Como escribe Gerald Steinberg (Exploiting Apartheid for Political Warfare, Feb 24, 2012), Irwin Cotler, ex Fiscal General de Canadá aclara la verdadera razón por la que se acusa de racismo y apartheid a Israel:
"No nos dejemos engañar: acusar a Israel de ser un Estado que practica el Apartheid no es sino el prólogo y la justificación para desmantelar el Estado Judío, criminalizar a quienes lo apoyan y, consiguientemente, silenciar su voz".
El sudafricano juez Goldstone (Israel and the Apartheid Slander, NYT, Nov 1, 2011) califica la acusación de recurrente bulo pernicioso y persistente:
"... es importante separar la legítima crítica de Israel de los asaltos que pretenden aislarlo, demonizarlo y deslegitimarlo. Un bulo particularmente pernicioso y persistente que está volviendo a surgir es el que pretende que Israel sigue políticas de 'apartheid'”.
En 'Apartheid' is not just a word (Feb, 25, 2014) Yossi Shain dice que el uso del concepto 'apartheid israelí' es un elemento clave de la campaña para etiquetar Israel, con o sin territorios palestinos, como un estado criminal.
Según Giulio Meotti (Tutu's war on Israel, Jews. Special: Archbishop Tutu leads vile, racist campaign against Israel and Jewish people, Aug 11, 2011), el más conocido promotor de la idea de que Israel es un estado que practica el apartheid, si no su ideólogo, es otro sudafricano, el arzobispo Desmond Tutu.
Pero acaso uno de sus más ardientes usuarios sea Akiva Eldar, judío y editorialista del periódico israelí Haaretz. En 2004, cuando el Primer Ministro Ariel Sharon anunció planes para la retirada de Israel de Gaza y el norte de la Ribera Occidental, Eldar escribió:
“Sudáfrica estaría muy interesada en el plan de desenganche de Israel publicado ayer. Los aspectos políticos, militares y económicos para la Franja de Gaza y el enclave en el norte de la Ribera Occidental son asombrosamente semejantes a los bantustanes, una de las últimas invenciones de la minoría blanca de Sudáfrica para perpetuar su dominio sobre la mayoría negra.”
En 2010, escribió:
“Es difícil hallar diferencias entre el gobierno en Sudáfrica y el gobierno israelí en los territorios.”
Y en 2012:
“En el territorio bajo jurisdicción israelí existe una situación de apartheid. Una minoría judía rige sobre una mayoría árabe.”
La Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial (en inglés), de la que forma parte Israel, no define lo que ha de entenderse por Apartheid. Mientras que la Convención Internacional sobre la Represión y el Castigo del Crimen de Apartheid (en inglés), promovida en la década de los 70, no ha sido firmada por ningún país occidental.
En 1977, el Primer Protocolo Adicional a los Convenios de Ginebra de 1949 consideró al apartheid una “infracción grave” del Protocolo (art. 85.4.c), sin limitación geográfica alguna.
De 1952 a 1990, la Asamblea General de NNUU condenó anualmente el apartheid por contravenir los artículos 55 y 56 de la Carta de Naciones Unidas y el Consejo de Seguridad lo condenó regularmente a partir de 1960.
En 1966, la Asamblea General declaró al apartheid crimen de lesa humanidad (resolución 2202 A (XXI), de 16 de diciembre de 1966) y en 1984 el Consejo de Seguridad reiteró esa calificación (resolución 556 (1984) de 23 de octubre de 1984).
La Convención sobre el Apartheid fue el paso final en el repudio del apartheid ya que no sólo declaró que el apartheid era ilegal porque violaba la Carta de las Naciones Unidas sino que además declaró que el apartheid era criminal. Aunque en 1980 se consideró la posibilidad de crear un tribunal penal especial para juzgar a las personas acusadas del crimen de apartheid (E/CN.4/1426 (1981)), nunca se estableció un tribunal de esa índole.
En Apartheid, International Law, and the Occupied Palestinian Territory: A Reply to John Dugard and John Reynolds (2013), Yaffa Zilbershats defiende la impertinencia de acusar a Israel de practicar apartheid:
"Acepto la premisa de los autores del artículo ‘Apartheid, International Law, and the Occupied Palestinian Territory’ de que el apartheid, tal y como se practicaba en el anterior régimen sudafricano, sigue siendo hoy un crimen contra la ley de las naciones aplicable a los estados que practiquen un régimen similar. La obligación de los estados y autoridades de abstenerse de practicar ninguna política de apartheid tiene carácter de ius cogens en el derecho internacional. Quienquiera que practique apartheid es responsable criminal internacionalmente y puede ser procesado por ello, bien en cualquier estado del mundo al amparo de la jurisdicción universal bien ante la Corte Criminal Internacional. Sin embargo, la misma gravedad del crimen requiere que las acusaciones de apartheid se hagan con la máxima precaución. La acusación de que Israel practica apartheid contra la población palestina en la Ribera Occidental, Jerusalén Este y Gaza no tiene fundamento y se funda en errores gruesos. En este artículo me extiendo sobre dos de esos errores – la falta de diferenciación entre normas que rigen en territorios ocupados y las que rigen en territorio soberano, y el absoluto fracaso de los autores de abordar las políticas israelíes en el contexto de un conflicto armado caracterizado por el uso del terror por los palestinos. Como muestro, una vez expuestos y considerados los errores de los autores resulta claro que las acciones de Israel no pueden considerarse típicas del delito de apartheid."
Las primeras acusaciones de apartheid y racismo contra Israel se producen, como no podía ser de otra forma, en el marco de la confrontación entre EEUU y la URSS propia de la guerra fría y, en concreto, en los movimientos anticolonialistas y 'tercermundistas' promovidos por la URSS, tan en boga en los años '60, y, en concreto, tienen como escenario NNUU, a la que entonces acababan de incorporarse como nuevos miembros estados asiáticos y africanos muy 'sensibles' a dichas ideas.
Los árabes, mirando a los nuevos miembros africanos, no dudan en usar los conceptos imperialista y colonialista para calificar a Israel (en esos debates, apenas nadie salvo árabes e israelíes se refirieron al conflicto). Como, en general, también los usa la URSS para estigmatizar a Occidente.
1961 - Ahmed Shukairi ante la AG de NNUU
El saudí, nacido en Líbano, Ahmad Shukairy es el 'abuelo de la calumnia que acuse de apartheid a Israel.
Fue ayudante de Haj Amin el Huessini (el fundador del 'movimiento' palestino y destacado colaborador nazi) y antecesor de Arafat, fue el primer presidente de la OLP, creada en 1964 por un interesado Naser, aliado de la USSR.
Su alegato acusando a Israel, él dice "Nazi-Israel", de apartheid (y nazismo, gansterismo, barbarismo, etc.), y poniendo a caldo a Occidente en general, se produce el 17 de octubre de 1961. Lo verbaliza públicamente en su réplica a Golda Meir durante los debates durante la 16ª Sesión de la Asamblea General de NNUU, como se nos indica en el libro Middle East Record Volume 2, 1961 (Yitzhak Oron, Ed., pág. 188):
"Tomando la palabra... Shukairy dijo: La 'señora de Israel' ha retado a los árabes a que encuentren faltas en la situación de los árabes israelíes. Citó varios periódicos y libros para probar su tesis de que 'el apartheid de Sudáfrica está siendo practicado por Israel' 'contra los vivos y contra los muertos'" (actas de la Asamblea de 17 de octubre: A/PV, 1038, en español, a partir de la página 506, párrafo 99; y en inglés, a partir de la pág. 471, párrafo 99)
1964-1965 Subcomisión de NNUU sobre la Prevención de la Discriminación de las Minorías, Antecedente de la infame AG Res 3379
En "A Disaster of Another Kind": Zionism=Racism, Its Beginning, and the War of Delegitimization against Israel, Joel Fishman explica cómo la AG Res 3379, que califica al sionismo como racismo, tiene su origen en los años 60, en unos hechos que por su relevancia y repercusión históricas detalla y analiza cuidadosamente en su artículo:
La analogía [auspiciada por la URSS] aparece en marzo de 1964, durante los debates que se desarrollaron en la Subcomisión de NNUU sobre la Prevención de la Discriminación de las Minorías (parte del Tercer Comité que se ocupó de asuntos sociales, humanitarios y culturales). En ellos, Israel se ve superado tácticamente y desde entonces nunca ha recuperado el terreno perdido. Yojanan Manor, que fue director general del Departamento de Información de la Agencia Judía, cuenta bien como ocurrió en una monografía pionera, To Right a Wrong, pero el tema necesita reexaminarse. Lo que ocurrió en 1964 y 1965 representa un pieza esencial de historia y merece una segunda mirada detallada.
Usando el marco de NNUU que debatía sobre el racismo, la URSS logra evitar la inclusión del antisemitismo como forma de racismo, que proponía EEUU, al presentar un texto propio para que se incluyera también el sionismo como otra forma calificada de racismo. Así, aunque tanto el antisemitismo como el sionismo acaban desapareciendo del texto final aprobado por la Subcomisión - en una solución de compromiso que reprueba el racismo pero evita añadir calificaciones concretas del mismo, salvo la mención expresa el apartheid -, la URSS había logrado introducir en el debate el sionismo al lado del racismo y junto al apartheid. En Equating Zionism with Racism: The 1965 Precedent", Ofra Friesel señala los motivos detrás de las posiciones de EEUU y la URSS.
Aunque el asunto no generara especial atención en el momento, sus consecuencias serían funestas. Tanto el artículo de Fishman como el libro de Manor, que analiza en profundidad la AG Res 3379, antes enlazados son de lectura esencial.
Yojanan Manor arguye que, aunque la URSS acusaba ocasionalmente de colaboración con los nazis a los líderes sionistas, no acusaba de racista al sionismo, al que calificaba más bien como chovinista, burgués y reaccionario. Pero que eso cambió tras la Guerra de Seis Días, al comprobar el efecto de la guerra en el nacionalismo judío; en 1971, el embajador soviético Yakov Malik ya ponía el sionismo a la par del nazismo ante el Consejo de Seguridad de NNUU, encaminándola hacia la resolución que adoptaría cuatro años después.
La máxima expresión de esta forma de antisemitismo, la que iguala sionismo con racismo y apartheid, la constituye la infame resolución 3379 de la AG de NNUU de 1975, que declara racista el sionismo, y que no fue revocada hasta 1991, aunque el concepto surge por primera vez en los años 60, como dije antes. La resolución fue la culminación de más de dos décadas de paciente propaganda soviética, que los mundos musulmán, árabe y no alineado estuvieron encantados de consumir y propagar.
El 10 de noviembre de 1975, la Asamblea General de NNUU aprueba su resolución (AG Res 3379) que "Declara que el sionismo es una forma de racismo y discriminación racial" y dice:
recordando su anterior resolución A/RES/3151 de 1973 sobre el apartheid sudafricano, en la que
subrayaba la "colusión existente entre el colonialismo portugués, el régimen de apartheid y el sionismo, como lo demuestra la asistencia política, militar y financiera que se prestan Portugal, Sudáfrica e Israel," y
condenaba "en particular, la alianza impía entre el colonialismo portugués, el racismo sudafricano, el sionismo y el imperialismo israelí,"
declara que el "sionismo es una forma de racismo y discriminación racial", tras exponer:
"la alianza impía entre el racismo sudafricano y el sionismo",
que la "la paz y la cooperación internacionales exigen... la eliminación del... sionismo, del apartheid,...",
que "el régimen racista en Palestina ocupada y los regímenes racistas en Zimbabwe y en Sudáfrica tienen un origen imperialista común, constituyen un todo, presentan la misma estructura racista y están orgánicamente vinculados en su política destinada a la represión de la dignidad y la integridad del ser humano” y
que"se condenó de la manera más severa el sionismo como una amenaza a la paz y la seguridad mundiales y se exhortó a todos los países a que se opusieran a esa ideología racista e imperialista").
El 14 de diciembre de 1973 la misma Asamblea General había aprobado otra resolución (AG Res 3151), sobre la política de apartheid en Sudáfrica, subraya:
"la colusión entre el colonialismo portugués, régimen de apartheid y el sionismo, como lo demuestra la asistencia política, militar y financiera que se prestan Portugal, Sudáfrica e Israel" y
"condena la alianza impía entre el colonialismo portugués, el racismo sudafricano, el sionismo e imperialismo israelí."
Discurso ante la AG de NNUU del entonces embajador embajador de EEUU ante NNUU, Daniel Patrick Moynihan, católico de origen irlandés, que mostró su apasionada oposición a la AG Res 3379 promovida por la URSS.
En el libro ‘Moynihan’s Moment: The Fight Against Zionism as Racism’ (Gil Troy, 2012) (un comentario al libro) se examina con detalle la resolución.
El 1 de marzo de 1975 Moynihan publicó The United States in Opposition en Commentary. En su momento, Moynihan calificó la resolución como "acto infame" y sostuvo que la deslegitimación de Israel practicada por NNUU no tenía nada que ver con nada hecho por Israel: Israel era culpable por el mero hecho de existir.
UN "Zionism is Racism" Resolution (November 11, 1975) - Debate en la Knésset
El 16 de diciembre de 1991 la Asamblea General de NNUU, mediante su Resolución A/RES/4686 (English), revoca la acusación contenida en la citada AG Res 3379 de 1975, pero el estigma ha seguido vigente. Lo hace con vergonzosa concisión, "Decide revocar la determinación que figura en su resolución 3379 de 10 de noviembre de 1975".
Un abogado americano, Leonard Garment, representante de EEUU ante el Tercer Comité de Derechos Humanos de la Asamblea General de NNUU, fue uno de los principales actores en la revocación de la infame resolución de NNUU. El alegato de Garment ante el Tercer Comité de Derechos Humanos de la AG de NNUU:
My delegation has read the new proposal before us. It is unusually straightforward. It asks to determine "that Zionism is a form of racism and racial discrimination."
As simple as this language is, we are concerned that what may not be fully understood is that this resolution asks us to commit one of the most grievous errors in the 30-year life of this organization.
This committee is preparing itself, with deliberation and foreknowledge, to perform a supreme act of deceit, to make a massive attack on the moral realities of the world.
Under the guise of a program to eliminate racism the United Nations is at the point of officially endorsing anti-semitism, one of the oldest and most virulent forms of racism known to human history. This draft explicitly encourages the racism known as anti-semitism even as it would have us believe that its words will lead to the elimination of racism.
I choose my words carefully when I say that this is an obscene act. The United States protests this act. But protest alone is not enough. In fairness to ourselves we must also issue a warning. This resolution places the work of the United Nations in jeopardy.
The language of this resolution distorts and perverts. It changes words with precise meanings into purveyors of confusion. It destroys the moral force of the concept of racism, making it nothing more than an epithet to be flung arbitrarily at one’s adversary. It blinds us to areas of agreement and disagreement, and deprives us of the clarity of vision we desperately need to understand and resolve the differences among us. And we are here to overcome our differences, not to deepen them.
Zionism is a movement which has as its contemporary thrust the preservation of the small remnant of the Jewish people that survived the horrors of a racial holocaust. By equating Zionism with racism, this resolution discredits the good faith of our joint efforts to fight actual racism. It discredits these efforts morally and it cripples them politically.
The language of this resolution has already disrupted our efforts here to work together on the elimination of racism and it will continue to do so. Encouraging anti-semitism and group hostility, its adoption would bring to an end our ability to cooperate on eliminating racism and racial discrimination as part of the official work of the Decade.
Once again our failure to reason together has encouraged some delegations to exploit our collective shortcomings and individual vulnerabilities and impede our attempts to further the protection of human rights and fundamental freedoms.
The United Nations, throughout its 30-year history, has not lived by the force of majorities; it has not lived by the force of arms. It has lived only—I repeat, only—because it has been thought that the nations of the world, assembled together, would give voice to the most decent and humane instincts of mankind. From this thought has come the moral authority of the United Nations, and from this thought its influence upon human affairs.
Actions like this do not go unnoticed. They do not succeed without consequences, many of which while only imperfectly perceived at the time soon become an ineradicable part of a new and regrettable reality. Let us make no mistake: at risk today is the moral authority which is the United Nations’ only ultimate claim for the support of our peoples.
This risk is as reckless as it is unnecessary. But it is still avoidable.
Accordingly the United States will support resolutions A and B. We support, without reservation, the work of the United Nations to combat racism and racial discrimination. We have taken part in these vitally important activities in the past and want to be able to do so without obstruction in the future. We will vote against the third resolution. We call upon other delegations to do likewise.
On its adoption the third resolution becomes inseparably linked to the first two. Therefore, if all three are sent to Plenary the United States will vote against all three at that time.
La idea de la vinculación del sionismo con el racismo y el apartheid auspiciada por la AG Res 3379 tendría una reaparición estelar en la Conferencia Mundial de NNUU contra el Racismo y la Discriminación Racial celebrada entre el 31 de agosto y el 8 de septiembre de 2001 en Durban, Sudáfrica, una semana antes del atentado del 9/11 de 2001 en NYC, y en la que la AG Res 3379 aparece como su texto fundamental.
En el Foro de ONG de la Conferencia (había otro foro de estados), 1.500 ONG aprobaron una resolución declarando a Israel:
“un estado racista, que practica el apartheid”,
"la clase de apartheid que practica Israel es un crimen contra la humanidad”,
"la comunidad internacional [debe] imponer una política de completo y total vacío a Israel como estado que practica el apartheid…" y
“[debe] establecerse un tribunal de crímenes de guerra... [para] llevar ante la justicia a quienes puedan ser culpables de... crímenes de apartheid...”
The Centrality of NGOs in the Durban Strategy (Gerald M. Steinberg, July 11, 2006) analiza la importancia y sesgo de la actuación de las ONG en Durban. El mismo autor insiste más adelante con The Role of NGOs in the Palestinian Political War Against Israel (2014), donde analiza la actuación de las ONG durante las operaciones de las IDF en, entre otros, los incidentes de Jenin durante la Operación Escudo de Defensa (2002) y durante y después de la Operación Pilar de Defensa en Gaza de 2012.
Aunque la acusación sea escandalosa y sus alegaciones falsas, más teniendo en cuenta las presiones que desde su nacimiento ha sufrido Israel y sus destacables logros en el campo de la tolerancia étnica y religiosa, lo cierto es que logra abrirse camino, al menos entre una cierta audiencia, la misma que inicialmente originó la acusación de racismo (la izquierda, los árabes y los musulmanes).
En septiembre de 2011 se celebra la Tercera edición del conciliábulo de Durban: The Upcoming Durban III Conference (Alan Baker, Aug 15, 2011):
The 2001 Durban World Conference against Racism was abused by Muslim, Arab and other states and anti-Israel non-governmental organizations to single out Israel in what became an anti-Semitic and anti-Israel hate-fest, permanently tainting the name of the Durban conference. As such, the conference failed to deal with the genuine problems of racism.
The damage caused by the singling-out of Israel at the Durban conference laid the groundwork for a concerted campaign in the international community to delegitimize the State of Israel.
The UN and its High Commissioner for Human Rights have attempted to re-legitimize the Durban process through a Review Conference (Durban II) in Geneva in 2009, but the anti-Israel and anti-Zionist slanders were repeated at the opening session by the President of Iran, and several key states boycotted the conference. The conference outcome document reaffirmed the Durban I declaration, singling out Israel.
A further attempt to re-legitimize Durban will take the form of a ten-year anniversary commemoration of the Durban conference at the UN in New York on 22 September 2011.
This event will coincide with the Palestinian attempt to have the UN recognize and accept a unilateral declaration of a Palestinian state, in violation of the peace negotiation process. This juncture of events confirms and endorses the inter-connection between the Durban process and the ongoing international campaign to delegitimize Israel.
Sarah Leah Whitson (Human Rights Watch) pushes the race button (April 2011)
NGO “APARTHEID STATE” CAMPAIGN: DELIBERATELY IMMORAL OR INTELLECTUALLY LAZY? (NGO Monitor. March 22, 2010) - Documento bastante detallado y enlazado sobre el concepto de apartheid, la Guerra mediante los tribunales y la involucración de las ONG en la campaña para deslegitimar Israel mediante acusaciones de que practica el apartheid o mediante la interposición sistemática de acciones criminales contra el Estado y personas de Israel por crímenes de guerra, de lesa humanidad, genocidio, colonialismo, etc., en lo que se conoce como lawfare, o Guerra mediante el uso instrumental de la justicia.
The Campaign to Delegitimize Israel with the False Charge of Apartheid (JCPA, Robbie Sabel) - Israel is a multi-racial society, and the Arab minority actively participates in the political process. There are Arab parliamentarians, Arab judges including on the Supreme Court, Arab cabinet ministers, Arab heads of hospital departments, Arab university professors, Arab diplomats in the Foreign Service, and very senior Arab police and army officers. Incitement to racism in Israel is a criminal offense, as is discrimination on the basis of race or religion. The comparison of Israel to South Africa under white supremacist rule has been utterly rejected by those with intimate understanding of the old Apartheid system.
The Apartheid Smear (BICOM, Feb 2014)
Con ocasión del gobierno de unidad Fatah-Jamás a finales de abril de 2011, el gobierno de Israel congela el traspaso de fondos a la AP... y alguno lo califica de apartheid, banalizando el concepto hasta la náusea.
Israel isn't, and will never be, an apartheid state (Michael Oren, May 17, 2014)
Israel’s Arab citizens (Joshua Muravchik, Feb, 2014)
Israel Apart (Neil Rogachevsky, Feb 26, 2014) - Israel no es un estado apartheid, pero sí es un estado aparte típicamente judío.