Napoleon y la libertad

Pocos sabemos que el Municipio libre, la democracia en México y en América, la separación de la Iglesia y el Estado que finalmente consumara el presidente Benito Juarez, y la Independencia de los países iberoamericanos de España es debido particular y principalmente al gobierno de Napoleón de 14 años en toda Europa y América Latina, ya que gobernó sobre ambos continentes de 1804 a 1815.

La aventura de Napoleón terminó un 15 de julio del año 1815, cuando ya absolutamente derrotado, es encarcelado por los ingleses para enviarlo a la que sería su prisión definitiva, la pequeña Isla de Santa Helena, entre África y Sudamérica. Ahí se dedicó a escribir, estudiar matemáticas, contemplar el mar y languidecer lentamente hasta 1821.

Para este logro el Imperio Inglés se alió con el Austro Húngaro caso inusitado por el antagonismo propio (Católico y Anglicano), que bien estudia Henry Kissinger en su tesis doctoral "Un Mundo Restaurado: Política de Conservadurismo en tiempos de Revolución" 1964. Grosset, Canada

Pero más allá de sus sueños de grandeza y de haber sido el amo de Europa entre 1800 y 1814, es importante entender toda la importancia y herencia histórica que Bonaparte dejó al mundo. Se dice de él que era un genio en las batallas, un gran estratega y que le arrebató la corona al Papa para ponerse él mismo la corona de emperador. Esto es lo que todos conocen. ¿Pero eso es importante?

Napoleón Bonaparte cambió para siempre la historia de gran parte del mundo. Ante el caos en que se sumergió Francia después de su accidentada revolución, fue Napoleón el único que desde 1795 logró hacer que el orden volviera, para 1799 era líder indiscutible de su país. Para 1803 era emperador, no de Francia sino del mundo, y para 1808 dominaba el continente…, y comenzó su caída.

El efecto de Napoleon en la libertad de los pueblos es tan grande que ayudó a consolidar la Independencia de Estados Unidos, al debilitar al Imperio Británico, y la Independencia de Mexico al debilitar a España.

Pero lo importante es que Napoleón nunca dejó de ser un liberal de la Revolución Francesa, y en su aventura europea llevó estas ideas liberales por todo el viejo mundo; fue el hombre que terminó de destruir el antiguo régimen de monarquías absolutas, quien consolidó el laicismo como idea de gobierno, quien terminó con la Inquisición ahí donde aún existiera, quien garantizó a los judíos de Europa su igualdad ante la ley, el gran promotor del desarrollo de varios países y el impulsor de códigos legales modernos en materia civil, penal y laboral.

Mucho se dice que Napoleón traicionó las ideas republicanas el proclamarse emperador, pero poco se comenta que hizo tal cosa en gran medida para evitar la restauración de la monarquía. Y si, para muchos no hay mucha diferencia entre monarquía e imperio; sin embargo Napoleón impidió que el absolutismo de los Borbón volviera a Francia y él estableció un imperio de ideas liberales y formas republicanas.

Es cierto, él era inamovible, pero en las diversas provincias se elegía por voto democrático a los autoridades, además impuso la división de poderes, tuvo un Congreso, una Suprema Corte, juzgados, libertad de expresión y de credo, y estableció el descanso obligatorio de las actividades laborales. A donde llegaba Napoleón llegaban las ideas ilustradas, burguesas y modernistas de los ideólogos de la Revolución Francesa.

Pero además su famosa coronación fue un símbolo; no es cierto que le quitara la corona al Papa, fue una sesión de poder: Dios abdicando su soberanía en el hombre. Napoleón destruyó el Sacro Imperio germánico, que llevaba mil años existiendo y cuyos orígenes se remontan a Carlomagno, el primer emperador que fue coronado por un Papa en el año 817, simbolizando que el poder lo otorgaba Dios.

Pues Napoleón se hizo coronar en una catedral, con la presencia del Papa, del pueblo y de los diputados franceses. El Papa tenía la corona imperial, misma que entregó al presidente de los diputados franceses, el representante del pueblo, quien a su vez se la entregó a Napoleón. Él mismo se la puso en la cabeza para después coronar a su esposa.

Lo que importa es el simbolismo, el Papa con la corona representaba la tradición milenaria de una soberanía que residía en Dios. Así, el Papa, en nombre de Dios, abdica al poder temporal, cede la soberanía al pueblo, en la persona del presidente de los diputados, quien en nombre del pueblo, nuevo depositario de la soberanía, se la entrega a Napoleón, quien no obtiene el poder de Dios, sino de sus propios méritos y del pueblo. Por este motivo la Iglesia relaciona a Napoleón con el demonio.

La soberanía popular, ese es el gran legado de Napoleón al mundo. Y para muchos estudiosos modernos, no se equivocó, en el camino de libertad y democracia es como los pueblos prosperan, no sólo las elites, como aun gusta de pensarse en el seno del conservadurismo.

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