Sobre el machismo de Putin

Esta cita sobre el machismo de Putin de Angela Merkel es simplemente devastadora

Actualizado por Mark Fisher el 1 de diciembre de 2014, 11:20 am ETMax_Fisher max@vox.com

El incidente de Vladimir Putin, Angela Merkel, y el perro es uno muy famoso. Fue en 2007 y Merkel, canciller de Alemania, estaba visitando a Putin en su residencia presidencial en Sochi para discutir la comercialización de la energía. Putin, seguramente consciente del conocido miedo de Merkel por los perros, esperó hasta que la prensa se reuniera en la sala, y luego llamó a su perro labrador negro a que entrara. El presidente ruso vio con alegría no disimulada como el perro olfateó a Merkel, que se sentó congelada por el miedo.

Más tarde, al discutir el incidente con un grupo de periodistas, Merkel intentó dar una explicación del comportamiento de Putin. Su evaluación, informó en el perfil reciente de George Packer sobre Merkel en el New Yorker, es una de las introspecciones que he leído más concisamente sucinta sobre Putin y la psicología de sus 14 años de reinado:

"Entiendo por qué tiene que hacer esto - para demostrar que es un hombre", dijo Merkel. "Tiene miedo de su propia debilidad. Rusia no tiene nada, nada de éxito en política o en economía. Todo lo que tienen es esto."

Merkel no es la primera persona que ha sugerido sobre el machismo de Putin - todo, desde su acoso a los compañeros jefes de Estado a sus fotos sin camisa a su invasión de Ucrania - son demostraciones de fuerza destinadas a enmascarar los sentimientos de debilidad. Pero Merkel ha puesto el dedo en este fenómeno con notable contundencia.

Merkel creció en área dominada por los soviéticos, Alemania del Este, aprendió ruso en la escuela y viajó por toda la Unión Soviética; tiene una relación especialmente estrecha con Putin (a pesar de este incidente) y la visión inusual de cómo funciona la Rusia de Putin. Entre los líderes occidentales, su relación con Putin es casi seguro la más cercana y la más importante. Sin embargo, toda esta cercanía al parecer ha hecho que su respeto Putin sea menos, y no más.

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"Yo entiendo por qué tiene que hacer esto - para demostrar que es un hombre", Merkel dijo. "Tiene miedo de su propia debilidad."

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Putin tomó el poder en 2000 por primera vez, pero la naturaleza de su gobierno cambió en 2012, cuando ganó la reelección en medio de protestas públicas y acusaciones de fraude. Esas protestas, junto con el colapso de la economía rusa: de potencia en crecimiento a economía al borde de la recesión, han dejado sentir a Putin obvia y correctamente inseguro sobre su permanencia en el poder. Al mismo tiempo, a raíz de la guerra fría los líderes rusos y los ciudadanos comunes han sentido cada vez más inseguro su país ante el mundo dominado por los Estados Unidos. Tienen la sensación de que Rusia está sitiada desde fuera y ha sido despojada del estatus que le corresponde -o correspondía - como ex potencia mundial.

Putin, en su blindaje de inseguridad personal como líder débil, también se ha aprovechado de la sensación de inseguridad de la población de Rusia. Eso es parte de por qué sus manifestaciones de masculinidad - aunque parezcan ridículas a los forasteros como Merkel - resuenan entre los rusos. Al igual que Putin, muchos rusos creen que sus manifestaciones de rebeldía y fuerza son garantía contra la aplastante sensación de debilidad.

Más importante aún, Merkel tiene razón al observar que Putin y Rusia están muy dispuestos a abrazar este machismo superficial porque simplemente no tienen mucho más a que aferrarse. Es una verdad universal, que en todos los países, el declive económico conduce a sentimientos de inseguridad nacional - basta con ver con qué frecuencia los estadounidenses hablan de "declive americano" desde la crisis financiera -, así como a las política más extremistas, como en gran parte de Europa. Pero los estadounidenses y los europeos occidentales, al menos, tienen el recurso en las urnas; pueden votar con enojo o desechar al que no le gusta.

Los rusos no disfrutan del lujo de la democracia. Así, Putin, con la esperanza de canalizar los sentimientos rusos de desesperación nacional para que no le caiga a él la rabia o roña por su propio gobierno, los ha dirigido más bien hacia sentimientos de miedo y hostilidad hacia occidente, y hacia el escape útil del nacionalismo machista.

Este ha sido un gran éxito para Putin en el corto plazo, pero lo ha sumido en una política exterior hostil que le llevó a invadir Ucrania y atraer severas sanciones occidentales, que sólo han debilitado más Rusia. También es peligroso entrarle de lleno en una guerra en Europa al ejército ruso que posee armas nucleares y es legítimamente formidable. Pero, al menos, Merkel, que es en muchos aspectos el punto de pivotante entre Rusia y Occidente, entiende contra quien está.

¿Por qué está tan obsesionada Rusia con Ucrania?

En la superficie, parece ser que es porque Ucrania tiene una gran cantidad de personas nativas de habla rusa y rusos étnicos, muchos de los cuales votaron por Yanukovich en 2010 y no apoyaron las protestas que llevaron a su destitución. Así que cuando los líderes rusos hablan de intervenir para proteger los derechos de los ucranianos de habla rusa, podría ser miope para muchos ignorar los muy válidos motivos por los que Yanukovich fue derrocado, pero ellos realmente lo creen, piensan que el derrocado era la maravilla.

Pero hay más, mucho más en todo esto. Los rusos han sentido por mucho tiempo una conexión histórica especial a Ucrania, que desempeña un papel central en la mitología nacional rusa. Los líderes zaristas cultivaron la idea de que las raíces culturales de Rusia se remontan a los antiguos griegos que se asentaron en la península de Crimea, en la actual Ucrania. Si bien esto es un mito, en su mayor parte, es cierto que la primera iteración de Rusia como gran imperio tenía su capital en la actual Ucrania.

La idea de una conexión antigua especial con Ucrania es especialmente importante para los nacionalistas rusos, que lo ven como un componente vital y eterno del mayor imperio ruso. El nacionalismo ruso ha visto un aumento dramático en los últimos años, cultivado por el presidente ruso, el nacionalista numero uno Vladimir Putin, quien ha utilizado esto para distraer a los rusos de su economía en declive y su autoritarismo.

Un vínculo especial con Ucrania, y tal vez incluso la readquisición de Ucrania, se encuentra a la vista del nacionalista ruso, no sólo por los vínculos históricos sino para readquirir el lugar legítimo de Rusia como una gran potencia. También se trata de corregir las injusticias del colapso de la Unión Soviética, que consideran que ha dejado el territorio ruso y a muchos rusos bajo el control de un indigno gobierno de Ucrania.

Existe un objetivo más pragmático. Desde el comienzo de la crisis de Ucrania, la intromisión de Rusia ha sido para prevenir que Ucrania rompa con la influencia rusa bajo Moscú que considera eso como una conspiración occidental para rodear a Rusia con gobiernos hostiles. Rusia podría muy bien haber visto esta crisis como un momento clave oportuno para una conexión especial con Ucrania y hubiera querido intervenir para que no se perdiera Ucrania de forma permanente. Sin embargo, la retórica nacionalista recalentada de Putin, y la insistencia de sus medios estatales de que el gobierno de Ucrania es un régimen nazi respaldado por Estados Unidos que amenaza al mundo, ha obligado a Putin a treparse mucho más allá de lo que probablemente quería. Y a punto de caerse al precipicio.

Traducido por EGM