Cantes de Málaga: Cantes “abandolaos”

Eduardo Ternero - 19 de julio de 2020

Los llamados cantes malagueños son  originarios de la capital de la Costa del Sol y su provincia,  una zona muy rica y cuna de muchos palos del flamenco. ¿Qué decir de barrios tan conocidos como El Perchel, o la Trinidad, Pedregalejo o El Palo? ¿Quién no ha oído hablar de comarcas y lugares de tanta  tradición flamenca como la Serranía de Ronda, la Axarquía, el Valle del Guadalhorce…, pueblos como Álora,   Casarabonela, Antequera, Canillas o  Ronda,  que tan buenos cantaores y cantaoras han dado para el mundo del flamenco?

Panda de Verdiales 

Todos los cantes ‘abandolaos’  son derivados del grupo de los fandangos malagueños, de los que han surgido un amplio número de estilos como son  malagueñas, rondeñas, jaberas, jabegotes, cantes del Piyayo…, todos, según los expertos, como si  estos cantes hubiesen manado de la ‘bandolá’ (nombre sinónimo de antigua guitarra). Estos cantes llamados de la ‘bandolá’ parece ser que tienen su origen en los cantes provenientes del Medievo, emparentados con las jácaras y zarabandas,  con cachuchas y caleseras, y sobre todo de los bailes de boleros  y moriscas. Se afirma que el fandango-verdial tiene su  origen en el fandango morisco, en el canto de los moros andaluces;  un cante muy antiguo que se acompañaba con muchos instrumentos y del que surgen el ritmo de rasgueado  ‘abandolao’ (continuo rasgueo acelerado durante la interpretación) provenientes del XVII y XVIII.

El “Piyayo” 

Esto se iría transformando en lo que conocemos como verdiales-abandolaos o fandangos-verdiales. Este tipo de rasgueo se irá imponiendo en todos los cantes  por las zonas de Málaga,  Granada, Almería, Murcia… y de ellos surgirán los tipos de fandangos que conocemos hoy como de Almería, Granada…  Con el tiempo,  muchos intérpretes alargarían los cantes, los pausarían y entonarían hasta adaptarlos a su forma y estilo y de ellos aparecerán la granaína, tarantas y un largo número de cantes que hoy conocemos como de Levante. Incluso podemos ver el ritmo ‘abandolao’ en el acompañamiento de  los cantes de los fandangos de Lucena, de Cabra,  en los zánganos de Puente Genil y en algunos fandangos de Huelva, extremeños o manchegos.

Vayamos a los orígenes de aquellos cantes, a inicios del XIX. Por los montes de Málaga  existía un folclor festero,  que se acompañaba con violines, guitarras primitivas, panderos, almireces… Eran los llamados Verdiales, una forma de bailar y cantar en grupos  o “pandas” que se pierde en la oscuridad de los tiempos. Si los ralentizamos podemos ir escuchando el alma de un fandango. Dicen que sería el cantaor Juan Breva quien diera forma a los  fandangos ‘abandolaos’ (finales del XIX), que se denominaron los “Cantes de Juan Breva”. De ellos nacería lo que hoy conocemos como la Malagueña, que conformaría un cante con un aroma melódico totalmente distinto. 

Otros estudiosos  apuntan que sería Enrique el “Mellizo” el primero en ralentizar y darle forma a lo que hoy conocemos como malagueña. Nosotros, creemos que es más acertado lo que otros piensan:   que sería  Juan de la Cruz Reyes Osuna, el “Canario de Álora” el que  posiblemente creó lo que más se acerca a la actual malagueña. Ese, seguramente,  es el motivo por el que  a las primigenias malagueñas se les llamara “perotas”; pues el gentilicio de los habitantes de Álora es “perotes”.  Con el tiempo,  otros artistas irían  imponiendo su sello  y su talante propio: Francisco Lerma “Fosforito”, Chacón… y  otras  como la Peñaranda, la Trini, etc. 

 Otro estilo o palo propio de Málaga es la Rondeña, que como su nombre indica nacería por la Serranía de Ronda o, tal vez, de las rondas nocturnas  que hacían los grupos de cantantes  a  las muchachas bajo sus portales. Todos apuntan  que proviene de cantes ‘abandolaos’, nacidos al albur de los antiguos verdiales. 

Virginia Gámez 

La Jabera es otro cante característico de la provincia malacitana; unos piensan que nació del cante que hacían dos hermanas que vendían habas pregonando por Málaga a principios del siglo XIX  y de ahí derivaría en “jabera”;  o, tal vez,  del nombre de la embarcación de pesca tradicional de la costa malagueña llamada jábega, como sí  lo son los Jabegotes, un  cante marinero muy antiguo y que sería una forma de cantar al terminar la faena, con   ritmo acompasado,  durante el tiempo del arreglo de las redes…, a esta  forma de interpretar los cantes  también se les llamaba  cante de los marengos, sobre todo en los barrios costeros de Pedregalejo y el Palo.

Aprovechamos estas líneas para referirnos a los cantes del Piyayo,  un cantaor malagueño, del barrio del Perchel,  Rafael Flores Nieto, el “Piyayo”,   que imprimió a sus cantes  un sello muy propio, sobre todo a sus tangos,  a los que dio aires americanos como guajiras y sones del Caribe,  ya que estuvo en la guerra de Cuba  (dicen que posiblemente en una cárcel cubana). En ellos reflejó sus vivencias durante su estancia americana,  y  plasmó sus ritmos en su forma de interpretar los cantes malagueños.

 Hemos hablado de  antiguos cantaores de los cantes de Málaga; unos que  nos dejaron hace poco como Naranjito de Triana o Enrique Morente y   otros actuales como Fosforito, Esperanza Fernández, Virginia Gámez,  Mayte Martín, Bonela hijo…