El Titi de Marchena

Eduardo Ternero - sábado,  19 de marzo de 2022

¿Quién puede poner en duda la aportación al flamenco del pueblo gitano? En Marchena, sin quitar ni un ápice de valor al nombre universalista  que le ha dado Pepe Marchena a nuestro pueblo, ha habido muchos otros artistas, gitanos, que desde el XVI, traídos por los  próceres y mandatarios del momento, significaron mucho en la musicalidad del Corpus, fiestas, eventos religiosos, y sobre todo en las tareas de forja y herrería por sus conocimientos milenarios sobre la aleación y tratamiento  de los metales,(herradores, herreros, forjadores, latoneros…), la cestería, la compra-venta…, lo que les haría merecedores del favor de hacendados, terratenientes, nobles... Pero además, desde el XVIII se fue dejando sentir un elenco de hombres y mujeres que  aportaron su saber en el ámbito del flamenco,  llevando el nombre de Marchena por todos los lugares de la geografía española y extranjera. Nombres como la Gilica, el Cuacua, el Titi, Melchor, Enrique, Juan el Caeno…, todos han dejado su impronta y el nombre de nuestro pueblo  en los anales de la historia flamenca. 

Titi de Marchena 

Hoy vamos a hablar de Manuel Fernández Fernández, “Titi de Marchena” nacido en Marchena en 1891. Sus padres fueron  Manuel Fernández natural de Marchena y Trinidad Fernández nacida en Santa Fe, Granada. Manolito pasaría toda su infancia en la Plaza de Arriba, hoy plaza Ducal, y aprendió a tocar la guitarra como la mayoría de los gitanos de su época con su tío el Lico, el que fuera padre de Melchor, de Miguel y del Chico. También aprendería a bailar desde muy pequeño, por su interés por el flamenco, viendo y aprendiendo de sus mayores sobre todo de su otro primo Juan el Cuacua o su tía María del Carmen Reyes, la Gilica. También porque era poseedor de excelentes cualidades innatas. Hay biógrafos que apuntan que sus primeros años fueron como bailaor por los tablaos sevillanos pero, como aquello no daba  para comer, se  volvió por largas temporadas a Marchena para mejorar el manejo de la guitarra y poder acompañar a grandes cantaores  en el café cantante Siete Puertas de Sevilla como al Carbonerillo, Mazaco y otros. Después, con la experiencia que fue adquiriendo, le tocaría a Tomás Torre, María La Moreno, El Gloria,  la Sordita… El año 1924 acompañó a Vallejo a Algeciras para una actuación. Allí conocerían a un niño de 14 años José Ruiz Arroyo,  al que llamaban Corruco de Algeciras que aquella tarde cantaba en el café del Moro y lo hacía de forma portentosa. “Corruco” fue en cierta medida responsable de  que, el guitarrista y bailaor, Manuel Fernández “Titi de Marchena”, se quedara a vivir en Algeciras ya que desde entonces establecerían una amistad y le acompañaría en los escenarios en muchas ocasiones, hasta que Corruco muriera durante la Guerra Civil. 

Corruco de Algeciras 

En Algeciras, el Titi de Marchena se quedó prendado de la ciudad,  de su gente y de la que sería su mujer Francisca Vega Arroyo prima de Bernarda Molina Vega, la esposa de Tío Parrilla de Jerez. Por tanto estaba emparentado con los descendientes de Juanichi el Manijero entre los que están sus nietos la bailaora Ana Parrilla, el guitarrista Parrilla de Jerez y toda una saga de artistas jerezanos. El Titi se fue a vivir a la calle San Antonio, donde también vivía Rosita la Gitana, cantaora y bailaora, que iría en la Compañía de Vallejo y con quien compartiría juergas y actuaciones. Vallejo siguió visitando Algeciras y cada vez que podía buscaba al Titi para que le acompañara  en sus actuaciones por toda la comarca y por el norte de África, lo que le valdría para coger popularidad. La prensa se hacía eco de ello diciendo que los cantaores se lo rifaban cuando venían al campo de Gibraltar o tenían que cruzar el Estrecho para actuar en las tierras del Rif. Estuvo, por tanto,  considerado uno de los grandes tocaores de su época, de los más completos. El periodista  Manuel Flores Narváez en el diario Europa Sur de fecha 3 de diciembre de 1944 escribiría “…la mayoría de compañía y artistas que pasaban por, bien hacia el continente, bien a otra tierra española contaban con su presencia. Era uno de esos pocos tocaores completos de los pies a la cabeza”. 

Roque Montoya “Jarrito” 

Antes de la guerra Civil, a inicios de los treinta,  el Titi, aparece en un cartel en el  actuaría en  la Plaza de Toros de Granada con Juanito Valderrama, Pepe “Palanca”, José Martínez “el Peluso” (que se vestía de Charlot para cantar), la pareja Imperio de España y Antonio Moreno, “el Niño de las Flores” (creemos que se refiere a Emilio Casero que acompañó a Pepe Marchena como segunda voz en  algunos de sus discos), Rosita de la Peña, “el Niño de Arahal”, el guitarrista granadino Miguel López “El Santo”, Enrique Orozco, “el Niño de la Carolina”, Pepito “Albaicín”, Román “el Granaino” y el “Titi de Marchena”, excelente tocaor, como apuntaba el cartel. En el año cuarenta actuó en el Teatro Cervantes de Málaga acompañando a Antonio “El Sevillano”. Por esas fechas también estaba actuando  en los tablaos flamencos de la Línea y Algeciras. La postguerra no fue buena para casi nadie y  el Titi montó una pescadería para su mujer y él se buscó la vida en el bar del “Tuerto Amalia”. Con frecuencia solía ir a Sevilla y  paraba en la Venta “el Charco de la Pava” cuyos dueños La Juana y el Chache le contrataban para que acompañara al “Niño de la Magdalena”, a “Jarrito el Sordo” y a otros cantaores sevillanos que solían parar por allí en los años 40: Caracol, Mairena, etc. 

Donn Pohren con Paco de Lucía 

Estando Antonio Mairena y Roque Montoya “Jarrito”, en Algeciras, cantando en una fiesta, Roque le dijo al “Titi”, escucha cantar a este gitano, tu no pares de tocar. Dicen que Antonio y él se compenetraron tan bien que se harían muy amigos  y cada vez que Mairena  pasaba por Algeciras se veían y tomaban unas copas en el bar Plata. A principios de los  50 se le podía ver por el bar la Rosa junto a los flamencos “Chaleco” y Carmen Heredia. 

Dicen los que le conocieron y quienes tuvieron la dicha de cantar acompañados por el “Titi”que tenía una calidad depurada, que apoyaba y daba mucho alivio al cantaor, pues poseía un gran sentido de lo que debe ser el acompañamiento. Eso le valió el crearse una fama entre los artistas que le buscaban para sus actuaciones. Era un prodigioso para improvisar, para cubrir los silencios del cantaor, sin embargo siempre se negó a grabar; como buen flamenco, donde más le gustaba tocar era en las fiestas íntimas. Pero además de buen guitarrista el Titi de Marchena fue un gran bailaor, pero solo en la fiestas particulares. Dicen que su baile era de una pureza sin igual, sobre todo en las bulerías. Ya lo decía Paco Vallecillo en la  “Gavilla Flamenca” cuando se refería a él: "Cortito, pero exacto, en el toque de acompañamiento, este Titi de Marchena fue para nuestro concepto uno de los aficionados que mejor han bailado por bulerías". 

Durante su vida en Algeciras conocería a grandes artistas que actuaban en cabaret,  como  el sevillano Rafael “el Tuerto”, que también se fue a vivir a Algeciras,  a Antonio Carmona  el “Rubio de la Línea”, que nunca quiso ser artista pero cantaba “muy bonito” como dijera Camarón. 

Donn Pohren, un americano que amaba tanto el flamenco y conocía a Paco de Lucía como nadie, diría: “el Titi de Marchena enseñó muchos  secretos de la guitarra a Antonio Sánchez Pecino, padre de Paco de Lucía” . También, en los últimos años acompañaría al “Chaqueta”, al “Flecha”, al “Jarrita”, al “Brillantina” , al bailaor Paco “Laberinto”…en muchas veladas en el cabaret “El Pasaje Andaluz”.

 El año 1953, en su domicilio de Algeciras, moría Manuel Fernández el “Titi de Marchena”,  un artista plausible, pero poco conocido para el aficionado al  flamenco.