Iluminación del cante: Paco la “Luz”
Eduardo Ternero - sábado, 1 de agosto de 2020
En esa vereda que une Triana a Cádiz, pasando Utrera, Lebrija y Jerez, se reparte el 80 % de los mejores intérpretes del flamenco de la historia. Es el caso de Francisco Valencia Soto, “Paco la Luz”, nacido en Jerez de la Frontera en 1839, hijo del matrimonio lebrijano Pedro Valencia y María Soto, la “Luz”. Sabemos que Paco tuvo varios hermanos, Pedro “Pericón la Luz”, José y otro, tal vez llamado, Juan.
La “Sordita”, hija de Paco la “Luz”
Paco la “Luz” se casó con María Rodríguez de las Eras; del matrimonio se sabe que nacieron al menos tres hijas María Josefa, María Dolores y Juana la “Sordita”, famosa bailaora. Hasta hace poco habíamos pensado – porque siempre lo habíamos leído así –, que María Dolores era la famosa cantaora la “Serrana”; pero, tras las investigaciones del escritor-cronista e investigador Manuel Bohórquez se puede afirmar que la “Serrana” es el apelativo de la hija mayor de Paco, María Josefa (nacida en 1863). El nombre de María, en ambas, ha llevado al equívoco; al igual que los comentarios de las crónicas de entonces, en los que se afirmaba que la “Serrana”, era la mayor de las hermanas.
Creemos que, debido al éxito de las niñas en su Jerez natal y la cantidad de cafés cantantes que por aquellas fechas había repartidos por Sevilla, Paco la “Luz”, queriendo que sus hijas triunfasen y se colocasen en los mejores escenarios, dejaría la tierra del vino y se instalaría en Sevilla en los años 80 del XIX; primero en la calle Amor de Dios y luego en la Alameda de Hércules, donde estuvo empadronado. Nos figuramos lo que costaría a Paco alejarse de su ciudad natal, Jerez, de sus tabancos y sus amigos, de su correligionarios y reuniones de cabales; nos imaginamos el esfuerzo de dejar de compartir cañas de vino y unos buenos cantes con los suyos, con los de siempre como Juanichi el “Manijero”, Manuel Molina, el “Marrurro”, Perico “Cantarote” (su hermano), Tío “Parrilla”, Rafael el “Carabinero”, Antonio “Frijones” o Tío José de “Paula”, por poner algunos de sus más allegados.
Cantaores, Amigos de Paco
No cabe duda que Paco la “Luz” ha sido uno de los grandes pilares del cante, uno de los grandes seguiriyeros que ha dado Jerez al mundo; lástima que no grabara nada, pues las fechas no eran propicias y los medios no estaban al alcance de los pobres. Lo que conocemos de él es por la estela que ha dejado. Paco ha estado en boca de los grandes intérpretes, muchos han copiado su manera de hacer los cantes. La referencia mayor ha sido su saga familiar, la herencia genética de artistas que ha dejado a lo largo de estos casi dos siglos de flamenco. Ejemplo son sus propias hijas, Perico el “Tito”, la “Cochinita”, Juanito “Mojama”, Luisa la “Torrán”, el “Diamante Negro”, los “Terremoto”, los Parrilla, los “Sordera”, los “Borrico”…, un largo etcétera de abolengo que va desde los inicios del flamenco hasta nuestros días. Artistas herederos de su arte como José “Mercé”, María “Terremoto”, Manuel Valencia...
La seguiriya de Paco la “Luz” que nos ha llegado, sin que grabase nada, se puede corroborar en boca de algunos de sus descendientes, por las letras que ellos mismos cantan, y que aducen que son heredadas de sus padres, de sus abuelos… El propio Vicente Soto “Sordera”, sobrino bisnieto de Paco la “Luz”, comenta en uno de los libros de los Soler que la letra de la seguiriya: “eran tan grande mis penas…” la había escuchado siempre en la casa de su abuelo materno, Francisco Monje Valencia, que era sobrino de Paco la “Luz”, hijo de una hermana.
Estaba en el aire la autenticidad de que fuese una seguiriya creada por Paco; sin embargo, se le venía atribuyendo a Manuel Molina, ya que fueron amigos, compañeros de juergas y fatigas. Suponemos que habría cantes que cocinaban y compartían.
Porque Manuel Molina y Paco la “Luz” dieron un giro estructural muy significativo a los cantes por seguiriyas. Ya sabemos que, paralelamente, Silverio, Frasco el “Colorao” y otros muchos, oriundos de Triana, Utrera, Morón, Alcalá, Marchena…, tomaron lecciones en la escuela de Jerez y Cádiz.
Alameda de Hércules a inicios del XX
El cante de Molina y la “Luz” se distingue porque que Paco introduce, en el inicio de la seguiriya, momentos de alivio, a modo de pautas respiratorias. Por entonces, los cantes por seguiriyas, estaban dominados por una intensidad sostenida, lo que los hacía de gran dificultad y no resultaba tan melodiosa y emotiva. Ahora Paco, de forma inédita, ponía énfasis en las bajadas de forma acompasada, alternando momentos intensos con pautas suaves y entrecortadas para que el cantaor pusiese llevar el cante de una forma más cómoda y liviana hasta la conclusión. Se trata de una forma de llanto, una cascada sosegada, no en un descenso brusco. Hay que entender que se encontraban en un momento de cambios y sentando las bases de lo que hoy ya conocemos bien estructurado; Piensen que antes, hace casi dos siglos, estarían en un marasmo de incertidumbres, dando voz a cantes sin reglas preestablecidas. Imaginen a María Borrico, el propio Fillo, El Viejo de la Isla…, escuchando cantes por tugurios, cuevas y caminos, teniendo que rememorar en la soledad de sus alcobas esos cantes que llevaban en sus mentes y que sus gargantas elucubraban, sin medios técnicos en que apoyarse.
Paco la “Luz” viviría en Sevilla hasta el resto de sus días, en el ambiente flamenco que se respiraba a principios del XX; en aquella Alameda de Hércules, un hervidero de artistas: los Pavones, Matrona, Torre, Chacón y tantos artistas. La muerte le llegó a Paco con 62 años, por gangrena, era noviembre de 1901.