Marchena, cuna de la Saeta (III)

Eduardo Ternero - 12 de abril de 2020

Ni  que decir  tiene  que  el influjo  gitano en la  saeta de Marchena a partir del  XX  se  hizo,  como en todos los lugares de la geografía  andaluza. Las corrientes de Jerez y de Triana, los cantes de Torre, la Niña de los Peines, El Gloria, Mairena etc. se empezarían a escuchar  en nuestro pueblo durante todo el siglo pasado, dejando en el olvido o, de algún modo, apartadas a muchas de las saetas autóctonas que se habían cantado a lo largo de varios siglos anteriormente. Allá por los años cincuenta del XX, aún se podían escuchar algunas de las saetas atávicas que definen la particularidad saetera de Marchena.

José “El Lili”

En muchos de los rincones de nuestras calles se podían escuchar las cuartas, las quintas o las sextas de cualquiera de las hermandades. En la madrugada del Sábado Santo podíamos vernos desbordados por todo tipo de saetas, se  intercambiaban  saetas flamencas y saetas-salmos a la Virgen de la Soledad, en aquellos años de penuria, de santeros y aguardiente, de poco pan y mucho arte. 

A partir de los años setenta, cambió nuestra forma de vivir, nuestra forma de sentir y fueron llegando cantaores  profesionales (Menese, Miguel Vargas, Clavel…) que junto a diez,  veinte saeteros  marcheneros copaban los lugares emblemáticos del recorrido de las cofradías. Las hermandades dejaron en manos del pueblo ese folklor añadido, inmaterial y tan importante para nuestro patrimonio histórico.  

Tuvo que ser,  por iniciativa de gente preocupada, iniciar la recuperación de la saeta marchenera y por ello,   la Escuela de Saetas de la Hermandad de la Humildad y Paciencia se embarcó en recuperarlas. Desde entonces, cada año hemos podido ver una nueva hornada de saeteros jóvenes y no tan jóvenes, paisanos y foráneos. Gracias a esa labor de 30 años, hoy,  podemos ver durante el recorrido se las Cofradías, durante toda la Semana Santa, como se van alternando saetas de todo tipo y los saeteros combinan saetas propias de la Hermandad con saetas populares por seguiriyas, martinetes…al más puro estilo flamenco. 

Miguel “El Nazareno”

Por desgracia, el nombre de los grandes saeteros que debió tener Marchena, ha quedado en el olvido, algunos estudiosos siguen recuperando nombres olvidados en archivos, en actas de  hermandades, en actas de reuniones,  cabildos y esperemos que con el tiempo podamos tener una lista de los más representativos. Sí, tenemos nombres de grandes saeteros como la familia Rueda “El Poyo”, Macancho, Pulido, el Niño de la Viuda,   Juan “El Caeno”, José “El Lili”, Aguilaro,  Miguel y  Margarita (“Los Nazarenos”);  Enrique Cáceres, Alberto Burguillos, por nombrar algunos de los antiguos y Carmen Rodríguez,  Luis Fuentes entre los nuevos.

No cabe duda que  Marchena, ha sido pionera en muchas de las iniciativas,  ha dado un vuelco en las formas de representar y exaltar la Semana Santa, fuese por la religiosidad del Ducado de Arcos,  por el conservadurismo y fervor  de la población, por la cantidad de templos y por ende de Hermandades y Cofradías.

Carmen Rodríguez

Cabe mencionar aquí, que ya por los años 70, en aquel Club Juvenil  se inició algo que ha repercutido mucho en la Semana Santa no solo de Marchena sino de toda Andalucía, fue la aportación de los jóvenes para sacar, como costaleros, el paso de “La Borriquita” y Virgen de la Palma por falta de presupuesto para pagar a los  antiguos “santeros” que tradicionalmente los portaban. Otra aportación fue Convocar  el primer Concurso de Saetas de Marchena hace casi  50 años, , cuando parecía que  todo estaba cayendo en el olvido y  en el  que participaron  algunos  jóvenes  marcheneros y  del cual sería presidente Pepe Marchena acompañado en el jurado por otro gran cantaor, José Navarro “Zacarias” de Fuentes de Andalucía.

Marchena, además ha tenido siempre grandes saeteros que calladamente, en cada rincón de nuestro pueblo, como herencia familiar,  lanzaban sus rezos en forma de canto a “esa” hermandad que era exclusiva en su familia. Porque en Marchena, como en otros tantos pueblos de la extensa Andalucía, las hermandades han funcionado como una especie de gremios en las que los hermanos se agrupaban por afinidades.

Luis Fuentes

Así, hace muchos años,  se podían ver bien definidos  sectores de la población que pertenecían a una determinada hermandades de penitencia;  empero, hoy día parece ser que se han difuminado. Teniendo en cuenta estas premisas, sería muy conveniente,  como parte del patrimonio, que cada una de las hermandades, recurriera a sus archivos, a sus actas, a su legajos y a su memoria, con el fin de poder retrotraer la tradición y el camino seguido  de sus cantos, la idiosincrasia de sus primigenias saetas, los saeteros que han tenido a lo largo de su historia en sus sedes…

Esperemos, igualmente,  que la Escuela de Saetas  de Marchena siga  funcionando por muchos años.  Lo que no hay dudas es que Marchena es un pueblo que vive para la Semana Santa. El folclor, la devoción, la religiosidad, la fiesta, cada uno se conduce y lo lleva de forma distinta, pero no hay que negar que a lo largo del año está presente el fervor a los a los titulares y la dedicación del marchenero a las cofradías, procesiones, sacar pasos a las calle…y que a lo largo de su historia la saeta ha tenido mucho que  decir en la idiosincrasia de Marchena.