AMLO 2018

Hay un mundo antes y otro después de la crisis económica de 2008, de alcance mundial. A partir de entonces el crecimiento del intercambio comercial global esta a la baja y pocos paises crecen y el ingreso de la clase media y la desigualdad social se han incrementado.

Este hecho, que se siente en el bolsillo del consumidor, es lo que se anticipó a ver y llevó a ganar a Donald J Trump, a Ollanta Humala, y a otros pronto quizá.

El humor político es agrio. La rebelión populista, alimentada por años de lento crecimiento crece. La globalización ya no esta de moda.

Esta semana todos los ojos estaban en las elecciones holandesas con Geert Wilders, un ideólogo islamofóbico holandés, uno de los muchos descontentos europeos.

Y en 2018 estarán puestos los ojos en México donde se perfila hoy como ganador un líder ideológico xenófobo y medio mesías tropical que refleja un sentimiento anti norteamericano, y repudio al sistema corrupto político de lo que él llama "la mafia en el poder", el status quo.

Esta disonancia es peligrosa. Si los políticos populistas ganan crédito por una economía más floreciente, sus políticas ganarán credibilidad, con efectos potencialmente devastadores.

Las economías crecen y bajan por razones mismas del desarrollo, y por las libertades de la administración pública, cuando un pais es mas libre mas se desarrolla, cuanto mas tiene controles del estado mas se empantana. Mientras más radical es, se estanca. Las empresas del estado son los principales lastres al desarrollo, crean monopolios nefastos a la libertad económica.

El crecimiento del comercio global y la libertad de fronteras son condiciones sine qua non para el desarrollo y la libertad, enfocarse intrínsecamente en sí mismo -en individuos y en estados- es causa de fracaso...y este se debe evitar.

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