En Irak, Obama retiró las tropas en 2011. En Siria no actuó para detener el asesinato generalizado de Assad, incluso después de que habia usado gas venenoso. Pero cuando los jihadistas de IS surgen del caos, han declarado un califato en franjas de Irak y Siria y comenzaron a cortar las cabezas de los occidentales prisioneros, el señor Obama se vio obligado a retroceder, inconexo. En Afganistán Obama está cometiendo el mismo error de retirada prematura. En las operaciones de combate de la OTAN desplegadas en una misión para "capacitar, asesorar y ayudar", el señor Obama prometió que los últimos soldados estadounidenses que abandonarán Afganistán a finales de 2016. La fecha no tenía relación con las condiciones en el Afganistán, pero si tenía que ver con la salida de Obama de la Casa Blanca.
¿Qué puede hacer Obama?
En Afganistán, en lugar de tirar de los restantes 9,800 soldados estadounidenses, deben reforzarlos y dejar bien en claro que él no tiene fecha para su retirada. Las reglas de combate debe ampliarse para que las fuerzas de la OTAN respalden a las de Afganistán. Los aviones de ataque deben apoyarlos cuando lo necesiten, no sólo en casos extremos. Tiene que unir a los jefes en Kabul, donde la "unidad" de gobierno forjada el año pasado entre el Presidente Sr. Ghani y su rival, Abdullah Abdullah, es lo suficientemente disfuncional por falta un ministro de defensa. Esta fue la "guerra buena" de Obama: hoy tiene el riesgo de perderla.
En Siria la difuminación de Obama significa que sus opciones continuamente son más y más arriesgadas. Putin descaradamente defiende a un tirano y profundiza la división sunita -chiíta de la región. Estados Unidos debe mantener la línea de que. Assad no debe permanecer en el poder y establecer una visión de lo que debería seguir. Necesita hacer más para proteger la población mayoritaria suní: crear paraísos protegidos; imponer zonas de prohibición de vuelos para detener el almacén de las bombas rusas de Assad; y promover una fuerza moderado suní. Esto puede significar bajar a los aviones rusos.
Como buen judoka, Putin sabe el arte de explotar la debilidad del oponente: cuando Estados Unidos da pasos atrás, el empuja hacia adelante. Sin embargo, ser un oportunista no le capacita para arreglar Siria. Y Putin, mientras más intente salvar al Sr. Assad, más daño le causará a Siria y a la región, y mayor es el riesgo de que este momento de temperamento se le haga pedazos. Dada la fuerza de Estados Unidos, hay mucho que se puede hacer para contener la propagación del desorden, si Obama tuviera un poco del gusto por la audacia de Putin.
Foto http://cdn.static-economist.com/sites/default/files/imagecache/full-width/images/print-edition/20151003_LDP002_0.jpg
///
In Iraq Mr Obama withdrew troops in 2011. In Syria he did not act to stop Mr Assad from wholesale killing, even after he used poison gas. But when IS jihadists emerged from the chaos, declared a caliphate in swathes of Iraq and Syria, and began to cut off the heads of their Western prisoners, Mr Obama felt obliged to step back in—desultorily. In Afghanistan Mr Obama is making the same mistake of premature withdrawal. As NATO’s combat operations wound down into a mission to “train, advise and assist”, Mr Obama promised that the last American troops would leave Afghanistan by the end of 2016. The date had no bearing on conditions in Afghanistan but everything to do with when Mr Obama leaves the White House.
What can Mr Obama do? In Afghanistan, rather than pull out the 9,800 remaining American troops, he should reinforce them and make clear that he puts no date on their withdrawal. The rules of engagement must expand so that NATO forces can back Afghan ones. Attack aircraft should support them as needed, not just in extremis. He needs to knock heads together in Kabul, where the “unity” government forged last year between President Ashraf Ghani and his rival, Abdullah Abdullah, is dysfunctional enough to lack a defence minister. This was Mr Obama’s “good war”: he risks losing it.
In Syria Mr Obama’s dithering means his options continually grow harder and riskier. Mr Putin is unabashedly defending a tyrant and deepening the region’s Sunni-Shia divide. America must hold the line that Mr Assad will not remain in power, and set out a vision for what should follow. It needs to do more to protect the mainly Sunni population: create protected havens; impose no-fly zones to stop Mr Assad’s barrel-bombs; and promote a moderate Sunni force. That may well mean staring down Russian jets.
As a judoka, Mr Putin knows the art of exploiting an opponent’s weakness: when America steps back, he pushes forward. Yet being an opportunist does not equip him to fix Syria. And the more he tries to save Mr Assad the more damage he will cause in Syria and the region—and the greater the risk that his moment of bravado will turn to hubris. Given the enduring strength of America, there is much that it can still do to contain the spreading disorder—if only Mr Obama had a bit more of Mr Putin’s taste for daring.
http://www.economist.com/news/leaders/21669950-danger-russias-intervention-syria-and-americas-timidity-afghanistan-putin-dares?spc=scode&spv=xm&ah=9d7f7ab945510a56fa6d37c30b6f1709