Los ásperos camino de la democracia

Para evaluar los resultados recientes de la participación electoral del mexicano, debemos

de apuntar de donde venimos y en donde estamos en este momento ¿Cuáles han sido las

consecuencias de la democratización en la participación política ciudadana en México? ¿Cuál es el

estado actual del activismo político y la participación ciudadana? En la bibliografía imperan dos

corrientes de pensamiento. Por un lado, está la visión del deterioro, que sugiere, que en el siglo

XX, México han experimentado tendencias seculares continuas de distanciamiento de los

ciudadanos de los canales tradicionales de participación política. Entre los síntomas de este mal,

se incluyen: la caída en los niveles de participación en las elecciones, la intensificación de los

sentimientos antipartidistas y la decadencia de las organizaciones civiles. Se expresa preocupación

respecto a estas cuestiones en discursos públicos, columnas de opinión y estudios académicos.

Las voces se escuchan no solo en México, sino en muchas otras democracias, incluso en las más

añejas, hay ecos similares. La visión del deterioro democrático hace hincapié, que esta pauta es

particularmente evidente en las entidades federativas más prósperas, y pueden encontrarse

síntomas semejantes en las democracias en consolidación y en los países en desarrollo. Ya que

el contagio es general, las explicaciones se buscan en factores generales y no en las experiencias

particulares de cada sociedad. Hay quienes piensan en un panorama lúgubre por las tendencias

de los años recientes. Sugieren que el optimismo sobre la democracia mexicana, común hace

apenas una década, se ha desvanecido, para ser sustituido por señales de una paulatina

desilusión pública, impulsada, en buena parte, por el deterioro de la economía. Las evidencias que

muestran las encuestas de opinión pública son limitadas, en especial, en lo que toca al análisis de

las tendencias a largo plazo. La aplicación de encuestas aparece como método sistemático en

México hasta fines del siglo veinte. El uso de solo uno o dos indicadores, puede arrojar una

interpretación engañosa de los patrones generales. Un análisis integral debe derivarse de

indicadores multidimensionales de participación ciudadana e incorporar indicadores conductuales y

actitudinales. Este proceso puede establecer un contexto más amplio que permita la comparación

de los resultados de las actitudes de la gente hacia la democracia, en cada entidad federativa,

como lo hace la Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas de México