el taxista Pepe Morilla, acudiera con su Dogge a recoger al cantaor, que, algunas veces, iba acompañado de Pepe Azuaga, su representante, y les llevara a los círculos o tertulias de aquellos pueblos donde se solía jugar. Así nos lo comentaba Morilla: “Unas noches, nuestro destino eran los Tres Gatos del Arahal y en cuanto llegábamos, aunque fuera de madrugada, ya estaban allí los loteros, seguramente avisados por el dueño. Pepe les compraba tiras y tiras de lotería. Después, solía beberse un vaso de leche fría en toda la noche; yo no lo veía nunca beber alcohol…” Otras noches, íbamos a Morón al Club de Caza y Pesca donde se jugaba fuerte.
También hubo ocasiones en que le llevaba a Sevilla; recuerdo una noche que le llevé a la Plaza de la Gavidia, y enseguida los ’cuponeros’ se pusieron a su alrededor, él les compraba a todos. Tanto era así que en las oficinas de la ONCE de Sevilla habían colocado un cuadro con una foto de Pepe Marchena.
Va transcurriendo el año, Pepe ha hecho algunos, pocos escarceos artísticos, y la prensa se hace eco del panorama musical español en aquellos momentos. Incluso le cuestionan a Pepe Marchena, el motivo de los cambios que se están produciendo. Marchena responde: “… estamos en una etapa en la que el flamenco está en baja, tal vez porque el cante ha perdido muchos de sus mejores cultivadores y son muy pocos los que han venido a sustituirlos”. Insiste, sobre todo la revista “Dígame”, y Pepe no puede ser más explícito, a sabiendas de que sus actuaciones han disminuido, que ya no le llaman con tanta asiduidad. Los motivos los sabe el “maestro”, reconoce que está cambiando el gusto musical de la gente: “… mis actuaciones están más que nada en fiestas íntimas, a las que acudo muy a gusto porque sé que quienes se reúnen en ellas gustan del cante en su más pura expresión”. Personalmente, creemos que, Pepe, aquí tiraba de cinismo, conociendo su forma de pensar y actuar, estaría dolido interiormente. Su narcisismo, su ego no le dejaría entender por qué no estaba en la cresta de la ola musical.
Mercedes Chacón, Cantante
Aun así, aquel verano del 52, Pepe vuelve con otro espectáculo esta vez titulándolo “Motivos de Andalucía”, representándolo por primera vez en el Circo Price madrileño. En esta ocasión va acompañado de la guitarra de Fermín Sánchez y a partir de que la troupe se desplazó a Mallorca con la obra, se incorporaría la guitarra de Benito de Mérida que estaba casado con la bailarina Mari Carlota que también iba en la Compañía de Pepe. Además, acaba de fichar a la joven y ya famosa cantante de copla Mercedes Chacón, que dejaría pronto los escenarios, pues quiso dedicarse a su familia y fallecería el 11 de febrero de 2024, a los 94 años, en una residencia de Buenos Aires (Argentina). De forma paralela colaboraría, Pepe, en la Biblioteca Nacional de Madrid, con Aziz Balouch, haciendo un recorrido por el flamenco con una serie de cantes. Esto, fue una especie de apoyo a aquel diplomático paquistaní, al que gustaba tanto el flamenco, intimo amigo de Pepe, que presentó su libro sobre Flamenco. Azíz Balouch había entablado amistad con Pepe hacía ya muchos años, cuando se encontraba haciendo una gira por el Campo de Gibraltar, precisamente en La Línea de la Concepción. Cuentan algunos de sus biógrafos que, durante aquel otoño del 52, daría Pepe una serie de conferencias por muchos lugares de la geografía española. Su magisterio a favor del flamenco, dando a conocer el origen de los cantes, sus distintas variantes, sus mejores intérpretes…, a la vez que los ejecutaba, fue una labor pedagógica digna de agradecer. Sin embargo, hay otros que afirman que estas charlas o explicaciones acerca del flamenco, que anuncio para esas fechas, solo quedaron en promesas que hizo a la prensa durante el verano que estuvo actuando en el Circo Price.
No vamos a descubrir, a estas alturas de la vida de nuestro protagonista, una de sus grandes habilidades y forma de comportarse, como era su virtuosismo, su petulancia y sobre todo el poder de convicción para quienes le escuchaban. No es de extrañar que en las numerosas entrevistas que le hicieron a lo largo de su vida, hiciera hincapié en demostrar su conocimiento de los cantes, en parecer un hombre culto, el estar sobradamente capacitado para dar charlas y explicaciones sobre cada uno de los palos del cante. Para él, siempre lo afirmó, no tenía ningún secreto cualquiera de los diferentes estilos y variaciones que existían en el mundo del flamenco; por ello, siempre se definió asimismo y totalmente convencido, como ‘maestro de los maestros’.
Comunión de Piki (foto: D. Fernández Ruíz)
Finaliza la temporada de verano, de aquel 1952, sin pena ni gloria. Después de Madrid, la gira se ampliaría por Extremadura, Baleares…, para terminar por Andalucía. El compendio final no fue exitoso, pero sirvió para que el marchenero siguiera estando en las páginas de los diarios, para continuar en boca de los aficionados… También, habría que apuntar como positivo, que la economía española se va recuperando poco a poco, por inercia tras la postguerra y por ende, parece que los espectáculos tienen más afluencia de público, sin que hubiera que ‘tirar palomas al vuelo’. Pero, Pepe, ya no es tan altanero en cuestión de gastos; ahora se arriesga menos, ya no suele llevar un elenco de artistas de primera fila; ahora, su representante, sus colaboradores no quieren exponer como había ocurrido años antes. Eso significaba que las obras y las taquillas serían mediocres o no tenían tanto presupuesto y por ende menos dividendos, como había tenido hasta entonces.
Pepe, parece más recuperado anímicamente, aunque ya conocemos que su mentalidad en cuanto a la economía jamás se resentía, él siempre miraba al futuro de forma positiva. A finales del verano, recibe una especie de homenaje, tras su gira, que le ofrece el famoso periodista de origen chileno Bobby Deglané, pocos meses antes de que esté creara para la radio uno de los programas más emblemáticos de la historia de la radiofonía española “Carrusel Deportivo”, que empezaría a emitirse el 12 de octubre de 1952. También parece ser que Pepe ha encontrado por fin un guitarrista que, va a ocupar el lugar que otrora ocupara Ramón Montoya. El extremeño, natural de Mérida, Benito Nova Sosa “Benito de Mérida” lograría ganarse la confianza y la amistad del artista marchenero, que lo llevara de acompañante durante muchos años.