Fuente: Ministerio de AAEE de Israel y Barmitzva.com.ar
Después de 400 años de esclavitud en Egipto, los israelitas fueron conducidos a la libertad por Moisés, quien, de acuerdo a la narración bíblica, fue elegido por Dios para sacar a su pueblo de Egipto y retornarlo a la Tierra de Israel prometida a sus antepasados (siglos XIII-XII aC).
Tras recibir la llamada de Dios para rescatar a los hijos de Israel de Egipto mientras estaba exiliado en la vecina Midián, Moisés retornó y comunicó al Faraón el mandato de Dios. El Faraón rehusó satisfacerlo. Sin embargo, después de diez plagas catastróficas sobre el país, se permitió a los esclavos salir de Egipto.
En la Biblia, Moisés es una figura monumental y carismática, cuya humanidad se pone claramente de manifiesto: es el líder militar, el legislador, el administrador público y el intermediario entre el pueblo y Dios, de igual modo que el ferviente pastor de su pueblo.
La Biblia relata la grandiosa revelación del Monte Sinaí -cuya indeterminación geográfica promueve aún hoy discusiones-, donde el propio Creador dictó los Diez Mandamientos ante el pueblo israelita congregado y le entregó la Torá, o Pentateuco, los cinco primeros libros de la Biblia, dando forma y contenido a su fe monoteísta.
Las tribus de Israel erraron por el desierto bajo el liderazgo de Moisés durante 40 años. Por haberse negado a entrar a la tierra de Canaán, al llegar a sus límites, por temor a sus poderosos habitantes, la generación que salió de Egipto fue condenada a morir en el desierto. Solo a la nueva generación, que no había conocido la esclavitud, le fue permitida la entrada a la tierra prometida. Moisés murió y las tribus conducidas por Josué se dirigieron a la conquista de Canaán.
El Éxodo y la Revelación constituyen un evento central en la historia judía. Marcan el nacimiento de la nación judía y el comienzo de su misión espiritual.
El Éxodo (circa 1300 aC) es celebrado mediante la festividad anual de Pascua (Pésaj) durante la cual la historia vuelve a ser narrada y se come el pan ácimo para recordar el cautiverio y la huída de Egipto. Para los judíos, el Éxodo es el símbolo supremo de la libertad y la redención.
Además del Pésaj, año tras año los judíos celebran el Shavuot (Pentecostés) y el Sucot (la Fiesta de los Tabernáculos) para conmemorar los eventos ocurridos en ese tiempo.