Sionismo

Resumen

Fuentes y Bibliografía

Un largo listado sobre la bibliografía del sionismo (Zionism Israel)

La gran historiadora del sionismo es Anita Shapira (sus libros en amazon), entre cuyas obras populares destacaría:

Obras relevantes de otros autores: 

Libros de referencia: 

La Historia de Israel forma parte esencial de la historia del sionismo, y en el enlace puedes hallar mucha información.

Sobre Herzl:

Sobre Ahad Ha'am: 

Sobre Pinsker:

Entretenidísimos relatos A History of Israel: From the Rise of Zionism to Our Time  (Howard M. Sachar, 2007)

Historiografía del Sionismo:

Una Definición y un Esquema (probablemente muy parciales)

Conforme a  Alex Joffe Neologism and Nationalism (August 30, 2012):

"El término Sionismo lo ideó en 1890 Nathan Birnbaum en su periódico Selbstemanzipation! (Auto-Emancipación!) para describir un movimiento nacional-político para la restauración de los judíos en "Sión". Luego fue popularizado por Theodor Herzl, y más adelante usado para caracterizar diversos movimientos, desde culturales a laboralistas, religiosos y seculares. (...)"

Shai Baitel (Bet El?) lo definió bien:

“Sionismo es la legítima aspiración del pueblo judío de vivir en paz en un país propio. Al principio apenas era una aspiración romántica pero penosa por Sión, por Jerusalem; hoy es el esfuerzo contínuo para construir el futuro de Israel. Gente de todas las tendencias y orígenes y de todas las convicciones políticas se unieron para trabajar en el proyecto nacional judío. Sionismo fue el proyecto nacional, el ímpetu, la fuerza impulsora para crear el Estado de Israel."

El sionismo es el movimiento nacional que aboga por el retorno de los judíos a su patria ancestral - la Tierra de Israel - y la reanudación de una vida judía soberana allí (Dinur).

Pero, como A.B. Yehoshua nos recuerda, a las anteriores definiciones de sionismo les falta el elemento central; así él, negando que pueda hablarse de sionismo antes de Herzl, dice:

Sionista es quien desea o apoya el establecimiento de un estado judío en la Tierra de Israel, que en el futuro será el estado del pueblo judío. Lo anterior se basa en lo que dijo Herzl: “En Basilea he fundado el estado judío". La palabra clave de la definición [y la que falta de las anteriores definiciones] es “estado”  y su lugar natural es la Tierra de Israel por la conexión histórica del pueblo judío con ella.

(...)  Así, sionista es el judío [yo discrepo, pues no creo que haya que ser judío para ser sionista, conforme a lo definido por el mismo autor dos párrafos antes] que apoyó el establecimiento de un estado judío en la Tierra de Israel y no necesariamente quién de hecho se asentó en la Tierra. El mismo Herzl y muchos otros líderes sionistas nunca se asentaron en la Tierra, pero nadie dudaría en llamarlos sionistas.

(...) Pero desde que en 1948 se fundara el Estado de Israel la definición de sionista se ha revisado, pues ya no necesitamos establecer otro estado. Así, la definición ahora queda así: Sionista es quien acepta el principio de que el Estado de Israel no pertenece solo a sus ciudadanos sino a todo el pueblo judío. La expresión práctica de dicho compromiso es la Ley de Retorno.

(...) En relación con la Ley de Retorno, que algunos ven como discriminadora de los ciudadanos israelíes palestinos, la respuesta es: la Ley de Retorno constituye esencialmente la condición moral fijada por los países del mundo para el establecimiento del Estado de Israel. La Partición de Palestina-Eretz Israel por Naciones Unidas en 1947 en un estado judío y otro palestino [debía haber dicho árabe, que es lo que dice la Res 181 de la Partición] fue bajo la condición de que el estado judío no sería un estado solo para los 600.000 judíos que allí vivían sino que fuera un estado que pudiera resolver la angustia de los judíos de todo el mundo y permitiera a cualquier judío del mundo considerarlo su hogar. (...)

Las añoranzas por Sión y la inmigración judía continuaron durante todo el período del largo exilio que siguió a la conquista por parte de Roma y a la destrucción del Templo en el año 70 EC. Estas nostalgias adquirieron una nueva forma en el siglo XIX, cuando el nacionalismo moderno, el liberalismo y la emancipación obligaron a los judíos a hacer frente a las nuevas interrogantes que el movimiento sionista procuraba responder. El movimiento de Jibat Tzión empezó a formarse en la segunda mitad del siglo XIX, pero el cambio sustancial ocurrió posteriormente, cuando Teodoro Herzl activó y consolidó el sionismo en un movimiento político, al convocar el Primer Congreso Sionista en 1897. Herzl fue el primero en llevar el problema judío a la atención mundial e hizo aparecer al pueblo judío en la escena política internacional. El movimiento sionista que se desarrolló a partir de su iniciativa creó también los instrumentos organizativos, políticos y económicos para la implementación de su visión e ideología.

El movimiento sionista enunció sus metas - un hogar nacional para el pueblo judío soberano en la Tierra de Israel - en el Programa de Basilea. Fuera de los movimientos que rechazaban la idea de un renacimiento nacional, el sionismo incluyó diversos grupos, desde el sionismo religioso al sionismo socialista. Todos los cuales cooperaron hacia la meta de un Hogar Nacional Judío, una empresa que culminó con el establecimiento del Estado de Israel en 1948.

Una interpretación moderna de un antiguo concepto

El origen del término “sionismo” es la palabra bíblica “Sión”, frecuentemente empleada como sinónimo de Jerusalem y de la Tierra de Israel (Eretz Israel). Sionismo es la ideología que refleja los anhelos de los judíos de todo el mundo hacia su patria histórica - Sión, la Tierra de Israel.

La idea del sionismo se basa en la larga conexión entre el pueblo judío y su tierra, un vínculo que comenzó hace casi 4.000 años atrás cuando Abraham se estableció en Canaán, posteriormente conocida como la Tierra de Israel.

La esperanza de un retorno a su patria ancestral fue sustentada primeramente por los judíos exiliados en Babilonia unos 2.500 años atrás: “Junto a los ríos de Babilonia, nos sentábamos y llorábamos, acordándonos de Sión” (Salmos 137:1). Así, el sionismo político, que surgió en el siglo XIX, no inventó el concepto ni la acción del retorno. Más bien, se adueñó de una antigua idea y de un movimiento activo y en marcha, y los adaptó para que hicieran frente a las necesidades y el espíritu de los tiempos.

El núcleo de la idea sionista aparece en la Declaración del establecimiento del Estado de Israel (14 de mayo 1948), que sostiene, entre otras cosas, que:

“Eretz Israel fue la cuna del pueblo judío. Aquí se forjó su identidad espiritual, religiosa y política. Aquí logró por primera vez su soberanía, creando valores culturales de significadonacionalyuniversal, y legó al mundo el eterno Libro de los Libros.

Luego de haber sido exiliado por la fuerza de su tierra, el pueblo le guardó fidelidaddurante toda su dispersión y jamás cesó de orar y esperar su retorno a ella para la restauración de su libertad política.”

En el pensamiento sionista es central el concepto de la Tierra de Israel como el lugar del nacimiento histórico del pueblo judío y la convicción de que la vida judía en cualquier otro lugar es vivir en el exilio. Moses Hess, en su libro Roma y Jerusalem (1844), da expresión a esta idea:

“Dos períodos conformaron el desarrollo de la civilización judía: el primero, después de la liberación de Egipto, y el segundo, el retorno de Babilonia. El tercero vendrá con la redención del tercer exilio.”

Durante siglos en la diáspora, los judíos mantuvieron una fuerte y singular relación con su patria ancestral y manifestaron su anhelo hacia Sión por medio de ceremonias y la literatura.

El antisemitismo como factor en la formación del sionismo

Si bien el sionismo es la expresión del vínculo histórico que relaciona al pueblo judío con la Tierra de Israel, el sionismo moderno podría no haber surgido como movimiento nacional activo en el siglo XIX sin la aparición del antisemitismo de la época, al que precedieron siglos de persecución.

Con el correr de los siglos, los judíos fueron expulsados de prácticamente todos los países europeos - Alemania y Francia, Portugal y España, Inglaterra y Gales - una experiencia acumulativa que tuvo profundo impacto, especialmente en el siglo XIX cuando los judíos habían abandonado la esperanza de un cambio fundamental en sus vidas. De este medio surgieron líderes judíos que llegaron al sionismo como resultado del virulento antisemitismo en las sociedades en las que vivían. Así Moses Hess, estremecido por el libelo de sangre de Damasco (1840) se convirtió en el padre del Sionismo Socialista; León Pinsker, estremecido por los pogroms (1881-1882) que siguieron al asesinato del Zar Alejandro II, asumió el liderazgo del movimiento de los Jibat Tzión; y Teodoro Herzl, quién como periodista en París presenció la virulenta campaña antisemita del caso Dreyfus (1894) organizó al sionismo como un movimiento político.

El fin del movimiento sionista era solucionar el “problema judío”, el problema de una eterna minoría, un pueblo sujeto a repetidos pogroms y persecuciones, una comunidad sin hogar cuyo carácter extranjero era subrayado por la discriminación en todo lugar en el que éstos se asentaran. El sionismo aspiró hacer frente a esta situación por medio de un retorno a la patria histórica de los judíos: la Tierra de Israel.

De hecho, la mayoría de las olas de aliá (inmigración masiva a la Tierra de Israel) en la era moderna fue una respuesta directa a actos de asesinato o discriminación contra los judíos. La Primera Aliá siguió a los pogroms en Rusia en la década de 1880. La Segunda Aliá fue impulsada por el pogrom de Kishinev y una serie de masacres en Ucrania y Bielorrusia a fines del siglo XIX. La Tercera Aliá se produjo después de la matanza de judíos en la guerra civil rusa. La Cuarta Aliá se originó en Polonia en la década de 1920 después que la legislación de Grawski afectó la actividad económica judía. La Quinta Aliá estuvo formada por judíos alemanes y austríacos que escapaban del nazismo.

Después del establecimiento del Estado de Israel en 1948, las inmigraciones masivas siguieron estando relacionadas con la discriminación y la opresión. Sobrevivientes del Holocausto de Europa, refugiados de los países árabes que escapaban de las persecuciones que siguieron al establecimiento del Estado de Israel, los remanentes de la judeidad polaca que huyeron del país cuando se reinflamó el antisemitismo en tiempos de Gomulka y Muzcar y los judíos de Rusia y otras ex repúblicas soviéticas que temían un nuevo arrebato de antisemtismo después del colapso de la Unión Soviética.La historia de las olas de aliá sirven de firme evidencia al argumento sionista según el cual un estado judío en la Tierra de Israel, con una mayoría judía, es la única solución para el “problema judío”.

Surgimiento del sionismo político

El sionismo político, el movimiento de liberación nacional del pueblo judío surgió en el siglo XIX dentro del contexto del nacionalismo liberal que entonces se expandía por Europa.

El sionismo sintetizó los dos objetivos del nacionalismo liberal, liberación y unidad, que aspira liberar a los judíos del dominio extraño, hostil y opresor, y restablecer la unidad judía por medio de la reunión a los exilios de los cuatro confines del mundo en una patria judía.

El surgimiento del sionismo como movimiento político fue también una respuesta al fracaso de la Haskalah, la Ilustración Judía, para solucionar el “problema judío”. De acuerdo con la concepción sionista la razón de este fracaso fue que la emancipación e igualdad personal no era posible sin la emancipación y una igualdad nacional, dado que los problemas nacionales requieren soluciones nacionales. La solución nacional sionista fue el establecimiento de un estado nacional judío con una mayoría judía en su patria ancestral, haciendo realidad así el derecho del pueblo judío a la autodeterminación. El sionismo no considera que la “normalización” de la condición judía sea opuesta a los objetivos y valores universales. Éste abogó por el derecho de todo pueblo en la tierra a tener su hogar propio y sostuvo que sólo un pueblo soberano podría ser miembro de igual rango en la familia de las naciones.

Sionismo: un movimiento pluralista

Si bien el sionismo fue básicamente un movimiento político que aspiraba al retorno a la patria judía con libertad, soberanía y seguridad para el pueblo judío, promovió también una reafirmacióndelaculturajudía. Un importante elemento en este despertar fue el renacimiento del hebreo, largamente restringido a la liturgia y a la literatura, como un idioma nacional vivo para su uso en el gobierno y en el ejército, en la educación y en la ciencia, el mercado y la calle.

Como todo otro nacionalismo, el sionismo se interrelacionó con otras ideologías, lo que formó corrientes y subcorrientes dentro de su campo de acción. La combinación de nacionalismo y liberalismo dio nacimiento al sionismo liberal; la integración del socialismo hizo surgir el sionismo socialista; la mezcla de sionismo con una profunda fe religiosa creó el sionismo religioso y la influenciadel nacionalismo europeo inspiró una facción nacionalista de derecha. En este aspecto, el sionismo no fue diferente de otros nacionalismos, que también abrazaron diversas tendencias liberales, tradicionalistas, socialistas (izquierdistas) y conservadoras (derechistas).

El sionismo y el nacionalismo árabe

La mayoría de los fundadores del sionismo sabían que en Palestina (la Tierra de Israel) vivía una población árabe (a pesar de que algunos hablaron ingenuamente de “una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra”). No obstante, sólo unos pocos de ellos consideraron que la presencia árabe era un obstáculo real para el cumplimiento del sionismo. En aquel tiempo, a fines del sigloXIX, el nacionalismo árabe aún no se manifestaba de ninguna forma, y la población árabe de Palestina estaba dispersa y era apolítica.

Muchos líderes sionistas creyeron que dado que la comunidad local era relativamente pequeña, la fricción entre ella y los judíos que retornaban podría ser evitada; asimismo estaban convencidos de que el subsecuente desarrollo del país beneficiaría a ambos pueblos, ganando así el apoyo y la cooperación de aquéllos. Sin embargo, esas esperanzas no se cumplieron.

Contrariamente a las posiciones declaradas y a las expectativas de los ideólogos sionistas que habrían aspirado a lograr sus objetivos a través de medios pacíficos y de cooperación, la renovada presencia judía en la Tierra tropezó con una oposición árabe militante. Durante algún tiempo a muchos sionistas les fue difícil comprender y aceptar la profundidad e intensidad de la disputa, que se convirtió de hecho en un choque entre dos pueblos que consideraban al país como propio - los judíos en virtud de su conexión histórica y espiritual, y los árabes debido a su presencia centenaria en el país.

A lo largo de los años 1936-1947 la lucha por la Tierra de Israel se intensificó.La oposición árabe pasó a ser más extrema al aumentar el crecimiento y desarrollo de la comunidad judía. Simultáneamente, el movimiento sionista consideró necesario incrementar la inmigración y el desarrollo de la infraestructura económica del país para salvar la mayor cantidad posible de judíos del infierno nazi en Europa.

El inevitable choque entre judíos y árabes llevó a la ONU a recomendar, el 29 de noviembre de 1947, el establecimiento de dos estados en el área al oeste del río Jordán - uno judío y otro árabe. Los judíos aceptaron la resolución, los árabes la rechazaron.

El 14 de mayo de 1948, de acuerdo con la resolución de la ONU de noviembre de 1947, fue establecido el Estado de Israel.

El Estado de Israel: De un sueño a la realidad. El sionismo en el siglo XXI. 

El establecimiento del Estado de Israel marcó el cumplimiento del objetivo del sionismo de lograr un hogar internacionalmente reconocido y legalmente garantizado para el pueblo judío en su patria ancestral, en el que vivir libres de persecuciones y pudiendo desarrollar sus propias vidas e identidad.

Desde 1948, el sionismo ha visto como tarea propia la continuación de la promoción del “crisol de las diasporas”, que a veces ha exigido extraordinarios esfuerzos para el rescate de comunidades judías en peligro físico y espiritual. Asimismo el sionismo lucha por preservar la unidad y continuidad del pueblo judío en el mundo, así como por destacar la centralidad de Israel en la vida judía en todo lugar.

A lo largo de los siglos, el deseo de la restauración del pueblo judío en la Tierra de Israel ha sido el lazo que ha mantenido al pueblo judío unido. Los judíos en todo lugar aceptan el sionismo como un principio fundamental del judaísmo, apoyan al Estado de Israel como la realización básica del sionismo y se ven enriquecidos cultural, social y espiritualmente por el hecho de que Israel - un miembro de la familia de las naciones - es una vibrante y creativa realización del espíritu judío.

Ya en el siglo XXI, algunos proponen liberarse del sionismo, por ejemplo, Get rid of Zionism (Yitzahk Laor, June 3, 2011), que sostiene que hoy se estaría en una situación suficiente si tras la Guerra de los Seis Días, el día después de la 'ocupación, como dice, una masa de judíos hubiera optado por liberarse del sionismo en lugar de optar oir 'descubrir nuestro país indiviso'.  Pero no tardan en puntualizarle el comentario, por ejemplo, Ruth Gavison, en Partition - for Zionism's sake (2011), donde sostiene que el debate no es sobre la liberación judía del sionismo si no sobre la creación de las condiciones básicas para la realización del sionismo:

"La soberanía judía en los territorios no es crucial para el sionismo y, por ello, otorgarles soberanía sobre ellos no impone la 'liberación' del sionismo.

En la historia del movimiento sionista, hubo quien vio la reunificación del pueblo judío con su patria histórica como su objetivo y quienes destacaron la idea de que el objetivo era el renacimiento político del pueblo judío en la Tierra de Israel. Pero en cada ocasión en que el liderazgo de la comunidad judía en el país [Israel], el Yishuv, se enfrentó con la necesidad de elegir entre tener un estado judío en parte de la tierra o agarrarse al sueño del Gran Eretz Israel optó, por gran mayoría, por tener independencia política en parte de la tierra, en la que hubiera una mayoría judía estable, y permitiendo a la minoría árabe disfrutar de derechos e igualdad.

Durante un debate en la Knésset en abril de 1949, el Primer Ministro David Ben-Gurión lo dejó claro: 

"Cuando surgió la cuestión de lograr el país entero, sin tener un estado judío, o tener un estado judío sin el país entero, decidimos a favor de un estado judío sin toda la Eretz Israel [Tierra de Israel]." 

Esta es la visión reflejada en la declaración de estatalidad [la Declaración de Indepedencia]. La mayoría de los citados y alabados por Laor (por ejemplo, David Ben-Gurión y Yeshayahu Leibowitz) por levantarse en 1967 contra la idea de que Israel actuara como si fuera dueño de los territorios actuaron así para garantizar la independencia del estado judío.

Lo mismo sigue siendo cierto hoy.

(...) Por aclarar aquí este punto crucial para nuestro futuro. Las perspectivas de paz dependen de la capacidad de los agentes de la región para reconocer que la guerra contra la existencia misma de Israel fracasará.

El movimiento sionista alcanzó su cima con el establecimiento del estado. La esencia de este logro es el deseo de satisfacer la necesidad y anhelo del pueblo judío de crear en su patria los pilares para su renacimiento nacional. Las perspectivas de paz dependen de que nuestros enemigos reconozcan que, si no se alcanza un acuerdo diplomático con el pueblo judío, este hará lo que sea necesario para continuar su existencia independiente, incluso si ello supone asentarse solo en parte de su patria histórica. Vincular la idea del Gran Israel, esto es, de toda la Tierra de Israel, con el discurso sionista es algo más que una mala interpretación de la historia. Irónicamente, esa vinculación juega a favor de quienes, judíos y árabes, se oponen a repartir la tierra."

Sionismo Liberal

Fuente: Liberal Zionism, Comparative Constitutionalism, and the Project of Normalizing Israel (Nimer Sultany, 2014) - Artículo que presenta el tema desde una perspectiva palestina jugando con los conceptos de "Estado Judío y Democrático" y "Estado de todos los ciudadanos".

Fuente: Oriental Zionism of Arab-born Jews (de Joseph E. Katz, en EretzYisroel.org)

Clearly the massive exodus of Jewish refugees from the Arab countries was triggered largely by the Arabs' own Nazi-like bursts of brutality, which had become the lot of the Jewish communities. Walter Laqueur writes: "History has always shown that ... men and women have chosen to leave their native country only when facing intolerable pressure."[1] But the history is long of persecution against Jews by the Arabs, a chronicle of "intolerable pressure" that had its beginnings in and took its inspiration from the seventh-century book of the creator of Islam.

History has also illustrated that persecution and its pressures become "intolerable" only when an alternative other than death is provided. The Arab-bom Jews suffered in silence until they learned that they could act out their hope of getting to a Jewish state.

They bore their burdens as did many peoples of the world before and until the United States became the universal haven of the oppressed. Yet the hapless black peoples who had been brought to America as slaves could not even begin to alleviate their oppression and exploitation here until they began to gain the freedoms and thus the strength to resist and insist upon their rights-rights that are in some areas yet to be achieved.

There is no doubt that the long-sought Jewish national homeland was finally brought into being by a horrified, conscience-stricken international community, which viewed Israel as a necessary refuge for Jews throughout the world who had become victims of the Nazis or their followers. However, after World - War I, in 1918, nearly half of the total Jewish population in Jerusalem- consisted of "Sephardic" Jews -- that is, the Jews of the Middle East, non-European Jewry.[2] And it cannot be denied that the overwhelming majority of hundreds of thousands of Jewish refugees fleeing from Arab persecution also poured directly into Israel -- in fulfillment of an unflagging, little-known "Zionism," a national liberation movement among Arab-born Jews whose gestation period had lasted roughly two thousand years.

From the Arab conquest, hundreds of thousands of Jews in the Arab world managed to survive between traditional ravages. Most had religious affiliations. The-Arabs' general prohibition against political activities by their Jewishdhimmis might have been a factor that inhibited and submerged the growth of Zionism as a political phenomenon among the Sephardic Jews. But what may be called "spiritual Zionism" took root in biblical times in the Sephardic Jewish community; those Jews, who are uniquely indigenous to the terrain that now is the Arab world, have retained in their liturgy the steady longing for "return" to the Land of Israel, a longing that has been mistakenly assumed to be exclusively "European."

Jews from Arab countries often become incensed when confronted with the argument that Zionism originated in Europe. Every Sephardic Jew interviewed had the same immediate reaction: the Sephardim are just as truly believers in Zion, and their ancient uninterrupted Jewish history led directly from the destruction of the Temple at Jerusalem.

[Leer más]