Ya es hora de que dejemos de unirnos para atacar al presidente,
ya es hora de que el proyecto de nación deje de ser quitar al que tiene el poder.
Porfirio Díaz, presidente de México hasta 1910.
Es extraño que el pensamiento de Iberoamérica sea muchas veces confundido. Según reciente libro que leo, gran parte se debe a los mitos que crearon las elites de criollos en el poder. Y todo parece que así lo desea creer la mayoría de los lectores y jóvenes de izquierda de la región.
La razón nace de cómo se crean los países de este continente. A diferencia de Estados Unidos y Canada, con una tendencia de libertad religiosa y de democracia hasta para elegir el barrendero, todos los países de Iberoamérica tienen una fuerte tendencia hacia el catolicismo, al totalitarismo y al racismo que también está relacionado con otros conceptos con los que a veces suele ser confundido, como el etnocentrismo, los sistemas de castas, el clasismo, el colonialismo, el machismo e incluso la homofobia y repudio a España!
Es paradójico puesto que constantemente reclaman a América del norte su racismo y empresas de España son principales inversores de estos países, particularmente por la banca y crédito privado. Y además de esta sociedad conocida como sefardí en tiempos del imperio romano, nacen todas las sociedades estado de la región.
Al acudir a la lectura de Zunzunegi, varios temas se destacan:
Sobre la llamada Conquista:
Hernán Cortés unificó a los pueblos americanos en contra de los mexicas, y de ese hecho tan incomprendido surgió México; un país que hubiera surgido sin todo el apoyo que decenas de pueblos y decenas de miles de soldados indígenas que repudiaban a los Aztecas por sanguinarios.
La conquista de los países de Iberoamérica por España es un mito; México, ni Peru ni Republica Dominicana existían para poder ser conquistados y de hecho la propia España tampoco existía aún en 1492 - 1521, pues la unificación total del reino se dio hasta 1556, cuando Felipe II fue el primer monarca coronado como rey de España, de una sola España.
Hernán Cortés, Cristóbal Colón y Pizarro financiaron de su peculio o de apoyos privados sus aventuras americanas sin que Carlos V, sacro emperador y rey de España, tuvieran siquiera noticias de su existencia. Un país que no existía- España - no pudo jamás conquistar a otro que tampoco constaba aún -México, Dominicana (Santo Domingo) y mucho menos el Perú.
En 1532, aconteció la fundación, mal llamada conquista del Perú, conducida por Francisco Pizarro con apoyo de los pueblos disidentes del imperio Inca. Otro mito de la conquista de un pueblo que no existe por otro que no existe.
En esos nuevos reino llamados la Nueva España el de México y el Reino del Perú, con el paso del tiempo, de los siglos, y derivado de la colonización hispana, siempre discriminadora; creció una sociedad dividida y donde los descendientes de los españoles, nacidos en suelo americano, eran segregados por sus propios parientes peninsulares; de ahí que tres siglos después de la llamada "conquista" que se dio gracias a los indígenas americanos, los llamados "criollos", comenzaran a luchar por la independencia.
Caso México
México reacomodó su historia para hacerla más perdedora, ya que desde Cuauhtémoc, pasando por Zapata y Villa, y hasta llegar a la Selección Nacional de futbol, veneramos al prócer caído, al que lucha con la frente en alto pero finalmente pierde. Cuauhtémoc (que era azteca, no mexicano), Hidalgo, Morelos, los míticos Niños Héroes, Pancho Villa, Emiliano Zapata, ninguno ganó sus batallas y todos son parte del panteón patrio.
En Nuestro odiado y anhelado Estados Unidos se toma por héroe a los padres de la Patria, a los que si derrotaron a los ingleses, no a los que lo intentaron; En nuestra conquistadora España tienen a los caballeros medievales que expulsaron a los moros, en Inglaterra a los grandes almirantes que expandieron el imperio, en Noruega a los grandes exploradores que vencieron los hielos polares y en Grecia a sus míticos y legendarios héroes clásicos, en México tenemos a los que perdieron las batallas.
No es que no haya en nuestra patria ganadores; pero el primero fue Hernán Cortés, otro más fue Iturbide y uno más, campeón de decenas de batallas contra los francés invasores fue Porfirio Díaz, todos en el infierno de nuestra historia oficial. El caído a los altares y el triunfante en el olvido.
La Revolución mexicana:
Poco cambia con la revolución, donde los ídolos del pueblo, Zapata y Villa, habrán ganado batallas, pero no ganaron la guerra, y no lo hicieron porque no tuvieron los arrestos, el tamaño, ya que ambos fueron los primeros en tomar la ciudad de México, someterla, entrar al Palacio Nacional y sentarse en la silla del poder, tan sólo para tomarse la foto y seguir su viaje como turistas. Madero ganó de forma efímera pero nunca gobernó en realidad; los héroes de la revolución se matan entre sí y ganan siempre con base en la traición.
En la famosa Revolución Mexicana todos nuestros “héroes” se mataron entre sí. Todos han pasado a la historia como buenos y tienen sus nombres con letras de oro en el Congreso; pero el héroe Carranza mató al héroe Zapata, el héroe Obregón mató a los héroes Villa y Carranza y el héroe Plutarco Elías Calles mató al héroe Obregón. Por cierto que el héroe Calles fue expulsado del país por el héroe Cárdenas.
Tanto matadero entre esos supuestos próceres a los que englobamos bajo el título de “revolucionarios” nos deja claro que, así como no hubo una misma independencia, en definitiva no hubo una misma revolución. Y así podemos resumir el eterno proyecto nacional desde 1821 y contando: quitar al que está.
Anclados al pasado:
Estamos anclados al pasado porque así nos han educado por generaciones, sin importar la edad del que escribe o del que lea esto, más allá de la generación, por encima de la década en que uno haya nacido, resulta que la palabra crisis es una constante; cualquiera con memoria (que en México son pocos) recordará que siempre se nos ha dicho que estamos en crisis. Es decir que el presente nunca es tan bueno como podría ser ni tan maravilloso como se prometió en el pasado inmediato; el futuro, por lo tanto, está siempre nebuloso.
Tiene que ser un pasado muy remoto! ya que los últimos doscientos años han sido de guerras y conflictos, y los tres siglos anteriores son ese oscuro periodo llamado colonial en el que nos sentimos invadidos por una potencia europea, y justo antes está la funesta conquista.
Trescientos años de virreinato son nada más y nada menos que el periodo de gestación de nuestro país, fundamental para que México naciera en el siglo XIX. Sin embargo muchos son los que se aferran a la necia idea de que somos un pueblo conquistado, y que ese evento nos marca de por vida. Esa idea del pueblo conquistado, evidentemente plantea al virreinato, o como prefieren llamarlo, periodo colonial, como la etapa oscura en que estuvimos sometidos y conquistados, el periodo en que nos saquearon, la etapa histórica causante de todas nuestras actuales desgracias.
El desprecio al “gachupín” como conquistador del siglo XVI, en muchos mexicanos se ha convertido en odio al “gringo”, como conquistador del siglo XX; esos mexicanos son anti españoles y anti “yanquis”. Lamentablemente un país y una identidad no puede, o mejor dicho no debe, basarse en ser “anti algo”, y tristemente es el caso de México.
El conquistado odia al conquistador, traducido en términos sociales y hasta marxistas, el explotado odia al explotador; lo cual, en la vida cotidiana nos lleva de nuevo a enaltecer nuestra pobreza como virtud, y providencia inequívoca del conquistado, y a que el pobre, que lo es por ser conquistado y no por su culpa, aborrezca al rico, que lo es por ser conquistador, es decir, por malvado, por déspota, por ruin y por tirano. Así todo se explica: todos los pobres son buenos, ya que son humildes (orgullosamente) conquistados; y todos los ricos son malos, ya que son perversos conquistadores.
Enaltecer el virreinato como el periodo donde surgió todo lo que somos hoy como cultura mestiza, es para muchos difícil de aceptar y hasta de tolerar. Sin embargo, sólo el estudio de ese periodo de gestación ayudará al mexicano a entender quién es, a comprender todos sus orígenes y no sólo el indígena, y en una de esas, a superar traumas que nos limitan como nación y pueblo.
El tema del Genoma mexicano como ejemplo del mito de la supremacía Mexica.
El llamado genoma mexicano, según se dice, es nuestra muy particular combinación genética que nos hace supuestamente distintos del resto del mundo. Ya esto resulta bastante dudoso y extremadamente poco científico, por el simple hecho de que todos los seres humanos compartimos el 99.9% del material genético, eso es de hecho lo que nos convierte en una sola especie, pero ni hablar, hay un genoma mexicano, distinto al del resto de la humanidad, y por supuesto es el mas fregón el non plus ultra.
Con más bombo y más platillo, y con una gran dosis de nacionalismo se nos dijo que el genoma mexicano es único. Pero de pronto hay que recordar los datos que no se dieron y reflexionar sobre ellos. El ser humano y, por ejemplo, las ratas, comparten un 96% de material genético, los chimpancé el 98.5%, o sea que la diferencia entre roedor, chango y hombre se encuentra en un rango de 0.5-4%. Lo más importante, todos los seres humanos compartimos el 99.9% del material genético o sea Juan te llamas y allí está tu hermano.
Así es que hay realidad tan solo un 0.1% en el que los mexicanos podemos ser únicos y diferentes.
El nacionalismo genético llegó al absurdo de decir que como el mexicano es distinto genéticamente, los medicamentos de Europa o Estados Unidos no nos funcionan igual.
Después de hablar de un “genoma mexicano único”, de inmediato se dijo también que, evidentemente, resulta que en México todos tenemos un geno-mapa distinto que varía según la región del país, ya que por obvias razones, históricas y geográficas, no todos somos iguales; porque, por ejemplo, un sonorense y un chiapaneco no son iguales, ¡gran sorpresa!
O sea que los mexicanos somos iguales (algo es lo que nos hace mexicanos), y somos distintos al resto del mundo; pero al mismo tiempo resulta que todos los mexicanos somos distintos entre nosotros…, con lo que en realidad el genoma mexicano. Si la suena a pamplinas, pues lo es!
Unos mexicanos son muy mestizos, otros muy indígenas y otros muy criollos. Otros más son importados, pero mexicanos por nacer aquí a causa del azar, o por obtener una carta de naturalización. ¿Qué pasará con ellos, se transforma su genotipo por arte de magia, o no son verdaderos mexicanos a pesar de vivir en México y tener su pasaporte mexicano?
Absurdo sería pretender que la mexicanidad puede estar en un gen.
Un racista mexicano muy famoso, José Vasconcelos, se aventó la puntada de decir que somos la raza cósmica, una especie de raza suprema, no derivado de la pureza racial, como argumentaba Hitler, sino precisamente por todo lo contrario, por la inmensa mezcla. Pero este racista, que por cierto fue, en efecto, seguidor del nazismo hitleriano, sólo cambiaba una raza suprema por otra; a él no le decimos racista porque dijo que la raza suprema en cuestión eran los mexicanos, la llamada raza de Bronce.
Lo que hoy se llama mexicano, lo que desde hace siglos es el mexicano, resulta ser precisamente la herencia de un mestizaje bastante plural que incluye al mundo entero. Gracias a la genética podemos decirle adiós al mito del azteca conquistado.
Y, es demostrado ya muy científicamente que somos 96% nuestra circunstancia, nuestro ámbito de desarrollo. Y no somos nuestro gen, el mexicano, iberoamericano, es así porque así fue cultivado y creado y solo unos cuantos se salen del contexto, los demás siguen tan cual y rampantes con su mexicana, dominicana, brasileña, peruana, chilena, argentina, etcétera, alegría, gringo fobia, muy machos, muy macanudos, y demás linduras de los mitos iberoamericanos.
Las encuestas de valores en esta región muestran un alto contenido de desconfianza e intolerancia entre la gente. Completamente opuesto a los países más desarrollados del norte de Europa. Esta situación particularmente es debida a la poca lectura y pereza de búsqueda de mas información y contraste de la misma. Parece que las sociedades de Iberoamérica tienden a dar por sentado los dichos y diretes que dicen los libros, los medios, sin contrastar con los que opinan en contrario. CNN ha tratado orientar al publico a contrastar las diferentes opiniones en le información. Por razones naturales de su propio paradigma, las sociedades iberas tiende a ser de izquierda, nada extraño en una región en donde la explotación del pobre y la falta de oportunidades es el pan de cada dia y la oportunidad de generación de mesías tropicales que como hemos visto han pululado en la historia y siguen naciendo como hongos de la podredumbre social que los alimenta.
La paradoja en nuestro tiempo recientemente el presidente de Uruguay la tipifico brillantemente:
"Ustedes saben mejor que nadie que en el conocimiento y la cultura no sólo hay esfuerzo sino también placer. Dicen que la gente que trota por la rambla, llega un punto en el que entra en una especie de éxtasis donde ya no existe el cansancio y sólo le queda el placer. Creo que con el conocimiento y la cultura pasa lo mismo. Llega un punto donde estudiar, o investigar, o aprender, ya no es un esfuerzo y es puro disfrute. ¡Qué bueno sería que estos manjares estuvieran a disposición de mucha gente! Qué bueno sería, si en la canasta de la calidad de la vida que el Uruguay (e Iberoamérica) puede ofrecer a su gente, hubiera una buena cantidad de consumos intelectuales."
Sol de la Molina, Peru, 2/8/2013