El Futuro de China

"Ustedes saben que los Estados Unidos tienen que liderar con confianza, fuerza y ​​sabiduría",

Barack Obama 8/26/2014

El Futuro de China

Traducción de EG Marin

EL PROLONGADO DECLIVE

Emperador Chino y lider Mao. Imagen The Economist. http://cdn.static-economist.com/sites/default/files/20140823_esp005.jpg

CUANDO China fue unificada en 221 AC, Roma estaba luchando contra Cartago por el dominio de la región del Mediterráneo occidental. Roma siguió subiendo y, como es sabido, cayó. China se derrumbó también muchas veces, pero el modelo se había fijado a que siempre debía de reunificarse. Al final de la dinastía Han en 220 DC sus gobernantes habían institucionalizado las enseñanzas de Confucio, que hacía hincapié en el valor de la jerarquía social y la moral personal, como la base para el gobierno. En la dinastía Tang en el siglo 7, aproximadamente en el momento que Mahoma regresó a La Meca- China era uno de las más ricas y más ilustres civilizaciones del mundo. Su poder económico y militar minimizaba al de los pueblos vecinos. Sus riquezas culturales y el orden moral de Confucio hacía que la pre-eminencia pareciera natural para todos los interesados. China era el modelo a imitar. Kioto en Japón está diseñada como Chang'an del siglo 8 (la actual Xi'an). Los coreanos y vietnamitas adoptaron la escritura china. Las enseñanzas Confucianas se convirtieron y sigue siendo el fundamento filosófico de muchas culturas asiáticas. Al igual que era lo correcto que el emperador ocupara el vértice de la jerarquía China, así fue conveniente para China estar por encima del mundo.

A mediados del siglo 18 el emperador había atraído al Tíbet y Turquestán al imperio, por medio de intensas campañas militares y la eliminación genocida de los Dzungars, llevándolo a su mayor magnitud histórica. Aunque la vida de los campesinos era triste, la vida imperial era magnífica. Pero a pesar de toda la riqueza y a pesar de, o tal vez, a causa de su despido imperioso, Macartney consideró que el estado no era tan sempiterno como su gobernante. Era, escribió, "el loco, primer hombre de guerra", capaz de asombrar su vecinos, "simplemente por su apariencia y corpulencia". El sintió algo de la fragilidad china y los problemas por venir. "Ella puede ir en algún momento a la deriva y, a continuación, hacerse pedazos en la orilla".

Las razones estructurales del declive posterior de China y la caída del imperio han sido objeto de grandes debates.

China no se industrializó en la manera en que lo hizo Occidente. Europa había aprendido de la pólvora china en la Edad Media, pero en el siglo 19 los europeos eran mucho mejores en su uso para obtener resultados. En la década de 1830, los británicos intentaron abrir el mercado de China al opio - algo que la gente podría desear y pedir, sea cual fueran sus anteriores inclinaciones. Los chinos intentaron detener el comercio; los británico forzaron una guerra y la ganaron. En el posterior tratado de Nanjing, concluido en 1842, Gran Bretaña arrebató Hong Kong y obligó a China a abrir sus puertas. China cayó en una espiral de negación, derrota y semi-colonización. Tal vez lo más humillante, en la década de 1890, de la debilitada China, es que fue derrotada en batalla por los japoneses - un pueblo cuya cultura había sido fundada sobre la civilización china, pero que a partir de ese entonces estaba transformado por la tecnología occidental que adoptó con entusiasmo y ambición. La centralidad de China en Asia había sido usurpada por Japón.

Imagen The Economist

Gran parte de lo que ha tenido lugar desde la revolución republicana de 1911, el aumento y la victoria del maoísmo en 1949 y ahora "El socialismo con características chinas", ha sido la reacción a la pérdida de la riqueza, el poder y el estado, y el deseo de recuperar el respeto a los líderes de China y las personas que sienten que es del deber de su país.

Los reformistas y los revolucionarios de finales del siglo 19 llegaron a creer que la cultura tradicional china era parte del problema. En un intento de no ser repartidos por las potencias coloniales, comenzaron a abandonar gran parte del patrimonio cultural chino para salvarse a sí mismos como nación; y muchos consideraban que tenían que destruirse a sí mismos como cultura. En 1905, el sistema de examen Confuciano que había sido el centro de formación del gobierno durante dos milenios, fue abandonado. El último emperador y de todo el sistema imperial fueron derrocados en 1911. Sin las instituciones modernas que la respaldaran, la nueva república pronto se derrumbó en el caos.

Una vez que Mao reunificara China en 1949, los comunistas intensificaron aún más el ataque contra la cultura China. Las instituciones de China, y la mentalidad creada y consagrada, fue sustituida por las ideas al mayoreo de otros lugares. Este era el equivalente de tirar cualquier vestigio del derecho romano, de la filosofía griega o de las creencias cristianas por los europeos. Bajo Mao, Confucio se convirtió en el enemigo. Y, sin embargo, la impresión de China como una gran civilización persistió y persiste hasta el día de hoy - dejando al país con una profunda crisis de identidad que todavía está luchando por resolverse.

A lo largo del camino, China, desprovista de la visión imperial del mundo como una fuente de tributo, abrazó la que en Europa se había introducido por la Paz de Westfalia: una paz esencialmente equivalente de estados soberanos que se distinguen entre sí por la cantidad de riqueza y de poder que disponen, no por la jerarquía de calidad. China ahora tiene que verse a sí misma como un estado entre otros. Sin embargo, al mismo tiempo, en las palabras de Lucian Pye, un académico estadounidense, "es una civilización fingiendo ser un estado". Su historia, su tamaño y la sensación de poder traído por el notable crecimiento de los dos últimos decenios, la empuja a querer hacer algo más, y tomar de nuevo el lugar que le robaron los extranjeros. El pueblo de China y sus líderes sienten que el tiempo de la nación ha llegado nuevamente.

EXPANSIÓN DE VÍNCULOS

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AUN y toda esta ambición, China no está lanzada sobre la dominación global. Tiene muy poco interés en politicastros fuera de Asia, excepto en la medida en que le proporcionen materia prima y mercados. Hablar del "neocolonialismo" de China en África, por ejemplo, es muy exagerado. Las existencias de acciones del país en inversiones directas, son muy por debajo de Gran Bretaña y Francia y sólo alcanzan a una tercera parte de las de los Estados Unidos. Aunque la influencia China sin duda es creciente, su participación no es imperial sino transnacional, dice Deborah Brautigam, de la Universidad Johns Hopkins. Cuando una empresa japonesa adquirió el Centro Rockefeller en la década de 1980, "Los estadounidenses pensaban que estaban comprando Manhattan", dice Brautigam. "Lo mismo sucede en el caso de China en África. Todo es cuestión de percepción". En un libro de próxima publicación, que investiga 20 informes de los medios sobre las adquisiciones de tierra por las empresas chinas en África, en que se afirma son un total de 5.5 millones de hectáreas, ella encontró que la cifra real es de sólo 63,400 hectáreas.

Los capataces chinos han abusado de los trabajadores africanos, las empresas chinas han operado las minas ilegalmente y fastidiosamente subcotizaron a los comerciantes locales con productos chinos baratos. Pero estos son problemas de malos negocio, no de estrategia. A diferencia de las potencias coloniales de Europa de antaño, China no tiene la visión estratégica de quitar a todos los demás un poco pedazo de continente, ni ninguna "misión civilizadora" hipócrita. Cuando percibe que puede tener un problema con su imagen, responde pragmáticamente con: la construcción de hospitales, el pago de los programas de prevención de la malaria, la instalación de ferrocarriles. En África y América Latina se centra más en tomar participaciones en empresas locales, no sólo en la compra de tierras y recursos (a). También está haciendo incursiones en el uso de "soft power" a través de una serie de Institutos Confucianos en todo el mundo que tratan, con frecuencia de manera torpe, de demostrar que China y su cultura son benignas.

China no es "una cultura misionera ni una superpotencia de valores", dice Kerry Brown, de la Universidad de Sydney. "No trata de convencer a otras personas sobre China". La retórica de la política exterior de Estados Unidos - y a veces también su contenido - está conformada por las reclamaciones de ser el campeón de la democracia y la libertad. El Partido Comunista está menos comprometido a los valores universales. A menudo se basa en las alianzas de valores compartidos; si no las tiene, los amigos son más difíciles de encontrar. Maravillar puede ser una alternativa respetable a la amistad, y China ha comenzado a maravillar el mundo, pero también a preocuparlo.

Grafica de lideres de pobreza

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El confucianismo centrado en clanes y el miedo engendrado por el comunismo han convencido a los chinos a enfocarse en su propio negocio: barrer la nieve de la parte delantera de su propia casa, dice el refrán, no preocuparse por la escarcha en el techo del vecino. Si adopta actitudes similares del mundo en general, puede ser debido a que China se enfrenta a los problemas de escala mundial dentro de sus propias fronteras: tiene más población pobre que cualquier otro país exceptuando la India. Cuando 160 millones de sus propios ciudadanos viven con menos de 1.25 dólares al día, y muchas personas están empezando a quejarse más abiertamente acerca los problemas internos de la nación, las necesidades de desarrollo de los africanos pueden parecer menos acuciantes.

Presencia de gigantes en emisión de CO2 y consumo de energía

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En consecuencia, existe una tensión en política exterior china. El país quiere tener tan poca participación en el exterior como pueda y salirse con la suya, excepto en los compromisos que mejoran su imagen como una gran potencia. Va a actuar en el exterior cuando sus propios intereses están en juego, pero no por el bien mayor o general. Su armada ha comenzado a tomar parte en operaciones antipiratería del Cuerno de África y en las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz en África. En el año 2011, envió un buque para coordinar la evacuación de 36,000 trabajadores chinos de Libia. Más este tipo de acciones pueden seguir con sus empresas más profundamente involucrados en el mundo, pero sólo si se consideran como de bajo costo o absolutamente necesarias. La aguda conciencia de sus deficiencias internas actúa como una restricción, al igual que el daño que ve China hecho por la militarización de la política exterior de Estados Unidos en los últimos años.

Fuente The Economist

En una amplia gama de campos, a lo que China está en contra es mucho más claro que a lo que está a favor. Vetó las intervenciones de la potencias occidentales en Siria y la región de Darfur y no ha adoptado una posición sobre la anexión Rusa de Crimea (a pesar de tener una opinión tan negativa de cualquier tipo de centrifugalismo en casa). En la Cumbre del clima 2009 de Copenhague, China hizo que no hubiera acuerdo ni que incluso sugiriera que haría más lento su crecimiento industrial. Allí y en otros lugares se muestra dispuesta a bloquear, pero no lista para construir. Como un ex alto funcionario de la administración Bush dice sobre la participación China en el G-20, "Le encanta mostrarse, pero todavía estamos esperando su primera idea".

El ex funcionario sostiene que el mundo necesita más participación e iniciativa china, no menos. A los dirigentes chinos no les gusta el actual sistema de alianzas, dice, pero no ofrecen alternativas al sistema de seguridad colectiva. Hablan acerca de compartir hidrocarburos y recursos de la pesca en el Sur y el Este Mar de China, pero no han ofrecido propuestas concretas. Condenan la interferencia Occidental en los asuntos internos de los países en desarrollo, pero exacerban la corrupción y la mala gestión en los países donde tienen un interés propio cada vez mayor.

La ausencia de un programa articulado no detiene que China tenga ganas de más. A pesar de ser uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU - una posición lograda como una de las potencias vencedoras en la segunda guerra mundial - está frustrada por lo que ve como su falta de influencia en las organizaciones internacionales y está liderando a otras grandes naciones en desarrollo a presionar por un mejor trato.

Los países BRIC - Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica - con el 42% de la población mundial y el 28% de la economía mundial (a la paridad del poder adquisitivo (PPA)), sólo tienen el 11% de los votos en el Fondo Monetario Internacional. En el mes de julio, China llevó a la creación de la sede en Shangai del Nuevo Banco de Desarrollo, de los cuales todos los países BRIC son miembros y el cual parece a una incipiente alternativa al Banco Mundial, lo que llevó a hablar de un " Bretton Woods Chino". China también ha creado un Banco de Inversión de Infraestructura de Asia que podría competir con el Banco Asiático de Desarrollo.

LEVIATÁN Y SUS GANCHOS

Imagen The Economist

EN Asia, es la actividad china, no la inactividad china, lo que tiene a la gente preocupada, y su temor es comprensible. Tal vez lo más provocativo es la devoción China a la "línea de nueve rayas", un mal definido rayado de pluma sobre el Mar del Sur de China. Dentro de este perímetro, China reclama todas las tierras y, al parecer, toda el agua y los fondos marinos; por el contrario, las normas de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS), verían esto más bien sujeto a las demandas de otros países. Hablando en el mes de junio en el Diálogo Shangri-La, uno anual de seguridad regional celebrado en Singapur, Wang Guanzhong, un general chino, dejó en claro que a pesar de que China respeta la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, la convención no puede aplicarse con carácter retroactivo: la línea de nueve rayas fue instituida en el 1940 y las islas del Mar del Sur de China han sido chinas desde hace 2,000 años.

La línea de nueve rayas. Imagen The Economist, http://cdn.static-economist.com/sites/default/files/cf_images/images-magazine/2014/08/23/ES/20140823_ESM555.gif

Otros en China han sido más contundentes. Wu Shicun, jefe del Instituto Nacional de Estudios Mar del Sur de China, sobre la base de la isla meridional china de Hainan, señaló recientemente que en la convención se desarrolló bajo orientación occidental y que, de cara al largo plazo, "tenemos que reconstruir a través de diversos métodos de cooperación regional más razonables, más justos y equitativos un orden marítimo internacional que sea guiado por nosotros". No es de extrañar que esto ha causado preocupación en Washington. " ¿Qué parte del templo de hecho quiere derribar? ", pregunta Douglas Paal, un ex funcionario norteamericano ahora en la Fundación Carnegie para la Paz Internacional.

Probablemente no mucho, por ahora. Pero "el Gobierno de China entiende que ser gran potencia es complicado, e involucra pisotear una pocas flores", dice Lyle Goldstein de la Escuela Naval de Guerra de América. "Es un precio que los chinos están dispuestos a pagar". Reglas como las que se refieren a que la línea de nueve rayas debe ser respetada podría ser aceptable para los pequeños alevines. Pero a medida que el entonces ministro de relaciones exteriores de China , Yang Jiechi, vocalmente señaló en una reunión de las potencias regionales en Hanoi en 2010, "China es un gran país y los otros países son países pequeños y eso es un hecho".

Militarmente, en efecto, este es el caso. Las fuerzas armadas de China, si no tecnológicamente de primera calidad, son sin duda grande e impresionante, no por ello menos importante ya que incluyen misiles nucleares. Pero algunos de los pequeños países de Yang, tienen una gran amigo. Con las tropas y bases en Japón y Corea del Sur, Estados Unidos ha sido la potencia dominante en el Pacífico occidental durante 70 años. Su presencia en el mercado regional no ha disminuido mucho desde que ganó la guerra fría hace un cuarto de siglo. En un viaje a Asia en el año 2011 Barack Obama, anunció un "giro" de la política de su país fuera de la región del Oriente Medio y de Asia.

Soldados y fortuna, Imagen The Economist http://cdn.static-economist.com/sites/default/files/cf_images/images-magazine/2014/08/23/ES/20140823_ESC426.png

Los líderes de China se han convencido de que Estados Unidos está decidido a evitar que su país aumente su influencia estratégica y militar en Asia, que está intentando contener a China asi como antes trató de contener y eventualmente aplastar a la Unión Soviética. La ironía es que China es el único país que realmente cree que el giro está sucediendo. Las naciones del Asia sudoriental expresan una cantidad justa de escepticismo ante la idea de que la atención ha estado recientemente en la región, y sus opositores en los Estados Unidos afirman que Obama ha hecho muy poco en el seguimiento de lo que dijo en el año 2011.

Dicho esto, el reciente diálogo Shangri-La no hizo nada para disipar los temores de China. El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, ofreció ayudar a los vecinos de China con equipo militar, y ha venido impulsando, dentro de las limitaciones de la pacifista constitución de la posguerra, una política de defensa más sólida en la región. En su primer año en el cargo el Sr. Abe visitó cada uno de los miembros de la Asociación de Naciones del Asia Sudoriental. El secretario de defensa de EE.UU., Chuck Hagel, hizo suyas las ideas de Abe en Shangri-La , acusando a China de "desestabilizar las acciones unilaterales".

China ha sido asertiva en el Mar del Sur de China durante décadas. Alastair Iain Johnston de la Universidad de Harvard afirma que los recientes cambios no siempre han estado en el grado de la asertividad, sino en el nivel de interés en los medios occidentales, y las narrativas que crean. Otros, sin embargo, ven un claro endurecimiento de la posición desde que el Sr. Xi llegó al poder. Los últimos movimientos para dominar el mar dentro de la "primera cadena de islas" que se extiende desde Okinawa a través de Taiwán a la Spratlys (ver mapa) han alienado a casi todos los países vecinos. "Sería difícil construir una política exterior mejor diseñada para socavar la intereses a largo plazo", afirma Brad Glosserman del Foro del Pacífico Meridional el CSIS, un think-tank.

Potencia mundial, The Economist http://cdn.static-economist.com/sites/default/files/cf_images/images-magazine/2014/08/23/ES/20140823_ESC425.png

Los movimientos son sin duda motivados en parte por el deseo de controlar los recursos de los fondos marinos. No obstante, China no ve esto como su expansionismo territorial. Los líderes chinos creen su propia retórica acerca de las islas de la Zona Oriental y el Mar del Sur de China, de que ha sido siempre parte de su territorio, de un territorio que desde la muerte de Mao, han optado por definir casi como el máximo grado del imperio bajo la Dinastía Qing, en lugar del tamaño anterior más modesto. Y si están haciendo este interés de expresión territorial agresivamente, se están comportando- a sus ojos al menos - mejor y no peor que la única potencia que consideran de su categoría. El chino nota que América, inmaculado protector de ese templo de la orden internacional global, disfruta de un gran poder de prerrogativas y exenciones, lo que busca para su propia nación. La animadversión hacia las limitaciones de los tratados internacionales, más que de China es de Estados Unidos, que no ha ratificado la UNCLOS. Y con un puñado de aliados, atropella al sistema jurídico internacional al invadir Irak.

China también podría observar paralelismos entre sus ambiciones y las de los Estados Unidos en días pasados. Aunque Estados Unidos esperó hasta principios del siglo 20 a llevar a cabo una función global, definió un ambicioso papel regional cien años antes - cuando era ya el país más rico del mundo. En 1823 el Congreso y James Monroe establecieron como política la negativa a aceptar cualquier injerencia en el hemisferio occidental de las naciones europeas; todas las incursiones serían tratadas como actos de agresión. Conceptualmente, lo que China quiere en Asia oriental parece ser similar a una doctrina Monroe: una disminución de la influencia de los poderes externos que le permita una serena dominación regional. La diferencia es que la América del siglo 19 no tenía ninguna posibilidad de impugnar los Estados Unidos, y la mayoría de las naciones americanas estaban bastante contentas con la idea de mantener fuera a las grandes potencias europeas - como España y Francia - de la zona. Por lo menos en sus primeros años los americanos todos, fueron los beneficiarios de la doctrina, no sus súbditos.

China no es totalmente inflexible. A lo largo de sus fronteras terrestres ha permitido que algunas de las diferencias desaparezcan y les ofrece un poco de toma y daca. Pero esto es en parte porque los países del Sur y del Este del Mar de China son vistos como más importantes desde el punto de vista estratégico. Una parte clave de esta importancia estratégica es la posibilidad de que, finalmente, la cuestión de la soberanía de Taiwán se venga de cabeza; en efecto está protegiendo sus flancos en caso de un futuro enfrentamiento con Estados Unidos sobre el asunto. La inestabilidad de la situación en Corea del Norte también podría crear un punto de inflamación entre los dos estados.

Cuando Xi dijo en su reunión en California en 2013 con Obama, que "el vasto Océano Pacífico tiene espacio suficiente para dos grandes países como Estados Unidos y China", fue una expresión no tanto de la posibilidad de coexistencia pacífica que sin duda vienen de ser separados por 10,000 km de agua, sino parte de la idea de que el Pacífico occidental era un legítimo ámbito de influencia chino.

Y si las palabras de Xi, que repite al secretario de estado John Kerry en Beijing en el mes de julio, parecen implicar simetría entre los países, China sabe que, de hecho, tiene varias ventajas asimétricas. Por un lado, es un actor unitario que puede manejar las cuñas entre Estados Unidos y sus aliados en la región. Hugh White, un académico Australiano, sostuvo en un artículo reciente que, incluso si amenazara a otros países asiáticos con la fuerza, "China se enfrenta a América con la disyuntiva de desertar de sus amigos y luchar contra China".

Disputa territorial, Imagen The Economist http://brightcove01.brightcove.com/5/1153191510001/201408/3707/1153191510001_3740232624001_VIDEO2--2-.jpg?pubId=1153191510001

Las fuerzas armadas de China son mucho menos capaces que las de Estados Unidos. Pero China goza de la ventaja al estar en casa. Estados Unidos puede dominar estos mares sólo a través de operaciones navales y aéreas. Si los misiles antibuques de China que presentan una grave amenaza para este tipo de operaciones, pueden reducir en gran medida la capacidad de los Estados Unidos para ejercer su poder, sin que China tenga que desarrollar una flota por sí misma, que es muy remoto dada su propia capacidad. Por lo tanto, las fuerzas militares de las dos partes no son tan desequilibradas como uno podría pensar por el simple conteo de grupos de portaaviones (de los cuales China está construyendo su primero, mientras que Estados Unidos tiene diez, cuatro de ellos en el Pacífico).

China también cree que hay una asimetría de voluntad. Ve un Estados Unidos cansado de la guerra, poco probable que derrame sangre y dinero defendiendo rocas deshabitadas sin importancia estratégica directa. América habla fuerte, pero su garrote seguirá estando sin esgrimirse. La gente de China, por otra parte, tiene sus opiniones no sólo por la propaganda sino también por un nacionalismo que requiere de escaso aliento, ve la proyección de poder de China en los mares muy favorablemente. Y su complejo militar-industrial anhela ser pagado para construir más grandees y mejores garrotes propios. Incluso si los líderes del partido quisieran triunfar en su deseo de un crecimiento pacífico y permanecer dentro del derecho internacional, la forma en que se forma el espíritu de su país necesariamente no se los permite.

Esto es especialmente cierto cuando se trata de Japón, el país que asumió el papel de potencia regional en Asia cuando China se disminuyó en el siglo 19, y con el que las relaciones siempre serían muy irritantes. La virulenta propaganda contra los japoneses en los medios de comunicación chinos no es necesario sea oficial; el sufrimiento chino de Japón por la cruel ocupación es bien recordado. El Japón es un chivo expiatorio útil para distraer la atención de las deficiencias del Partido. Los líderes de China tienen preocupaciones legítimas en materia de seguridad y el derecho a solicitar un mayor papel en la comunidad internacional para su país, pero, obsesionados con su propia narración de victimismo, ellos no ven que ellos mismos se están convirtiendo en los agresores de Asia.

EL DESAFÍO DEL CAMBIO

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EL entusiasmo público subraya el hecho de que la creciente asertividad China no es solamente una cuestión de relaciones fuera de sus fronteras. "Cada vez que veo un cambio en la política exterior, siempre me pregunto, " ¿qué está pasando en el país? ". " dice Joseph Fewsmith de la Universidad de Boston. Xi está purgando a sus rivales, tapando la corrupción y, muchos esperan, empuje duras reformas económicas y financieras; algunas distracciones de relaciones exteriores le podrían venir bien.

Consolidar su poder en casa y arrojar su peso al extranjero están vinculados, pero no marca el regreso a la arrogancia imperial de insuflado total y váyanse a casa de la época Macartney. Los chinos saben que ahora hay cosas que ellos quieren más allá de sus fronteras - las ideas, así como los mercados, las materias primas y las inversiones - y ellos se han integrado muy bien, aunque a veces de mala gana, en muchas organizaciones internacionales. De no comprender la visión del mundo westfaliano, China se ha convertido en un devoto, viendo la manera de mirar el mundo en el que se piensa, como un estado muy grande entre los pequeños estados, que tiene ventajas naturales. Ha aceptado la igualdad de sus gobernantes con los reyes de los países foráneos, aunque no necesariamente la idea de que debería haber leyes que obliguen a todos los príncipes.

Sin embargo, esos gobernantes no han aceptado, y no pueden aceptar, la igualdad con los que gobiernan en casa. La China maoísta creó un estado fuerte y una sociedad débil. Ahora que ha estado fuerte tiene que hacer frente a una sociedad cada vez más fuerte, también, en los que los individuos tienen nuevas formas de expresarse sobre todo tipo de cosas, incluyendo la necesidad de gobierno más responsable. Los gobernantes de China creen que el país no puede mantenerse junto sin un partido único tan firme como un emperador (y puede que tengan razón); un número cada vez mayor del pueblo (y de muchos sinólogos extranjeros) cree que no puede ser totalmente moderno en la medida en que exista un gobierno de partido único.

Tanto las aspiraciones de los enriquecidos y los resentimientos de los oprimidos están en juego. En las regiones occidentales, las áreas musulmanes y tibetanas están constantemente sacudida por disturbios. En el Este más próspero del país, el convenio de la Plaza Tiananmen - no te metas en política y puedes hacer lo que quieras - se deshilacha, y la indignación pública contra la corrupción, la contaminación y otros problemas crece con más estruendo No obstante, en lugar de permitir más participación popular formal y avanzar hacia el imperio de la ley, los líderes de China permiten menos participación a la vez que reprimen a los libre pensadores, creyendo que el hecho de llevar a cabo una verdadera reforma estructural es más peligroso que no hacerlo. De hecho lo opuesto podría ser la verdad. Las profundas fisuras en el país serán cada vez más difíciles de disimular con la mera prosperidad.

No se trata solamente de tratar de que aplacar el público en casa con arrogancia en el extranjero haga que sea aun más difícil para China conseguir aliados y respeto. Hay un problema más profundo. Muchos países de todo el mundo admiran y le gustaría emular, el antidemocrático pero eficaz método que China ha logrado en décadas de crecimiento. Si la política interna de China se ve menos estable, algo de ésta admiración decaerá. E incluso si las cosas se pueden mantener unidas, por el momento, la admiración por China no se traduce en afecto a ella, o en un sentido de causa común. Económica y militarmente, China ha recorrido un largo camino para recuperar la centralidad en Asia que tuvo a través de gran parte de la historia. Intelectual y moralmente, no lo ha hecho. En los viejos tiempos, mantuvo un "soft power" tan fuerte, según William Kirby de la Universidad de Harvard, en el sentido de que "los vecinos se convertían a si mismos". Ahora, el Sr. Xi puede saber cómo hacerse valer y cómo hacerse temer, en casa y en el extranjero. Pero sin la habilidad de ejercer un mayor poder de atracción, también, esa fuerza siempre tenderá a desestabilizar.

Sí China pudiera resolver su crisis de identidad y, una vez más convertirse en una atractivo civilización en lugar de solo un modelo de desarrollo envidiable, estaría en mucho mejor posición para hacerse respetar y la influencia que desea. Pero es difícil que ocurra a menos que el partido le de más poder a su pueblo, y el Señor Xi ha dejado claro que no va a ocurrir en su gobierno. El peligro es que China buscará un mayor poder en el mundo como un sustituto a los cambios en casa. Si falla en hacer esos cambios, su poder global seguirá buscando huecos, poco atractivo y amenazante, y sus vecinos seguirán aferrándose al Tío Sam.

China ya no es el "loco, primer hombre de guerra" descrito por Mccartney en 1793. A pesar de sus muchos problemas, es una nave más moderna y elegante. Por más de 200 años, a través de mucho dolor y sufrimiento, ha transformado el núcleo de su identidad, transformándose de una potencia hacia adentro y hacia atrás a una exterior y hacia adelante. Desde 1978, ha demostrado resolución flexible y esgrimidora en su constante búsqueda de la riqueza y el poder. Ahora, esos objetivos están al alcance y China está a un paso de la grandeza. Las próximas décadas pueden resultar las más difíciles de todas.

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Foto The Economist, http://cdn.static-economist.com/sites/default/files/20140823_esp222_edit.jpg?1408619603

COLOFÓN

MATTHEW BOULTON, socio de James Watt en el desarrollo de la máquina de vapor y uno de los más grandes industriales del siglo 18 , no tuvo ninguna duda acerca de la importancia de la primera embajada de Gran Bretaña en la corte del emperador chino. "Concibo", escribió James Cobb, secretario de la Compañía de Indias Orientales, "que la presente ocasión sea la más favorable que nunca ha ocurrido en la introducción de nuestras manufacturas en el mercado más extenso del mundo."

A la luz de esta gran oportunidad, sostuvo, la misión de 1793 a Pekín de George Macartney , debe tomar una "muy amplia selección de especímenes de todos los artículos que fabricamos tanto para adorno y como uso." Al mostrar una selección tal al emperador, a la corte y al pueblo, la embajada de Macartney aprenderá lo que los chinos quieren. Las fábricas de Boulton Birmingham , junto con las de sus amigos en otras industrias, y establecerá la producción de esos deseos en volúmenes inauditos en beneficio de todos.

Las cosas no resultaron así. El emperador aceptó los regalos de Mccartney, y le gustaron bastante algunos de ellos - un modelo de Soberano Real, el primer hombre de guerra, parecieron particularmente capturar su fantasía - pero entendió la totalidad de la transacción como un tributo, no como intercambio comercial. La corte vio la visita de los representantes del Rey Jorge, algo similar en su tipo a la que el emperador vía el Ministerio de rituales enviaban de Corea y de Vietnam para expresar su respeto y devoción al Gobernante de Todos bajo el Cielo. (Las relaciones con los menos sofisticados extranjeros del interior de Asia eran responsabilidad de la Oficina de asuntos de bárbaros exteriores.)

Embajada a Pekín China 1793 de George Macartney, Imagen The Economist, http://brightcove01.brightcove.com/5/1153191510001/201408/3586/1153191510001_3742086985001_20140821-china-rise-raw-new.jpg?pubId=1153191510001

El emperador por lo tanto no tomó ninguna de las sugerencias escandalosas de Macartney como que el Hijo del Cielo y el rey George eran percibidos como iguales. Él se profesó feliz del tributo de Gran Bretaña, aunque en cierto modo debe haberse extrañado que viniera de vasallos desde tan lejos. Pero no lo vio como el inicio de una nueva relación comercial: "Nunca hemos valorado los artículos ingeniosos, ni tampoco tenemos la más mínima necesidad de las manufacturas de su país… yo no aprecio las curiosidades y la capacidad de ingenio de sus artículos". La petición de Mccartney, que más puertos de China se abrieran al comercio (la Compañía de las Indias Orientales se había limitado a Guangzhou, conocida entonces como Cantón) y que un almacén fuera instalado en Beijing, fue rotundamente rechazada. China en ese momento no rechazaba el mundo exterior, como lo hizo Japón. Se conectaba con bárbaros en todos los frentes. Sólo que falló en ver que había mucho que ofrecer.

En retrospectiva, podría haber sido aconsejable un mayor interés en materia del extranjero. China no era consciente de que una revolución económica, tecnológica y cultural estaba teniendo lugar en Europa y que se sentía en todo el resto del mundo. El incremento subsecuente del capitalismo colonial sería el mayor reto que enfrentaría. El imperio chino que Macartney visitó había sido (a pesar de unos periodos de colapso y de invasión ) la entidad política más poblado del planeta y la economía más rica de la mayor parte de los dos milenios. En los dos siglos siguientes todo esto sería revertido. China sería semi-colonizada, humillada, depauperada y desgarrada por la guerra civil y la revolución.

Ahora, sin embargo, el país se ha convertido en lo que Macartney buscaba: un mercado relativamente abierto que quiere mucho al comercio internacional. Para apropiarse de Boulton, las últimas dos décadas han visto las condiciones más favorables que nunca han ocurrido para la introducción de productos manufacturados de China hacia los mercados más extensos del mundo. Eso ha traído a China una notable prosperidad. En términos de poder adquisitivo está a punto de retomar su lugar como la mayor economía del mundo. Aun es el hogar de cientos de millones de sumidos en la pobreza, y también es una nación de aeropuertos Norman Foster y brillantes plantas solares del siglo 21. Se ha desplegado en la cara de la luna, y espera enviar a gente que la siga.

Y ahora es una nación que quiere algunas cosas mucho. En general, sabe lo que son estas cosas. En casa su gente quieren un crecimiento continuo, sus líderes la estabilidad que el crecimiento puede comprar. En la fase internacional la gente y el Partido Comunista quiere una nueva deferencia y la influencia que corresponda a la estatura de su nación. Así, China quiere que la dispensación actual permanezca igual - quiere las condiciones que lo han ayudado a crecer permanezcan - pero al mismo tiempo quiere que se conviertan en algo más.

Afinar esta necesidad de que cambien las cosas aunque permanezcan igual sería una tarea difícil en cualquier circunstancia. Se hace más difícil por el hecho de que el liderazgo leninista de China ya está gestionando una enorme contradicción entre el cambio y la estasis en casa, ya que trata de mantener su control sobre una sociedad que se ha transformado socialmente casi tan rápido como ha crecido económicamente. Y se hace más peligroso por el hecho de que China está llena de una forma beligerante de nacionalismo y gobernada por hombres que responden a cada ligera amenaza percibida con una autoafirmación desproporcionada.

El colapso de la post-perestroika de la Unión Soviética enseñó a los líderes de China no sólo los peligros de la reforma política, sino también una profunda desconfianza de América: ¿los socavaría a ellos después? Xi Jinping, el presidente, se ha asustado por el caos desatado por la primavera árabe. Parece que quiere tratar de limpiar al partido por dentro para que pueda seguir gobernando mientras se niega cualquier noción de pluralidad política o de un poder judicial independiente. Esa consolidación está influyendo en la política exterior de China.

China está construyendo pistas de aterrizaje en las islas en disputa en el Mar Meridional de China, mueve las plataformas petroleras en aguas en disputa y la redefinición de su espacio aéreo sin ningún programa claro para convertir tal afirmación en el estado reconocido que ve como su causa. Esto preocupa a sus vecinos, y causa problemas a los Estados Unidos. Armar el deseo de China de volver a establecerse (sin ser totalmente claro lo que eso implica) y la determinación de Estados Unidos de no dejar que ese deseo interrumpa sus intereses y los de sus aliados (sin ser claro acerca de cómo responder), usted tiene el tipo de rivalidad que puede ser muy peligroso en verdad mal definido. Shi Yinhong, de la Universidad de Renmin en Beijing, uno de los más eminentes comentaristas de la política exterior de China, dice que, hace cinco años, estaba seguro de que China podría crecer en paz, ya que dice que quiere. Ahora, dice, no está tan seguro.

Foto The Economist

Traducido y adaptado de The Economist, China's Future.

Glosario

Confucio (551-479 aC) fue un maestro chino, editor, político y filósofo del período de Primavera y Otoño de la historia china. La filosofía de Confucio enfatizó la moralidad personal y gubernamental, la corrección de relaciones sociales, la justicia y la sinceridad. Sus seguidores compitieron con éxito con muchas otras escuelas durante la era de pensamiento de las Cien Escuelas sólo para ser suprimidas a favor de los Legalistas durante la dinastía Qin. Después de la victoria de Han sobre Chu tras el colapso de Qin, los pensamientos de Confucio fueron sancionados oficialmente, pero se desarrollaron aún más en un sistema conocido como el Confucianismo.

El Tratado de Nanking (Chino: 南京 條約), llamado formalmente el Tratado de Paz, Amistad y Comercio entre Su Majestad la Reina de Gran Bretaña e Irlanda y el Emperador de China, fue firmado el 29 de agosto 1842 para marcar el final de la Primera Guerra del Opio (1839-1842) entre el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda y la Dinastía Qing de China. Fue el primero de los tratados desiguales contra los chinos, ya que Gran Bretaña tenía ninguna obligación a cambio.

Hong Kong (chino: 香港), alternativamente conocido por sus siglas HK, es una ex colonia británica y actualmente es una región administrativa especial de la República Popular de China, encerrada por el delta del río Perla y el Mar del Sur de China. Hong Kong es conocido por su horizonte expansivo y puerto natural profundo, y con una superficie de 1,104 km2 (426 millas cuadradas) y una población de más de siete millones de personas, es una de las zonas más densamente pobladas del mundo. La población de Hong Kong es el 93.6% de origen chino y el 6.4% de otros grupos. La mayoría habla cantonés de Hong Kong, que se origina principalmente del Cantón vecino (ahora Guangdong) provincia, de la que muchos de ellos huyeron para escapar de las guerras y del régimen comunista de China desde la década de 1930 hasta la década de 1960.

Maoísmo, el pensamiento de Mao Zedong (chino simplificado: 毛泽东 思想, chino tradicional: 毛澤東 思想, pinyin: Mao Zedong Sīxiǎng), es una teoría política que se deriva de las enseñanzas del líder político chino Mao Zedong (1893-1976). Sus seguidores, conocidos como maoístas, para abreviar, lo consideran como una forma anti-revisionista del marxismo-leninismo. Desarrollado durante los años 1950, 1960, y hasta las reformas de Deng Xiaoping, se aplicó extensamente para guiar la ideología del Partido Comunista de China (PCCh), y guiar los movimientos revolucionarios de todo el mundo. La moderna tradición intelectual china del siglo XX se define por dos conceptos centrales, la iconoclasia y el nacionalismo. La primera es el anti confusionismo, la segunda el nacionalismo y el recurso del marxismo. Sosteniendo que "el Poder nace del fusil", el pensamiento de Mao hace hincapié en la "lucha revolucionaria de la gran mayoría de la gente contra las clases explotadoras y sus estructuras de Estado", que Mao calificó de una "guerra popular". La movilización de una gran parte de la población rural a la rebelión contra las instituciones establecidas por la participación en la guerra de guerrillas, el pensamiento de Mao se centra en "cercar las ciudades desde el campo". Poco después de la muerte de Mao en 1976, Deng Xiaoping inició las reformas de mercado socialista de la República Popular de China (PRC) en 1978 a partir del cambio radical de la ideología de Mao en la República Popular China. A pesar de que el pensamiento de Mao sigue siendo nominalmente la ideología del Estado, la amonestación de Deng a "buscar la verdad de los hechos" significa que las políticas estatales son juzgados por sus consecuencias prácticas; el papel de la ideología en la determinación de la política, en muchas áreas, por lo tanto se ha reducido considerablemente. Deng también separa a Mao del maoísmo, dejando claro que Mao era falible y por lo tanto que la verdad del maoísmo proviene de la observación de las consecuencias sociales en lugar de mediante el uso de citas de Mao como si fueran las Sagradas Escrituras, como se hizo en la vida de Mao. Maoístas Contemporáneas de China critican las desigualdades sociales creadas por el Partido Comunista revisionista.

La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS), también llamada la Ley de la Convención del Mar o la Ley del Tratado del Mar, es el acuerdo internacional que resultó de la tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS III), que tuvo lugar entre 1973 y 1982, la Ley de la Convención del Mar define los derechos y responsabilidades de las naciones con respecto a su uso de los océanos del mundo, el establecimiento de directrices para las empresas, el medio ambiente y la gestión de los recursos naturales marinos. La Convención, concluido en 1982, reemplazó cuatro tratados de 1958. CONVEMAR entró en vigor en 1994, un año después de Guyana se convirtió en la nación 60a a firmar el tratado. A partir de agosto de 2013, 165 países y la Unión Europea se han unido a la Convención. Sin embargo, no está claro en qué medida la Convención codifica el derecho internacional consuetudinario. Los Estados Unidos se opusieron a las disposiciones de la Parte XI de la Convención sobre varios fundamentos, argumenta de que el tratado es desfavorable a los intereses económicos y de seguridad de Estados Unidos y de otras naciones por igual. Debido a la Parte XI, los Estados Unidos se negó a ratificar la UNCLOS, aunque ratificó las demás disposiciones de la Convención. La Parte XI de la Convención establece el régimen relativo a los minerales en el fondo del mar fuera de las aguas territoriales de cualquier Estado o de la ZEE (Zonas Económicas Exclusivas). Se establece que la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA) es para autorizar la exploración y explotación de los fondos y recolectar y distribuir la imagen de la minería de los fondos marinos. Por supuesto que China desea también aprovechar esta coyuntura, aunque si firmo el tratado.

Macartney: Después de haber sido creado conde Macartney en la dignidad de par de Irlanda (1792), fue nombrado el primer embajador de Gran Bretaña a China, tras el fracaso de una serie de embajadas anteriores, incluyendo la de Cathcart. Lideró la Embajada Macartney a Beijing en 1792 con una gran delegación británica a bordo de un buque de guerra de 64 cañones, HMS Lion. La embajada en última instancia no tuvo éxito en su objetivo principal de abrir el comercio con China, aunque se lograron numerosos efectos secundarios, incluyendo la evaluación de primera mano de la fuerza del imperio chino. La no obtención de concesiones comerciales no se debió a la negativa de Macartney a doblegarse ante la presencia del emperador Qianlong, como se cree comúnmente. Probablemente se describa mejor más neutral como resultado de competir dos visiones del mundo que eran sin comprenderse e incompatibles. China creía que era el imperio mundial pero Inglaterra lo era. Después de la conclusión de la embajada, Qianlong envió una carta al rey Jorge III, que explica en mayor profundidad las razones de su negativa a conceder las peticiones de la embajada. La Embajada Macartney es históricamente significativa porque marcó una oportunidad perdida por los chinos para avanzar hacia algún tipo de acomodo con Occidente. Este fracaso continuaría afectando a la dinastía Qing, ya que se encontró con el aumento de las presiones extranjeras y disturbios internos durante el siglo 19.

Notas

(a) China y México hacen esfuerzos para un fondo de inversión, con la aprobación del Export-Import Bank de China de una línea de crédito por 500 millones de dólares al Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext) de México. Asi, dice el gobierno mexicano avanzan en la construcción de una "agenda en materia de inversión mutuamente benéfica".

Otras Lecturas

China: Siempre China en https://sites.google.com/site/ernestogmsite/articulos-y-ensayos/economic-and-marketing-research/china-siempre-es-china

LA RELACIÓN CONESTADOS UNIDOS EN 2021

Para Beijing, la solución para gestionar las relaciones con Estados Unidos siempre ha sido la vinculación de temas. La cooperación china en cuestiones desde el acceso al mercado interno hasta la resolución de conflictos en el extranjero se aprovechó contra Estados Unidos para obtener compromisos en áreas que China considera críticas, como Taiwán, Xinjiang, Tíbet y los derechos humanos.


El quid pro quo prevaleció tanto durante cuatro décadas que Beijing comprendió que siempre se podía negociar. Para China, un toma y daca bilateral es el estado predeterminado de las relaciones entre Estados Unidos y China. Cuando la administración Biden introdujo un marco que compartimentaba estos temas, la reacción china fue el cierre.


La implicación de este choque es doble. Primero, para China, la naturaleza general de la relación se ha agriado a nivel estratégico. Por lo tanto, según se piensa, cualquier cooperación a nivel táctico solo beneficiará a los estadounidenses. Incluso cuando esa cooperación redunde en el interés de China, China no le daría la satisfacción a Estados Unidos.


Esta percepción china es evidente más recientemente en su manejo del tema del cambio climático y Afganistán.


Aunque Pekín reconoce la necesidad de actuar sobre el calentamiento global y acordó dejar de construir nuevas centrales eléctricas de carbón en el extranjero, utilizó el marco de la ONU para anunciarlo en lugar de un escenario bilateral entre Estados Unidos y China. Hacer lo último le habría dado una victoria a Biden.


En Afganistán, China podría haber respondido al llamado de Estados Unidos a la cooperación en materia de estabilidad y asistencia humanitaria. En cambio, Beijing lo evitó deliberadamente y eligió un compromiso unilateral con los talibanes.


La segunda implicación es que el enfoque compartimentado elimina el interés de China en la cooperación táctica que podría beneficiar a China. El listón de la cooperación se ha elevado extremadamente alto.


Ni Estados Unidos ni China pueden obligarse mutuamente a aceptar su enfoque. Como tal, el estancamiento continuará.


Si China no está dispuesta a cooperar, Estados Unidos podría tener que abandonar la estrategia eventualmente. Eso empujará la competencia y la confrontación a la primera línea, y puede que no sea la competencia sana y responsable que nadie había imaginado.