1967 - Guerra de los Seis Días o Guerra de Junio

Resumen

Fuentes y Bibliografía

Si de verdad quieres saber sobre esta guerra, lee, al menos, Six Days of War: June 1967 and the Making of the Modern Middle East (Michael Oren), excelentísimo y muy completo libro sobre la guerra y su contexto, que aprovecha los documentos desclasificados desde finales del siglo XX (tiene edición en español). En el JCPA nos ofrecen enlaces a diversas fuentes primarias, como debates en la knésset y otros, sobre esta guerra. Como aperitivo online, el Jewish Ideas Daily publica en 2012, con base en el libro de Oren, unos breves apuntes sobre el preludio y cada uno de los seis días de la guerra: Preludio, Día 1, Día 2, Día 3, Día 4, Día 5 y Día 6.

También, desde perspectivas absolutamente distintas y 'revisionistas' (pues se centra exclusivamente en las actitudes internas que vivía la gente en Israel en la época más que en los aspectos militares y políticos, aunque también los aborda, y porque parte y concluye con una visión mucho más crítica sobre la actuación israelí anterior y posterior a la guerra, y adopta una visión muy negativa de las consecuencias de la guerra para Israel), el libro 1967: Israel, The War and The Year that Transformed the Middle East (Tom Segev, 2005). Apuntando a los historiadores revisionistas, como Segev, Michal Oren advierte:

"Yo obtuve documentos diplomáticos y militares jordanos de 1967. Entre ellos, los planes de la Operación Tariq, el plan jordano de ataque contra el Jerusalén Oeste (judío) y la zona de Latrún. Estos establecían la ejecución de las poblaciones civiles de varias comunidades judías, como Moza, justo al oeste de Jerusalén. Algunos de esos documentos cayeron en manos israelíes durante la guerra y luego se le mostraron al Rey Hussein durante las reuniones secretas que mantuvo con representantes de Israel en Londres. El Rey negó conocer nada sobre Tariq. Es importante destacar que no solo los jordanos, también los egipcios y los sirios habían planeado la conquista de Israel y la expulsión y muerte de los habitantes judíos en 1967. Hoy, muchos de los auto calificados como 'historiadores revisionistas’ sostienen que los árabes nunca tuvieron intenciones agresivas contra el estado judío y que Israel precipitó la Guerra de los Seis Días para expandirse territorialmente. Las pruebas documentales refutan indudablemente tal alegación.

(...)

La tesis principal de Segev, esto es, que la Guerra de los Seis Días fue producto de miedos irracionales israelíes y de su belicosidad, ha circulado desde hace años. Está implícita en el reciente libro de Jimmy Carter, que dice - bastante erróneamente- que Israel atacó preventivamente a Jordania y Siria en 1967. Pero es crucial destacar que ni Segev ni Carter emplean una sola fuente árabe. En esencia, para ellos los árabes no existen. El resultado no solo es una injusticia para Israel, es, sobre todo, una burda discriminación de los árabes, a quienes tratan como personajes planos, incapaces de tomar decisiones independientes y de tener dinámicas políticas."

En el verano de 2015, las IDF publican documentos relativos a una reunión celebrada el 2 de junio de 1967 entre miembros del Alto Estado Mayor de las IDF y del Comité Ministerial para Asuntos de Seguridad Nacional que arrojan nueva luz sobre la tensión vivida entonces y los análisis entonces manejados.

Martin Kramer ofrece una visión algo distante de la dominante sobre las consecuencias anímicas y políticas que para el mundo árabe supuso esta guerra, en su artículo 1967 and memory (2008); y de paso hace una breve referencia irónica a los subtítulos de los libros de Oren y Segev:

... el recuerdo árabe de 1967, que reestructuró la forma de pensar árabe en los estados alrededor de Israel, alejándoles de la anhelante anticipación de guerra y llevándoles a evitarla ansiosamente.

Así, en relación con las políticas árabes, he ofrecido una posible revisión de la habitual visión de1967: acaso su recuerdo, lejos de enfadar y poner en el disparadero a los árabes, sea el fundamento de la estabilidad del orden árabe y de la paz regional. (...) El impacto de 1967 fue crear un nuevo balance, y expulsar las ideologías a los márgenes de la política. (...) En última instancia, 1967 originó un proceso que condujo al establecimiento final de fronteras entre los estados.

El riesgo hoy, cuarenta años después, no es que las consecuencias de 1967 sigan con nosotros. Es que el recuerdo de 1967 comienza a difuminarse y su legado se está erosionando. Me llaman la atención los subtítulos de los dos principales libros sobre 1967. El de Michael Oren es Junio de 1967 y la Formación del Oriente Medio Moderno. El de Tom Segev va incluso más allá: Israel, la Guerra y el Año que Transformó el Oriente Medio. ¡Si así fuera! El problema es que el Oriente Medio sigue siendo rehecho y transformado por eventos sucesivos, cuyo legado es mucho más dañino que el legado de 1967.

También nos facilita el breve y expresivo vídeo del Rey Hussein de Jordania sobre la Guerra, al final de la misma.

Sobre el impacto de esta guerra en los árabes, el extraordinario The Arab Predicament: Arab Political Thought and Practice since 1967 (Fouad Ajami, 1992). Para Hisham Melhem (Sep 2014): 

".. cultura política árabe que estaba estancada y era represiva y patriarcal tras décadas de regímenes autoritarios que condujeron a la desastrosa derrota en la guerra de 1967 con Israel. Esa derrota fue la campana que anuncia la muerte del nacionalismo árabe y el resurgimiento del islam político, que se proyectó como la alternativa a las ideologías más seculares que habían dominado las repúblicas árabes desde la Segunda Guerra Mundial. Si el declive árabe era el problema, aquí está 'el islam como solución', dijeron, y creyeron, los islamistas."

Un interesante libro es el que en inglés se ha titulado como The Seventh Day: Soliders Talk about the Six-Day War (1970) - original en hebreo, Siah Lohamim (Hablan los soldados), 1967) -, editado por la revista Shdemot de los kibbutzim, en el que tras la guerra se entrevista a soldados kibbutzim - incluidos entre otros, Amos Oz, Muki Tzur, Abba Kovner y Avraham Shapira - (la cuarta parte de los muertos israelíes en la guerra fueron soldados provenientes de los kibbutz, cuando la población de estos solo constituía el 5% de la población). En el libro, que en su época acabó teniendo un enorme éxito en Israel, los soldados muestran un cambio de actitud extraordinariamente significativo respecto de los que participaron en la Guerra de Independencia; estos no mostraban miedo a la derrota y a lo que esto conllevaría, mientras que resulta evidente que quienes participan en la Guerra de los Seis Días, que habían crecido en Israel pero, a diferencia de aquéllos, ya habían tenido contacto y eran conscientes de los estragos causados por el Holocausto y la guerra, muestran temor a la aniquilación, lo que les hacía conscientes de que las amenazas árabes de mandar los judíos al mar eran reales y, por ello, de que era su deber evitar que volviera a ocurrir una exterminación masiva de judíos o la degradación de la dignidad del pueblo judío; uno de ellos, Yariv Ben-Aharon dice:

"Todos coincidimos en que tanto nuestro espíritu de lucha como nuestra fuerza en esta guerra brotó de la certeza de que los árabes estaban comprometidos en una guerra de aniquilación". 

En The Secret Transcripts of the Six-Day War, Part I (2017), Yaacov Lozowick, Archivador Jefe del Estado de Israel, destaca algunos de los puntos principales de las transcripciones de las deliberaciones del Comité de Guerra o Comité de Seguridad del consejo de ministros de Israel, que fue el que la gestionó, desclasificadas y publicadas en 2017: el Comité se reunió irregularmente 36 veces entre enero y julio de 1967; tres de ellas ocurrieron en las 24 horas finales de la Guerra, y luego hubo otras tres durante dos días para decidir qué hacer con los nuevos territorios, las transcripciones tienen 935 páginas que recogen alrededor de 100 horas de deliberaciones.

En An inevitable Conflict (2017), Efraim Karsh arguye que esta guerra fue inevitable, apartándose del frecuente argumento de que fue accidental, fruto de los errores de cálculo de todas las partes.

En 2017 se publica ‘Last Secret’ of 1967 War: Israel’s Doomsday Plan for Nuclear Display, donde se anticipa una entrevista de Avber Cohen, que es quien más ha expuesto los asuntos nucleares israelíes, con Itzjaq Yaaqov, general retirado y uno de los organizadores clave del proyecto (Operación Sansón, שִׁמְשׁוֹן, SHIMSHON en hebreo) para detonar un dispositivo atómico en el Sinaí, como artimaña disuasoria de la guerra que se avecinaba. Se hace en el marco de The 1967 Six-Day War: New Israeli Perspective, 50 Years Later, donde Cohen explora el efecto de Dimona y del arma nuclear en la Guerra de los Seis Días (aunque, entre otras cosas, aquí también se da voz a la idea de la inevitabilidad del conflicto que Karsh niega en An inevitable Conflict).

The Six-Day War: A Retrospective (Richard B. Parker, 1997) 

The Politics of Miscalculation in the Middle East (Richard B. Parker, 1993)

Jordan in the 1967 War (Samir Mutawi, 1987) - Con la presentación apologética del caso desde el punto de vista de Jordania, pero con acceso a buenas fuentes jordanas que no se encuentran en escritos anteriores al suyo. Una crítica del libro, de la época.

Arab Politics, Palestinian Nationalism and the Six Day War: The Crystallization of Arab Strategy and Nasir's Descent to War, 1957–1967 (Moshe Shemesh, 2008)

Gvulot Ashanim: iyunim betoldot medinat Yisrael 1948-1967- Fronteras calientes: estudios sobre la historia temprana del estado de Israel 1948-1967 (Bar-On Mordechai, 2001)

Shisha yamim - shloshim shana: mabat hadash al milhemet sheshet hayamim - Seis Días - Treinta Años: nuevas perspectivas sobre la Guerra de los Seis Días (Asher Susser, editor, 1999)

Myths, Illusions, & Peace (Dennis Ross y David Makovsky, 2009), para una exposición de la posición de la administración de EEUU durante esta Guerra, es muy interesante el libro 

Moshe Dayan: Story of My Life (Moshe Dayan, 1976)

Moshe Dayan (Shabtai Teveth, 1972)

The Rabin Memoirs (Yitzhak Rabin, 1979)

The Sphinx and the Comissar: The Rise and Fall of Soviet Influence in the Middle East (Mohamed Hassanein Heikal, 1978)

The Arab Cold War: Gamal Abd al-Nasir and His Rivals (Malcolm Kerr, 1971)

Why Syria goes to war: Thirthy years of confrontation (Fred H. Lawson, 1996)

Syria and Israel (Moshe Ma'oz, 1995)

The politics of Miscalculation in the Middle East (Richard B. Parker, 1993)

Peace Process: American Diplomacy and the Arab-Israeli Conflict Since 1967 (William B. Quandt, 2005)

Elusive Victory: The Arab Israeli Wars 1947-1974 (Trevor N. Dupuy, la última edición de 2002) y Swift Sword (S.L.A. Marshall, 1967), centrados en los aspectos militares de la guerra, no en los políticos.

Warrior: An Autobiography (Ariel Sharon, con David Chanoff, 1989) - Con la perspectiva de Ariel Sharon

Personal Witness: Israel through my Eyes (Abba Eban, 1977)

The Arabists: The Romance of an American Elite (Robert D. Kaplan, 1993)

Entrevista con F.T. Liu (Sep 22, 1990), que entre otras cosas trabajó en la Organización de Supervisión de la Tregua de NNUU (UNTSO), donde habla sobre la historia de la UNTSO, las dos Fuerzas de Emergencia de NNUU (UNEF I y UNEF II) y las negociaciones que ayudaron a poner fin a las Guerras de 1967 y 1973.

Entrevista con Sverker Åström (Nov 11, 1990) sobre la retirada de la Primera Fuerza de Emergencia de NNUU (UNEF I) en Líbano en 1967 y como afectó a futuras misiones de paz.

También el sitio online de CAMERA sobre la Guerra de los Seis Días.

Sobre la intervención de la Fuerza Aérea de Israel contada por ella misma. 

La Guerra de los Seis Días (Julián Schvindlerman, en LD, 11 nov 2009)

Eyewitness to the Six-Day War (Group Captain Kapil Bhargava (Retd) - Curioso relato de un militar indio que participó en la guerra en el ejército egipcio

Más detalles en español

Introducción

En la Guerra de los Seis días – a la que los árabes llaman la Guerra de Junio de 1967 (y a su resultado el 'Contratiempo' o 'Revés', Naksah, frente a la 'Catástrofe', Nakbah, con que conocen el de la Guerra de 1948), y Menájem Beguin Guerra de Redención y Salvación –, Israel derrota a Egipto, Siria y Jordania, y también a Iraq que había mandado contingentes para unirse a las fuerzas jordanas; otros países, como Argelia, Sudán y Marruecos, también habían mandado voluntarios que se incorporaron al ejército egipcio. 

El líder de la OLP, Ahmad al-Shuqayri, había declarado:

"Destruiremos Israel y a sus habitantes," 

"En cuanto a los supervivientes, si queda alguno, hay botes preparados para deportarlos." 

Y el Presidente de Irak, Abdul Rahman Arif, sentenció que el objetivo árabe no era otro que borrar Israel del mapa:

"Dios mediante, nos encontraremos en Tel Aviv y Haifa."

Como nos recuerda Martin Sherman, el 8 de marzo de 1965 el Presidente egipcio Gamal Abdel Nasser había proclamado:

“No entraremos en Palestina con su suelo cubierto de arena. Entraremos con su suelo saturado de sangre."

Y el 18 de noviembre de 1965, el mismo Nasser era bien explícito:

"Nuestro objetivo es la plena restauración de los derechos del pueblo palestino. En otras palabras, buscamos la destrucción del Estado de Israel. El objetivo inmediato: perfeccionar el poderío militar árabe. El objetivo nacional: la erradicación de Israel.”

El 15 de mayo de 1967, Egipto despliega con mucha fanfarria dos divisiones en el Sinaí, y el 16 de mayo, con el apoyo soviético, fuerza la salida del Sinaí de las Fuerzas de interposición de NNUU, la UNEF. El 18 de mayo la radio cairota Voz de los Árabes se despachaba con estridencia:

“Desde hoy, ya no hay una fuerza internacional de emergencia para proteger a Israel. No tendremos más paciencia. (…) El único método que usaremos contra Israel es la guerra total, que resultará en la exterminación de la existencia sionista.”

Dos días después, el 20 de mayo de 1967, el General Hafez al-Assad, Ministro de Defensa de Siria, y luego su Presidente, se despachaba a gusto:

“Nuestras fuerzas están ahora plenamente listas… ha llegado el momento de entrar en una batalla de anihilación.”

El 19 de mayo, la capacidad militar de Egipto se lleva hasta seis divisiones, y poco después se le suma una séptima. 

Y el 22 de mayo Nasser ordena, contra el consejo soviético, el cierre de los Estrechos de Tirán, a la entrada del Golfo de Eilat, para los barcos que se dirigían a ésta ciudad, puerto de llegada del vital suministro de petróleo iraní para Israel (por entonces solo le vendía petróleo el sha), violando la ley internacional en lo que constituyó casus belli. Ese mismo 22 de mayo Radio Cairo proclama

“El pueblo árabe está firmemente resuelto a barrer Israel del mapa”.

El bloqueo era una repetición de lo ocurrido la década anterior, en 1956, y que, junto a otras circunstancias, entonces provocó la Campaña del Sinaí, en la que Israel invadió y ocupó el Sinaí egipcio, del que solo se retiró en 1957, en parte tras recibir el compromiso americano de que EEUU estaría 

"preparado para ejercer el derecho al libre paso inocente [a través de los estrechos de Tirán] y unirse a otros para garantizar el reconocimiento general de tal derecho."

No se ha de olvidar que, en grandísima medida, la Campaña del Sinaí de 1956 sentaría el contexto de la Guerra de los Seis Días y la actitud del Presidente Eisenhower durante aquélla (que luego lamentaría: "¿por qué los británicos y franceses no lo hicieron más rápido?") marcaría las dificultades del Presidente Johnson - preocupado por la Guerra de Vietnam (y por no ofender a los árabes) - en los prolegómenos de ésta.

Los arabistas que dominaban el Departamento de Estado, partidarios del Mito de la Vinculación, pideron que EEUU permitiera la agresión de Naser, con el bloqueo y el envío de tropas egipcias al Sinaí..

El 26 de mayo, como nos recuerda Martin Kramer (2013), tras el nuevo bloqueo, Abba Eban, ministro de AAEE de Israel, voló a Washington para reunirse con el Presidente Johnson para pedirle que EEUU cumpliera con su compromiso de 1957 y abriera el paso por los estrechos ; previamente, Walt Rostow, el más alto consejero de política exterior del Presidente, hubo de acudir a la casa del ex Presidente Eisenhower en Gettysburg  para confirmar la existencia de tal compromiso, pues los ayudantes de la Casa Blanca no disponían de los archivos acreditativos del mismo; Eisenhower firmó un testimonio reconociendo su existencia. Pero Johnson asombró a Eban al decirle que no tenía [Johnson] autoridad suficiente para actuar, escudándose en la falta de apoyo del Congreso (memorándum americano de la conversación; acta israelí de la reunión); más adelante cargaría en los isralíes la tarea de lograr el apoyo del Congreso. La versión de Eban, expuesta más tarde, de lo que le dijo el Presidente:

“Lo que un presidente dice y piensa no vale cinco centavos si no tiene al pueblo y al Congreso tras él. Sin el Congreso tan solo soy un tejano de dos metros. Con el Congreso, soy el presidente de los Estados Unidos en su sentido más pleno.”

El Presidente Johnson urgió a Eban a no actuar, contra la agresión egipcia, entregándole una nota, escrita a mano por el Secretario de Estado Dean Rusk, que decía: 

   

"Debo destacar la necesidad de que Israel no se haga responsable del inicio de hostilidades." 

La nota añadía una críptica frase, interpretable como apoyo o amenaza:

    

"Israel no estará sólo salvo que decida ir sólo".

Antes de su reunión con Eban, el propio Presidente había descartado, por considerarlo algo manifiestamente insuficiente para Israel, que la Sexta Flota encabezara una flotilla, inicialmente propuesta por George Thompson, ministro británico para asuntos de la commonwealth, que llegaría a conocerse como la 'Regata del Mar Rojo,' a través de los estrechos hasta Eilat. Pero incluso esta flotilla recibió la oposición de los arabistas que dominaban el Departamento de Estado, no por ser insuficiente para Israel, sino porque consideraban que Israel era una carga para EEUU que les enfrentaba innecesariamente con los árabes. Sin dudarlo, el departamento de Estado, encabezado por Rusk, y con la excepción de los entonces embajadores en Arabia Saudita y Libia, Hermann Eilts y David Newsom, urgió al Presidente a ignorar el compromiso de EEUU de abrir los Estrechos.

También el Pentágono se opuso por entender que podía conducir a una confrontación con Egipto, quizá recordando lo ocurrido en el Golfo de Tonkin que condujo a la entrada de EEUU en la Guerra de Vietnam. También pudo pesar la voluntad de evitar enfrentarse con la Unión Soviética, en medio de la guerra fría que entonces se vivía.

Y no está de más recordar que EEUU había mantenido un embargo de armas a Israel entre 1948 y 1963, que reimpuso durante la Guerra de 1967 y mantuvo tras la misma: no solo EEUU (y otros) incumplía su compromiso de evitar la agresión contra Israel que el cierre de los Estrechos supuso, sino que impedía a Israel defenderse, o al menos se lo complicaba muy seriamente (y ésta es una de las principales fuentes de la posterior desconfianza israelí ante las 'garantías' que le ofrecen otros estados). La reacción americana tras el triunfo israelí fue mejor (sobre todo comparada con la de Eisenhower en 1956), al defender las resoluciones 242 y 338 del Consejo de Seguridad de NNUU.

Al final, de los 18 países a quienes se pidió participar en la regata solo Australia y Países Bajos se apuntaron; ni siquiera se apuntó la promotora Gran Bretaña, cuyo consejo de ministros afirmó:

   

"La disposición militar de los países árabes y especialmente de la RAU [Egipto] suponen un cambio en el balance de poder en Oriente Medio en desventaja de Israel, que tanto éste como las Potencias Occidentales tendrán que aceptar".

La reacción americana fue la misma que antes había obtenido Eban de Francia, que en 1957 había asumido el mismo compromiso de mantener abierto los Estrechos de Tirán (el Presidente de Gaulle le dijo: "Eso fue en 1957, ahora estamos en 1967"); la visita de Eban a Londres tampoco produjo resultados.

Solo 6 países apoyaron en el Consejo de Seguridad de NNUU un borrador de resolución en apoyo del derecho al libre paso de Israel por los Estrechos de Tirán.

El 27 de mayo, el entonces Presidente de la OLP, Ahmed Shukairy, se regodeó:

“Se acerca el Día D. Los árabes han esperado esto 19 años y no se echarán atrás en la guerra de liberación”.

Para ese 27 de mayo estaba prevista la ejecución del Plan Amanecer (al-Fajr), por el que el ejército egipcio bombardearía lugares estratégicos por todo Israel, cortando éste por la mitad con un ataque combinado de acorazados e infantería. Su ejecución fue bloqueada por la presión conjunta de EEUU y la URSS.

El 30 de mayo, Jordania y Egipto establecen un mando militar conjunto poniendo aquélla sus fuerzas bajo control de Egipto. Poco después, tropas paracaidistas egipcias aterrizan en Jordania; el 3 de junio se les unen contingentes iraquíes. Al firmar su pacto político-militar con Egipto el Rey Hussein de Jordania declara el 30 de mayo de 1967:

“Ahora todos los ejércitos árabes rodean Israel. La RAU (República Árabe Unida, denominación de Egipto entre 1958 y 1971), Siria, Iraq, Jordania, Yemen, Líbano, Argelia, Sudán y Kuwait. (...) No hay diferencia entre un pueblo árabe y otro, no hay diferencia entre uno u otro ejército árabe.”

Y el Presidente Naser dice:

"Nuestro objetivo básico será la destrucción de Israel. El pueblo árabe quiere luchar."

Con prematuro triunfalismo, el 1 de junio de 1967, el líder de la OLP Shukairy se congratula:

“Es una lucha por el hogar nacional. Se trata de nosotros o los israelíes. No hay camino medio. Los judíos de Palestina tendrán que irse. Facilitaremos su salida hacia sus antiguas casas. Quienes sobrevivan entre los antiguos judíos de Palestina podrán quedarse, pero mi impresión es que no sobrevivirá ninguno. (...) Destruiremos Israel y a sus habitantes y en cuanto a los supervivientes - si hay alguno - los barcos están listos para deportarlos.”

El 2 de junio, un ataque con morteros egipcio incendia cosechas israelíes. Para entonces, las incursiones aéreas egipcias sobre territorio israelí eran frecuentes. Los soviéticos azuzaban los vientos de guerra.  

Ese mismo 2 de junio tiene lugar una reunión celebrada entre miembros del Alto Estado Mayor de las IDF y del Comité Ministerial para Asuntos de Seguridad Nacional, esto es, de todas las personas relevantes en la toma de decisiones por parte de Israel, que arroja nueva luz sobre la tensión vivida entonces, las posiciones conflictivas de unos y otros y los análisis entonces manejados.

El 3 de junio, el Presidente Johnson escribió una carta al primer ministro israelí Levi Eshkol volviendo a destacar la primacía del Congreso para rechazar la intervención que los israelíes le pedían: 

“Como usted comprenderá y ya expliqué al Sr. Eban, sería poco inteligente e improductivo que yo actuara sin haber consultado y contar con el pleno respaldo del Congreso. Ahora etsamos en proceso de consultar urgentemente con los líderes de nuestro Congresos y de consultar con sus miembros.” 

Y eso que la carta era mejor que su anterior borrador que incluía la siguiente frase, coincidente con lo que el propio presidente había dicho a Eban días antes: 

“Como usted comprenderá, yo no puedo actuar en absoluto sin el pleno respaldo del Congreso.”

Los historiadores debaten si Johnson dió o no luz verde a Israel para actuar por sí. En cualquier caso, Israel lo hizo el 5 de junio.  

El contexto

EEUU vivía sus problemas con Vietnam y la guerra fría con la URSS estaba en pleno apogeo. Estaba en auge el Tercer Mundo postcolonialista, auspiciado y aprovechado por la URSS en su lucha por la supremacía mundial y la victoria ideológica.

En EEUU, Lyndon B. Johnson, que había sustituido al asesinado John F. Kennedy, logrará luego su siguiente victoria electoral con el apoyo masivo de los judíos useños, aunque estos eran muy activos en la lucha política contra la intervención de EEUU en Vietnam y, de ahí, la hasta cierto punto ambivalencia hacia Israel del presidente useño, aunque generalmente era considerado su amigo.

En la URSS post Jrushchov, la lucha interna de poder era cerrada.

En los años posteriores a la Guerra de Independencia de Israel (1948-1949), caen numerosos regímenes en los países árabes.

En Egipto, Naser no quería, aún, la guerra con Israel, por entender que no estaba preparado para ganarla, pero, al mismo tiempo, su amigo y rival, el mariscal de campo Amer (algunos dicen que de igual poder que Naser por su absoluto control del ejército) era de opinión contraria y buscaba el enfrentamiento inmediato convencido de su capacidad para aniquilar Israel.

Además, Naser, dentro de su estrategia de los Tres Círculos de activismo (árabe, africano e islámico), que describe en su libro Philosophy of the Revolution (1955), se había involucrado desastrosamente en la Guerra civil del Yemen - como paso para su objetivo último de derrocar a la Casa de los Saud en Arabia Saudita, que esta guerra acabó frustrando, según dice Yoram Ettinger - y sentía la obligación de mantener el favor de las masas árabes, por lo que se esforzaba en superar las soflamas anti-israelíes y antiamericanas de los sirios, aunque luego evitaba salir en ayuda de estos en sus encontronazos con los israelíes. Su intervención yemení pudo, según Martin Kramer, ponerle en situación ideal para perder la Guerra de los Seis Días.

Jordania tampoco quería la guerra con Israel, aunque como todos los demás países árabes se desahogara con soflamas belicosas anti-israelíes; no obstante, parece que es quien empuja a Naser a cerrar los estrechos de Tirán. El rey Husein de Jordania había sido objeto de diversos atentados, como antes su padre, que falleció en uno de ellos, y estaba en el punto de mira de muchos países árabes, con Siria y Egipto a la cabeza de ellos, acusado de colaboracionista con EEUU y de espía de Israel.

Siria también vivía conflictos de luchas de poder intestinas. El presidente al-Atassi y su ministro de exteriores Majous estaban enfrentados con Hafez al-Asad, apoyado por el ejército del aire y enfrentado con al-Jundi, el jefe de la inteligencia.

Siria, azuzada por la URSS, e Israel se enfrentaban en constantes escaramuzas con la excusa de incidentes en la Zona Desmilitarizada del Armisticio de 1949 y, sobre todo, por los intentos de Siria de desviar en los ríos Bania, fuentes del río Jordán en territorio sirio, el agua que vitalmente necesitaba Israel, así como por su promoción, financiación y equipamiento de ataques terroristas palestinos, encabezados por el Fatah de Yaser Arafat, contra Israel mediante incursiones desde, principalmente, la Ribera Occidental, entonces en manos de Jordania, pero provenientes del Golán sirio y el Líbano. Siria es quien hace todo lo posible por empujar a los egipcios a la Guerra. Y quien, luego, más se regocija con la derrota árabe.

Aunque claramente Israel consideraba a Siria el origen de las escaramuzas guerrilleras palestinas, toma represalias contra Jordania, que alcanzan su punto álgido en el incidente de Suma, en respuesta a un grave ataque de los guerrilleros palestinos, provocado por Siria pero proveniente del territorio dominado por los jordanos. 

Siria, siempre bajo los auspicios de la URSS, llevaba años enfrentándose (a veces bajo la apariencia de colaboración) con Jordania y, especialmente, con el Egipto de Naser, también, como aquél, bajo la protección de la URSS y azuzado por ésta, que enarbolaba e incendiaba a las masas árabes con la bandera del socialismo progresista y el panarabismo (tendencia enfrentada a los islamistas). 

Israel entendía que la amenaza siria desde el norte era en realidad una amenaza desde el sur, Egipto, el ejército árabe más poderoso con diferencia. Esta amenaza se materializa cuando Egipto, en claros actos prebélicos, expulsa a las fuerzas de interposición de la FENU (UNEF), cierra los estrechos de Tirán, salida israelí al Mar Rojo y a su comercio con Asia y África y puerto de entrada de su suministro de petróleo desde Irán, y redespliega sus fuerzas en el Sinaí y Gaza. 

De todos era sabido que Israel consideraba casus belli el cierre de los Estrechos de Tirán. Con cierta renuencia, alentado al tiempo por el temor y por la sensación de oportunidad histórica, Israel, regido por el primer ministro Levi Eshkol, que hacía poco había sustituido al carismático Ben Gurión y con quien tras años de estrecha colaboración entonces se hallaba radicalmente enfrentado, responde llamando a los reservistas, actualizando los planes de guerra y ordenando el redespliegue de fuerzas en el Neguev.

Naciones Unidas, con U Thant como su Secretario General, estaba paralizada por el dominio del bloque soviético en su Asamblea General y sus vetos en el Consejo de Seguridad. Pero U Thant no dudó en ordenar inmediatamente la retirada de las tropas de las fuerzas de interposición de la FENU (UNEF) del Sinaí, como le demandó Egipto, sin ni siquiera convocar al Consejo de Seguridad de NNUU.

Las soflamas árabes eran de agresividad extrema, en gran medida para desviar su atención de los problemas y disensiones internos respectivos, y como instrumento de lucha en busca de la supremacía interárabe.

Días antes del inicio de las hostilidades, Eshkol, presionado internamente, se ve obligado a ceder la cartera de defensa, que también ocupaba, a Moshe Dayan, del mismo partido que Ben Gurión, el Rafi, recientemente escindido del Mapai, partido de Eshkol, que hasta hacía poco había presidido. Yitzhak Rabin era el Jefe de Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) con Eshkol y lo siguió siendo con Dayan.

Quien ataque primero ganará la guerra

Una cosa parecía clara, para ganar la guerra había que atacar primero, pero quien lo hiciera se llevaría todas las críticas políticas.

Así, los países árabes, con mayor o menor convencimiento según cada caso, y Siria y Egipto azuzados taimadamente por la URSS, aprestaron sus ejércitos para converger sobre Israel desde Jordania, Siria y Egipto. Su objetivo: acabar con la existencia del estado de Israel y expulsar a los judíos.

Israel, en medio de una durísima crisis económica desde mediados de la década, se hallaba fuertemente dividido, tanto política y militarmente, como entre la población. Se debatía entre atacar ya, para aprovechar la ventaja militar de ser el primero en hacerlo, posición apoyada fundamentalmente por los militares y, a pesar de sus habituales maquiavelismos por Moshe Dayan; o esperar a lograr el apoyo internacional, fundamentalmente de EEUU, posición sostenida por Eshkol; o no atacar por ser innecesaria la guerra, posición de, entre otros, Ben-Gurión.

En el ámbito militar, también había fuertes enfrentamientos personales entre los generales con ambiciones que querían encabezar las IDF.

Todo ello, hizo cundir la tensión y división sociales. Gran parte de la gente había perdido la confianza en las capacidades de Eshkol para dirigir el país en esos momentos tan graves y presionaba por la vuelta de Ben-Gurión.

Legitimidad del ataque preventivo

Martin Sherman nos recuerda, en un un artículo publicado por el Colegio de Abogados de EEUU en 2011, sobre las circunstancias que justifican un ataque preventivo:

Un artículo de 2003 “Jus ad Bellum: Law Regulating Resort to Force”, publicado por la American Bar Association, expone las bastante estrictas condiciones para el legítimo ejercicio de la "legítima defensa anticipativa”. Estipula que la necesidad de actuar debe ser “instantánea, abrumadora y no dejar opción sobre los medios ni tiempo para deliberar”. Sigue citando una “edición reciente de un tratado esencial (que) dice que la legítima defensa (anticipativa) puede justificar el uso de la fuerza ante las siguientes condiciones: que se amenace con un ataque inminente; que haya una urgente necesidad de acción defensiva; que no haya una alternativa práctica, especialmente cuando otro estado o autoridad que legalmente podría parar o prevenir la infracción no lo hace o no puede hacerlo…”

Sin duda, el ataque preventivo de Israel en 1967 cumplía todos los requisitos mencionados.

Israel ataca

Tras tres semanas de negociaciones políticas internas e internacionales provocadas por los actos de Egipto que había expulsado a las fuerzas de interposición de la FENU (UNEF), cerrado los Estrechos de Tirán y remilitarizado el Sinaí y Gaza, el 5 de junio, poco después de las 7 de la mañana, Israel (con Levi Eshkol como primer ministro) lanzó la un ataque sorpresa preventivo, mandando aviones (Operación Moked, Foco) y tanques contra Egipto.

Con los árabes preparados para el ataque, Israel no esperó, como explicó el Jefe del Estado Mayor de las FDI, Yitzhak Rabin:

"Sufriremos muchas bajas, pero no tenemos otra opción".

En solo 132 horas, Israel derrota a los árabes, que fracasaron de plano en su objetivo de acabar con Israel y borrarlo del mapa.

Incluso los americanos se vieron sorprendidos, según documentos de la CIA presentados al Presidente Johnson el 5 de junio, y desclasificados en 2015.

En la primera media hora de ataque, los israelíes destruyeron 204 aviones egipcios; al terminar la mañana Egipto había perdido 286 de sus 420 aviones de combate, 13 bases aéreas y 23 estaciones de radar y emplazamientos de baterías antiaéreas; en las primeras 16 horas de la guerra, los árabes perdieron 400 aviones, 60 de ellos en el aire (por 19 los israelíes). Fue la operación más exitosa de la historia militar aérea.

Logrado un dominio aéreo total, Israel mandó los tanques que, en tres días, concluyeron con la destrucción del ejército egipcio. Destruidas las fuerzas de Naser, Israel trasladó su potencial militar a los frentes jordano, primero, sirio, al final, conquistando la Ribera Occidental y Jerusalén y los Altos del Golán. El ejército jordano fue derrotado en dos días y el sirio en uno y medio. Unos 500 tanques fueron puestos fuera de combate o pasaron a formar parte del arsenal hebreo. El 70% del poder militar árabe fue destruido. 

Egipto acabó perdiendo 10.000-15.000 hombres, con otros 5.000 desaparecidos, además de miles de heridos; al menos otros 5.000 fueron hechos prisioneros. Jordania, 700 muertos y más de 6.000 heridos y desaparecidos y 550 prisioneros. Siria, 450 muertos, 1.800 heridos y 365 prisioneros. Israel reconoció 800 fallecidos, en especial en el frente jordano, algo más de 2.500 heridos y 15 prisioneros.

Hubo muy pocas bajas civiles, aunque muchos sufrieron agudamente las consecuencias de la guerra: entre 175.000-250.000 palestinos huyeron de la Ribera Occidental. Israel no hizo nada ni para provocar ni para evitar tal huida. La huida de la gente del Golán, donde solo se quedaron los drusos y los circadianos, se produjo mayoritariamente antes del comienzo de la beligerancia y, desde luego, antes del ataque israelí, y a instancias de las autoridades sirias.

Como consecuencia de la guerra, Israel multiplicó su territorio casi por seis, llevándolo a 90.000 km2: pasaron a sus manos Judea y Samaria (5.640 km2), la franja de Gaza (360 km2), los Altos del Golán (1.200 km2), la península del Sinaí (casi 60.000 km2) y Jerusalén oriental, y pasó a gobernar sobre un millón de árabes, los palestinos, bastantes más que los por entonces 400.000 árabo-israelíes.

El Rey de Jordania al finalizar la Guerra

El Rey de Jordania al finalizar la Guerra (vídeo 53''), explica, en gran medida, por qué luego haría la paz con Israel, aunque tardara años en formalizarla en un tratado.

Mapas: antes y después de la Guerra

Antes y Después de la Guerra

Discursos de Abba Eban ante el Consejo de Seguridad de NNUU (6 y 19 de junio)

Sin dormir desde hacía dos días, el Ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Abba Eban, voló hacia NNUU; su avión casi recibe impactos de metralla jordanos. Al llegar a Nueva York se dirige directamente al Consejo de Seguridad donde, con apenas tiempo para repasar sus notas, se dirige al Consejo (discurso). 

Días después, el 19 de junio, volvería a dirigirse al Consejo con un famoso discurso, considerado por no pocos uno de los más destacados del siglo XX (en el enlace hay otros videos relativos a la Guerra).

Debates en la Knesset

The Six-Day War (June 5, 1967) - Speech by Prime Minister Levi Eshkol describing the course of the Six-Day War. During his statement, Jordanian artillery was shelling Jerusalem, including the Knesset building, and the session took place in the basement shelter.

Treatment of the Arab Population in the Administered Areas (June 21, 1967) - Following the Israeli conquest of territory in the Six-Day War, the government was prompted to decide how services should be provided to Arabs living in the territories.

Reunification of Jerusalem (June 27, 1967) - Following the Six-Day War, the Israeli government decided to effect the incorporation of east Jerusalem into the territory of the state.

Municipal Services in East Jerusalem (March 4, 1968) - The reunification of Jerusalem gave rise not only to legal questions but also to the multitude of daily problems facing its residents.

Más debates de la época en la Knesset.

Cobertura de prensa día a día

NYT & WaPo Coverage of the Six-Day War (JCPA)

Frente Egipcio

Mapa

Bandera improvisada de Israel en Eilat

Frente Jordano

El Rey de Jordania concede la derrota

El Rey de Jordania reconoce la derrota (video) - se le ve exhausto.

Mapa

Tras la Guerra

Como consecuencia de la Guerra, los israelíes realmente pensaron que a los árabes no les quedaba más que aceptar su existencia y que, consiguientemente, habría conversaciones de paz. Moshé Dayán llegó a declarar:

"Esperamos la llamada de los árabes"

Hasta tal punto que, como publica Dennis Ross, reproduciendo el documento, el gobierno israelí adopta una resolución secreta, la nº 563, el 16 de junio de 1967 autorizando acuerdos de paz a cambio de los territorios ganados y ocupados durante la guerra a Siria y Egipto; aunque aparcaba las concesiones territoriales a Jordania y el asunto de los refugiados; y el asunto de Jerusalén ni lo mencionaba.

Pero la llamada no llegó... probablemente, por la misma razón por la que Kissinger no dejó que Israel aplastara finalmente a Egipto (envolviendo a su Tercer Ejército) al final de la Guerra del Iom Kipur: los árabes no podían pactar en una posición humillante tras una aplastante derrota; antes tendrían que recuperar la cara.

El Sinaí volvió a manos egipcias tras la firma de los Acuerdos de Camp David en 1978 con Egipto. Y la franja de Gaza fue evacuada unilateralmente por una decision del ex premier Ariel Sharon en 2005.

A finales de 2010, los territorios ganados en la guerra (Israel habla de 'territorios disputados'; otros de 'territorios ocupados'), salvo el Sinaí, siguen siendo objeto de disputa entre Israel y los árabes, que exigen volver a las fronteras previas a la guerra, a la llamada línea verde. 

En 2010, Gaza tiene 1,5 millones de habitantes y está controlada por Jamás. En Judea y Samaria, más o menos controlada en un 80% por la Autoridad Nacional Palestina (ANP), viven otros 3 millones; en el otro 20% viven unos 300.000 israelíes asentados (de ahí lo que algunos llaman asentamientos) en ciudades de diversa importancia -las cuatro principales son Modiin, Beitar, Ariel y Maale Adumim-, protegidos en gran parte por la llamada barrera de separación (algunos lo llaman muro, otros valla: a tramos es muro, a tramos valla, como muestran estas fotos). 

Paz por Territorios: deliberaciones secretas del Gobierno de Israel (18-19 jun 1967)

19th June 1967: Israel's Peace Plan (Yaacov Lozowick, June 19, 2012) - Lozowick explica el significado del documento clasificado como "máximo secreto" con las deliberaciones del Gobierno de Israel de 18-19 junio de 1967: 

“Era una semana después de la Guerra de los Seis Días y los ministros se rascaban la cabeza preguntándose colectivamente qué hacer con los territorios repentinamente adquiridos por Israel” (...) 

Desde hace años se sabe que la decisión que adoptaron fue cambiar territorios por paz; ahora, sin embargo, por primera vez puede el público leer por sí mismo la transcripción de lo que entonces fue un debate del máximo secreto” 

(Documento original en hebreo aquí, y el resumen de Lozowick en inglés aquí.)

Deciding the Fate of the Territories Occupied During the Six Day War: An Ongoing Debate - The Government Discusses Israel's Peace Plan, 18 - 19 June 1967 (Israel Sate Archives, June 2012)

Texto de la Decisión secreta nº 563 del Gobierno de Israel (19 jun 1967)

Fuente: Dennis Ross (págs. 22-23)

2016 - Conversaciones con los Palestinos de 1967: ¿ha cambiado algo?

En Conversations with the Palestinians of 1967: Has Anything Changed? (2016) Menahem Milson, profesor israelí de literatura árabe, recoge las notas de sus conversaciones con intelectuales árabes palestinos justo tras la Guerra de los Seis Días y, en algunos casos, las actualiza.

2015 - El documental Censored Voices

En uno de sus típicos exámenes, Who Censored the Six-Day War? y su secuela Falsifying the Six-Day War, Martin Kramer descalifica y prueba falsa la afirmación del aclamado documental Censored Voices de que el Gobierno de Israel censuró hasta el 70% del contenido de un libro, שיח לוחמים (Siaḥ Loḥamim, Hablan los Soldados), en el que a su vez se basa el documental, y que a su vez se basó en grabaciones de relatos de soldados sobre esta Guerra; el libro, editado por kibubtzim de izquierdas, principalmente Avraham Shapira y la entonces nueva estrella de la literatura Amos Oz, fue publicado poco después de la guerra. El libro ya había sido objeto de consideración por el revisionista 'nuevo historiador, Tom Segev en su libro 1967.