Es sólo cuestión de tiempo antes de la próxima recesión

Cuidado

Es sólo cuestión de tiempo antes de la próxima recesión. El mundo rico no está listo

La lucha ha sido larga y ardua. Pero mirando a través de las maltrechas economías de los países ricos es el momento de declarar que la lucha contra el caos financiero y la deflación está ganada. El FMI dice que en 2015, por primera vez desde 2007, todas las economías avanzada crecerán. El crecimiento del mundo rico debe exceder el 2% por primera vez desde 2010 y es probable que el banco central de Estados Unidos eleve sus bajísimas tasas de interés.

Sin embargo, la economía mundial todavía se enfrenta a todo tipo de peligros, desde la saga de la deuda griega hasta los mercados inestables de China. Hay pocas economías que no transcurra una década sin entrar en recesión- Estados Unidos comenzó a crecer en 2009. La ley de Sod indica que tarde que temprano las autoridades se enfrentarán a otra recesión. El peligro es que después de haber agotado el arsenal, los gobiernos y los bancos centrales no tendrán la munición para luchar contra la próxima recesión. Paradójicamente reducir el riesgo requiere la voluntad de mantener la política más flexible por más tiempo.

El humo está despejando

La buena noticia proviene principalmente de Estados Unidos, que lidera el grupo del mundo rico. Su inesperada contracción en el primer trimestre se ve como un problema pasajero, debido a una gran cantidad de factores como el clima (ver artículo). Los datos más recientes, incluyendo las crecientes ventas de vehículos y otra serie de cifras robustas de empleo, muestran que el ritmo de crecimiento se está recuperando. Las empresas estadounidenses contrataron 280,000 nuevos trabajadores el mes pasado. Los jefes ahora tienen que pagar más para encontrar los trabajadores que necesitan.

En otras partes los tema del mundo rico también están viendo hacia arriba. En la zona euro el desempleo está bajando y los precios están subiendo de nuevo. La recuperación de Gran Bretaña ha perdido un poco de empuje, pero el fuerte crecimiento del empleo sugiere que la expansión continuará. Japón avanzó por delante en el primer trimestre con crecimiento de 3.9% a tasa anualizada. Una recuperación de base amplia y persistente no es casualidad.

Inevitablemente fragilidades permanecen. Europa está llena de deudas y dependiente de las exportaciones. Japón no puede controlar la inflación. El aumento de los salarios podría mellar rápidamente los beneficios empresariales y las valoraciones en EE.UU. Las economías emergentes, que representan la mayor parte del crecimiento en los años posteriores a la crisis, han visto mejores días. Se espera que las economías de Brasil y Rusia reduzcan su tamaño de este año. Los datos de comercio mundial pobres sugieren que el crecimiento de China podría estar desacelerándose más rápido que lo que el gobierno desea.

Si alguna de estas causas preocupante provoca una recesión, el mundo estará en una posición endeble para poder hacer mucho al respecto. Rara vez han estado tantas grandes economías tan mal equipadas para manejar una recesión, cualquiera que sea su procedencia, ya que nuestra clasificación de "espacio de maniobra" lo deja claro (ver artículo). La relación promedio entre deuda y PIB de los países ricos ha aumentado en un 50% desde 2007. En Gran Bretaña y España la deuda se ha más que duplicado. Nadie sabe dónde está el tope, pero los gobiernos que quieren derrochar tendrá que ganarse a los electorados cambiantes, así como a los acreedores nerviosos. Los países con único acceso tenue para los mercados de bonos, como los de la periferia de la zona euro, podrían estar incapacitados de poner en marcha un gran estímulo fiscal.

La política monetaria es aún más estrecha. La última vez que la Reserva Federal elevó las tasas de interés fue en 2006. La tasa base del Banco de Inglaterra se sitúa en el 0.5%. Documentos que datan del siglo 17 muestran que antes de 2009, nunca había caído por debajo del 2%; y los precios de futuros sugieren que a principios de 2018 todavía será sólo alrededor del 1.5%. Eso es saludable en comparación con la zona del euro y Japón, donde se espera que las tasas en 2018 permanezcan atrapadas cerca de cero. Cuando los bancos centrales se enfrentan a su próxima recesión, en otras palabras, se arriesgan a no tener casi ningún espacio para impulsar sus economías mediante la reducción de las tasas de interés. Eso haría que sea aún más difícil escapar de la próxima recesión.

La respuesta lógica es volver a la normalidad lo más rápidamente posible. Cuanto más pronto las tasas de interés suban, los bancos centrales más pronto recuperarán el espacio para recortar las tasas nuevamente cuando el problema se presente. Mientras más pronto se bajen las deudas, más fácil será que los gobiernos se endeudan para evitar el desastre. Lógico, pero equivocado.

Aumentar las tasas manteniendo los salarios planos y la inflación muy por debajo de las metas de los banqueros centrales, arriesga a empujar la economías de nuevo al borde de la deflación y precipitar la recesión que se busca evitar. Cuando han elevado los bancos centrales demasiado pronto las tasas , como hizo el Banco Central Europeo en 2011- han hecho tal daño que se vieron obligados a cambiar de rumbo. Es mejor esperar hasta que se detenga el crecimiento de los salarios y la inflación regrese al menos de nuevo a su nivel objetivo. La inflación un poco demasiado alta es mucho menos peligrosa para una economía que el incremento de tasas prematuros.

Debido a que la recuperación de Estados Unidos es más fuerte, es allí donde el debate es más feroz sobre qué tan rápido regresar a la normalidad en política monetaria. Las voces de línea dura en la Fed argumentan que, con el desempleo por debajo del 6% y la contratación continua a un ritmo tórrido, es claramente el momento de comenzar a subir las tasas de interés. En este punto de vista, los salarios y los precios están obligados a levantarse en el futuro. Mientras tanto las tasas excesivamente bajas están inflando los precios de activos y crean riesgos financieros de largo plazo. Esos riesgos son reales, pero manejables. Los reguladores tienen la capacidad para desinflar los precios de los activos, apretando las reglas de liquidez y apalancamiento. Una economía al pleno empleo y con un nivel saludable de inflación estará en mejor posición para resistir un ataque de inestabilidad financiera que una que está coqueteando con la deflación.

La mejor defensa

Los gobiernos también pueden hacer su parte. Todavía ha sido vergonzosamente pequeña inversión en infraestructura. La OCDE, el club de los países ricos, tenía razón al poner en orden a George Osborne, ministro de Finanzas de Gran Bretaña, por la escala y el ritmo de sus recortes de gasto público propuestos. El crecimiento es mejor que la austeridad como política para traer deudas bajo control. Los gobiernos deben dirigir sus energías hacia las reformas atrasadas de los mercados de productos y de trabajo. Los mercados abiertos de productos fomentan la empresa. La libertad de contratar trabajadores bajo contratos flexibles es la mejor manera de mantener a la gente fuera del desempleo. Ambas reformas hacen que una economía esté mejores condiciones para hacer frente al próximo shock.

Después de haber luchado contra los efectos de la crisis financiera, los gobiernos y los bancos centrales están comprensiblemente ansiosos por volver a la normalidad. La manera de lograr su objetivo es primero permitir que la recuperación cobre fuerza.

Fuente

http://www.economist.com/news/leaders/21654053-it-only-matter-time-next-recession-strikes-rich-world-not-ready-watch?fsrc=nlw|hig|11-06-2015|NA

Espacio de maniobra

Durante la crisis financiera, cuando la economía mundial se enfrentó a su amenaza más grave desde la década de 1930, las autoridades entraron en acción. Para estimular la economía, los bancos centrales recortaron las tasas de interés y los políticos gastaron pródigamente. Como resultado, la recesión, aunque mala, era mucho menos grave que la Depresión.

Desafortunadamente, sin embargo, esa respuesta rápida casi deja exhaustos los arsenales económicos de los gobiernos. Siete años más tarde seguían agotados. Las tasas de interés de los bancos centrales están sobre cero; la deuda pública y el déficit se han disparado. En caso de nueva recesión, como inevitablemente lo hará, los países ricos, en particular, estarán mal equipado para hacerle frente.

¿Cuánto espacio de maniobra tienen? Para la comparación, The Economist ha ideado una medida compuesta de la deuda, déficit y tasas de interés, las armas de la política económica que normalmente se ejerce para disipar condiciones amenazantes. Aunque crudo, el análisis arroja una conclusión clara y preocupante. Pocas economías podrían montar una defensa robusta contra un nuevo recesión, la mayoría son blancos fáciles.

Para las tasas de interés, asignamos un valor de 100 - que significa espacio máximo de maniobra a tasas del 10% o superiores. La principal política de tasa de interés de la Reserva Federal fue justo por encima de 9% (o 90, en nuestra medida) antes de la recesión de la década de 1990, y poco más de 6% (60) antes de la recesión de 2001. Ahora se ha reducido a 0.125% (a solo 1 punto). A principios de 2007 la tasa media de la política de los bancos centrales en los países de nuestro ranking fue poco menos de 4% -baja en términos históricos. El promedio de los países ricos ahora es del 0.3%.

Aunque algunos bancos centrales de Europa están experimentando con tasas negativas, ninguno se ha atrevido a ir muy lejos en este territorio negativo. En otras palabras, una tasa de 0% (0 puntos en nuestro ranking) deja a los bancos centrales con poco o ningún espacio de maniobra en la política monetaria. Sin embargo, probablemente se mantendrá cerca de ese nivel durante algún tiempo por venir. Los precios de futuros sugieren que la tasa principal de la Fed será de alrededor de 2% a principios de 2018. Los operadores de bolsa esperan que la del Banco de Inglaterra sea alrededor de 1.5%, y las de Europa y Japón permanecerán atrapados cerca de cero.

Los bancos centrales no estarán solos en la lucha contra la próxima recesión. Los gobiernos tratarán de ayudar al aumentar el gasto en cosas como las prestaciones por desempleo y de infraestructura, como lo hicieron durante la crisis financiera. Pero los países no pueden simplemente pedir prestado tanto como les gustaría. Irlanda fue rechazada por los acreedores privados cuando el rescate de sus bancos en quiebra empujó su déficit de más del 32% del PIB en 2010, lo que la llevó a buscar un rescate de la Unión Europea. Irlanda exceptuado, ningún otro país rico tuvo un déficit de más de 16% del PIB en cualquier momento de la crisis.

En nuestro ranking de espacio de maniobra, por lo tanto, damos a los países una puntuación de 100 si operan con un superávit presupuestario del 5% o más, y 0 para los déficit de 15% o mayor. La mayoría ha visto una gran mejora con respecto a esta medida desde los días más oscuros de la crisis, gracias tanto al retorno del crecimiento y la austeridad. El déficit presupuestario medio de este año prevé una caída de 2% del PIB, frente a casi el 6% en 2010. Antes de la crisis, los países de nuestro análisis, en promedio, se jactaban de un pequeño superávit presupuestario.

La montaña de deuda pública acumulada desde 2007 agrega una restricción adicional. La deuda como proporción del PIB es, en promedio, 50% más alta de lo que era antes de la crisis. En un nuevo reporte los economistas del FMI proporcionan estimaciones frescas del "espacio fiscal" a disposición de los gobiernos, teniendo en cuenta su comportamiento en el pasado. Asignamos una puntuación de 100 a los países que, en opinión del FMI, podrían pedir prestado otro 250% del PIB o más y 0 a Grecia, Italia y Japón, que están tentando la fe de los mercados. Casi todos los países tienen mucho menos margen de maniobra que en 2007.

Penumbra, condenación y espacio

La combinación de las tres medidas se obtiene un panorama preocupante. Noruega, Corea del Sur y Australia están por encima: todos han mantenido sus tasas de interés claras de cero y tienen cargas muy bajos de deuda. En promedio, el espacio de maniobra de los ricos del mundo se ha reducido en alrededor de un tercio desde 2007. El margen de maniobra de los países en apuros, como Italia y España se ha reducido casi a la mitad (ver gráfico).

Estas estimaciones, aunque instructivas, no resolverán el caso de los países que se han quedado sin poder de fuego económico. Ejemplo Japón, el más constreñido de los países de nuestro ranking. El FMI pensó que Japón no tenía espacio fiscal en 2007, cuando su relación deuda-PIB se situó en el 183%, sin embargo, no ha dejado de endeudarse fuertemente desde entonces. Italia supuestamente se quedó sin espacio fiscal durante la crisis. Sin embargo, sus costos de endeudamiento, que aumentaron a niveles alarmantes en 2011, en realidad comenzaron a caer en 2012, después que los inversionistas se convencieron de que el Banco Central Europeo podría comprar deuda italiana si fuera necesario. Límites de deuda no parecen unirse cuando las economías tienen una fuerte posición financiera externa o cuando un banco central puede contar para comprar deuda en caso de apuro. La reticencia del BCE a prestar sus prensas de impresión a los gobiernos de la zona euro podría explicar por qué la carga de la deuda ha sido más onerosa dentro de la zona de moneda única.

Sin embargo, incluso el BCE está probando los límites del espacio fiscal. Después de que las tasas de política cayeron cerca de cero a principios de la crisis, los bancos centrales imprimieron dinero para comprar bonos en un esfuerzo de proporcionar un estímulo adicional, política conocida como flexibilización cuantitativa (QE). Pensaban que las tasas de interés a largo plazo más bajas y los más altos precios de los activos que resultan, impulsa la inversión. Con las tasas de política esperadas a que permanezcan bajas indefinidamente, la QE puede convertirse en una medida de primera instancia.

La capacidad de los bancos centrales para llevar a cabo la QE es teóricamente ilimitada: pueden comprar tantos bonos como emitan los gobiernos. Esa monetización directa de la deuda con el tiempo debería conducir a la fuerte subida de la inflación. Sin embargo, la experiencia de Japón, donde el banco central ahora es dueño de casi el 30% de la deuda pública, sugiere que los mercados tolerarán mucho más QE que lo que los economistas habían pensado. El espacio de maniobra parece expandirse con la disposición de los bancos centrales para imprimir dinero.

Fuente

http://www.economist.com/node/21654063

México

Durante las últimas tres décadas, la economía mexicana ha experimentado una desaceleración del crecimiento prolongada, por detrás de otros países de la OCDE, y perjudicando nivel de vida relativo de la población así como el debilitamiento de la confianza en las instituciones públicas. Ha habido, sin embargo, los cambios importantes que mejoran los ajustes macroeconómicos. Tras su entrada en el TLCAN, México ha domado la inflación, construyó un marco macroeconómico sólido y llegó a ser muy abierto a los mercados mundiales. Muchas empresas modernas emplean altamente calificada y bien educada los trabajadores, sobre todo en el sector aeroespacial, automóviles, alimentos y bebidas.

Sin embargo, gran parte de la economía sigue siendo caracterizada por una alta informalidad, el trabajo poco cualificado, la productividad débil y con tecnologías obsoletas.

En 2013, el gobierno de México se embarcó en un paquete de reformas estructurales inicialmente organizado en torno al "Pacto por México". Las reformas no eran nuevas, muchas habían sido buscadas previamente, ver Estudios Económicos de la OCDE e los informes anteriores.

Sin embargo en 2015 hay desilusión ya que ni el pacto ni las reformas han levantado a México de baja tasa de crecimiento y aumento de la pobreza. El reflejo de la devaluación de la moneda mexicana en más de 20% en el primer cuatrimestre del 2015 es reflejo de la falta de confianza en los mercados. En este sentido, el país está endeble ante una recesión económica que afecte a EE.UU. país del que depende México en más de un 80% de su comercio internacional y generación de divisas.

Junio 11 de 2015