El “Son de la Frontera”: Diego del Gastor I

Eduardo Ternero - domingo,  24 de julio de 2022

El guitarrista Diego del Gastor  se llamaba en realidad Diego Amaya Flores y había nacido el día 15 de Marzo de 1908, cerca de Arriate (Málaga), en el campo, en una carreta;  aunque, la familia consiguió llegar a una fonda del pueblo y allí atendieron a su madre. Después, como el padre iba de feria en feria de ganados porque era tratante, lo apuntaron en el registro de Ronda el 27 de Marzo de 1908. En aquellos tiempos en Ronda, como en muchos pueblos, había dos ferias, la de primavera y la de otoño, todas encaminadas a la compra venta de ganado y productos agrícola. Diego, en una entrevista, diría: “mi bautizo duró cinco días, la alegría y los buenos tratos que hizo mi padre hicieron que la fiesta se alargara…” 

Diego del Gastor  

Diego, era hijo de Juan Amaya Cortés (1869-1941) y Bárbara Flores Flores (1875-1965).El matrimonio se asentaría, de modo trashumante, durante poco tiempo en Arriate, un tiempo  en Algodonales y después, cuando ya Diego contaba con 4 años, se fueron a la aldea del Gastor, un pueblo pequeño enclavado en la serranía  de la provincia de Cádiz. Allí, en el Gastor, se criaría Dieguito y sería de donde tomaría el remoquete de su nombre artístico. 

Desde pequeño, al igual que sus hermanos, Diego, ayudaría a su padre en el negocio familiar, Cuando Diego contaba 14 años se fueron a vivir a Morón de la Frontera, pues su padre, que seguía con el trato de caballerías se había convertido en uno de los mejores corredores de la zona y Morón por aquellas fechas era una de los lugares donde más movimiento había. En aquellas fechas, en las primeras décadas del XX  y hasta la aparición de la maquinaria agrícola la compra-venta de ganado era un negocio suculento, sobre todo para  muchos gitanos, que conocían bien el mundo de la ganadería.

El acercamiento de Diego a la guitarra fue desde muy temprana edad. Fue impulsado y formado musicalmente por su padre y su hermano José. Diego, desde pequeño empezó a dar muestras de su manejo con la bajañí y sobre todo su afán por aprender y practicar a todas horas. Además, según su propio testimonio,  cursaría durante tres años algunos cursos o  clases de solfeo. Pero, Diego, abandonaría las clases y preferiría seguir aprendiendo de forma autodidacta, aunque su forma de tocar seguía las pautas marcadas por los guitarristas de Morón de la época  como el “Niño de Morón”, Pepe Mesa… o bien escuchando a los grandes de la sonanta de aquellos momentos  como Niño Ricardo, Ramón Montoya… Empero, sobre todo, quien influyo más en él, su maestro de siempre sería José Naranjo, un moronense, un artista de la guitarra, que exaltaría en su libro Fernando el de Triana y  que aprendió de Paco de Lucena. Por lo tanto, muchos musicólogos coinciden en afirmar que el estilo de Diego, el estilo de Morón, es el modo de tocar de Paco de Lucena. A Diego, cuando le preguntaban a que escuela pertenecía, siempre afirmaba que la música, la guitarra había que sentirla y eso no se aprendía en ningún lugar.

Con Joselero de Morón, su cuñado

Proseguiría Diego su aprendizaje con constancia,  “…era un monstruo, dedicaba diez o doce horas diarias a la guitarra, era tal su amor hacia el flamenco que continuamente estaba sacando cosas nuevas y tocaba de una manera muy suya, muy personal.” diría su cuñado y cantaor Luis Torres, “Joselero de Morón”, pues estaba casado con su hermana Amparo y al que acompañaría a lo largo de su vida no solo en las fiestas y juergas sino en muchos festivales.

Cuando Diego contaba 20 años, es decir en 1928, le llaman a filas. Como saben y vamos a hacer aquí un pequeño excurso, todos los mozos estaban obligados a hacer el servicio militar, pero se podía librar aquel que pudiese pagar una cantidad, que por cierto era grande (seguramente mucho más de las 2000 pesetas que se pagaban a principios de siglo). Recuerden que eran tiempos bélicos, estábamos metidos en guerra con el Rif, una Guerra Mundial había terminado y otra se avecinaba eran tiempos de la Dictadura de Primo de Rivera, en breve se iniciaría la Guerra Civil Española y su padre tuvo a bien costear la cantidad necesaria para que Diego se librase.

Estamos en los años treinta y Diego se ha establecido definitivamente en Morón, su mundo es  el flamenco y la guitarra. Comparte fiestas y juergas con cantaores y guitarrista de la época Perrate, Joselero…  y con  casi todos los gitanos de Utrera, Alcalá…,  que reconocen en él algo diferente, un creador, una forma de tocar que daría lugar a lo que más tarde se llamaría “Escuela de Morón” o “Toque de Morón”, por su peculiaridad, por  manera de utilizar el pulgar y el alzapúas.

No hemos llegado a encontrar referencias en otros flamencólogos para poder confrontar el hecho de que Diego fuese detenido y retenido en la cárcel durante 20 días por las fuerzas franquistas al principio de la Guerra Civil (en el verano de 1936) y luego puesto en libertad sin cargos. Ese mismo año, Diego, estuvo haciendo una gira por toda Andalucía acompañando a Manuel Vallejo que por entonces, al igual que Marchena compartían el fervor de los públicos. Pero Diego y Vallejo, ambos inconformistas, dos artistas tan distintos, con una personalidad arrolladora, tuvieron numerosas discusiones y pronto se separaron.

Con Fernanda de Utrera  

A partir de aquí, coincidiendo con el final de la Guerra, Diego, empieza a sentirse más  profesional, aunque sigue los pasos de Niño Ricardo y Ramón Montoya; pero  ya se muestra en su forma de tocar una sensibilidad distinta, más personal, más libertaria.  Diego, comentaría y confirmaría que era una persona tímida, le costaba trabajo acercarse a los músicos que admiraba y que hemos referido, aún siendo ya un artista a la altura de ellos. Porque, el del Gastor, no aspiraba a una vida de éxitos, ni alcanzar fama alguna; por eso, casi toda su vida transcurriría en la ciudad de Morón de la Frontera, hasta los años 60, actuando por los ambientes flamencos del pueblo de la cal; aunque  saldría esporádicamente para actuaciones puntuales por los pueblos de alrededor, pero volviendo a los bares y ventas  con sus paisanos y amigos, con sus cabales.

Así transcurriría la vida de este sabio de la guitarra moronense; dicen algunos musicólogos que estaba exento de técnica, pero sería uno de los mejores acompañantes que ha habido y de una sensibilidad extraordinaria. 

Porque Diego deseaba estar con aquellos con los que se sentía a gusto tomando una copa, cantando y tocando a su antojo, sin ataduras de contratos, ni exigencias del público y defendería siempre que cuando se toca por derecho es cuando se siente la guitarra, cuando llega ese duende que te embelesa, que te  embriaga… Y este gitano se sentía a gusto con los amigos de siempre, tomando unas copas hasta la madrugada sin tener que rendir cuentas a nadie, aunque a veces tuviese que recurrir a algunos  festivales  para poder meter unos “jurdós” en su bolsillo o a compromisos y actos  benéficos. Continuará...