1. Los Patriarcas (circa s.XVII aC)

Israel

¿Cómo lo llamamos: Israel, Tierra de Israel, Palestina, Tierra Santa? Al elegir ya mostramos nuestra opción política e incluso religiosa.

En la época del Nuevo Testamento se llamaba Judea desde el punto de vista administrativo romano, pero desde el punto de vista espiritual Eretz Israel:

“Ve a la tierra de Israel porque ya han muerto quienes buscaban la vida del niño. Entonces José se despertó, tomó al niño y a su madre y se fue a la Tierra de Israel”. (Mt 2:20-21)

Adriano destruyó Jerusalén y sobre sus ruinas construyó una nueva ciudad a la que llamó Aelia Capitolina, prohibiendo a los judíos entrar en ella. Y a Judea, provincia en la que se ubicaba Jerusalén, le mudó el nombre a Palestina, recuperando el que ya usara Herodoto para distinguir la Siria sur, que incluía Judea, Fenicia y Celesiria.

Palestina deriva de los Pelishtim, o filisteos, los grandes enemigos de Israel en el tiempo del asentamiento. Esta provincia fue luego (s. II dC) dividida en tres: la Palestina primera, segunda y tercia.

Hay una cita de Simeón Ben Yohay:

“El Santo, bendito sea, consideró todas las generaciones y no encontró una generación más digna de recibir la Torá que la generación del tiempo del desierto. El Santo, bendito sea, consideró todas las montañas y no encontró otra montaña en la que proclamar la Torá que el monte Sinaí. El Santo, bendito sea, consideró todas las ciudades y no encontró otra sobre la que construir el templo que la ciudad de Jerusalén. El Santo, bendito sea, consideró todas las tierras y no encontró otra tierra más apropiada para su pueblo que la Tierra de Israel.” (Lev. Rabbah 13,2).

Fuente: Seminario Reina Valera

Los Patriarcas

Introducción a la Historia de Israel - Relatos Patriarcales

La historia judía empieza unos 4.000 años atrás, en el siglo XVII aC, con Abraham, el arameo errante, como lo llama la Biblia (Dt 26:5) resumiendo su vida, su hijo Isaac y su nieto Jacob, los Patriarcas del pueblo judío, y portadores de la creencia en un único Dios, que se establecen en la Tierra de Israel. Documentos de entre 2000-1500 aC descubiertos en los yacimientos de la región del Meggido (Mesopotamia) corroboran su nomadismo, descrito en la Biblia. Abraham y su gente erraban por el Néguev, con base en Beersheva, viviendo una existencia aparte, alejados de las zonas pobladas, vigilando sus rebaños y buscando el mejor pastoreo. A pesar de sus buenas relaciones con los vecinos, se mantienen apartados de ellos por repulsión a su paganismo frente a su propia creencia indeclinable en un Dios invisible y todopoderoso.

El Génesis nos habla de los Patriarcas: Abraham e Isaac (12-26), Jacob-Israel (27-36) y Josef (37-50). 

Nos cuenta cómo Dios promete a Abraham que si se traslada desde la mesopotámica Ur de los caldeos a Canaán, hacia el sudoeste, camino de Egipto, será bendecido y su simiente se tornaría en una gran nación, prometiéndole Dios que esa tierra pertenecería a sus descendientes, un nuevo pueblo, creyente en Un solo Dios. En el relato bíblico, Abraham destaca como modelo de fe y padre del pueblo. La llamada de Dios implica desarraigo y renuncia, y una promesa de tierra y descendencia, los mayores anhelos de la época. A pesar de sus dudas, Abraham confía en la promesa de Dios, que cumple, y se establece una Alianza entre Dios y Abraham, luego simbolizada con la circuncisión de los varones.

En Mesopotamia, origen de muchas de las lenguas y sistemas legales que conocemos, abundaban los estados-ciudad con formas de gobierno muy variadas: de la reyecía electiva a la monarquía hereditaria. Los estados mantenían relaciones bilaterales bien desarrolladas y archivos ordenados. Canaán (o Judea, Palestina e Israel, como sucesivamente se la ha denominado) estaba en una gran ruta comercial.

Abraham, hijo de Tare, descendiente de Sem, tuvo dos hijos: Isaac, hijo de Sara, su primera esposa, e Ismael, hijo de Agar, la segunda. Según la tradición, judía y musulmana, Ismael fue el fundador de las naciones árabes. Los musulmanes llaman Ibrahim a Abraham.

En el relato bíblico destaca la Ajeda: Abraham, cumpliendo el mandato de Dios ofrece a Isaac en sacrificio; en el último momento Dios, viendo su entrega, le detiene y salva la vida de Isaac.

Isaac tuvo dos hijos, Esaú y Jacob. Jacob tuvo doce hijos nacidos de cuatro mujeres,  origen de las tribus de Israel (nombre alternativo de Jacob). La Biblia relata su historia con cierto detalle, particularmente la de Josef. 

Los hermanos tenían plena conciencia de ser hijos de un mismo padre y de ser diferentes. Parecían pertenecer a una estirpe más fresca y vigorosa que la de los prósperos e indolentes moradores de las ciudades de Canaán, donde cada ciudad y cada estación tenían su propia deidad, a las que rendían culto en orgías y ritos de fertilidad, con los celebrantes acuchillándose hasta cubrirse de sangre y entregados a excesos sexuales; la "sagrada prostitución" era considerada una virtud religiosa, y la magia y la brujería estaban muy presentes; se practicaban sacrificios humanos, incluso de niños, para apaciguar a los dioses.

Jacob y sus hijos rechazaron y condenaron esas costumbres, como se advierte en la legislación bíblica posterior, que las fustiga. Tal rechazo impidió que las tribus de Israel se asimilaran a sus vecinos. 

Tanto Abraham como Jacob compraron tierras a los nativos: el primero, la cueva de Majpelá, en Jebrón, para convertirla en cementerio familiar; Jacob en Síquem (Nablus) para establecer una suerte de residencia permanente.

Existía fricción entre los hijos de Jacob. Reubén era el primogénito, pero Josef fue el primer hijo nacido de Raquel, la más amada de las esposas, que murió joven. Jacob tenía preferencia por Josef y ello provocaba celos entre los hermanos, que lo vendieron como esclavo a Egipto. Josef, después de muchas desgracias y tribulaciones, prosperó allí y se convirtió en virrey del Faraón, dirigiendo las medidas adoptadas para superar una época de gran escasez

La Biblia narra que Jacob y sus hijos, y sus familias, se reunieron posteriormente con Josef en Egipto en el siglo 19 aC, escapando del hambre que reinaba en Canaán. Parece que las huestes de los hijos de Israel constituyen una de las primeras olas de semitas occidentales que llegaron a Egipto. No existe evidencia extra-bíblica sobre esta materia.

En su lecho de muerte en Egipto, Jacob bendijo a sus hijos reunidos a su alrededor y los instruyó para que lo enterraran en la cueva de Majpelá, junto a sus antepasados. Josef prometió cumplir el pedido de su padre y antes de su propia muerte hizo el mismo ruego, prometiéndole a sus hermanos que Dios los haría retornar de Egipto a su propia tierra en Canaán.

Los descendientes de Jacob (Israel), los israelitas, fueron sometidos a esclavitud y obligados a realizar trabajos forzados en Egipto. Tras su prosperidad inicial en Egipto durante los días de influencia de Josef, surgió un faraón "que no conoció a Josef" y receló de la creciente fuerza de los hebreos. Instituyó una serie de medidas represivas y esclavizó a los hebreos.No hay precisión con respecto a la fecha de este episodio. Si se acepta el testimonio de la Biblia al nombrar a Pitom y Ramsés como las dos ciudades construidas por los esclavos hebreos, el Faraón responsable fue Ramsés II (1290-1224 a.C.).

Entre los esclavos comenzó a tomar cuerpo un movimiento de liberación bajo la conducción de Moisés, un hebreo traído a la casa real y que debió huir de Egipto como resultado de sus actividades en favor de los esclavos hebreos. En el exilio de la vecina Midián recibió la llamada de Dios para rescatar a los hijos de Israel de Egipto.

Fuente: Ministerio de AAEE de Israel y Barmitzva.com.ar

La Tumba de los Patriarcas y la Tumba de Raquel

Israeli history photo of the week: Rachel's Tomb (Lenny Ben-David, Nov, 10, 2011) - Foto de 1898 (otra foto del lugar en 1947)

La UNESCO declara en 2010 que las Tumbas de los Patriarcas judíos, Abraham y Sara, en Jebrón, y Raquel, en Belén, son mezquitas. 

Palestinians to Use UNESCO to Ban Jews From Tomb of the Patriarchs (Omri Ceren, Dec 12, 2011)