1862 - Hirsch publica Sión Necesario y Hess publica Roma y Jerusalén, texto protosionistas

Hirsch y Hess

En la Alemania ilustrada de 1862, y siguiendo la estela de la furia ocasionada por el entonces reciente caso Mortara (el niño judío secretamente bautizado por una monja católica cuando aquél acudió a tratamiento en un hospital y luego secuestrado de su familia para ser educado como católico), el rabino prusiano Tzvi Hirsch Kalisher (1795-1874) publica DRISHAT TZIÓN (דרישת ציון) SIÓN NECESARIO, y Moisés Hess publica ROMA Y JERUSALÉN, adelantando la idea de la independencia judía en Palestina.

Como nos informa Yoram Hazony en su imprescindible The Jewish State: The Search for the Jewish Soul, esos autores (que luego serían calificados como sionistas, sionistas políticos) habían entrado en contacto con organizaciones de judíos alemanes emancipacionistas (que luego serían llamados antisionistas) que aun teniendo escaso interés en hablar de la reconstitución de un estado judío se mostraron dispuestas a apoyar el asentamiento de judíos en Palestina, facilitando ayuda humanitaria a judíos en situación angustiosa en el Este de Europa. La colaboración tendría un éxito muy limitado pues hasta comienzos de los 1880s la población judía en Palestina solo aumentaría en unas 15.000 personas como máximo.

Moisés Hess

Moisés Hess (1812-1875), nacido en Alemania, criado por un abuelo judío ortodoxo pero luego casado con una trabajadora católica, fue un socialista radical, amigo de Marx y Engels, a quienes influyó, y un devoto del judío panteísta renegado, el holandés Baruj Spinoza.

Hess había sido claro partidario del asimilacionismo, pero tras el surgimiento del nacionalismo italiano, y la reacción alemana ante ello y abandona la idea de asimilación llegando a la idea del renacimiento nacional judío y anticipando que los alemanes no lo tolerarían, como no tolerarían las aspiraciones nacionales de otros. Pronto se percata de que ni sus circunstancias podrían protegerlo del antisemitismo europeo:

"Ni siquiera la conversión [al cristianismo] puede aliviar al judío de la enorme presión del antisemitismo alemán"

"Los alemanes odian la religión de los judíos menos de lo que odian su raza - odian la peculiar fe de los judíos menos de lo que odian sus narices."

Cuando lo publica, Roma y Jerusalén (texto en inglés; texto en su original alemán) pasó desapercibido, como el resto de sus obras, pues en la época los judíos alemanes tendentes a la asimilación no atendían a sus advertencias.  En esta obra, Hess dice que los judíos debían volver a Palestina, su tierra ancestral de la que hablan y en la que sueñan desde hace milenios, donde deberían trabajar la tierra y crear un sociedad socialista. 

Como escribe Eric Cohen, y me recuerda Daniel Gordis en su también imprescindible Israel: A history of a nation reborn, Hess escribe:

"Nosotros siempre seremos extraños entre las naciones. Pueden tolerarnos e incluso emanciparnos, pero nunca nos respetarán en tanto sobrepongamos el principio ubi beni ibi patria [donde vaya bien, esa es la patria] a nuestras excelsas memorias ancestrales propias."

Cuando Herzl lee Roma y Jerusalén, después de escribir El Estado Judío, dice:

"Todo lo que hemos intentado está ahí, en su libro."